sábado, 21 de junio de 2014

EN DIRECTO, PADRES E HIJOS, ¿ UN DIÁLOGO DE SORDOS ?,./ LA FUERZA DEL DEBIL,.

TÍTULO: EN DIRECTO, PADRES E HIJOS, ¿ UN DIÁLOGO DE SORDOS ?,.

Quisiera comenzar con una anécdota; estaba en casa de unos amigos en ocasión de una celebración. La pareja dueña de casa tenía un bebito de pocos meses de nacido, el cual estaba durmiendo en su cuarto en el momento en el que llegué. Cuando despertó la persona que lo cuidaba lo sacó de su cuarto y lo trajo a la sala, en medio de gente y ruido. Pude observar, casualmente, que el bebe no miraba, parecía como que él no estaba allí. Al poco tiempo, pasado algunos minutos, comenzó a moverse con cierta inquietud en los brazos de la persona que lo cargaba, el padre lo miró, se acercó, lo cargo y lo cubrió, con sus brazos mientras le hablaba,-en ese.momento el bebe comenzó a emitir sonidos, ya estaba presente. Se estableció un diálogo particular entre los sonidos articulados, al parecer, de reclamo de parte del niño y. las palabras tranquilizador-as y comprensivas por parte dél.padre. ¿Estaba asistiendo a un momento de comunicación?
Las palabras del paciente, la frase consignada de una escritora; el relato de una experiencia. Elementos de inicio, desde la clínica, la literatura, la experien-cia personal que se conjugan en un intento de reflexión sobre la posibilidad del diálogo, las instancias que lo permiten, y las vicisitudes que lo bloquean.
Bachelard (1938), en La firinqción del espíritu científico, plantea el pro¬blema del conocimiento en términos de obstáculos epistemológicos. Es en el acto mismo de conocer donde aparecen, por una especie de necesidad fun¬cional, los entorpecimientos y las confusiones. Es en el poder preguntarnos que reside el. verdadero espíritu científico. Si no hubo pregunta no puede haber conocimiento científico. Nada es espontáneo, nada está dado. Todo se construye.-foto

