domingo, 22 de junio de 2014

REVISTA TOROS, Vuelven a casa por San Juan,./ TRAZOS,.EL PAPEL DEL DIBUJO,.


Tres trayectorias diferentes, tres formas de sentir y enfocar la vida y un anhelo común, volver a torear en su plaza y su afición, después de ...,.
  • Vuelven a casa por San JuanLos tres matadores de toros pacenses tentaron hace unos días en la finca sevillana de Martín Lorca, donde pastan los toros que matarán esta tarde,.

  • Ambel Posada, Israel Lancho y Julio Parejo regresan a la plaza que les vio nacer como toreros,.

    Tres trayectorias diferentes, tres formas de sentir y enfocar la vida y un anhelo común, volver a torear en su plaza y su afición, después de muchos años sin hacerlo. Esta tarde tendrán la oportunidad de enfrentarse a seis toros de la ganadería de Martín Lorca con la esperanza de que su esfuerzo y entrega les valga para hacer lo que más les gusta en la vida, torear.
    ¿Qué puede esperar de ustedes el aficionado que acuda esta tarde a la plaza?
    Israel Lancho: Es muy difícil, en una tarde no sabes lo que va a pasar. Somos tres matadores de todos que en cualquier momento te pueden sorprender. Hay que aprovechar que hay gente que está cansada de ver sólo a las figuras del toreo y prefieren ver a tres toreros en nuestra situación.
    Julio Parejo: El mejor reclamo para el público esta tarde es la novedad. Todas las ferias que se dan, en muchos kilómetros a la redonda, ofrecen carteles casi idénticos en los que sólo se intercambian piezas Somos toreros que estamos intentando abrirnos camino y necesitamos de esta oportunidad, por lo que tienen asegurado que vamos a dar todo lo que tenemos dentro para que salgan satisfechos de la plaza.
    Ambel Posada: Yo, como aficionado que soy, estoy harto de encontrarme con carteles que, a fuerza de repetirse, han perdido muchos de sus alicientes. Se trata de toreros impresionantes, pero siempre es lo mismo. En esta corrida, para bien o para mal, el público va a poder ver cosas distintas, toreros con una ilusión por las nubes y queriendo hacer las cosas por derecho.
    ¿Les molesta que alguien denomine el festejo de esta tarde como 'la corrida de la oportunidad'?
    I.L.: A mí no me molesta que se le llame así. Cada corrida es una oportunidad, tanto para mí como para El Juli o para Perera. Cada vez que sales a una plaza tienes la oportunidad de triunfar o fracasar pero, sobre todo, tienes la oportunidad de expresarte, aunque cada uno lo interprete a la postre como le parezca. Lo único que no es una oportunidad es quedarse en casa. Yo soy torero y creo que tengo que estar, siempre que considere que se me respeta. A mí me han preguntado si me ha molestado lo que ha dicho Javier Solís, yo lo he hablado con él y se lo he dicho claro, es perfectamente comprensible que él quiera estar en otro tipo de cartel. Cualquiera de los que estamos aquí hubiéramos preferido acartelarnos con dos figuras del toreo, pero no se dan las condiciones. Yo nunca he tomado la posición de Solís como un desprecio hacia nosotros.
    J.P.: Yo sí estoy un poco cansado de que a este festejo se le llame 'la corrida de la oportunidad'. La oportunidad ya la tuvimos en su día. Yo creo que es una corrida especial. Sacar adelante cualquier festejo, en la situación de crisis que vivimos, es muy complicado y hacerlo en una plaza tan grande como la de Badajoz, aún más.
    A.P.: Yo lo de 'la corrida de la oportunidad' es la primera vez que lo escucho. pero si quieren llamarla así que lo hagan. Es la oportunidad de expresarte, de evidenciar todo lo que llevamos preparándonos para demostrar que estamos aquí. La denominación de este festejo debería ser 'corrida de la oportunidad para demostrar que hay muchos toreros' y no solo 'corrida de la oportunidad'.
    ¿Son conscientes de que en la situación en la que están ustedes pueden verse en un par de años muchos toreros más?
    I.L.: Soy perfectamente consciente. Yo siempre digo lo mismo, cuantos más haya, mejor. Eso será señal de que crece la afición y el interés por la fiesta en nuestra tierra. El problema está en saber si ese aluvión de matadores de toros que se avecina lo va a hacer por derecho, respetando los mínimos sin ejercer competencia desleal. A mí, me consta que hace unos días me han sacado de un cartel porque un compañero ha decidido torear por debajo de los mínimos.
    J.P.: No hace falta irse a dentro de dos años. En esta feria, de trece toreros, diez son extremeños. Si quisiéramos, podríamos hacer una feria de nivel sólo con toreros de la tierra.
    A.P.: Yo veo fenomenal que se vaya renovando el abanico de toreros extremeños. Eso sí, siempre que vengan por el camino de la honestidad. Todos los toreros empujamos de un modo u otro a que haya más diversidad en los carteles, a que no haya siempre lo mismo. Cuando Julio y yo fuimos a hablar con el concejal de Festejos, no pedíamos expresamente torear nosotros, pedíamos que hubiera una corrida de los extremeños. Si al año que viene tienen que entrar otros, bienvenidos sean.
