sábado, 18 de enero de 2014

PROTAGONISTA,.Naomie Harris: "Tenía que hacer mío el personaje de Winnie Mandela" / REVISTA MUJER HOY MARTINA KLEIN,.

-foto-Naomie ha dado vida en la pantalla a Winnie Mandela,.

Su interpretación de la primera mujer del fallecido Nelson Mandela puede valerle su primer Oscar. Encarnar a una figura tan admirada como odiada ha sido un auténtico reto para la actriz londinense.
Quedaban cinco minutos de película cuando el actor protagonista, Idris Elba, interrumpió el estreno en Londres de “Mandela, del mito al hombre” para anunciar al público y a los invitados estrella (los duques de Cambridge) la muerte del ex presidente sudafricano. El productor Harvey Weinstein describía así el momento a la BBC: “Fue increíble, tan extraordinario y difícil al mismo tiempo. La gente rompió a llorar”.
Idris Elba declaraba poco después: “Qué gran honor ha sido calzarme sus zapatos; retratar a un hombre que desafiaba los cánones, que rompió barreras, que llevó los derechos humanos a la victoria ante los ojos del mundo. Mis pensamientos y mis oraciones están con él y con su familia”. Nada más conocer la noticia, una de las hijas pequeñas de Mandela, que había viajado con una de sus hermanas a Londres para el estreno, buscaba consuelo en los brazos de Naomi Harris, la actriz que interpreta a su madre, Winnie Madikizela- Mandela, exmujer y camarada de lucha de Nelson. Y unas semanas antes en Sudáfrica, era la propia Winnie quien dedicaba las palabras más sentidas a Naomie Harris, alabando su trabajo en la película.
Con una filmografía plagada de peleas (“Piratas del Caribe”), tiros (“Skyfall”), zombies (“28 días después”) y mucha acción, esta es la mejor interpretación en la carrera de la actriz británica. Su nombre y el de Idris Elba ya suenan para los Oscar. De esa candidatura y de su intepretación, hablamos con ella en Londres. 
Mujer hoy. ¿Sintió especial presión por intrepretar a Winnie, un personaje polémico? 
Naomie Harris. Sí, sin duda. No solo por tratarse de una persona viva, sino por ser un un icono. Añade el factor de rodar en Sudáfrica, donde es una figura tan respetada... O quizás sería más preciso decir polarizada: hay gente a la que no le gusta Winnie en absoluto, pero también mucha que la ama con veneración. Todavía se la conoce como la madre de África. Todo esto sumó una carga extraordinaria de presión. Pero mi trabajo consiste en tomar el control y hacer mío el personaje. Tenía que convertir a Winnie en mi creación sin atender a estas voces cruzadas y discordantes.
P. En su trabajo transmite un sentimiento de indignación y enfado perpetuos. ¿Qué le indigna? 
R. Cualquiera de las muchas injusticias que todavía existen, sobre todo en lo referente a la falta de acceso a la educación de tantos y tantos niños. Suena a tópico, pero creo que sigue siendo la base de todos los problemas, no solo por la injusticia que se comete contra ellos, sino contra el futuro de la humanidad. Tantos y tantos genios en potencia que se pierden por el camino, antes siquiera de poder arrancar... Y no hace falta irse hasta Sudáfrica para verlo: por ejemplo, no tener dinero todavía limita el acceso a una educación de calidad.
P. ¿Fue difícil lograr el acento inglés sudafricano tan cerrado? 
R. Sí, fue todo un reto. Trabajé con una “coach” dos horas al día, cinco días a la semana. El acento sudafricano no es solo un acento, es un camino hacia el interior del personaje. Si no lo clavaba, nunca alcanzaría su verdad. Es la forma de expresión de toda una cultura, y revela patrones de pensamiento... Es muy complejo y hay que hacerlo tuyo a la perfección. Tanto Idris como yo tuvimos la suerte de poder trabajar con ella y con otros actores y actrices sudafricanos que nos ayudaron mucho.
P. ¿Prefiere improvisar en escena, es intuitiva, o defi ende el trabajo de estudio y repetición? 
R. Siempre hay que estudiar muy bien el guión. Pero cuando piso el rodaje, entra en juego el instinto, estar receptiva a lo que los otros actores te lanzan, lista para ese juego. Por otro lado, tu idea del personaje puede cambiar con las circunstancias del rodaje. Soy muy empollona, siempre lo he sido, pero como actriz tengo que estar preparada para rebobinar y olvidar lo aprendido.
P. En esa misma búsqueda de la verdad, el director Justin Chadwick insistió en contratar como extras solo a sudafricanos.
R. Desde luego, y aportaron esa dosis de autenticidad tan necesaria... Estaban tan dentro de la película, vivían las escenas tan intensamente, que se emocionaban (y nos emocionaban) de un modo totalmente real. También era genial cómo se acercaban entre tomas para compartir con nosotros historias personales de su pasado. ¡Y lo hacían llamando a Idris Madiba y a mí Winnie!
P. ¿De verdad? 
R. ¡Sí, hasta nos pedían posar en fotos con ellos, como Mandela y Winnie! Fue muy bonito...
P. Volviendo al personaje de Winnie Mandela, ¿quedó algo olvidado en el guión? 
R. La historia de Madiba y de Winnie es tan grande, tan extraordinaria, tan profunda. Decían que inabarcable... ¿Que si echo de menos algo? Creo que los hitos más significativos están todos en la película. Justin (Chadwick) dice que la biografía de Mandela daría para una serie de 24 episodios. Ha sido un reto contar su historia en 140 minutos. Y creo que lo ha conseguido. Aún sin ser su historia, el arco de mi personaje está narrado de forma muy bella, subrayando todo lo que la ha convertido en la persona que es hoy.
P. Rueda mucho en lugares remotos… ¿Echa de menos Londres? 
R. Una de las razones por las que elegí esta profesión fue la posibilidad de viajar, de verme inmensa en culturas diferentes, beber de ellas y plasmarlo en una pantalla... ¿Cómo conseguir eso si no es viviendo la experiencia de aprendizaje e integración de forma real? Eso sí, debo admitir que cuanto mayor me hago, más trabajo me cuesta dejar atrás a mi familia.
P. El vestuario tiene una importancia vital en la película... 
R. Sí, en especial para Winnie. En el archivo fotográfico de los Mandela, llama la atención lo impecablemente vestida que iba siempre... Creo que la ayudaba a mantener el espíritu y el ánimo altos.
P. ¿Qué piensa usted de la moda? 
R. Cuando era joven, la verdad es que no me preocupaba. No entendía la fascinación por algo como la ropa. Los zapatos tenían que servir para caminar y por tanto ser cómodos, ¿para que hacerlos más o menos bonitos? Solo a través de esta profesión empecé a entender su auténtico valor. Todavía me sorprende el poder de la moda, la forma en que afecta a tu estado de ánimo, y a cómo la gente interactúa contigo... Pero no podrían colgarme la etiqueta de “fashionista”.
P. ¿Y con la cosmética? 
R. Limpio la piel a conciencia, y la hidrato. Esas dos cosas, sumadas a ser feliz, dan una buena fórmula de belleza.
P. Sí, suena bien... 
R. Es más, te diré que por mi trabajo me toca ir mucho a Hollywood, a Los Ángeles, donde veo de cerca mujeres con operaciones de cirugía estética. Quizá en la pantalla funcione mejor, pero de cerca su aspecto no es muy agradable. No es un tópico feminista, las mujeres más guapas que he visto son actrices, muchas de mediana y avanzada edad, que han aprendido a envejecer de forma natural. Si ya es bastante difícil aceptarse uno como es y aprender a querer tu físico, resulta que una vez que lo tienes superado, tu cuerpo y tu rostro empiezan a cambiar... Dios no nos lo puso fácil, ¿verdad? Pero todo vuelve al tema del amor, a aceptarse y quererse a uno mismo, y eso se deja notar en tu aspecto exterior.

