domingo, 13 de julio de 2014

A FONDO, HASTA QUE LAURA NOS SEPARE,./ ENTREVISTA, MELINDA GATES,.

TÍTULO : A FONDO, HASTA QUE LAURA NOS SEPARE,.

  1. Sentarse en su despacho de Los Ángeles durante una hora cuesta 750 dólares. La tarifa de Laura Wasser es tan exorbitante como los ...|fotos|,.
    A fondo

    Hasta que Laura nos separe

    Esta mujer ha estado detrás del divorcio de Demi Moore, Angelina Jolie, Christina Aguilera, Scarlett Johansson... Y, ahora, del de Melanie Griffith. No es una rompe-corazones. Laura Wasser es la mejor abogada matrimonialista de los Estados Unidos. Estas son sus armas.
    Sentarse en su despacho de Los Ángeles durante una hora cuesta 750 dólares. La tarifa de Laura Wasser es tan exorbitante como los divorcios de sus clientes. Pero quién mira el dinero cuando quieres que la mejor abogada del país se encargue de negociar quién se queda con la casa de la playa en Malibú y quién con la mansión en los Hamptons, cómo repartir las obras de arte del apartamento de Nueva York y cómo pactar los términos de la custodia compartida de los niños. Pero también la del chihuahua. Por algo, todo el mundo en Hollywood conoce a Wasser como Queen of Disso o la reina de la disolución (matrimonial, se entiende). Su destino estaba escrito en la misma partida de nacimiento. Las iniciales de Laura Allison Wasser (L. A. W.) significan 'ley' en inglés. No fue casualidad. Su padre, Dennis Wasser, un prominente abogado especializado en divorcios de Los Ángeles, lo hizo con conocimiento de causa. El adiestramiento casero empezó temprano.
    Wasser y su hermano crecieron entre los niños de papá de Beverly Hills. Pero mientras sus amigos recibían coches deportivos cuando cumplían 16 años, en casa de los Wasser todo requería una pequeña negociación. Para conseguir su primer coche, Laura tuvo que buscarse un trabajo y comprometerse a pagar parte de su seguro. Su paga y su horario también requirieron de un convenio regulador. Finalmente, la estrategia de papá dio sus frutos y Wasser terminó licenciándose en Derecho en 1994.El primer divorcio lo vivió en su propia casa: sus padres se separaron cuando ella tenía 16 años. Fue una ruptura civilizada. «Rompieron antes de empezar a odiarse», explica ella. En el segundo, Wasser era una de las partes contratantes. Después de haberse casado demasiado joven con un compañero de universidad, ella misma se encargó de tramitar los papeles. No ha vuelto a pasar por el altar, aunque es madre de dos hijos, de nueve y cuatro años, de dos padres diferentes.
    Wasser no tiene fama de despiadada, sino de eficaz, de gran negociadora y, sobre todo, de discreta. Su bufete tiene una estricta política de confidencialidad y jamás opina sobre sus clientes en la prensa. Quizá por eso es la favorita de las estrellas: representó a Heidi Klum en su divorcio del cantante Seal, a Ashton Kutcher en su separación de Demi Moore y a Ryan Reynolds después de que su matrimonio con Scarlett Johansson se fuera a pique apenas dos años después de casarse. Christina Aguilera, Mariah Carey, Angelina Jolie y Kim Kardashian también han sido clientes suyos. Y Melanie Griffith acaba de contratarla para que gestione su separación legal de Antonio Banderas después de 18 años de matrimonio.
