domingo, 23 de marzo de 2014

22 de marzo: se celebra el Día Mundial del Agua,./ TRABAJO ,En el futuro se trabajará por 600 euros,.

  1. El Día Mundial del Agua se celebra anualmente el 22 de marzo por iniciativa de las Naciones Unidas, como un medio de llamar la atención ...

    Día Mundial del Agua-foto

    Día Mundial del Agua
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    Aproximadamente el 71% de la superficie terrestre está cubierta de agua, aunque aproximadamente el 2% es potable (dulce), y por ello debe conservarse y cuidarse.
    Día de celebración 22 de marzo
    Período de celebración 22 de marzo
    Lugar de celebración Día Internacional
    El Día Mundial del Agua fue propuesto en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo efectuada en Río de Janeiro, Brasil del 3 al 14 de junio del año 1992. Después de la cual, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de diciembre de 1992 la resolución A/RES/47/193 que declaró el 22 de marzo de cada año como Día Mundial del Agua.1

    Día Mundial del Agua, un reto para el medio ambiente y el bienestar humano,.

    La convocatoria de Naciones Unidas se centra este año en las relación de interdependencia entre agua y energía,.

     El sábado 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, este año convocado por Naciones Unidas con el tema principal "el agua y la energía". Miles de actividades en todo el mundo pretenden dar difusión y apoyo a esta iniciativa, especialmente importante para los países y ciudadanos que tienen dificultades para acceder a estos dos elementos básicos para la vida y el bienestar: agua y energía.

    Entre las diversas declaraciones institucionales y personales que se hacen públicas hoy coincidiendo con esta celebración, destacamos el mensaje de Irina Bokova, directora general de la UNESCO.
    "El agua es esencial para la vida, y es el denominador común de todos los retos del desarrollo sostenible. Necesitamos agua para producir alimentos.
    Necesitamos agua para producir energía. Mejorar el acceso al agua significa
    también que millones de niñas puedan ir a la escuela en lugar de tener que andar
    kilómetros para llegar al pozo. Significa mejorar la salud materna, reducir la
    mortalidad infantil, preservar el medio ambiente.

    Debemos entender mejor las complejas interacciones entre recursos que guardan relación entre sí como el agua, la alimentación y la energía. Y debemos reconocer que es imposible ordenar esos recursos de forma sostenible si los tratamos de manera aislada. Toda forma de producción de energía incide en la cantidad y la calidad del agua disponible. Las decisiones adoptadas en un sector repercuten en el otro, para bien y para mal.

    Así, por ejemplo, el informe mundial sobre el agua que hoy se presenta confirma que las poblaciones que carecen de electricidad son las mismas que carecen de agua. Y no es por casualidad: se necesita agua para producir energía y se necesita energía para el saneamiento y el suministro de agua. Ambas son indispensables para el bienestar y para el desarrollo sostenible.

    La sostenibilidad se basa en nuestra capacidad para entender todas estas
    interrelaciones y para formular políticas más adecuadas, capaces de abordar los
    recursos interconectados de forma más integrada. El reto es tanto mayor cuanto que la demanda de agua y de energía aumenta de manera espectacular, en particular en las economías emergentes, donde la agricultura, la industria y las ciudades se desarrollan a un ritmo vertiginoso. Debemos encontrar los medios para garantizar un acceso al agua y a la energía en calidad y cantidad suficientes, de forma sostenible.
    La sostenibilidad depende también de que se mejore la cooperación entre todas
    las partes de que se trata -responsables políticos, científicos y empresas públicas o privadas-, que, a pesar de depender unas de otras, con demasiada frecuencia se ignoran. En 2013 se dieron pasos importantes con el Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua. Asimismo, la iniciativa sobre el saneamiento lanzada por el Sr. Jan Eliasson, Vicesecretario General de las Naciones Unidas, insta a fortalecer la acción colectiva para mejorar la gestión de los desechos y las aguas residuales. La falta de saneamiento acarrea consecuencias catastróficas, especialmente para los niños, y la clave del problema tiene que ver también con la energía.

