jueves, 15 de mayo de 2014

TARDE TOROS, Una clase de toreo en la Plaza Mayor de Cáceres servirá de preámbulo a la feria,./ ENFOQUE ESPAÑOL, VERSION EUROPEA,.

TÍTULO: TARDE TOROS, Una clase de toreo en la Plaza Mayor de Cáceres servirá de preámbulo a la feria,.

Dos orejas para el buen toreo de José María Manzanares-fotos

Morante dejó destellos de su extraordinaria clase. El encierro de Juan Pedro Domecq, falto de casta y de poca presencia.

 Toros: Seis de la ganadería de Juan Pedro Domecq y uno, en sustitución del tercero, inutilizado durante al lidia, de Parladé. Faltos de casta en general, de escasa presencia, algunos francamente anovillados. Los tres primeros pitados en el arrastre.  Toreros: Morante de la Puebla, de nazareno y oro; estocada y dos descabellos (Silencio); Pinchazo (Pitos) Un aviso y estocada casi entera (Ovación tras fuerte petición) José María Manzanares, de rojo y azabache. Estocada ( Oreja) Estocada caída (Oreja y fuerte petición de la segunda), Media y estocada (Fuerte ovación). Incidencias: Casi lleno en tarde de mucho calor. Como sobresaliente actuó sin apenas intervenir, Miguel Ángel Sánchez Pascual. Se desmonteraron Raúl y Luis Blázquez. Fenomenal puyazo de José Antonio Barroso, que fue muy ovacionado.

Hubo de todo ayer en la plaza de El Puerto de Santa María. Desde la indignación y las protestas ante la presencia de algunos toros anovillados e impropios de una plaza de tanta solera, al entusiasmo de los aficionados ante algunos lances de Morante de la Puebla o Manzanares.

La corrida comenzó con mal pie. Los tres primeros toros provocaron las más que justificadas protestas de los aficionados por su escaso trapío. Pero en el cuarto de la suelta cambiaron las tornas. El toro Papelón, también chico, sirvió para que Manzanares le administrara cuatro preciosas verónicas ganando terreno hacia los medios. Lo puso en suerte galleando por chicuelinas muy ajustadas y provocó que Morante entrara en su quite reglamentario. El de La Puebla respondió con unas soberbias verónicas y terminó con una media lentísima. La plaza se venía abajo. Manzanares no quiso perder la pelea y le dio la réplica con otro precioso quite. Sin duda alguna, lo mejor de la tarde. Ambos toreros se estrecharon la mano en el centro del ruedo entre enormes ovaciones.

Manzanares, que brindó la muerte del toro a Pepín Liria, comenzó la faena con unos templados trincherazos llevando el toro a los medios. Pero pronto se paró el motor del cuarto toro, que aunque bueno y noble, andaba muy escaso de fuerzas. El diestro de Alicante quiso matar recibiendo, pero finalmente tuvo que entrar al volapié resultando cogido aparatosamente, aunque sin consecuencias. Cortó una merecida oreja y se le pidió con fuerza la segunda, aunque el presidente la negó por estar la estocada contraria y caída.

En su primer enemigo, Manzanares ya había mostrado su gran calidad artística ante un enemigo fuertemente protestado por los aficionados. Dio buenas series de derechazos y terminó la faena con un soberbio estoconazo.

En el que cerraba plaza también estuvo acertado. Fue el toro de mejor juego y clase. Pero también se acabó pronto.

Morante de la Puebla tuvo que enfrentarse al peor lote de la tarde. Sin embargo, en sus tres enemigos logró algunos pases de calidad excepcional. Al quinto, un precioso jabonero, lo estuvo exprimiendo para sacarle, con cuentagotas, algunos derechazos con marca de la casa.

En resumen, una corrida con altibajos en la que pudimos disfrutar de un tercio de quites excepcional a cargo de dos grandes toreros. Buen toreo de Manzanares y destellos de la clase única y excepcional de Morante.

Y suspenso enorme para los apoderados, veedores y expertos de estas figuras del toreo que se empeñan en buscar unas reses más apropiadas para jóvenes novilleros en plazas de tercera.

TÍTULO: ENFOQUE ESPAÑOL, VERSION EUROPEA,.

