domingo, 19 de enero de 2014

EL BLOC DEL CARTERO, Apagones de antaño,./ LA CARTA DE LA SEMANA, UNA HISTORIA DE ESPAÑA ( XVII) / POR FAVOR SILENCIO,James Marsters.

TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO,Apagones de antaño,.

  1. Durante las semanas pasadas, el folletín de la subida del recibo de la luz (en donde el Gobierno, a semejanza del bravucón del célebre ...
     
    Durante las semanas pasadas, el folletín de la subida del recibo de la luz (en donde el Gobierno, a semejanza del bravucón del célebre soneto, se caló el chapeo, requirió la espada... y permitió que las compañías eléctricas nos la clavasen bien clavada) me ha hecho recordar aquellos apagones eléctricos de la infancia, que en mi memoria tienen una aureola mítica, como de eclipse de sol por lo menos.
    Y es que aquellos eran apagones como Dios manda, a diferencia de los que padecemos ahora. Los apagones de hogaño son siempre a traición, sin comunicación previa, y duran solo unos pocos minutos, quizá porque son amagos con los que las compañías eléctricas quieren apercibirnos de que, cuando les pete, pueden dejarnos sin luz durante semanas, si no atendemos sus exacciones. Los apagones de antaño, por el contrario, eran apagones reglamentarios, supervisados por la autoridad gubernativa: se anunciaban con varios días de antelación, y a la gente le daba tiempo a prepararse debidamente, para convertir el apagón en un acontecimiento, puesto que iba a durar varias horas. En los apagones de antaño, por ejemplo, se aprovechaba para descongelar el frigorífico, que ya amontonaba demasiado hielo en las paredes: era una delicia ver cómo aquel pequeño palacio helado empezaba a gotear con ese sonido que tienen los tejados de los países nórdicos cuando llega la primavera; y comprobar cómo los alimentos que dentro de él hibernaban se desentumecían y recuperaban la color, como resucitados por la trompeta del Juicio Final, diciéndonos: «Cómeme, cómeme».
    Claro que lo más emocionante, en las horas previas, era aprovisionarse de velas, esperando el momento en el que el filamento de las bombillas se teñía de un cálido color anaranjado para enseguida morir, como una pavesa que se extingue. Entonces encendíamos las velas y nos paseábamos a oscuras por el piso angosto, que parecía de repen te mansión lóbrega de una dinastía sobre la que hubiese descendido alguna maldición del cielo. Era una aventura pasear por las habitaciones, tan familiares y archisabidas, convertidas de súbito en cámaras acechantes de peligros (las velas que portábamos en la mano tenían el mismo resplandor que en los cuadros de Caravaggio) donde la luz temblona de la vela convertía nuestras propias sombras en gigantes insurrectos que danzaban poseídos por el baile de San Vito del miedo, quebrándose en ángulo recto sobre las paredes, como si los acabasen de decapitar. Y, mientras duraba el apagón, no sonaba el vómito epiléptico del teléfono, ni la radio nos aturdía con su mosconeo de palabras gastadas, ni el televisor podía ejercer sobre nuestras almas puras su hipnosis degenerada.
    El mundo se quedaba ciego y mudo; y bastaba que soplásemos la llama de la vela para que, además, se quedase sin aliento. Y en aquella oscuridad sin resquicios, la vida parecía un dominguillo de alborozo en el que estaban permitidos todos los pecados veniales: el novio podía meterle mano a la novia sin que los futuros suegros se enterasen; los niños en edad escolar podían abstenerse de hacer los deberes sin temor a la reprimenda del maestro; y los viejos podían entrar en la despensa y birlar aquellos dulces que el médico les tenía prohibidos, para después comérselos a hurtadillas, chuperretándolos con fruición.
    El progreso material, satisfaciendo automáticamente nuestras necesidades, nos ha convertido en autómatas regidos por la prisa más estúpida y el más majadero de los ajetreos (que es el de quien se ajetrea sin ton ni son), apartando de nuestra cabeza las inquietudes trascendentes. Aquellos apagones de antaño nos permitían cobrar conciencia del silencio y de la soledad; y, aguzando el oído del alma, llegábamos a descubrir que el silencio podía ser rumoroso y la soledad, sonora, y que el eclipse de las luces podía servir para volvernos, escarmentados y doloridos, hacia quien dijo: «Hágase la luz». Ahora toda esta magia sería imposible, porque mientras durase el apagón nos pondríamos como locos a manipular todos los cacharrines con batería a nuestro alcance, mandando mensajitos y guasás por teléfono, y la luz de nuestras pantallas táctiles suplantaría el resplandor de aquellas benditas velas de esperma.
    Pero aquella era una época en la que, después del apagón, aumentaban los nacimientos. Sospecho que ahora solo aumenten los abortos, según los plazos o los supuestos permitidos por la ley de turno. Cada época tiene sus usos; y los de la nuestra son más bien protervos, aunque ¡por supuesto! muy asépticamente disfrazados de eufórico progreso. 