    En el planeta hay agua suficiente para todos. Lo que aún nos falta es una mejor
    gobernanza y la valentía colectiva para llegar a acuerdos equitativos, que deben
    basarse en los resultados de la investigación y en datos fiables. La UNESCO
    seguirá poniendo sus recursos al servicio de esta causa, en particular nuestro
    Programa Hidrológico Internacional, el Instituto de Delft para la Educación relativa al Agua, los centros y cátedras especializados en el agua, los datos del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos…
    Todos ellos pueden contribuir a fortalecer las capacidades, profundizar la investigación y compartir las buenas prácticas. Juntos podremos integrar mejor el agua y el saneamiento, y el vínculo entre el agua y la energía, como resortes positivos para el desarrollo sostenible.",etc,.


    1. El rostro de Fernando Carmona (Badajoz, 1951) es muy popular para los aficionados al fútbol. Durante diez años fue árbitro en Primera y ...
       
      El rostro de Fernando Carmona (Badajoz, 1951) es muy popular para los aficionados al fútbol. Durante diez años fue árbitro en Primera y colegiado internacional. Pero hace una década 'colgó' el silbato para centrarse en la abogacía, una profesión que le permite tener opinión propia en asuntos relevantes. «Para superar la corrupción hay que mantener una absoluta inflexibilidad en la aplicación de la Ley. No se puede transmitir la idea de que merece la pena engañar y robar».
      -Estos días sólo se habla del Madrid-Barça, ¿pitó algún derbi?
      -Un Barça-Madrid y aunque mucha gente me tenía catalogado como un colegiado antimadrid, ese año ganó el Real Madrid después de 20 años sin vencer en el Nou Camp. Entonces no podía decirlo, pero ahora sí puedo confesar que soy del Atlético de Madrid.
      -¿Cómo entró en el arbitraje?
      -Todo comenzó cuando acepté el envite de un amigo de mi padre que me dijo que yo no tenía carácter para ser árbitro. Quise demostrarle que no tenía razón y comencé a formarme como juez de línea en la 2ª Regional Local. Era una liga con jugadores que estaban un poco de vuelta y en todos los partidos pasaba el camión de las galletas.
      -¿Qué necesita un árbitro para llegar a primera división?
      -Creo que llamé un poco la atención porque siempre he sido una persona muy arrojada, no me amedrentan las situaciones difíciles.
      -¿Cómo fue su infancia?
      -Cuando yo nací, mi familia vivía en Pardaleras pero después se fueron a la calle Luis de Miranda, en San Roque. Luego pasé dos o tres años en la plaza de San Agustín y a partir de los 12 años viví en la carretera de Valverde. Por eso estudié en Los Salesianos, donde coincidí con Manolo Agujetas, que jugó en el Badajoz y en el Atlético de Madrid. Era una época muy feliz, tengo la sensación de que vivíamos en la calle.
      -¿En qué sentido?
      -Estábamos todo el día en pandilla, jugábamos al fútbol en la zona donde hoy está la estación de autobuses. No es como ahora, que los niños pasan mucho tiempo delante de la Play Station.
      -¿En qué posición jugaba?
      -De lo que nadie quería, no era especialmente bueno.
      -¿Y en los estudios?¿Destacaba?
      -De notable para arriba. Siempre estudié en Badajoz, pero al terminar Bachillerato me fui a Cáceres para hacer Derecho y reconozco que viví plenamente la universidad. No me limité a estudiar Derecho, fui delegado de clase, delegado de la facultad y participé en el primer Congreso de Estudiantes Universitarios de España. Había gente muy comprometida. Aunque también es verdad que el último año me tocó vivir la fiesta universitaria, perdí un curso.
      -Un árbitro actúa como juez deportivo. ¿Tiene alguna similitud su labor con la de un juez?
      -Es distinto, porque el juez deportivo tiene que tomar decisiones inmediatas, mientras que en el mundo de la justicia existen órganos donde apelar las decisiones que no se consideran justas.
      -¿Tiene España buenos jueces?
      -En líneas generales sí, aunque soy crítico con algunos jueces que están imbuidos de aquella majestatis romana que les hace sentir que están en un pedestal. Eso los aleja de la realidad y perjudica cuando se imparte justicia, porque las normas deben ser aplicadas atendiendo a la realidad social de cada momento. Esto puede aplicarse tanto en la justicia como el arbitraje, en un partido de fútbol la norma es clara pero tú tienes que saber leer el partido, cuándo tienes que dejar jugar y cuándo tienes que cortar el juego duro.
