domingo, 27 de abril de 2014

CONOCER INTERNET,.CONOCER INTERNET,.¿Cómo demonios me Borro de esta cuenta?,./ CONOCER, SALUD,.Alzheimer, un doctor inolvidable,./ ¿ QUÉ DIFERENCIA A LOS EMIGRANTES ACTUALES DE LOS SIGLO XX ?,.


Antes de aceptar la petición de eliminar su cuenta, se le ofrece la ... Todos los usuarios de este gigante país virtual de amigos tienen dos ...-( fotos)
Internet

¿Cómo demonios me Borro de esta cuenta?

Para crear un perfil en una red social basta un instante, pero eliminarlo se convierte casi siempre en una odisea. Normalmente, el proceso requiere armarse de paciencia. En algunos sitios, incluso nos pedirán una explicación. ¿El motivo? Para los colosos de la web, nuestra información es una mercancía preciosa. Su éxito depende de la cantidad de datos disponibles. Y se resisten a renunciar a ellos. Le explicamos las trabas que nos ponen y cómo esquivarlas,.
-Laborioso: Facebook. Antes de aceptar la petición de eliminar su cuenta, se le ofrece la posibilidad de guardar sus fotos y vídeos en su ordenador.
Todos los usuarios de este gigante país virtual de amigos tienen dos opciones para abandonar la red social: desactivar la cuenta o eliminarla. Si lo que se busca es eliminar para siempre todo rastro de uno en cualquier rincón de Facebook, desde luego la opción es la segunda. Con la primera seguirán siendo visibles algunos elementos que uno haya publicado (mensajes, comentarios a un post y a fotos de amigos...). ¿Ventajas de esto? Como no son infrecuentes los arrepentimientos, Facebook conserva todo el material necesario de los usuarios que solo pidan desactivar su cuenta. Si alguien quiere reactivarla, allí estará aún la información. ¿Qué se debe hacer para eliminar el perfil de modo permanente?
Más que andar a la caza de la opción correspondiente entre los diversos menús, el camino más corto quizá sea escribir directamente «eliminar cuenta» en el centro de asistencia y seguir las instrucciones: en un par de clics, todo habrá terminado. O casi, porque durante algunos días, si se intenta acceder a la cuenta, se reactivará y habrá que recomenzar todo desde el principio. Lo mismo podría suceder si se utiliza alguna de las aplicaciones externas que están asociadas al perfil de Facebook.
-Casi imposible: YouTube. Podemos cerrar el canal creado, pero borrarse por completo nos priva de otros productos de Google.
Varias de las aplicaciones de Google (una sobre todo: Gmail) permiten a cada usuario borrarse de ese servicio puntual sin necesidad de eliminar por ello la cuenta general que comparten de modo asociado a otras aplicaciones del buscador. No es el caso de YouTube. De hecho, darse de baja en la mítica red social dedicada al vídeo sin renunciar, por ejemplo, a nuestra cuenta de Gmail es imposible. La única opción que se nos ofrece es la de eliminar el canal propio que hayamos creado, vaciándolo de todos los vídeos subidos hasta la fecha. Pese a ello, la cuenta se mantiene y, con ella, toda la información personal asociada: las playlists, las preferencias, los comentarios...
Para eliminar también esto, la única vía es suprimir la cuenta de Google (renunciando en consecuencia a todos los demás servicios asociados). Sin embargo, la opción que pone en marcha la petición no resulta ni mucho menos tan fácil de localizar. Primero se debe hacer clic sobre el triángulo que aparece junto a la foto del usuario, luego sobre la opción Configuración de YouTube. En ese momento se abre una sección llamada Descripción general, donde en la parte alta aparece el rótulo Opciones avanzadas (¡es la más pequeña de toda la panorámica!). Aún un clic y, por fin, en la ventana siguiente se materializa el ansiado Eliminar canal. Es posible que, en lo sucesivo, entre los resultados de una búsqueda, figuren aún las miniaturas de vídeos eliminados: sucede porque la actualización de los contenidos del sitio no es inmediata y (según promete YouTube) pasados unos días ya no serán visibles.