    Centrándonos en la corrida de esta tarde y teniendo en cuenta que los tres han tentado en la ganadería de Martín Lorca, ¿qué tipo de toro va a ver salir el aficionado por la puerta de toriles?
    I.L.: Es una ganadería que está en un buen momento y que está sacando a toreros necesitados para adelante. Ahora mismo está para apuntarse con ella en cualquier sitio. Para mí es un dulce, teniendo en cuenta lo que yo he toreado y que hace más de dos años que no toreo en España.
    J.P.: Tan importante es no encasillar la fiesta en toreros como en toros. Siempre es positivo ver una ganadería distinta en una plaza como la de Badajoz. Esta es una oportunidad también para el ganadero. Puede triunfar y el año que viene podría volver otra vez. Hay que tener en cuenta que es encaste Domecq y que todo pertenece al mismo árbol, pero hemos visto la corrida y está muy bien presentada.
    ¿En el sorteo va a haber 'bofetadas' a la hora de elegir o es pareja?
    -A.P.: Yo he visto la corrida en el el campo y ahí es difícil hacerte a la idea, pero puedo decirte que hay tres toros fuertes y otros tres más fuertes aun. La corrida es buena, seguro que será la madre de todas las corridas, pero tiene hechuras de embestir. Hablamos mucho de toreros, pero hay muchos buenos ganaderos en Badajoz y provincia, que tienen las fincas llenas de corridas en sus fincas sin poder lidiarlas. Hace poco matamos Julio y yo una corrida de José Luis Iniesta en Valencia de Alcántara que salió extraordinaria. Tuvo sus dificultades, quería coger por abajo, quería hacer las cosas en 'bravito', pero esas corridas habría que verlas más en Extremadura. En la plaza de Badajoz, en los últimos años, han salido grandes corridas de Albarrán o de los Píriz, que no hemos vuelto a ver. Hay ganaderías en Extremadura de las que deberíamos presumir.
    Cada vez que se habla de la 'corrida de los extremeños' sale a colación el apoyo público a estos festejos. ¿Creen que las administraciones deben apoyar directamente estos festejos?
    I.L.: Yo creo que eso es meterse un poco en política, pero está claro que toda actividad cultural necesita el apoyo público. La fiesta necesita una inyección económica en este sentido, pero igual que lo necesita el cine o el teatro.
    J.P.: A nivel empresarial, yo creo que el Ayuntamiento presta bastante apoyo a la empresa, por lo que creo que está en condiciones de exigir que los toreros de su tierra toreen. Sobre todo, porque los paisanos lo piden. En este caso hay que agradecer el apoyo de le empresa y de las instituciones.
    A.P.: Las instituciones deben exigir que con su apoyo se contraten a toros y toreros extremeños. Nosotros paseamos los nombres de Badajoz y Extremadura por todo el mundo. Esta corrida se tiene que seguir haciendo, no para la que la toreemos nosotros, sino para que la toreen los toreros de Badajoz que vayan saliendo cada año y así puedan responder a las expectativas que levanten. Todos los que han llegado a figura lo han hecho pasando por la escuela, toreando novilladas sin picadores en portátiles, toreando novilladas en pueblos y, un día, entraron en las ferias en corridas como esta. Todo el dinero que se ha invertido en formar toreros se perdería si no se da continuidad a ese apoyo.
    ¿Qué les parece que las grandes figuras tengan cerradas en febrero las temporadas enteras?
    I.L.: En el planteamiento de las temporadas de las figuras tiene sus pros y sus contras para nosotros. Es cierto que, hagas lo que hagas, hay puestos a los que nunca vas a tener acceso nunca, pero también es cierto que ahora hacen temporadas mucho más cortas que antes. Sólo hay que recordar aquellas temporadas de 150 corridas de Jesulín, con tres festejos en un día. De todas formas los carteles sólo se abre de una forma. Se pega un buen zambombazo en Madrid y, al día siguiente, todo el mundo quiere torear contigo. Lo que te pone arriba es el público. Todo en el mundo del toro es criticable, incluso la figura de José Tomás, que parece que está por encima del bien y del mal, recibe críticas por su forma de proceder en la fiesta.
    J.P.: Y creo que cada uno explota su fuerza como puede. Las figuras se han ganado el derecho a elegir a base de sangre sudor y lágrimas. Aunque tengan cerradas las temporadas, si afrontan los compromisos importantes en las plazas de primera y no triunfan, el resto de la temporada se les hace muy cuesta arriba.
    A.P.: Esto ha llegado a un punto en el que todo es mentira. El único momento de verdad es en el que sale el toro. Cuando una figura puede cerrar su temporada de Valencia a Zaragoza, está demostrando cómo está todo esto montad. Se puede decir aquello de que «revientas Madrid y estás lanzado», pero qué posibilidades tienes de reventar Madrid. Al final te ves luchando contra una pared imposible de superar. Es muy difícil. hace quince años tú cortabas una oreja en Sevilla y tenías firmadas veinte tardes, ahora cortas una oreja en Sevilla y te quedas tan parado como si no la hubieras cortado. Esto te obliga a tomarte esto, como lo hacemos, con mucha preparación y, sobre todo, con mucha ilusión.