Al respecto, Winnicott en una conferencia titulada “Psicoanálisis y Ciencia:
amigas o parientes ?”2 nos dice “para el científico, todo vacío en el entendi-miento ofrece un desafío excitante. Se asume la ignorancia. . . La existencia del vacío es un estímulo para el trabajo. El científico se puede permitir una espera y permitirse ser ignorante. Para el científico formular preguntas es casi todo”. Aparece aquí la necesidad del yacio, del no saber, de la espera.
En el epígrafe, nos habla un paciente que vivía detrás de su cuerpo, un cuerpo que parece muerto, un cuerpo que es utilizado como defensa, como muralla, usado como fuerza de choque (recuerdo que me impresionaba el andar rígido, acartonado de este paciente, como el de un zombie). Detrás, alguien mira por los ‘ojos de ese cuerpo, estamos ante una caricatura de lo que sería la residencia del self en el cuerpo. La experiencia relatada, presenta a un bebe que en un primer momento no estaba allí. Al decir de Winnicott el bebe no había retornado a su cuerpo3. El diálogo posterior se puede establecer porque aparece un otro, madre-padre-ambiente suficientemente bueno, que lo acoge y le permite abandonarse, sentirse protegido. Las señales que emite el bebe sólo son comunicaciones, nos dirá Mc Dougall (1978) en la medida en que sean comprendidas.
En un caso, el bebe de la observación en el otro, podríamos intentar llegar a al bebe de la reconstrucción. ¿Qué pasó en la infancia de este paciente, qué hizo que no pudiera asentarse en su propio cuerpo ? ¿Porqué su cuerpo es usado y no habitado? De otro lado, están las palabras de la escritora. Ella nos habla de alguien que se siente dividida. ¿Escisiones profundas? ¿Verdadero y falso self? Se trataría de diversas expresiones de procesos de disociación mente-cuerpo, o desde la concepción winnicottiana estaríamos ante evidencias de procesos de no integración del psiquesoma. Procesos defensivos en un caso, desarrollos detenidos o no alcanzados en el otro.
En los últimos años ha surgido desde la psicología una particular atención al cuerpo como objeto de investigacion y de nuevas técnicas terapéuticas.
¿Podríamos ver en esta preocupación particular por el cuerpo, una expresión
de protesta ante una tendencia a alejarse de la materialidad, ante lo que po¬dría ser un predominio de la mente, de la racionalidad? Parafraseando a
Winnicott, tal vez la atención al cuerpo representa un intento de recuperar la continuidad psique-soma, en esa dialéctica constante que sería vivir la vida y pensar sobre ella.
La relación cuerpo-mente es un tema que ha interesado a muchos autores, sea desde la filosofía, la psicología o la literatura. Dice Garroni, un filósofo, que nuestra identidad es la propia dualidad aprehendida como identidad, de saber y sentir, de figura y fondo, de verosímil e inverosímil, de idéntico y diferente, bien como de mente y cuerpo. El malestar del dualismo es para este autor una especie de neurosis que lleva a la idea gratuita y desprovista de significado de que todo es materia o espíritu. Es el malestar metafísico de quien busca dogmáticamente un saber último, y no de quien se esfuerza antes de todo por comprender. La salud psíquica estaría referida a la comprensión y no a la explicación Descartes, de otro lado, nos habla de la mente y el cuerpo no son sólo corno diferentes, sino como opuestos. Para Descartes guiarse por el cuerpo nos lleva al error. Nuestras percepciones son falsas. La verdad está en la mente, porque pienso existo. Solo mientras pienso existo. Dejo de pensar, dejo de existir. Soy una cosa que piensa. Winnicott en una conferencia titulada Sum yo soy, pronunciada ante una asociación de maestros de matemáticas4, se refiere al “cogito ergo sum”, señalando que para Descartes, el sum significa que tengo un sentido de existencia, en cuanto persona que siento en mi juicio que mi existencia fue probada. Para Winnicott la consideración cartesiana de ser- una cosa que piensa, sería expresión sintomática de un déficit de desarrollo, de una distorsión del deSarrollp psicosomático individual, correspondería a su concep¬to de mente entendida como una entidad. Señala Winnicott, que lo que nos interesa a los psicoanalistas, por el contrario, está en relación a un estado no consciente de ser, más allá de los ejercicios intelectuales de autoconciencia.
