domingo, 25 de mayo de 2014

EL BLOC DEL CARTERO, UNIFORME PARA PREDICAR CON ESTILO,./ LA CARTA DE LA SEMANA,. LA BODA DIEZ AÑOS,.

TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO, UNIFORME PARA PREDICAR CON ESTILO,.

Las damas, necesitan la ayuda de Dios en el área de la apariencia porque su Palabra dice que somos "Epístolas vivientes" y que los inconversos nos miran para determinar su opinión sobre el cristianismo. Esto nos muestra que sí es importante cómo nos vestimos, y que está muy relacionado con lo que somos por adentro.
"El ser atractiva no viola principios Bíblicos; pero deben vestirse en una manera que muestre al mundo su feminidad y no su sexualidad. Algunas personas tienen la falsa noción que lo bello es malo, que las mujeres deben vestirse de ropa negra y grande, recogerse todo el cabello para no llamar la atención. ¡Pero Dios no hizo a las mujeres para que sean feas! La mujer fue un acto para coronar a la creación y Dios la hizo más bella que todos los paisajes de su creación o las obras hermosas de la naturaleza hecha por sus manos. Por esto, deseo que las damas sepan que nuestro propósito en normas de vestir no es para que las mujeres no sean atractivas, sino lo contrario."
Ángel Manuel Rodríguez escribió:
"¿La pauta que aparece en Deuteronomio 22:5 es aplicable al actual estilo cristiano de vestir?
"El texto citado dice: "La mujer no debe usar ropa de hombre, ni el hombre debe usar ropa de mujer, porque al Señor le repugna cualquiera que hace estas cosas". La mayor parte de los estudiosos interpretan esta disposición legal como resultado de las prácticas del travestismo que había entre los israelitas. Se cría que en los ritos a la fertilidad realizados por los cananeos don la finalidad de aumentar la fertilidad de la tierra se lograba dicha finalidad mediante el intercambio de vestimentas entre hombres y mujeres. Las evidencias para este tipo de intercambio son prácticamente inexistentes. Con todo, sabemos que la diosa Anat figura en los documentos actuando como un hombre y vistiéndose como uno de ellos.
"También encontramos evidencias claras relacionadas con el ritual ofrecido a la diosa a Ishtar por parte de los travestis de babilonia. Se creía que el ritual de cambio de sexo se producía como resultado de cambio de sexo y el cambio de ropa resultante en ocasión cuando los hombres eran castrados podría haberse practicado. Entre los hititas también hay evidencias de prácticas rituales por parte de travestis con exclusiva participación masculina cuya la finalidad era eliminar la femineidad en el hombre y la de restaurar su masculinidad. Otros encuentran en la legislación bíblica que estamos comentando un rechazo a los rituales homosexuales que se practicaban entre los paganos.
"Las situaciones que acabamos de describir fundamentan los antecedentes culturales que explican la orden que estamos comentando. Hay discrepancias entre los eruditos con relación a la práctica religiosa o cultural que el escritor tuvo en mente al registrar el mensaje. Esta situación puntualiza una vez más que al final lo que vale es el significado que tiene el texto en sí mismo. Considerémoslo.
"...El énfasis está en la vestidura que distingue a un hombre de una mujer. El término hebreo (simlah, manto, funda, envoltura") hace referencia a una pieza de ropa de forma rectangular que se utiliza como envoltura. Dicha vestimenta también era utilizada por los hombres con la diferencia, de acuerdo a las autoridades que las utilizadas por el sexo femenino eran hechas de un material más fino y de colores más vistosos adornados con un bordado que las caracterizaba."
Creo particularmente que una falda o un vestido son mucho más decentes y prudentes que unos pantalones, aunque el pantalón no sea apretado, no es más sabio usar un pantalón suelto que una falda o un vestido suelto.
Además las faldas son mucho más femeninas
David Cox dice:
"En todo el mundo, hay letreros que indican el baño de las mujeres y el baño de los hombres. Siempre es lo mismo, para la mujer se indica una figura con falda o vestido y cabello largo, y para el hombre se indica con una figura con pantalón y cabello corto. Si no fuera así, se confundirían las personas a donde ir para usar el baño. Pero ¿por qué peleamos con los pantalones que son para mujeres cuando el mundo secular y pagano ya resolvió esto sin duda? Los únicos que se confunden sobre si el pantalón es identificado con hombre o mujer son las cristianas rebeldes quienes quieren usar ropa de hombre. Los pantalones son la ropa se identifica con los hombres, y las faldas o vestidos son la ropa identificada con las mujeres. Si una mujer ve un hombre con falda, ¿Lo va a aceptar como una falda para hombres? No creo. 