MANDELA Y HOLLYWOOD
Entre las personalidades que han pedido a la productora ver “Mandela, del mito al hombre” están Barack Obama, John McCain, Hillary Clinton o Colin Powell. Un reflejo de la importancia que siempre se dio en vida a la última figura clave del siglo XX, y de la expectación de esta su primera película “oficial” (basada en la autobiografía del mismo título). Hace 16 años, el productor Anant Singh leyó el manuscrito de manos del propio Mandela y le aseguró que haría de él una gran película.
En el cine, Mandela ha sido encarnado por Sidney Poitier, Danny Glover, Terrence Howard, Dennis Haysbert y Morgan Freeman. El Mandela de “Invictus”, dirigida por Clint Eastwood, es una gran aportación del séptimo arte. Entre los documentales, destaca “Mandela (Hijo de África, padre de una nación)”, de Angus Gibson y Jo Menel.

TÍTULO:  REVISTA MUJER HOY MARTINA KLEIN,.


La modelo lleva un top de Moca Couture, guantes de Onet's y pantalón de Marni ,.
 
 
La suya es una de las carreras más longevas de la moda española. Ahora cumple 10 años como imagen de Olay, mientras demuestra que por ella los años pasan... de maravilla.
Se puso por primera vez ante una cámara profesional a los 16 años. Ya vivía en Barcelona, adonde sus padres se trasladaron desde Argentina cuando empezó su adolescencia. Se subió a las pasarelas poco después. De Victorio & Lucchino a Alexander McQueen, Martina ¡ha recorrido los desfiles más importantes. Ni Gaudí ni Cibeles habrían sido lo mismo sin ella. Su rostro nos ha sonreído desde todas las portadas y lo sigue haciendo ahora desde la televisión y las vallas de anuncios. Y, durante 20 años, no ha dejado de ser una presencia constante en la vida de las españolas. Una inspiración rubia, de ojos claros, piel ligeramente dorada y enorme sentido del humor, que nos recuerda que se puede ser preciosa, divertida y natural a la vez.
Pero ella se ha planteado otros retos: ha contado chistes (con gracia) en televisión, ha interpretado a damas del Siglo de Oro en el cine, ha presentado programas y ha escrito para periódicos y revistas. Y también puede presumir de ser la imagen de la belleza desde hace ya una década, el tiempo que lleva unida a Olay Total Effects, la línea cosmética de la que es embajadora. Ahora vive en Barcelona con su hijo Pablo, de ocho años, y su pareja, el ex tenista Álex Corretja, con quien, además de llevar una vida feliz, ha descubierto su interés por el ejercicio. Incluso entrenan juntos de vez en cuando.
Mujer hoy. Una imagen vale más que mil palabras, se ha repetido hasta la saciedad. ¿Está de acuerdo? 
Martina Klein. Sí, la imagen, en la sociedad que vivimos, es poderosísima, y que no hay nada que exprese y sintetice tanto un concepto y que llegue a tanta gente como lo visual.
P. ¿Se acostumbra uno a que su rostro se asocie siempre a lo bello? 
R. Por un lado es una bendición, porque he deseado ver mi cara en ese sitio desde hace mucho tiempo. Por otro, asociar mi imagen a lo bello es lo que vengo haciendo desde hace más de 20 años. Y, aunque es cierto que, a partir de los 30, se puede convertir en una esclavitud (porque lo suyo sería dejar que la piel vaya envejeciendo en la intimidad, sin hacer alarde de las arrugas), lo cierto es que sentirse guapa (y estarlo) a medida que cumplimos años tiene más mérito. Y es también un acto de valentía ser abanderada de ello.
P. Y, ¿qué es para usted la belleza? 
R. Son las características que hacen que una persona sea bella, pero no solo agradable de ver, sino de querer y admirar. Una persona es bella cuando lo que dice, lo que piensa, lo que hace, cómo lo hace, cómo se mueve, cómo mira, cómo entiende, cómo escucha... cuando todo eso es bello. La cáscara es solo una capa, y además, descartable.
P. Se levanta por las mañanas, se mira al espejo, ¿qué ve? 
R. Una mujer dormida y una lista de cosas que hacer durante la jornada. Por suerte, cuando me levanto no tengo mucho tiempo para verme y asustarme de lo “fea” que está una cuando se levanta. Toca despertar criaturas, desayunos, cole y compromisos. A media mañana ya puedo mirarme, y según el día, me veo bien.
P. ¿Cómo era su vida hace 10 años? ¿Y cómo es ahora? 
R. Hace 10 años, mi carrera como modelo había llegado a su máximo apogeo, era un buen momento para apartarse y respirar. Mi reloj biológico empezaba a hacer tic-tac y sentía que se acababa una etapa y que empezaba otra llena de posibilidades. Curiosamente, 10 años más tarde siento muchas coincidencias.