    También ha tramitado algunos de los divorcios más sonados de Hollywood. Maria Shriver se hizo con sus servicios nada más hacerse público que su marido, Arnold Schwarzenegger, había tenido un hijo con una de sus empleadas domésticas. Casi tres años después, su divorcio que está llamado a batir récords debido al abultado patrimonio del actor aún no es oficial y Wasser sigue cobrándole su elevada minuta a Shriver. Vanessa Bryant, mujer de la estrella de la NBA Kobe Bryant, confió en ella hasta que el año pasado decidió reconciliarse con el jugador de los Lakers y poner su demanda de divorcio en cuarentena. Wasser puede presumir, además, de haber negociado la separación más cara de Hollywood: la que en 2011 obligó a Mel Gibson a pagar la mitad de su fortuna (estimada en unos 850 millones de dólares) a su exmujer, Robyn Moore. La abogada también consiguió que el actor, que estuvo casado durante 30 años y tuvo siete hijos con Moore, tuviera que cederle a su ex el 50 por ciento de los derechos de sus películas para el resto de su vida.
    Pero, a pesar de las cifras astronómicas, según Wasser, ante un divorcio todos somos iguales. «Todo el mundo tiene la misma ansiedad, tristeza y odio cuando un matrimonio se termina. Da igual que unos tengan que pensar con quién irán a los Oscar o con quién asistirán a la fiesta de Navidad de la oficina. Todos tienen la misma mirada cuando llegan a mi despacho. No importa cuánto dinero o poder tengan, siempre tienen el mismo miedo de no volver a ver nunca a sus hijos».
    Guapa, delgada y estilosa, Wasser tiene una percha más propia de esas estrellas de Hollywood a las que representa que de picapleitos. Pero lo tiene claro: «Represento a las celebridades, no soy una de ellas». Además, no son sus únicos clientes. Wasser también realiza trabajo pro bono representando a mujeres pobres y víctimas de violencia de género en el Harriett Buhai Center for Family Law de Los Ángeles. E incluso ha tenido tiempo de escribir un manual sobre cómo divorciarse civilizadamente. Ahorrándose los nombres y apellidos, su anecdotario es infinito: desde la mujer que recibió sus papeles del divorcio con un ramo de rosas marchitas el Día de San Valentín hasta la batalla que una pareja libró por la custodia de su loro.
    Con esa agenda, ese currículo y esa reputación, a Wasser le sobra clientela. Por eso tiene una estricta política a la hora de aceptar nuevos casos. «A veces llegan a mi despacho diciendo: Quiero destrozarlo. Castigarlo tanto como sea posible. En esos casos, yo suelo contestar: Quizá no seamos el bufete adecuado para usted». El estilo poco beligerante, pero efectivo de Wasser incluye evitar, en lo posible, poner un pie en los juzgados. «En un divorcio, nunca ganas. Solo puedes pretender alcanzar un buen acuerdo», dice. Tiene razón: un acuerdo extrajudicial siempre es más rápido, más indoloro y, sobre todo, más barato. «Siempre les digo a mis clientes que tendrán suerte si no tienen que ver el interior de un juzgado. El nivel de animosidad y el desembolso económico son enormes. Puede que ahora te caiga bien, pero te garantizo que no te va a gustar firmarme un cheque por valor de medio millón de dólares».
    Su otra advertencia para clientes recién llegados es que no hay espacio para el diván en su despacho. «Siempre les digo que un terapeuta es mucho más barato que yo. Además, ¿qué sé yo sobre relaciones? Tengo dos hijos con dos hombres diferentes». Aun así, cuando el rencor y el odio amenazan con convertir el proceso en un calvario, Wasser tiene un sencillo consejo para sus representados. «Suelo decirles: Vuelve a aquel momento en el que empezasteis a salir o cuando estabais en el paritorio cogidos de la mano. Tiene que haber algo que te gustase de esa persona».