-Fácil: Google. Si rompes con Google, ya no puedes seguir usando Gmail y no podrás abrir otra cuenta con la misma dirección.
No todos los internautas están contentos con Google en materia de privacidad y datos personales, pero decirle adiós a la 'gran G' es bastante sencillo. Pinche sobre el propio icono, arriba a la derecha; luego sobre Cuenta y, allí, sobre Herramientas de datos. Entonces, ya podrá pinchar sobre Eliminar la cuenta y los datos. Una vez eliminada la cuenta en Google, se eliminarán también aquellas asociadas a los demás productos de la casa, como YouTube, Gmail y Blogspot. Y aunque la hipótesis de un cierre involuntario sea remota (se requiere la contraseña y pinchar sobre Sí, quiero eliminar mi cuenta), se puede intentar recuperar el perfil desde la página Asistencia para Contraseñas. No es seguro que funcione, pero...Si funciona, será solo «durante un tiempo».
-Complicadísimo: iTunes
Lo primero, una consideración: si usted cree en poder cerrar su cuenta de iTunes 'por libre' es decir, pinchando aquí y allá hasta dar con el enlace adecuado, no va muy bien encaminado. Y es que, para llevar a buen puerto la operación, es preciso (llegados a un cierto punto) pedir ayuda, por teléfono o correo electrónico, a la asistencia. Y para llegar hasta ese punto, el camino no es que sea fácil... Parta del sitio de Apple pinchando, abajo a la derecha, sobre la opción Contacto; luego, en la página siguiente, en Contacta con el soporte técnico para iTunes Store.
Tras elegir la opción Gestión de cuentas y constatado que ninguna de las opciones hace referencia al cierre de la cuenta, conviene (para abreviar) hacer clic sobre Seguridad de las cuentas y seguir las instrucciones para ponerse en contacto. Si se opta por la solución telefónica, la asistencia de Apple llamará al interesado pasados unos minutos, solicitará algunos datos de seguridad (entre ellos, el correo electrónico con el que el usuario está registrado) y, por fin, en ese punto, es posible hacer la petición. Una vez cerrada la cuenta, se podrán seguir utilizando las apps de los iPads, iPhones..., aunque no se podrán actualizar.
-Complicadísimo: Amazon. Puede pedir vía chat al servicio de asistencia el proceso para descargar en su PC sus 'ebooks' comprados. Si no, los perderá.
En efecto: si decide cerrar su cuenta de Amazon, es necesario guardar antes en su ordenador los libros que tenga en el Kindle. Al borrar su perfil, se vacía también la librería digital y, desde ese momento, en cuanto el dispositivo se sincronice, usted perderá todos los contenidos que tenía. Guardando copias de seguridad, se pueden volver a cargar de nuevo en el Kindle con un cable USB. Por lo demás, darse de baja exige recorrer un largo camino. Parta del menú Ayuda. Luego entre en la sección Gestionar mi cuenta y haga clic sobre Cambiar la configuración de mi cuenta. Obviando todas las sugerencias referidas a pedidos, opciones de pago, privacidad... se llega a dos menús desplegables. Allí se puede cursar la petición por correo electrónico, chat o por teléfono a condición de rellenar, por razones de seguridad, el número del último pedido realizado y la fecha. En un día, por lo general, llega la confirmación de la baja.
-Fácil: Twitter. Es posible incluso usar el mismo apodo en una cuenta nueva.