    TÍTULO : TRAZOS, EL PAPEL DEL DIBUJO,.

     Entonces Esteban me dijo que necesitaba prestada mi alma un momento. Me explicó, muy someramente, que debía realizar unas diligencias, unos asunticos rápidamente. El problema era que la naturaleza de aquellas vueltas que tenía que hacer no era compatible con su alma, así que necesitaba la de alguien más. Como yo siempre he sido su buen amigo, decidió pedirme prestada la mía. Con esa misma cara de extrañeza que tú debes tener ahorita, buen lector, me quedé yo viendo a Esteban Valdivieso un rato.-foto,.

        Nada de lo que me había dicho tenía sentido. Pero él siempre había sido así, excéntrico, loco, estrafalario y extravagante. Era un tipo que andaba por ahí en shores anaranjados y camisa morada manga larga de satén, con un ocasional turbante turquesa y unos lentes oscuros que reflejaban en verde. Todo esto cerrado por unas desgastadas alpargatas que habían visto toda la historia de Venezuela y sus alrededores.
        Esteban Valdivieso se la pasaba hablando de las energías, de las fuerzas, de las buenas y malas vibras. Hablaba del espacio, de si estábamos o no estábamos solos en el universo y qué influencia tenían sobre nosotros esos posibles vecinos intergalácticos. Se la pasaba comprando velas de color púrpura, inciensos de aromas extraños como “aguacate”, “kiwi” o algunos con nombres más abstractos como “felicidad”, “buena fe” o “patria”.
        En la casa de Esteban Valdivieso no había muebles, sino cojines y almohadones forrados con telas curiosas esparcidos estratégicamente por el suelo, según los veinticuatro libros de Feng Shui que tenía. Tampoco había puertas, pues por designios de alguno de los diversos cultos que practicaba, las puertas estaban prohibidas por ser obstaculizadoras del libre paso de las energías cálidas. Así que, entre habitación y habitación- que me imagino que no es necesario decir que no eran muy diferentes una de otra-, lo único que había eran cortinas de una tela transparente y muy suave.
        Es así como, después del shock inicial por la petición de Esteban, logré darme cuenta que era algo que no desencajaba con aquel personaje. Me lo imaginé fácilmente despertando en la mañana y pidiéndole prestada el alma a su mamá para ir a sacar el rif o el pasaporte nuevo. Algo normal para él. Muy extraño para el resto de los mortales, como yo.
        Pero a fin de cuentas, Esteban era panita. Era un loco, pero bien agradable. Siempre regalaba comida y bebida cuando uno iba a pasar un rato en su casa. Siempre hablaba de sus particularidades, pero nunca obligaba a nadie a creer o practicar lo mismo que él, cuestión que se le agradecía enormemente, porque no hay nada más fastidioso que un fanático obligando a alguien a pensar igual que él. Así que decidí seguirle la corriente esta vez a la excentricidad de Estaban Valdivieso; decidí prestarle mi alma.
        Me citó a las nueve y media de la noche en su apartamento y si bien yo estaba ahí en la puerta desde las nueve y cuarto, no fue sino hasta que el reloj marcó exactamente la hora indicada cuando Esteban abrió la puerta. Tenía una actitud seria y ceremonial que jamás le había visto. Me invitó a pasar y me sentó en uno de los almohadones que había en el piso. Me invitó un famoso té chino o japonés que sabía únicamente a agua de arroz y me hizo esperar un rato mientras buscaba unas cosas en otro de los cuartos.
        Volvió con unos envases de vidrio, de formas que yo había visto nada más en películas. Uno muy grande, parecido a un narguile y otros dos más pequeños, que parecían propios del arsenal de cualquier bruja de Hollywood. Los dispuso estratégicamente en una mesa baja que había frente a mí y se sentó en un almohadón del otro lado de la mesa. Se quedó en silencio por unos minutos.