    Quizá por pura deformación profesional o porque a estas alturas ha visto y oído de todo en los juzgados Wasser no cree en el matrimonio. «El aspecto que más me incomoda del matrimonio es que se trata de un contrato regulado por el Estado, y yo no quiero que el Estado controle mis asuntos privados. Creo en el compromiso, en la familia y en educar a los hijos dentro de una pareja, simplemente no creo que haya que estar casado para hacer todo eso», explica. Por eso, no entra en sus planes volver a pasar por el altar. «No he encontrado a nadie que me diera una buena razón para casarme. Pero me encanta estar enamorada. Y a nadie le gusta más una boda que a mí». Es natural. Al fin y al cabo, una boda siempre es el primer paso hacia uno de esos divorcios multimillonarios con los que tan bien se gana ella la vida.
    LOS 'HITS' DE LAURA -Heidi Klum y Seal Casados en separación de bienes. Klum con 170 millones de dólares y Seal con 15 no se enzarzaron por dinero. Ella contrató a Laura para conseguir la custodia de los niños. Al final llegaron a un acuerdo. -Ashton Kutcher y Demi Moore. Ella, pese a tener una fortuna de unos 150 millones de dólares, quería más. Así que él contrató a Laura en 2012 para encargarse del divorcio. Al parecer, Kutcher 'solo' le dio 10 millones. -Maria Shriver y 'Conan'... Tras 25 años y cuatro hijos se divorciaron en 2011. Él tenía un hijo con la asistenta. Laura Wasser defendió a Shriver para conseguir unos 300 millones de dolares, la mitad de la fortuna de Arnie. -Mel Gibson y Robyn Moore. Laura Wasser logró para Robyn 425 millones de dólares en el quinto divorcio más caro de la historia y el mayor en la industra del cine. Atrás quedaron 28 años de matrimonio y siete hijos.
    Mis diez claves para divorciarte bien
    Por Laura Wasser
    1. Antes de casarte: habla con tu pareja. Antes de pasar por el altar habla sobre tus expectativas, sobre dónde viviréis, cómo educaréis a vuestros hijos o si tendréis cuentas bancarias comunes o separadas. También es el momento de valorar si os convendría firmar un contrato prematrimonial. No es una conversación agradable, pero sentarte a escribir tu testamento tampoco lo es y debes hacerlo. 2. Busca el momento adecuado para dar el paso. Una pista: cuando las cosas malas exceden a las buenas durante demasiado tiempo, puede que el divorcio sea la única respuesta. Y encuentra una buena manera de decírselo. La forma en la que lo hagas marcará el tono del resto del proceso. 3. Piensa siempre en tus hijos y su bienestar. Esa debería ser la prioridad de ambos. 4. Sé amable, razonable y rápido. Y trata a tu ex como te gustaría que él te tratase a ti. 5. Nunca olvides que un divorcio es una transacción legal. No dejes que las emociones, el miedo o el odio dicten el curso de las negociaciones. 6. Busca un buen abogado. No necesitas un 'pitbull', sino un experto legal que te aconseje sobre tus derechos y tus responsabilidades, que sea un buen estratega y un excelente negociador. Pide referencias en tu entorno más cercano. 7. Tu abogado no es tu terapeuta. Mantén los asuntos legales y los emocionales separados y te ahorrarás una fortuna. Si necesitas ayuda psicológica, busca un profesional. 8. No hay divorcio bueno, pero puedes evitar que sea un calvario. Si lo necesitas, acude a un mediador o un consejero. Y evita en lo posible ir a juicio, resolverlo en los despachos será más indoloro (y más barato) para todos. 9. Vive tu vida. No dejes que tu divorcio te la amargue. Concéntrate en tus responsabilidades, tus hobbies y tus otras relaciones. 10. No rompas todos los lazos. Aunque te estés divorciando, trata de presentar un frente común con tu ex en aquellos asuntos que aún tengáis en común. Ten en cuenta que, si tenéis hijos, siempre seguiréis estando presente en la vida del otro.
     