Los chicos de Twitter no se toman del todo bien que uno se dé de baja e intentan disuadirnos: «¿Estás seguro de que no quieres pensarlo mejor? ¿Ha sido por algo que hemos dicho? Háznoslo saber». Pero, ya puestos, no hacen nada para impedirnos huir. Se accede a la vía de escape abriendo Configuración (desde el icono del engranaje) y pinchando sobre Desactiva mi cuenta al final de la página. Si lo desea, antes de pinchar sobre el OK, puede solicitar el envío de un archivo con todos los tuits. En pocos minutos, su cuenta ya no será visible (con la excepción de algunos contenidos para los que serán necesarios unos días). Si se arrepiente, puede reactivarla en los 30 días siguientes.
-Fácil: WhatsApp.Instalar antes la versión más reciente de la app garantiza la operación.
No basta con desinstalar la aplicación de su móvil: su inscripción en el servicio se mantiene activa. Y, con ella, su perfil, que continuará visible para los demás usuarios. Para borrarse del todo, es necesario seleccionar Cuenta y seguir las instrucciones. La opción se halla en Configuración y se puede acceder fácilmente desde el menú de la mayor parte de los smartphones (Android, BlackBerry, Windows Mobile), aunque son ligeramente diferentes unos de otros. Hay solo una variante para los iPhone: una vez que se entra en Configuración, hay que seleccionar Configuración chat, luego Avanzado y después Eliminar mi cuenta. Además del perfil (que desaparecerá no solo de las listas, sino de todos los grupos de WhatsApp), se borrará el historial de los mensajes.
-Laborioso: Linkedin. Una vez que uno se haya 'borrado', no podrá crear una nueva cuenta con la misma dirección de correo electrónico que estaba asociada ala cuenta eliminada.
Está pensando en eliminar su perfil en Linkedin? No le resultará complicado. El único 'problema' es que, incluso tras haber cerrado la cuenta, quizá continúe recibiendo invitaciones por parte de otros miembros que desean sumarse a su misma red. Si se desea evitar ser acribillado por estos mensajes (que pueden resultar frecuentes y fastidiosos), será necesario escribir un correo electrónico a la asistencia y solicitar que se añada nuestro nombre a una lista de direcciones de correo bloqueadas. El perfil eliminado ya no resultará así visible para el resto de los usuarios de Linkedin (desde el primer instante) ni para las búsquedas de motores como Google y Yahoo (desde ese momento o a partir de algunas semanas después).
¿Cómo se solicita el cierre? Se trata de seleccionar la opción Privacidad y configuración (hay que posicionar el cursor del ratón sobre la propia fotografía, arriba a la derecha) para luego hacer clic abajo, a la izquierda, sobre Cuenta: el enlace Cerrar tu cuenta se encuentra en la parte derecha de la pantalla. Antes de la confirmación definitiva (tras introducir una última vez la contraseña), al usuario se le solicitará el motivo de la decisión. -Complicadísmo: Skype. Antes era imposible darse de baja. El propio servicio de videochat lo anunciaba: «Una vez creada, no es posible eliminar su cuenta». Pero esto ha cambiado.
Gracias a la intervención del Defensor de la Privacidad, las condiciones de Skype han mejorado, aunque el procedimiento sigue siendo bastante enrevesado. En primer lugar, si lo que buscamos es ser invisible a las búsquedas de los demás usuarios, es preciso eliminar todos los datos personales que hayamos introducido en nuestro Perfil (en la sección Datos de la cuenta, si se visita la página Skype.com desde un ordenador). Aquí se puede utilizar un truco que sugiere la propia ayuda del servicio: dado que las casillas de nombre, apellidos, fecha de nacimiento, número de teléfono no pueden quedar vacías, siempre podemos recurrir en última instancia a una combinación del tipo «xxxxxxxx».