    TÍTULO:  LA CARTA DE LA SEMANA, UNA HISTORIA DE ESPAÑA (XVII) ,.


    1. Estábamos, creo recordar, en que los dos guapitos que a finales del XV reinaban en lo que empezaba a parecer España, Isabel de Castilla y ...
       Estábamos, creo recordar, en que los dos guapitos que a finales del XV reinaban en lo que empezaba a parecer España, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, lo tenían claro en varios órdenes de cosas. Una era que para financiar aquel tinglado hacía falta una pasta horrorosa. Y como el ministro Montoro no había nacido aún y su sistema de expolio general todavía no estaba operativo, decidieron -lo decidió Isabel, que era un bicho- ingeniar otro sistema para sacar cuartos a la peña por la cara. Y de paso tenerla acojonada, sobre todo allí donde los fueros y otros privilegios locales limitaban el poder real. Ese invento fue el tribunal del Santo Oficio, conocido por el bonito nombre de Inquisición, cuyo primer objetivo fueron los judíos. Éstos tenían dinero porque trabajaban de administradores, recaudaban impuestos, eran médicos prestigiosos, controlaban el comercio caro y prestaban a comisión, como los bancos; o más bien ellos eran los bancos. Así que primero se les sacó tela por las buenas, en plan préstame algo, Ezequiel, que mañana te lo pago; o, para que puedas seguir practicando lo tuyo, Eleazar, págame este impuesto extra y tan amigos. Aparte de ésos estaban los que se habían convertido al cristianismo pero practicaban en familia los ritos de su antigua religión, o los que no. Daba igual. Ser judío o tener antepasados tales te hacía sospechoso. Así que la Inquisición se encargó de aclarar el asunto, primero contra los conversos y luego contra los otros. El truco era simple: judío eliminado o expulsado, bienes confiscados. Calculen cómo rindió el negocio. A eso no fue ajeno el buen pueblo en general; que, alentado por santos clérigos de misa y púlpito, era aficionado a quemar juderías y arrastrar por la calle a los que habían crucificado a Cristo; a quienes, por cierto, todavía uno de mis libros escolares, editado en 1950 (Imprímase. Lino, obispo de Huesca), aseguraba «eran objeto del odio popular por su avaricia y sus crímenes». Total: que, en vista de que ése era un instrumento formidable de poder y daba muchísimo dinero a las arcas reales y a la santa madre Iglesia, la Inquisición, que había tomado carrerilla, siguió campando a sus anchas incluso después de la expulsión oficial de los judíos en 1492, dedicada ahora a otros menesteres propios de su piadoso ministerio: herejes, blasfemos, sodomitas. Gente perniciosa y tal. Incluso falsificadores de moneda, que tiene guasa. En un país que acabaría en manos de funcionarios -el duro trabajo manual era otra cosa- y en tales manos sigue, el Santo Oficio era un medio de vida más: innumerables familias y clérigos vivían del sistema. Lo curioso es que, si te fijas, compruebas que Inquisición hubo en todos los países europeos, y que en muchos superó en infamia y brutalidad a la nuestra. Pero la famosa Leyenda Negra alimentada por los enemigos exteriores de España -que acabaría peleando sola contra casi la totalidad del mundo- nos colocó el sambenito de la exclusiva. Hasta en eso nos crecieron los enanos. Leyenda no sin base real, ojo; porque el Santo Oficio, abolido en todos los países normales en el siglo XVII, existió en España hasta avanzado el XIX, y aún se justificaba en el XX: «Convencidos nuestros Reyes Católicos de que más vale el alma que el cuerpo», decía ese libro de texto al que antes aludí. De todas formas, el daño causado por la Inquisición, los reyes que con ella se lucraron y la Iglesia que la dirigía, utilizaba e impulsaba, fue más hondo que el horror de las persecuciones, tortura y hogueras. Su omnipresencia y poder envenenaron España con una sucia costumbre de sospechas, delaciones y calumnias que ya no nos abandonaría jamás. Todo el que tenía cuentas que ajustar con un vecino procuraba que éste terminara ante el Santo Oficio. Eso acabó viciando al pueblo español, arruinándolo moralmente, instalándolo en el miedo y la denuncia, del mismo modo que luego ocurrió en la Alemania nazi o en la Rusia comunista, por citar dos ejemplos, y ahora vemos en las sociedades sometidas al Islam radical. O, por venir más cerca, a lo nuestro, en algunos lugares, pueblos y comunidades de la España de hoy. Presión social, miedo al entorno, afán por congraciarse con el que manda, y esa expresión que tan bien define a los españoles cuando nos mostramos exaltados en algo a fin de que nadie sospeche lo contrario: La fe del converso. Añadámosle la envidia, poderoso sentimiento nacional, como aceituna para el cóctel. Porque buena parte de las ejecuciones y paseos dados en los dos bandos durante la guerra civil del 36 al 39 -o los que ahora darían algunos si pudieran- no fueron sino eso: nuestra vieja afición a seguir manteniendo viva la Inquisición por otros medios. 
       