        Me explicó una vez más el propósito de aquella reunión, qué era lo que pretendía hacer. Aunque no me explicó exactamente por qué, se limitó a mantener su historio de “unas diligencias” que tenía que hacer y que esas diligencias no eran compatibles con su alma. Quise preguntarle qué le hacía pensar que la mía sí sería compatible, pero me quedé callado en el mismo instante en que entendí que hacer esa pregunta significaba suponer que lo que Esteban estaba haciendo tenía sentido; hacer esa pregunta suponía tomar como cierto toda aquella locura del traspaso de almas.
        Esteban prendió par de velas moradas que ya estaban en la mesa, cerró los ojos y en un rictus propio de un rito de alta seriedad e importancia, comenzó a susurrar unas palabras que nunca entendí. Habló y habló por unos minutos, al mismo tiempo que batía los brazos hacia el techo y hacia los lados y contorsionaba las manos como si fuera una bailarina de danza árabe o de flamenco.
        Ya cuando estaba a punto de reírme y decirle a Esteban que dejara la estupidez, abrió los ojos y se quedó mirándome fijamente. Una mirada vacía, horrible, perturbadora. Estuvo mirándome con fijeza durante unos cuantos minutos más. Luego, comenzó a soplar hacia el envase grande de vidrio que estaba en el centro de la mesa.
        Soplaba suavemente, como si estuviera intentando encender una parrilla. Me quedé un rato mirándolo, dándome cuenta de que para él nada de lo que estaba sucediendo ahí era un juego. Cuando desvié la mirada hacia el envase nuevamente, casi me da un infarto del susto. El envase grande de vidrio estaba lleno hasta la mitad por una especie de humo morado. Era una sustancia muy parecida al humo del cigarrillo, con la diferencia del color. Además, el contenido del envase de vidrio parecía brillar suavemente.
        Cuando Esteban terminó de soplar, me hizo un gesto con la mano, indicándome que debía hacer lo mismo. En ese punto, podrás entender estimado lector, que ya no entendía qué estaba pasando, ni estaba tan convencido de que todo fuera una loquetera de Esteban. Así que, impulsado por sabe Dios qué fuerza universal, empecé a soplar en dirección al envase de vidrio.
        Fue una sensación extrañísima. Mientras soplaba, sentía como si me desprendieran algo. Como si me quitaran una costra, pero una costra que estaba en algún lugar muy profundo dentro de mi cuerpo. Con cada soplo se desprendía más y más… y dolía. Ya cuando el envase estaba casi lleno, incluso se me escaparon unas lágrimas, pues el dolor en el pecho se había hecho casi insoportable ya. Al final, cuando el jarrón de vidrio estuvo lleno, Esteban me hizo una seña para que dejase de soplar.
        Él tomó el envase grande, lo batió un poco y procedió a llenar los frascos más pequeños que estaban en la mesa, uno frente a cada uno de nosotros. Tomó el de él y aspiró el humo morado como si fuera una pipa. Entendí que debía hacer lo mismo.
        Si la experiencia de haber “expulsado mi alma” fue extraña, la de “aspirar el alma de otro” fue muchísimo más rara. Solo lo puedo describir como ponerse los interiores de otra persona, como usar los retenedores de alguien más o pero aún… como escribir en el teclado de la computadora de otra persona. Qué sensación tan incómoda.
        Me sentía mareado, desubicado y la vista se me nubló bastante a causa de aquel humo morado. Llegué a la conclusión de que Esteban era raro y me había drogado para violarme. Así que decidí que me tenía que ir inmediatamente de ahí. Esteban no se negó, pero me dio unas indicaciones, supongo que para saber qué hacer y qué no mientras tenía su alma. Pero yo no le presté atención, quería irme inmediatamente de ahí antes de perder la virginidad que me interesaba mantener.

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