Winnicott nos plantea una teoría de la mente, partiendo de la paradoja de que no existiendo ésta realmente como entidad, sin embargo, en la clínica nos encontramos con la mente como una entidad localizada en alguna parte por el propio paciente. Esta observación se deriva de su labor con pacientes ana-líticos que se han visto precisados a efectuar, en la transferencia, una regresión a un nivel de desarrollo sumamente precoz. Este origen en su propuesta, es importante porque nos permite comprender la relevancia que para él tiene la regresión, durante el análisis, a un estado inicial de dependencia casi absoluta, particularmente en pacientes muy perturbados.
La mente sería para él, un caso especial de funcionamiento del psiqueso-ma, una tendencia anormal que se diferencia de la psique normal y que se desarrolla bajo determinadas condiciones. Plantea la paradoja: la mente exis¬tirá como entidad si el desarrollo temprano no ha sido satisfactorio. Conside¬ra desde el inicio de la vida una existencia psicosomática. “Pensando en el indi-viduo en vías de desarrollo se ve un cuerpo, y la psique y el soma no se dis-tinguen si no es desde la perspectiva del observador”. El psiquesoma precoz, normal para Winnicott, se mueve dentro de cierta línea de desarrollo, siempre y cuando su continuidad de ser no se vea turbada. En otras palabras, nos dirá, el sano desarrollo del psiquesoma precoz necesita inicialmente de un medio perfecto, al principio la necesidad es absoluta. El buen medio, la madre suficientemente buena, es aquella que se adapta activamente a las necesidades del psiquesoma recién formado. Al comienzo la madre cuida que las experiencias instintivas del niño no lleguen a un nivel de intensidad que lo desarticule.
Con el tiempo la necesidad absoluta se relativiza, si la madre fue suficientemente buena, aportando, asimismo, una falla gradual de adaptación, el niño pondrá en juego su actividad mental y sabrá tolerar sus deficiencias. Su actividad mental va a hacer inicialmente, que un medio suficiente se convierta en un medio perfecto, convierte la falla en un éxito. A partir de allí va a aparecer la diferenciación de la psique entendida corno la elaboración imaginativa de las partes, sentimientos y funciones somáticas, albergada, residiendo en el cuerpo y la mente. Esto no está dado, es un proceso que se tiene que de-sarrollar. Proceso que parte de la necesidad, del funcionamiento fisiológico, de una fase en la que la respiración del cuerpo lo es todo, en la que no existe la mente ni el funcionamiento mental, y que va hacia una elaboración psíquica, hablamos aquí de un funcionaMiento mental que es muy distinto del trabajo intelectual.
Esto supone que los aspectos psíquicos y somáticos de la persona que va desarrollándose se vean envueltos en una interrelación. Esta interrelación ini¬cial constituye una fase temprana y necesaria del desarrollo individual. Base del verdadero self que inicialmente6 es no reactivo a los estímulos externos y que está estrechamente vinculado con la idea de proceso primario. El self inicial es una primera organización, sólo algo más que la suma de la vida sen-soriomotriz. En una fase posterior el cuerpo vivo con sus límites, un exterior y un interior es percibido por el individuo como parte del núcleo de su ser imaginativo.
En El Desarrollo Emocional Primitivo señala Winnicott, que a menudo damos por sentada la localización del ser en el propio cuerpo, sin embargo el sentido del ser y de lo que no es el ser se desarrolla. La personalidad no está integrada, corno hemos visto, habría al principio una no integración. Un. ejem¬plo de fenómeno de no integración, lo observamos en la clínica, en el paciente que durante las sesiones da todos los detalles de los acontecimientos, por triviales que sean, de su vida cotidiana, casi como si nos trajera un informativo, un reporte diario. Paciente que expresa así, una necesidad de ser conocido en pelos y señales por el analista, dado que el ser conocido significa para el paciente sentirse integrado, al menos en la persona del otro.
La tendencia a integrarse en el individuo se ve asistida por dos series de experiencias : la técnica de los cuidados infantiles, en virtud de los cuales el niño es protegido, acunado, nombrado y las agudas experiencias instintivas que tienden a reunir la personalidad en un todo partiend6 de dentro. Es un doble proceso interno y externo.
 