      TÍTULO:  POR FAVOR SILENCIO,.James Marsters,.

      James Marsters-foto,.

      James Marsters
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      Nombre real James Wesley Marsters
      Nacimiento Bandera de los Estados Unidos Greenville, California, Estados Unidos
      20 de agosto de 1962 (51 años)
      Familia
      Cónyuge Patricia Rahman(2010 - )
      Hijo/s Sullivan (1996)
      [http://James Marsters Sitio Official Sitio oficial]
      Ficha en IMDb
      James Wesley Marsters (n. Greenville, California, Estados Unidos; 20 de agosto de 1962) es un actor y músico estadounidense, principalmente conocido por su papel del rubio vampiro Spike, en la serie de Televisión, Buffy, la cazavampiros y en su spinoff 'Angel'. También interpretó a Milton Fine (Brainiac) en la serie de televisión Smallville y a Piccolo en la película Dragonball Evolution.

      Biografía

      Se crió en la ciudad de Greenville. Es hijo de James Williams, pastor protestante y Margaret Lynn, trabajadora social. Tiene una hermana mayor, Susan (1960), y un hermano pequeño, Paul (1964).
      Desde pequeño quería ser actor. En el cuarto curso él interpretó a Eeyore en Winnie the Pooh. James se unió al grupo de teatro en el Instituto Davis, que actúa en muchas obras incluyendo musicales. Después de graduarse, Marsters estudió en el 'Pacific Conservatory of the Performing Arts' de 1980 a 1982, y en el 'Juilliard Drama School' de 1982 a 1984.
      En una intervención en 'Loveline', un programa de radio a principios de 2003, él habló muy negativamente sobre la escuela y su experiencia en Juilliard, del cual básicamente dijo 'me dieron patadas'. También dijo que ellos no estuvieron preocupados sobre ser amables y que eso 'no era una escuela de interpretación, más bien era una escuela de discursos'.
      Además de su faceta como actor, Marsters es cantante y forma parte de un grupo musical llamado Ghost of The Robot.
      El intérprete californiano ha estado casado con Liane Davidson. Fue novio de Brianna Lonewig, Liz Stauber y Alison MacInnis. En julio de 2010 se casó con Patricia Rahman. Además tiene un hijo llamado Sullivan, nacido en 1996.