    TÍTULO: ENTREVISTA, MELINDA GATES,.
     
     " HEMOS CONVENCIDO A 127 MILLONES PARA QUE DONEN LA MITAD DE SU FORTUNA,. -|foto|,.
    . "Ya hemos convencido a 127 millonarios para que donen la mitad de su fortuna" ... Hemos invertido 400 millones de dólares en ayudar a los ...
     
    Entrevista

    Melinda Gates: "Ya hemos convencido a 127 millonarios para que donen la mitad de su fortuna"

    La esposa del creador de Microsoft es una de las mayores filántropas del planeta. Hablamos con ella sobre impuestos a las grandes fortunas; sobre su marido, Bill Gates; sobre las contradicciones de vivir en una gran mansión y dedicarse a la cooperación; y sobre el futuro de su fundación, la mayor institución privada de ayuda al desarrollo.
    Melinda Gates, de 49 años, licenciada en Informática y antigua gerente de Microsoft, dirige junto con su marido y el inversor Warren Buffett la Bill & Melinda Gates Foundation, la mayor organización privada de ayuda al desarrollo del mundo, con unos fondos de 40.000 millones de dólares y una contribución anual por encima de los 3000 millones. La fundación financia proyectos en más de un centenar de países. Se centra especialmente en la mejora de la salud de niños y madres en el Tercer Mundo, la planificación familiar, las campañas de vacunación y el desarrollo de vacunas contra la malaria y el sida. Con una fortuna personal estimada en unos 78.000 millones de dólares, Melinda y Bill Gates se cuentan entre las personas más ricas del mundo. XLSemanal. Señora Gates, ¿cómo se siente uno cuando con su dinero influye en la vida de millones de personas? Melinda Gates. Nuestro presupuesto parece enorme, pero no lo es tanto si se tiene en cuenta la cantidad de proyectos que apoyamos. Bill y yo estamos convencidos de que nuestra labor solo es efectiva si impulsa cosas nuevas. Nosotros invertimos en proyectos que los gobiernos no pueden permitirse, como el desarrollo de una vacuna contra la malaria. Sabemos que, de seis proyectos que financiemos, cinco fracasarán. Pero uno de ellos será un éxito. Cuando una madre te dice que su hijo está vivo porque hemos podido ayudarlo... te sientes de maravilla. XL. ¿Por qué no se limitaron a confiarle su fondo a una gran institución, como hizo el empresario Ted Turner, quien donó mil millones de dólares a Naciones Unidas? M.G. Siempre creímos que nuestra experiencia en la economía privada podía ser útil. Bill fundó Microsoft, yo trabajé allí durante nueve años. Tenemos un enfoque distinto al del sector público. Aportamos una forma de pensar empresarial e impulsamos innovaciones para que los demás puedan trabajar a partir de ellas. Esto genera un efecto de bola de nieve. XL. Su generosidad es incuestionable, pero ¿es correcto que personas particulares fijen las prioridades de la ayuda global al desarrollo? M.G. Nosotros decidimos sobre nuestro dinero y de acuerdo con nuestras prioridades. Eso no significa que los demás tengan que hacer lo mismo. Los países africanos tienen su propia agenda, no vamos nosotros y les decimos lo que deben hacer. Pero colaboramos estrechamente con los gobiernos siempre que se dan coincidencias de intereses. XL. ¿Cómo deciden en qué problemas del Tercer Mundo quieren centrarse? M.G. Al principio, cuando empezamos, nos planteamos varias preguntas: ¿de qué mueren la mayoría de los niños, qué mata a la mayor parte de los adultos? Así llegamos al sida, la malaria, la tuberculosis... toda la lista. Luego analizamos qué enfermedades, aunque no maten, causan grandes daños económicos. Siempre hemos tenido un enfoque económico. Y sobre esta base decidimos dónde puede resultar más eficaz nuestro dinero. XL. ¿Y dónde lo es? M.G. La planificación familiar nos parece importante. Por eso, nos dedicamos desde el principio al tema de los anticonceptivos. También nos interesa la agricultura porque puede aportarle una mejora económica a la gente. Hemos invertido 400 millones de dólares en ayudar a los campesinos a aumentar su productividad. XL. Acaban de lanzar, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una iniciativa en pro de la salud de los recién nacidos. M.G. La tasa de mortalidad en recién nacidos es la que retrocede más lentamente. De los 6,6 millones de bebés que mueren cada año, un millón de ellos lo hacen el primer día y 2,9 millones en los primeros 30. Por eso estamos formando a enfermeros y matronas en el Tercer Mundo. No tienen que centrarse solo en la madre, sino también en el bebé... y desde el primer minuto. Son remedios sencillos que tienen un gran efecto. XL. ¿Cuánto han avanzado en la lucha contra la polio? Hace pocas semanas, la OMS calificó la expansión de la enfermedad como una amenaza global. M.G. Hace tres años, solo estaba en cuatro países: la India, Pakistán, Afganistán y Nigeria. La India ya está libre de la polio. Pero en Nigeria la enfermedad ha logrado atravesar la frontera y saltar a Camerún, también la hemos localizado en el Chad, Somalia y Siria. Si conseguimos erradicar la polio en Nigeria para 2015, estos brotes también cesarán. Y entonces podríamos concentrarnos en Afganistán y Pakistán. Bill y yo recibimos cada mes un informe con los casos que se han registrado en Nigeria. A estas alturas del año, en 2013 se habían producido 24 casos en nueve regiones, mientras que este año