De modo similar, se puede sustituir la dirección de correo electrónico. Para modificar la imagen del perfil, en cambio, es necesario abrir el programa (ya no la página web) y seleccionar Modifica la imagen en el menú Perfil. ¿Misión cumplida? Aún no. Para dar el último paso hacia el olvido y eliminar el propio nombre de la lista de Skype, es necesario enviar un mensaje al Soporte técnico (en el menú de Ayuda), y en un plazo determinado que puede ser de hasta dos semanas se satisface nuestra petición. Sin embargo, atención: después de tantos trámites, nuestro nombre continuará figurando entre las personas que lo habían añadido a sus contactos. Al menos por un tiempo. -Fácil: Flickr.Para no perder las fotos que uno quiera conservar, puede guardarlas una a una.
Si quiere abandonar Flickr, cautivado por alguno de sus competidores mejor preparados, relájese. Ante todo, porque incluso cuando decida cerrar la cuenta podrá continuar utilizando el resto de los servicios que ofrece Yahoo, el coloso bajo cuyo control pasó Flickr unos años después de su nacimiento como plataforma independiente. La otra razón para relajarse es que bastan unos pocos segundos para desaparecer: el tiempo de entrar en Configuración, clicar sobre Eliminar cuenta (en evidente rojo) y finalmente pinchar en OK. También aquí es posible anular la operación durante los 90 días siguientes.
-Fácil: Instagram. Puede obtener una copia de sus fotos antes de eliminar la cuenta. Vaya a la página Instaport.me y entre con la misma acreditación que en Instagram.
Muchas redes sociales ofrecen la posibilidad de recuperar nuestra cuenta si, tras haberla cerrado, recapacitásemos o si incluso la hubiésemos cerrado por error. Sobre la base de esta 'oferta' se apoyan muchas empresas para conservar durante un tiempo una copia del material subido (fotos, vídeos, informaciones personales) de los perfiles que han solicitado su baja. Instagram, por el contrario, no ofrece esta posibilidad; por lo tanto, si no la garantía, uno puede al menos tener la esperanza de que, una vez dado nuestro visto bueno a la cancelación, nuestros datos personales se eliminarán de verdad.
Hacerlo requiere verdaderamente poco tiempo: después de iniciar sesión en el sitio (introduciendo el nombre de usuario y la contraseña correspondientes), basta con pinchar sobre la imagen del perfil, elegir Selecciona y recorrer el menú hasta Modificar el perfil. Aquí se pueden borrar las huellas modificando (y guardando) nombre de usuario, dirección de correo electrónico e información personal. En caso contrario, se deberá pinchar directamente sobre Deseo eliminar la cuenta. -Imposible: Wikipedia. La página en la que debemos solicitar el cambio de nombre de la cuenta es pública. Si queremos una mayor discreción, debemos solicitar los cambios por correo electrónico.
Para consultar la célebre enciclopedia, no se necesita inscripción. El asunto ya cambia si se desea contribuir a la creación de contenidos. En este caso, ya es necesario crear una cuenta. ¿Qué sucede si un día, perdida la inspiración, se decide eliminarla? Según las actuales reglas de Wikipedia (que se actualizan con bastante frecuencia), una vez creada una «cuenta de usuario» no se puede eliminar: ello explican podría causar errores de funcionamiento al sitio. La vía más eficaz para desaparecer, por tanto, consiste en dejar de escribir contribuciones y solicitar el cambio de nombre de usuario a los 'burócratas' (el grupo de voluntarios designados por la comunidad para gestionar algunos aspectos técnicos de la Wikipedia).
De esta forma, en las siguientes búsquedas, no quedará rastro del perfil. En caso necesario, se puede solicitar también la eliminación de las páginas creadas o que estas sean inaccesibles. Es evidente que no es la solución, porque en situaciones particulares por ejemplo, en el caso de autores con numerosas contribuciones o para aquellas páginas que forman parte de proyectos más amplios la Wikipedia Foundation se reserva el derecho a no eliminar la información.