      Carrera

      Marsters se fue a Chicago donde su primer trabajo profesional fue con el papel de Ferdinand en 'la Tempestad' en el 'Goodman Theatre' en 1987. En esta producción, lo hicieron rodar desnudo atado a una rueda. Él también apareció con empresas de Chicago conocidas como el 'Northlight Theatre' y el 'Bailiwick Repertory Theatre' y con su propio grupo, el 'Genesis Theatre Company'. Marsters fue nominado en los premios 'Joseph Jefferson Awards' por su papel de Robespierre en el drama de seis horas 'Incorruptible: The Life, Death and Dreams of Maximilian de Robespierre' en 1989.
      En 1990, Marsters se fue a Seattle y, con Liane Davidson y Gregory Musick, formó el 'New Mercury Theatre', antes llamado Orson Welles. En esta y otras empresas, Marsters estuvo implicado en una amplia gama de proyectos, incluyendo 'Teechers' (una producción británica de John Godber), y 'Antigone' (de Jean Anouilh), y un trabajo original basado en los libros del 'Dr. Seuss' y 'Misalliance' (de George Bernard Shaw).
      En 1992 Marsters consiguió su primer trabajo de interpretación de televisión en 'Northern Exposure', un espectáculo que fue estrenado cerca de Seattle, en que él apareció en dos episodios, como un botones y un sacerdote. Él ha hecho apariciones de invitado por televisión en la serie 'Andrómeda', así como las películas independientes 'Chance' (2002), 'Winding Roads' (1999), y en 2005 en la película 'Cool Money'. En 1999 Marsters tuvo un pequeño papel en la nueva versión de 'House on Haunted Hill' como un operador de TV. Durante noviembre de 2005, Marsters filmó una película de suspense, Shadow Puppets, con 'Jolene Blalock'.

      Marsters como "Spike"

      Fue notable y aclamada su aparición como Spike en la serie de televisión Buffy, la cazavampiros, apareciendo por primera vez en la segunda temporada, donde atrajo la atención del gran público. La respuesta inmediata de los fans impidió que su personaje muriese, que era la idea original. Por ello, él participó en todas las demás temporadas de la serie. Cuando interpretaba a Spike en Buffy, la cazavampiros, no podía ir a la playa para evitar broncearse. Spike se convirtió en un personaje fijo en la cuarta temporada, y permaneció así hasta el final de la serie. Después del final de Buffy, la cazavampiros, Marsters interpretó a Spike en el Spinoff de Buffy, la cazavampiros, "Angel". En abril de 2004, después del final de "Angel", James Marsters, que tenía en el contrato cuando hacía el papel de Spike el deber de tener el pelo blanqueado, se lo afeitó en el programa "On Air with Ryan Seacrest". Él se inspiró para su acento inglés de Spike en Anthony Stewart Head, quien interpretaba al bibliotecario y vigilante Giles. Aparte del papel que interpretó, Marsters también escribió un cómic, Buffy the Vampire Slayer: Spike and Dru'.

      Otros trabajos

      Marsters también ha narrado los libros interactivos para "Los archivos de Dresden" producido por 'Buzzy Multimedia', una serie de novelas policíacas con una inclinación sobrenatural. El tercer audio en la serie, "Grave Peril", fue lanzado al mercado en marzo de 2005 y Marsters es contratado para relatar el cuarto en la serie, "El Caballero De verano", en 2006. Más tarde en 2005, Marsters apareció en la serie de televisión Smallville como el Doctor Milton Fine, más conocido como Brainiac, en ocho episodios de la quinta temporada de la serie. En la séptima temporada él volverá a ser persona normal.
      El 29 de octubre de 2005, Marsters presentó dos funciones de su propia adaptación abreviada de Shakespeare, "Macbeth" con la actriz americana Cheryl Puente como Lady Macbeth, seguida de la pregunta y sesiones de respuesta con la audiencia y conciertos acústicos en Londres.
      En septiembre de 2006, la propia interpretación de Marsters de "Teechers" de Godber fue realizada en el Queen Mary con otros dos actores en Los Ángeles. Esta producción recibió la aclamación crítica como actor teatral antes de su trabajo en televisión. Marsters co-protagonista en la filmación cinematográfica de 2007, "P.S, I Love" junto a Kathy Bates, Hilary Swank, y Gerard Butler.
      El 19 de junio de 2007, él confirmó en su sitio web que él será protagonista junto a John Barrowman en un episodio de la serie "Torchwood" spinoff de "Doctor Who". El 15 de agosto de 2007, Marsters dijo en su sitio web que él se unió al cartel de "Sin Rastro" como el Detective Mars, un papel que se repite con la posibilidad de hacerse regular. El 18 de septiembre, Marsters anuncia que participará en la película animada, "Superman: El día del juicio final", proporcionando la voz al bandido icónico Lex Luthor. La película recibió críticas, sobre todo positivas, con la mayor parte de los críticos y admiradores que declaran que Marsters y coprotagonista, Adam Baldwin, (quien hizo de Superman) dio el resultado esperado.
      El 26 de septiembre de 2007, Kristin Dos Santos, informadora de E!Online's reveló que Marsters actuará de nuevo en su papel de Milton Fine/Brainiac en la séptima temporada de Smallville, que aparece en cuatro episodios previsto para Enero de 2008. También reprensentó el papel de Piccolo en la película Dragonball Evolution.
      Además de esto ha aparecido recientemente en 2008 en dos episodios de la segunda temporada de Torchwood, el primero y el último, haciendo el papel de antiguo compañero de Jack. Todavía no se ha confirmado su total participación en la tercera temporada