solo se han dado tres casos en dos regiones, de momento. Estamos en la fase final de la lucha contra esta enfermedad. XL. ¿Cómo trabajan sus empleados en zonas de guerra? M.G. Es muy difícil. Hay inquietud, ataques contra los equipos. Pero todavía podemos trabajar sobre el terreno. Los líderes tribales nos ayudan a distribuir las vacunas. Pero es cierto que los equipos afrontan un trabajo muy duro. XL. Usted era una ejecutiva que cuidaba de tres hijos. ¿Cómo acabó la fundación convirtiéndose en su vida? M.G. Bill y yo hicimos nuestro primer viaje a África cuando éramos novios; ¡me cuesta creerlo, pero ya han pasado 21 años de aquello! Vimos la sabana, los animales salvajes, fue maravilloso. Pero lo que más nos impactó fueron las personas. Nos preguntamos de qué forma podríamos ayudarlas. Antes del viaje, ya habíamos hablado de devolverle a la sociedad la fortuna que había hecho Microsoft, pero fue en África donde concretamos aquellos planes. Es verdad que Bill dijo que podríamos dedicarnos al mundo de la beneficencia cuando tuviéramos 60 años, pero, bueno, las cosas han sido de otra manera: ahora tiene 58. XL. Su fundación es la mayor organización privada de ayuda al desarrollo del mundo. ¿Era ese su objetivo? M.G. No. Mire, yo siempre he viajado mucho por temas de la fundación, desde el principio, incluso cuando nuestros niños eran pequeños. Bill no tenía mucho tiempo entonces, pero cuando llegaba a casa le contaba lo que había visto en África. Ahora es igual: cuando vuelvo de un viaje, Bill es la primera persona con la que quiero hablar, y yo soy la primera persona con la que él quiere hablar. Hemos aprendido juntos a entender a África. Pero nuestro proyecto, nuestra fundación, solo empezó a crecer cuando identificamos cuáles era los problemas que queríamos afrontar. Y fue entonces cuando llegó Warren Buffett y nos dio la sorpresa. XL. Ha donado a su fundación 31.000 millones de dólares. M.G. A partir de ese momento pudimos empezar con nuestro programa global de desarrollo, con nuestras inversiones en agricultura. Hasta entonces nos habíamos dedicado solo al tema de la salud. XL. En un discurso ante la OMS dijo que su marido y usted odiaban la desigualdad. ¿No le parece contradictorio volver a su lujosa mansión tras sus viajes por África? M.G. Creo que a usted le pasa igual: usted viaja al Tercer Mundo y luego vuelve a casa y tiene un asiento con calefacción en el coche. O se mete en la ducha, abre el grifo y tiene agua caliente. Tanto si vive en un pequeño apartamento en Europa o en una mansión enorme, el tema es que hay desigualdades. Pero, para serle sincera, si ahora tuviésemos que empezar de nuevo, ni Bill ni yo nos construiríamos la misma casa. La cuestión es qué hacemos cada uno de nosotros para combatir esa desigualdad. Y Bill y yo hemos orientado nuestra vida a esa labor; no solo aportamos dinero, también invertimos nuestro tiempo. XL. ¿No lo hacen también un poco por mala conciencia? M.G. Yo no lo llamaría mala conciencia, sino conciencia de nuestra responsabilidad. El que tiene la suerte de crecer en un país como España o Gran Bretaña o Japón o los Estados Unidos debería hacer algo por el resto del mundo. XL. El economista Thomas Piketty acaba de avivar el debate al asegurar que la desigualdad no está reduciéndose en los países industrializados, sino que está creciendo. Y exige que se suban los impuestos a las personas ricas. ¿Está eso en la línea que usted sostiene? M.G. Bill y yo somos partidarios de un impuesto de sucesiones, siempre lo hemos sido. Cuando uno se encuentra en la parte más alta de la escala de ingresos de un país rico, debería devolverle más a la sociedad. Bill, Warren y yo estamos intentando convencer a otras personas acaudaladas de que devuelvan a la sociedad la mitad de su fortuna, ya sea en vida o tras su muerte. XL. ¿Y a cuántos multimillonarios han convencido? M.G. Hasta ahora a 127 multimillonarios, no solo de los Estados Unidos, sino de todo el mundo. Tenemos algunos de Gran Bretaña, de Suiza, de Australia y de la India. Y Bill está tratando ahora con gente de China. XL. En los noventa se llegó a demonizar a su marido por haber creado una posición de monopolio con su empresa. Hoy son ustedes un símbolo del bien. Han logrado cambiar su imagen radicalmente con la ayuda de su fundación. M.G. Verá, en aquella época, Bill era un competidor muy duro; él y Steve Jobs eran rivales encarnizados. También fueron amigos, sobre todo al final. Pero cuando empezamos nuestra labor de beneficencia, no lo hicimos para mejorar la imagen de Bill o de Microsoft; eso habría sido ridículo. XL. ¿Qué será de la fundación cuando Bill y usted no estén? M.G. Cuando muera el último de los dos, la fundación seguirá existiendo 20 años más. El dinero tendrá que gastarse en ese plazo. Los fondos de Warren Buffett tendrán que invertirse en los diez años siguientes a su muerte. Los tres creemos que solo podemos combatir los problemas del presente. No tenemos una bola de cristal que nos permita ver qué pasará dentro de cien años. ¿Se habrá detenido el cambio climático? ¿Se habrán resuelto nuestros problemas energéticos? Este año cumplo 50 y seguiré trabajando otros 30 en nuestra fundación. Lo que venga después, eso ya no se lo puedo decir.

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