Joseph Pérez (Laroque dOlmes, Francia, 1931) es el nuevo Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Su empeño en poner luz sobre ...-foto.

El jurado destaca la «revolución» de su obra a la hora de comprender la «Historia de Occidente y la independencia de Hispanoamérica». El hispanista francés Joseph Pérez logra el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales,.

Joseph Pérez (Laroque d'Olmes, Francia, 1931) es el nuevo Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Su empeño en poner luz sobre la historia de España en los siglos XVI y XVII y hacerlo con una perspectiva nueva es la razón. «Su obra ha supuesto una revolución en la forma de interpretar episodios decisivos para la comprensión de la historia de Occidente y la independencia de Hispanoamérica. Heredero y excelente continuador de la escuela de los Anales y del hispanismo francés, ha contribuido a deshacer muchos prejuicios sobre las instituciones y conflictos de la época, enriqueciendo el análisis de la historia europea», ha quedado escrito en el acta que se leyó a mediodía de ayer en el Hotel de la Reconquista de Oviedo. «Yo he tratado de enfocar la historia desde una perspectiva europea, de ver que en realidad la evolución de España no era rigurosamente distinta de lo que ha ocurrido en otros lugares», aseguró ayer el hispanista e historiador desde su domicilio en Talence, en Francia, donde acogió «con una gran satisfacción» un premio que viene de un país «que amo y siento» y que pasará a engrosar un currículo que, a sus 83 años, incluye la Legión de Honor Francesa y la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio.
Esos episodios decisivos a los que alude el jurado hablan del reinado de los Reyes Católicos, de la expulsión de los judíos de España, de la Inquisición, de los Comuneros y se detiene con especial énfasis en desmentir los mitos y la leyenda negra de España, de mirar hacia el pasado con esa visión global. «Hay que descartar la idea de que España era algo sui géneris, lo que ocurrió es lo mismo que en otras naciones», revela el historiador, que quiere romper especialmente con el mito de la decadencia -«España fue una nación tan decadente como lo fue Francia, cada país tiene sus puntos débiles, sus páginas negras»-. Así miró él a una historia de la que conviene aprender, pero que «no da lecciones imprescindibles».
Eso sí, el tiempo da una perspectiva suficientemente amplia para saber que, con el paso de los siglos, el mundo, y también España, no ha cambiado tanto. «En realidad los problemas fundamentales de la humanidad casi siempre son los mismos. El gran problema de la España imperial fue la deuda pública y la privada, y ahora estamos en lo mismo. Otro gran problema del XVI fue el de los parados, aunque entonces se hablaba de mendigos».
Hijo de emigrantes valencianos, la carrera como historiador de Pérez se inició en la Universidad de Burdeos III, a la que ha estado vinculado toda su vida y de la que fue rector entre 1978 y 1983, y se centró en la Edad Moderna Española. «Me siento francés, pero con raíces españolas muy fuertes y en parte eso me marcó a la hora de elegir tema de investigación», confiesa. Esa relación con nuestro país le llevó también a dirigir la Casa Velázquez de Madrid, institución cultural dependiente del Gobierno francés, entre 1989 y 1996.
La investigación histórica ha sido su vida. Y la forma en la que la ha afrontado no tiene misterios: «Hay que tomarse las cosas en serio, profundizar, no contentarse con lo superfluo, ir al grano». Para eso, hay que pelearse con los archivos, con los textos, y tratar de buscar las claves que den respuestas a esos acontecimientos del pasado que toca analizar. Hay que saber también -sostiene- que siempre en la historia «hay algo nuevo por descubrir» y que «las perspectivas cambian de vez en cuando y hay que actualizar la visión que tenemos».
Esas han sido las máximas que han regido sus trabajos con la historia de España, y también de Latinoamérica, como objetivo prioritario. En eso ha estado liado hasta hace bien poco. Su último libro se publicó este mismo año y lleva por título 'Cisneros, el cardenal de España'. «Me di cuenta de que es, sin duda, el hombre de Estado más representativo del Siglo de Oro. Es una pena que llegara tarde y viejo al poder y no pudiera desarrollar sus capacidades, que las tenía. Si le hubieran dado el cargo en otra época, el rumbo histórico no habría sido el mismo».




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