El 26 de noviembre de 1901, el doctor Alois Alzheimer jefe clínico de la Institución para Enfermos Mentales y Epilépticos de Fráncfort del Meno ...
Salud

Alzheimer, un doctor inolvidable

En 1901, el médico alemán Alois Alzheimer trató a Auguste Deter, un ama de casa de 51 años desorientada, desmemoriada y asustada. Siguió su evolución hasta su muerte, cuatro años y medio después, y analizó su cerebro: se dio cuenta de que se encontraba ante una nueva enfermedad. Hoy lleva su nombre y la padecen casi 36 millones de personas en el mundo.
El 26 de noviembre de 1901, el doctor Alois Alzheimer jefe clínico de la Institución para Enfermos Mentales y Epilépticos de Fráncfort del Meno (Alemania) entrevista a una nueva paciente, Auguste Deter, ingresada el día anterior.
-¿Cómo se llama?
-Auguste.
-¿Apellido?
-Auguste.
-¿Cómo se llama su marido?
-Creo que Auguste.
-¿Su marido?
-Ah, bueno, mi marido...
-¿Está casada?
-En Auguste.
-¿Señora Deter?
-Sí, en Auguste.
Esta entrevista rutinaria despierta el interés del doctor Alzheimer. Por primera vez en su carrera, el médico observa que un paciente olvida su nombre en el momento de escribirlo. Intuye que está frente a un caso diferente. Anota en la historia clínica «trastorno amnésico de la escritura» y decide seguir estudiando.
El primer caso estudiado
Auguste Deter, de 51 años, es la mujer de un funcionario de ferrocarriles. Un ama de casa con una hija y una vida normal hasta el 18 de marzo de 1901. Ese día cuenta su marido a los médicos, Auguste, a la que define como «una mujer trabajadora y ordenada, algo nerviosa, pero bastante llevadera», muestra por primera vez un comportamiento extraño: de repente, ella lo acusa con fiereza de haber salido a pasear con una vecina.
Después, su marido nota que Auguste pierde memoria. En mayo comienza a cometer errores graves al cocinar y a dar vueltas «intranquila y sin rumbo por la casa». Empieza a descuidar las tareas domésticas. Y se empeña en que un recadero habitual la tiene tomada con ella. Sufre periodos de agitación y temblores, llama a las puertas de los vecinos, da fuertes portazos, esconde objetos por toda la casa. El caos se apodera de la vivienda. Carl Deter, desbordado por la situación, decide ingresarla el 25 de noviembre de 1901.
Alois Alzheimer la reconoce con frecuencia. «Auguste se interrumpe a menudo mientras pronuncia las palabras, como si estuviera desorientada o no supiera si está bien lo que dice», observa el médico. Esa paciente le preocupa sobremanera. Es joven para padecer demencial senil. No es alcohólica. No hay antecedentes de enfermedades mentales en su familia... El doctor Alzheimer prescribe baños para tranquilizarla: inmersiones en agua caliente y templada que se prolongan durante horas, incluso días. También le receta somníferos, de dos a tres gramos de hidrato de cloral, lo que produce a Auguste cierta obnubilación.
Empeoramiento progresivo
Pero la agitación, la desorientación y el estado de miedo de la señora Deter van en aumento. En febrero de 1902  pasa la mayor parte del día, e incluso la noche, metida en la bañera. La han aislado en una habitación individual: en las madrugadas deambula nerviosa y despierta al resto de los pacientes. Llora. No es capaz de mantener las conversaciones relativamente largas que sostenía tres meses atrás. Alzheimer la visita casi a diario hasta junio de 1902, cuando lo trasladan. Su última anotación antes de ese cambio de destino es «Auguste D. persiste en su actitud negativa, grita y golpea en cuanto se pretende examinarla. Grita espontáneamente, a menudo durante horas, de manera que hay que inmovilizarla en la cama».
Alois pasa a trabajar en el Hospital de Heidelberg y después en el Psiquiátrico de Múnich. Su carrera va bien. Tiene prestigio. Y causa una magnífica impresión entre sus colegas: además de trabajador incansable, es un hombre agradable, simpático, bromista. En Múnich, aun desbordado de trabajo, no olvida a Auguste. Cuando esta muere, el 8 de abril de 1906, le envían su historia clínica y su cerebro para que él, experto en anatomía patológica, lo examine. La causa de la muerte de la mujer es «septicemia por úlcera de decúbito». Alzheimer analiza su cerebro y descubre «alteraciones de las neurofibrillas mucho más pronunciadas que las encontradas en pacientes de edad mucho más avanzada». Es chocante.
El hallazgo pasó inadvertido
Durante los siguientes meses, el doctor Alzheimer prepara una ponencia para exponer el caso en la 37.ª Reunión de Psiquiatras del Sureste de Alemania en Turinga, el 3 de noviembre de 1906. Alois explica el caso ante 90 colegas, pero pasa inadvertido. A aquella reunión de psiquiatras acuden Carl Jung y otras eminencias, que se enzarzan en sesudos debates sobre las recientes teorías de Sigmund Freud. A Alzheimer lo ignoran, pero no su jefe y mentor, Emil Kraepelin, la figura principal de la psiquiatría mundial del momento. En 1910, Kraepelin publica una nueva edición de su Psiquiatría para médicos y estudiantes, en el que aparece por primera vez el epónimo 'enfermedad de Alzheimer'; y hace una descripción clínica y patológica de la afección aún hoy vigentes.
Un año después, en 1911, Alzheimer publica otro caso similar al de Auguste. El protagonista es Johan F., jornalero de 59 años. El médico descubre muchas similitudes en ambos casos, que comparten características con la demencia senil, sin ser ninguna personas de edad avanzada. También en 1911, el histopatólogo español Gonzalo Rodríguez Lafora le remite para su publicación el estudio de William C. F., de 58 años. Es uno de los primeros en utilizar la denominación 'enfermedad de Alzheimer'. Los casos documentados se suceden a cuentagotas: en 1922, Stertz yerno de Alzheimer revisa el mal basándose en 22 casos clínicos; en 1932, Schottky se plantea por primera vez el papel de la herencia de la enfermedad...