TÍTULO: LA CARTA DE LA SEMANA,. LA BODA DIEZ AÑOS,.

  1. Hace ahora diez años, día más día menos, que en Madrid pareció caer ... La boda en la catedral de la Almudena del príncipe Felipe y Letizia ...
     Hace ahora diez años, día más día menos, que en Madrid pareció caer una tromba de agua de las que se comparaban con las del entierro de Zafra, que el ataúd era de zinc (o cinc) y flotaba en la espuma. Quien esto escribe estaba allí, y por ello puede asegurar que, a pesar de las apariencias, técnicamente no llovió: durante la ceremonia, ciertamente, no cayó ni una gota. ¿Qué ceremonia? La boda en la catedral de la Almudena del príncipe Felipe y Letizia Ortiz, que inmediatamente se convirtió en princesa de Asturias. Todo estaba previsto para que el fasto fuera esplendoroso, soleado y jubiloso, pero la lluvia previa y el aspecto plomizo del día hicieron que se desluciera la repercusión popular del acto. La princesa debía cruzar andando desde el Palacio Real hasta la iglesia y allí, además del príncipe, le esperaría una cámara subjetiva de TVE que lograría que los espectadores tuvieran la sensación de que los contrayentes caminaban hacia ellos. Pero la manta de agua hizo que se montara en el Rolls de Patrimonio Nacional y olvidara la larga y hermosa alfombra. El Sacramento y la Eucaristía fueron administrados por el cardenal Rouco y ahí que estuvimos entretenidos los invitados viendo a este y viendo al otro. Lo que había allí no era menudo: desde Mandela a Carlos de Inglaterra, pasando por el Gobierno, las casas reales, primeros ministros, expresidentes y toda la espuma social de Europa entera.
    La Casa Real tuvo a bien honrarme con una invitación para Mariló Montero y este servidor, que allí fuimos con nuestras mejores galas. Estaba sentado entre Jiménez Losantos e Iñaki Gabilondo, que por aquel entonces se arreaban a diario de micrófono a micrófono, pero que aquella mañana se saludaron cordialmente como dos caballeros. Los comentarios acerca de la ceremonia fueron suculentos, pero no es momento de desvelarlos, a excepción de dos momentos de destello: cuando apareció Carolina de Mónaco y cuando lo hizo Rania de Jordania. Al verla cruzar la calle sola, sin la compañía de su esposo, coincidimos los tres, más Luis del Olmo sentado una fila por delante, en que Ernesto de Hannover había agarrado una turca de narices y que estaba roncando entre arcadas en la cama de hotel. Y luego se confirmó que así fue. Rania, que paseó por media iglesia con un porte de modelón de altura, vestía una falda larga y vaporosa combinada con una blusa blanca que la hacía casi extraterrestre. Nos fascinó. Al momento de abandonar la catedral y cruzar hacia palacio comenzó de nuevo una llovizna que nos retuvo algunos minutos en el interior: justo hasta que Carlos de Inglaterra, el tío con más clase de Europa, tomó un paraguas y abrió el cortejo. En ese momento, curiosamente, salió tímidamente el sol.
    Una vez en el Palacio Real fuimos repartidos por diferentes salas procurando no mezclar según qué chusma con según qué realeza. Por ejemplo, un tipo como yo con una reina como la de Dinamarca. Ahí vimos al maestro Pertegaz y al propio rey, que entró a saludarle y felicitarle por el vestido de novia, un secreto bien guardado, por cierto, hasta su aparición. El banquete propiamente dicho comenzó una vez volvieron los novios de su periplo por Gran Vía, deslucido por la lluvia y lo desapacible de aquella mañana, y tras haber dejado el ramo de novia a la Virgen de Atocha en su basílica. Ahí demostró Letizia un apabullante control de las emociones sonriendo sin derramar una lágrima (como había de ser) al escuchar la conmovedora interpretación del himno de Asturias que realizó un numeroso grupo de gaiteros. No le tuvo que ser fácil. En el Patio del Príncipe, Jockey sirvió un menú que recuerdo agradable, al igual que los variados aperitivos. Comimos juntos, entre otros, Mariló, los políticos socialistas y buenos amigos Rafael Simancas y Enrique Múgica, y algún representante diplomático de exquisito trato. En algún momento especulamos con la posibilidad de visitar los excusados y encontrarnos en el inodoro contiguo con algún miembro de cualquier familia real. Diese la circunstancia de que cada visita al mingitorio se saldara con sequía de encuentros; concluimos que los pertenecientes a la realeza tienen la vejiga forrada de titanio y que están entrenados para aguantar las horas necesarias sin visitar lugares inadecuados.

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