      Carrera musical

      Marsters había tocado en cintas y solo en barras y clubs muchos años y había disfrutado de varias actuaciones exitosas en Los Ángeles, en clubs antes de la formación de la grabación de un disco. Para estas actuaciones, él solo realizó las versiones de clásicos de música rock y música folk de músicos como Tom Waits, Neil Young y Bruce Springsteen. Él cantó varias canciones en el episodio musical de Buffy, la cazavampiros "Once more, with feeling".
      James Marsters dando un concierto el 4 de mayo de 2007.
      En 2003-2004, Marsters fue el vocalista del conjunto rock "Ghost of the Robot". Su álbum de estreno Mad Brilliant fue estrenado el 2 de febrero de 2003. La banda hizo sus primeras actuaciones en Los Angeles y París. Ellos continuaron alrededor de Los Angeles e hicieron dos viajes por Europa en 2003 y 2004. Además del Mad Brilliant, ellos hicieron tres singles ("Valerie", " David Letterman " y "New Man") y también "It's Nothing". Todas estas producciones fueron escritas o co-escritas por Marsters.
      La carrera musical en solitario de Marsters comenzó en octubre de 2004, en Londres. Su solo acústico en el Reino Unido en abril de 2005 fue vendido en el extranjero. Un nuevo álbum solista "Civilized Man" fue estrenado sobre el 15 de abril de 2005. Esto incluye nuevas canciones como "Katie" y "Smile". Él ha interpretado canciones del álbum en vivo en Detroit, Houston y Sacramento. Diez de las once canciones fueron escritas por Marsters.
      Nuevas canciones como solista no incluidas en el álbum pero cantadas en conciertos incluyen "Birth of the Blues", "Finer than Gold", "Louise" y "London City". "Finer than Gold", "London City" y "Louise" fueron compuestas mientras estaba de gira en el Reino Unido en abril de 2005."Birth of the Blues" fue compuesta por Marsters en Ámsterdam en 2004 viajando con su ahora desaparecida banda.
      Durante su miniviaje en octubre de 2005 al Reino Unido, Marsters introdujo otras nuevas canciones a su repertorio: "Button Down Vandals", "Up On Me" y "All That She Wanted". Estas canciones estaban disponibles sólo en la reedición de Words and Music un DVD recopilatorio, que tiene su versión abreviada de "Macbeth" así como canciones suyas en solitario. Durante su concierto de septiembre de 2006, "James Marsters & Friends", Marsters estrenó varias canciones incluyendo "The Truth Is Heavy", "Fall of Night", "Jealous Man" y "Not A Millionaire". Todas estas canciones reflejan su nuevo estilo de música blues y sonido folk. Él también realizó una versión de Keb Mo del clásico "Baby Blue".
      En 2007, Marsters hizo varias veces conciertos en el Reino Unido y estrenó dos nuevas canciones en Cardiff: "Layabout" and "Looking At You". Estas canciones, así como un poco de su trabajo antes no registrado, fuwron estrenadas en el segundo álbum de Marsters, lanzado en Los Ángeles y Cardiff en octubre y noviembre de 2007 respectivamente. El nuevo álbum, Like A Waterfall, incluirá doce canciones. Todas escritas por Marsters, han sido realizadas y registradas en vivo, no en el estudio. Una excepción es "When I Was A Baby", una canción nunca antes tocada en público. Like A Waterfall" es producida por Ryan Shore]y destaca a otros músicos incluyendo Blair Sinta, quien ha trabajado para Alanis Morissette, "Five for fighting". Se desconoce si Marsters realizará otro nuevo disco en directo.




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