(-foto-Pascual Maragall fue diagnosticado de Alzhéimer en 2007).
Todo un visionario
Era el segundo de los ocho hijos de un notario real prusiano católico. Durante su carrera universitaria no mostró especial interés por la psiquiatría; su tesis doctoral se tituló 'Sobre las glándulas ceruminosas del oído'. Sin embargo, nada más titularse le tocó ejercer como médico particular de una mujer con enfermedad mental y poco después, en 1888, comenzó a trabajar en la Institución de Enfermos Mentales y Epilépticos de Fráncfort, donde conoció y trató a Auguste Deter. Su carrera fue brillante. Destacaba por su precisión y habilidad con el dibujo, y todos coinciden en que era un hombre afable y de buen carácter.Siempre con un puro en la mano, inundaba de humo el laboratorio; era paciente con los enfermos y mostraba su generosidad pagando incluso de su bolsillo gran parte de los costes de su laboratorio.
Durante sus 27 años de actividad como médico, Alois Alzheimer se centró sobre todo en el estudio de la demencia senil; publicó estudios sobre la arteroesclerosis, las demencias, las psicosis, la parálisis general progresiva, la epilepsia y el alcoholismo. Supo que había dado nombre a una nueva enfermedad, pero no conoció la globalización de la afección que había descubierto: falleció en 1915, en plena Primera Guerra Mundial, rodeado de su familia (era viudo y tenía tres hijos). Fue un visionario que, poco antes de morir, en 1914, pronunció una interesante conferencia titulada 'Efectos letales de la guerra sobre el sistema nervioso y la psique'. Mucho tardaría aún el mundo en saber de la existencia del trastorno por estrés postraumático, que él ya había adelantado.
Qué es alzhéimer y qué no en 10 puntos
1. Fallos de memoria que dificultan la vida cotidiana. Una de las señales más comunes del alzhéimer en las etapas tempranas es olvidar información recién aprendida. Se olvidan fechas o eventos importantes; se pide la misma información repetidamente; se depende de notitas para hacer las cosas que antes uno hacía solo.
¿Qué son cambios típicos de la edad? Olvidarse de nombres o citas, pero acordarse de ellos después.
2. Dificultad para resolver problemas. Algunas personas experimentan cambios en su habilidad de desarrollar y seguir un plan o trabajar con números. Pueden tener dificultad para seguir una receta conocida o manejar las cuentas mensuales.
¿Qué son cambios típicos de la edad? Cometer errores de vez en cuando al sumar y restar.
3. Dificultad para desempeñar tareas habituales. Muy a menudo no puede completar labores. Pueden tener dificultad para llegar a un lugar conocido o recordar las reglas de un juego muy popular.
¿Qué son cambios típicos de la edad? Necesitar ayuda de vez en cuando para usar el microondas o grabar un programa de televisión.
4. Desorientación. Se les olvidan las fechas, estaciones y el paso del tiempo. Es posible que se les olvide a veces dónde están y cómo llegaron hasta allí.
¿Qué son cambios típicos de la edad? Confundirse en el día de la semana, pero darse cuenta después.
5. Dificultad para comprender ciertas imágenes. Para algunas personas, tener problemas de la vista es una señal del alzhéimer. Pueden tener dificultad para juzgar distancias y determinar color o contraste.
¿Qué son cambios típicos de la edad? Cambios de la vista relacionados con las cataratas.
6. Nuevos problemas con las palabras. Es posible que paren en una conversación sin saber cómo seguir o que repitan mucho lo que dicen. Pueden llamar a las cosas por descripciones, como decir, en lugar de «un lápiz», «un palito para escribir».
¿Qué son cambios típicos de la edad? Tener dificultad a veces para encontrar la palabra exacta al hablar.
7. Colocación de objetos fuera de lugar. Desubican las cosas. A veces, es posible que acusen a los demás de robarles.
¿Qué son cambios típicos de la edad? De vez en cuando, colocar cosas (como las gafas o el mando a distancia) en un lugar poco habitual.
8. Disminución del buen juicio. Pueden experimentar cambios en la manera de afrontar la toma de decisiones. Por ejemplo, es posible que regalen grandes cantidades de dinero. Pueden prestar menos atención al aseo personal.
¿Qué son cambios típicos de la edad? Tomar una mala decisión de vez en cuando.
9. Pérdida de iniciativa. Una persona con la enfermedad de Alzheimer puede empezar a perder la iniciativa para desarrollar actividades sociales o proyectos en el trabajo.
¿Qué son cambios típicos de la edad? Estar a veces cansado de las obligaciones del trabajo, de la familia y de los compromisos sociales.
10. Cambios en el humor. Pueden llegar a estar muy confundidas, temerosas o ansiosas. Se pueden molestar fácilmente.
¿Qué son cambios típicos de la edad? Desarrollar maneras muy específicas de hacer las cosas y molestarse cuando la rutina es interrumpida.