TÍTULO: LA FUERZA DEL DEBIL,.
  1. La fuerza del débil

    ¿Alguien podría decir que esta actitud tiene que ver con ser débil? El que solicita el socorro de los demás tiene la fuerza interior necesaria ...-foto,.
     
    • A veces para resolver los conflictos el primer paso es pedir ayuda, pero antes hay que reconocer que se necesita al otro y formular qué es lo que se necesita sin exigencia ni ambigüedad.
    Quien sabe pedir ayuda a la persona adecuada, sabe amar y amarse, y tiene el deseo de mejorar, se está comprometiendo con lo que le pasa y luchando para resolver los conflictos. Es decir, quien pide ayuda, posee el sufi ciente valor para aceptar que necesita de los otros para llevar a cabo lo que quiere. 

    ¿Alguien podría decir que esta actitud tiene que ver con ser débil? El que solicita el socorro de los demás tiene la fuerza interior necesaria para luchar por estar mejor, no niega sus problemas y no quiere aparentar estar bien. No se engaña y sabe compartir con los demás lo que le sucede, pero elige a las personas adecuadas para recibir lo que busca.  Sin embargo, sucede que algunas personas han pedido ayuda y no la han recibido. Entonces, se cierran en sí mismas y desconfían de que haya alguien que pueda proporcionarles alivio. Cuando se produce una decepción de este tipo, nos encontramos ante confl ictos internos que no han permitido una buena comunicación emocional. Por un lado, el que pide puede hacerlo de una forma muy exigente o de forma poco clara porque tiene miedo a expresar sus problemas. Por otro, el que recibe la petición puede no ser capaz de responder.
    Como la forma de comunicarnos tanto con el otro como con nosotros mismos proviene de la infancia, el resentimiento contra el que no nos ha podido ayudar procede de épocas pasadas. En la niñez aprendemos a pedir lo que necesitamos hasta ser autónomos. Según nos hayan enseñado a querer y a querernos, habremos aprendido a solicitar al otro allí donde nos puede ayudar, porque sabremos reconocer y aceptar las dependencias que tenemos de aquellos a los que queremos.
    Cuando Elsa acudió a terapia se sentía deprimida. Se había separado hacía meses y no confiaba en nadie. Intentó hablar de ello con una amiga, pero ella no la escuchó como esperaba. Su amiga también estaba divorciada y le decía que se estaba mejor sola que mal acompañada. Tampoco acudía cuando Elsa le pedía que salieran juntas. Decidió entonces que no volvería a pedirle nada, ni a ella ni a nadie. Para una vez que la necesitaba, se limitaba a taparle la boca con tópicos y a dejarla sola, después de que Elsa había dedicado horas a escucharla.
    Un madre ausente 
    Tras un tiempo de tratamiento, Elsa comprendió que el rencor hacia su amiga venía de lejos. Siempre había respondido a lo que los demás esperaban de ella. Necesitaba sentir que le pedían cosas, sobre todo su madre, y siempre estaba dispuesta a ayudar. Con esta actitud se colocaba allí donde su madre deseaba, pero también tapaba algo que le resultaba insoportable y era la incapacidad materna de socorrerla.
    Su madre era fría e infantil. Elsa intentaba no descubrir esta fragilidad materna y para ello tenía que tapar el hecho de que necesitaba que su madre se ocupara de ella. Pero nunca encontró ese apoyo. El día que su amiga no le respondió como quería, le invadió la rabia, porque evocó el poco amor que su madre le había dedicado.
    Ser capaz de recibir ayuda, así como de brindarla, es importante porque promueve el crecimiento del que da y del que recibe. Para conseguirlo tenemos que desprendernos de ideas que se asientan sobre imagos parentales que permanecen en el inconsciente y donde los padres pueden aparecer como seres omnipotentes que dan todo aquello que se les pide.
    Con frecuencia, cuanto menos pueden un padre o una madre ejercer su función, más negadas pueden estar sus difi cultades por parte de los hijos. Esta negación promueve que se acepten menos, no solo las limitaciones de sus progenitores, sino también las propias.
    Pedir ayuda se vive como algo temido cuando evoca dependencias infantiles no resueltas. La vulnerabilidad que se siente es demasiado alta y entonces se evita la demanda al otro para eludir el reconocimiento de una carencia. Si en el proceso de maduración psicológica hay demasiados conflictos, pueden aparecer dificultades que revelan un alto grado de incompetencia para pedir ayuda. El narcisismo y la excesiva dependencia son, entre otras, las mayores difi cultades a las que nos podemos enfrentar.
    Qué nos pasa 
    Acitudes que entorpecen recibir ayuda de los demás: Sentir como un rechazo el que no puedan respondernos justo en el momento en que necesitamos. No expresar claramente que necesitamos ayuda por sentir que esa necesidad es algo que nos avergüenza. Exigirlo o pedirlo como si fuera una orden y no reconocer lo que se nos da como apoyo.
    Las palabras 
    Imago parental
    Se denomina así al prototipo inconsciente de personajes que orientan la forma en que la persona aprende de los demás. Estos personajes se elaboran a partir de las primeras relaciones. Las imágenes enlazadas a los padres de la infancia no deben tomarse como un reflejo de lo real. Por ejemplo, la imagen de un padre terrible puede ocultar a un padre real demasiado débil.

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