P. ¿Cómo ha cambiado su piel en esta década? 
R. La piel a los 20 y a los 30 es fresca y bella de forma natural. Puedes hasta cometer la locura de no cuidarla demasiado... Pero eso, a los treinta y pico, pasa factura. Y, a partir de ese momento, cada gesto cuenta. Entonces toca cuidarla y aceptarla como es. Esa es mi filosofía... de momento. Mi piel es ahora más madura, cuenta más historias, se pliega a mis vivencias y tiene más personalidad. La cuido, pero sin volverme loca. Creo que todo es relativo, y que lo más importante para la belleza de la piel y del alma es vivir.
P. ¿Qué significa para usted ser imagen de Olay Total Effects?
R. Como modelo, ser imagen de una marca de cosmética es la coronación de muchos esfuerzos. Es un premio que perseguimos desde el día que empezamos a trabajar en la moda. El hecho de que sea Olay le da más sentido, porque representa unos conceptos y valores en los que creo. De hecho, son la base de mi forma de encarar el día a día, el lugar que ocupa la belleza en mi escala de valores y, el tiempo y el precio a invertir.
P. ¿Tiene algún truco heredado de su madre o su abuela que siga usando? 
R. De ambas he aprendido la practicidad y el amor por el trabajo. Porque tanto mi madre como mi abuela, que falleció hace unos años, han puesto el trabajo por encima de la obsesión por la belleza, y eso las ha hecho más bellas. Su atractivo radicaba en la fuerza de su presencia, y en la efectividad de su persona.
P. ¿Le preocupa envejecer? ¿Cuál es su “pacto con el diablo”? 
R. Me preocupa envejecer, porque soy mujer y soy coqueta, pero soy también consciente de las cosas que voy ganando también con la edad, y reconozco que en muchos aspectos soy mejor ahora. Procuro cuidarme porque sé que quiero envejecer con control y que no se me escape de las manos. Quiero disfrutar de los momentos importantes, no dejar de proyectar, y mirarme al espejo con satisfacción. Ese es el mejor pacto con la vida.
P. ¿Qué importancia da en su vida a la alimentación y al deporte? 
R. Mis cuidados con la alimentación tiene la importancia justa, sin obsesión, teniendo en cuenta que llevo una dieta equilibrada, sin excesos ni censuras. Sé lo que me sienta bien, lo que me encanta y engorda, y lo que me ayuda a regularme en caso de atracón. A partir de ahí, mientras escucho a mi cuerpo, procuro ser feliz, y la comida tiene mucho que ver en ello. Y con respecto al deporte, desde hace unos años me cuido mucho más. Coincide con la entrada de mi chico en mi vida, con que dejar de fumar engorda, con que a partir de los treinta y tantos hay que cuidarse más. He aprendido a correr, tomo clases de baile, que me divierten una barbaridad, y de vez en cuando me entreno con Álex un poco más fuerte (crossfit y TRX). Hace unos años no hacía nada de esto.
P. ¿Es más difícil cuidarse cuando una mujer tiene niños? 
R. Cuando son pequeños es muy difícil, pero es importante no abandonarse, sobre todo, por nosotras. Incluso con la comida es difícil porque una cena lo que cenan ellos, y eso supone muchas veces comer fritos y pasta por la noche. Es algo que hay que compensar durante el día, porque no creo que sea ni práctico ni saludable para nadie empezar a cocinar varios menús para una sola mesa.
P. ¿Se considera una mujer “multitarea”? ¿Saca tiempo para todo? 
R. Sí, sí y sí. Quiero estar en todo, hacerlo bien y, mientras tanto, estar guapa y sentirme bien conmigo misma. Lucho por ello y, aunque me canse y el humor no acompañe, me siento orgullosa de ser ese tipo de mujer y de vivir en un momento y en un lugar que me permiten serlo.
P. Se dice que las reglas están para saltárselas, pero ¿y las de la belleza? ¿Cuál es su consejo? 
R. Hay muy pocas normas que sirvan para todo el mundo. El respeto y poco más. Lo importante es sacarle partido a la única vida que tenemos. Ser lo mejor que podamos, cuidando siempre lo que hemos construido. Nadie puede decirnos cómo hacer las cosas, así que las reglas las marca una misma. E incluso así, somos libres de desoírlas si nos parece oportuno. La belleza es lo de fuera, pero es también, y por encima de todas las cosas, todo lo demás. Así que los productos tiene que ayudarnos a ser esa mujer, sin obstaculizarnos el proceso.