TÍTULO: ¿ QUÉ DIFERENCIA A LOS EMIGRANTES ACTUALES DE LOS SIGLO XX ?,.

Se me quedó archivada en la memoria forever para siempre, como me gusta traducirles a mis amigos jóvenes a quienes atribuyo, ...-foto,.chica guapisimas,.

¿Qué diferencia a los emigrantes actuales de los del siglo XX?

Se me quedó archivada en la memoria forever 'para siempre', como me gusta traducirles a mis amigos jóvenes a quienes atribuyo, erróneamente, que vivían conmigo en Inglaterra en la larga década de los años sesenta. Fue la época en la que en aquella España dolorosa se produjo el boom de la emigración, la salida de muchas personas a las que conocí personalmente años después. Fueron casi dos millones de españoles los que emigraron sin trabajo, sin idiomas, sin estudios ni seguridad de ningún tipo. Era gente muy distinta de los pocos que hoy repiten el mismo recorrido desde posiciones muy diferentes.
Los emigrantes expulsados por el primer Plan de Estabilización, que se inicia en 1959, no tenían ni idea de adónde iban, salvo que su destino no podía ser peor que la tierra en la que habían sobrevivido durante su juventud: ellos vivieron el proceso turbulento, aunque silencioso, de pasar del campo al conocimiento de las nuevas fronteras. Yo he tenido la suerte de convivir con aquellos emigrantes y con los de ahora. A los primeros, el futuro solo podía reservarles seguridad y trabajo, a pesar de los escasos recursos cognitivos con que contaban. A los jóvenes emigrantes de ahora no les falta ninguna formación de la etapa multidisciplinar. O por lo menos eso es lo que les han metido en la cabeza.
¿Que no sé idiomas suficientes ni domino todavía del todo el nuevo lenguaje digital? ¿Qué me cuentas...? ¿Que nadie me enseñó a trabajar en equipo ni a empatizar con los demás? ¿Qué me cuentas...? Solo poco a poco, de manera muy lenta, se puede hoy ir avanzando sin contar con los necesarios recursos mínimos. Un plan de acción racional debe arrancar, efectivamente, tras comprobar la disponibilidad de recursos. Solo después de determinar cuáles son los recursos de que se dispone y de saber lo que nos falta se puede empezar a diseñar un plan de acción.
Pero ¿somos conscientes de que España es el segundo país mas endeudado del mundo? No es normal que solo los Estados Unidos superen nuestra deuda exterior, aunque cuando la expresamos en función de su porcentaje respecto a la riqueza nacional no tengan nada que ver la una con la otra; los encargados de elaborar las estadísticas saben muy bien que lo que debemos es muy superior a lo que tenemos. No hace falta mirar todos los días lo que ocurre con nuestro endeudamiento exterior para saber que no se puede continuar mucho tiempo con esos niveles. Le pese a quien le pese, lo primero que debemos hacer es evitar seguir viviendo de prestado. Para ello será preciso reducir, primero, la presencia del Estado para aumentar su solvencia y, de forma simultánea, o muy poco tiempo después, aumentar la capacidad de generar más ingresos.
Solo entonces se podrán explotar ventajas innegables como el mayor nivel cognitivo de la población; el contacto ya iniciado con el mundo exterior; el aumento inusitado del poder de la voluntad individual comparado con el pasado; o, lo que es definitivo, el aumento de dos años y medio en los índices de la esperanza de vida cada diez años.

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