      -¿Le hubiese gustado ser juez?
      -Mi vocación frustrada es el magisterio. A mí me gustan las humanidades, la historia, la filosofía, el derecho...
      -Ese habría sido su sueño, pero últimamente le toca participar en la liquidación de empresas.
      -Como experto en derecho mercantil he participado en varios procedimientos concursales. Confío en que pronto veamos la luz al final del túnel, aunque yo todavía no veo esa luz. Espero que sea porque tengo problemas de vista (ríe).
      -¿Quién tiene la culpa de la crisis?
      -Yo pienso que las empresas no son tan malas como se dice a veces ni los trabajadores son los culpables. Esta crisis ha venido originada fundamentalmente por el poder financiero, por las multinacionales, por los grandes fondos de inversión. Conozco a muchísimos empresarios que han perdido casi todo, igual que trato con muchos trabajadores que, teniendo todavía menos culpa, lo han perdido todo.
      -El Colegio de Abogados de Badajoz le concedió el Premio Antonio Cuéllar Gragera por un trabajo sobre la reforma laboral de febrero de 2012. ¿Qué conclusiones sacó al analizar esa ley?
      -Es absolutamente injusta e insolidaria, porque traslada toda la responsabilidad de la crisis a los trabajadores y concibe el derecho del trabajo como una mera mercancía. Aquella idea del trabajo libre y estable que permite el desarrollo de la personalidad se ha olvidado. Hoy se pretende que el trabajador esté abierto a cambiar de empresa y de lugar de trabajo cada vez que sea necesario.
      -Los partidarios de la reforma dicen que creará empleo.
      -Posiblemente las cifras de desempleo se rebajen, ¿pero a cambio de qué? ¿Se puede llamar trabajo a trabajar 22 horas a la semana coincidiendo con el fin de semana a cambio de 600 o 700 euros al mes? Eso choca con mi concepción del derecho al trabajo digno. En el futuro pienso que los trabajos serán de 500 o 600 euros, habrá que tener dos o tres 'minijobs' para ganar 1.000 o 1.200 euros al mes.
      -¿Habrá contrarreforma laboral?
      -Dependerá de las nuevas generaciones. Tendrán que luchar por recuperar el estado de bienestar, que es sostenible con controles.
      -De su última frase parece deducirse que hay quien se ha aprovechado de la situación.
      -El grave problema que tiene nuestra sociedad es la corrupción, que está afectando a la credibilidad del sistema. Eso afecta desde la primera institución, que es la Corona, hasta la última. Hay corrupción en el Gobierno, en los partidos políticos, en los sindicatos, en la patronal...
      -¿Qué solución le pondría?
      -Lo primero es mantener una absoluta inflexibilidad en la aplicación de la Ley. No se puede transmitir la idea de que merece la pena engañar y robar. Hay que educar a la gente para que denuncie cualquier situación de fraude que conozca. La Justicia es la institución que más está haciendo gracias a la existencia de un cierto grado de independencia.
      -Ahora que habla de independencia, se dice que los grandes equipos compran a los árbitros.
      -Tú ves que yo sigo trabajando y que echo más horas que un reloj. A mí no me compraron..., o me pagaron muy mal (ríe). No sé si hace 40 años, con otra situación económica, los árbitros se prestaban, pero en mi época no era así y ahora menos.
      -¿Cuánto gana un colegiado?
      -Creo que 150.000 euros por temporada. En mi época tampoco andaban mal, un árbitro internacional se podía llevar 90.000 euros, aunque esa cantidad está sujeta a tributación. El problema es que uno se va, como máximo, a los 45 años y a partir de ese momento tiene que seguir viviendo.
      -¿Cómo se supera la crítica cuando el árbitro sabe que ha fallado?
      -La clave es asumir que el error es compañero de viaje.
      -De todos los jugadores que ha tratado, ¿cuál le impresionó más? ¿Y el que le dio más complicaciones?
      -Deportivamente hablando, Zidane fue el mejor. Y el jugador con el que más cuidado debía tener cuando arbitraba era Felipe Morro, un delantero del Sanvicenteño.
      -Después de todo lo que ha vivido, ¿le queda algún reto en la vida?
      -Ahora me dedico a correr maratones y medias maratones. Este domingo debuto en Badajoz. Estoy corriendo 280 kilómetros al mes.

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