Sus favoritos 'beauty' 
Confiesa que lo suyo son los productos multitarea, los que solucionan varias cosas a la vez y le ahorran un tiempo precioso.
P. ¿Cuándo comienza su ritual cosmético y en qué consiste? 
R. Comienza por la noche, limpiando la piel antes de hidratarla para ir a dormir. Por la mañana, empiezo por la higiene, vuelvo a hidratar y poco más. Lista para dedicarle mi tiempo a las cosas que importan. Los productos, la limpiadora de Olay, y la hidratación también según el momento. Para invierno, la CC Cream Total Effects de Olay, con un toque de maquillaje, que es hidratante y se aplica como una crema. Para verano, hidratante con protección y, por la noche, contorno de ojos e hidratante de noche. Y cuando tengo un rato libre y ganas de mimarme, una mascarilla hidratante.
P. ¿Qué hay en su neceser, en su tocador y en su bolso? 
R. En mi bolso siempre llevo el tubo de Crema + Serum Total Effects de Olay; en mi neceser, una máscara de pestañas y el Miracle Touch de Max Factor, un colorete en crema que sirve como blush, sombra y gloss.
P. ¿Y cómo cuida su pelo? 
R. Me preocupo por él sin extremismos e intentando ser intensa y efectiva. Tengo en mi ducha la línea fuerza y brillo de Pantene y el Rescate 1 minuto, también de Pantene , que en solo 60 segundos recupera el brillo y el aspecto sano de mi pelo.

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