domingo, 17 de mayo de 2015

DESAYUNO - CENA - DOMINGO - MODA - El tercer sexo,. / EL BOTIJO - Se acabó trabajar sentado,.

TÍTULO: DESAYUNO - CENA - DOMINGO - MODA - El tercer sexo,.


Moda / foto

El tercer sexo


Olvídate de la barrera entre prendas masculinas y femeninas. La tendencia es la moda sin definición de sexos. Que haya tallas, pero no géneros. Esa es la apuesta.
La mujer lleva mucho tiempo coqueteando con el armario del hombre, por ejemplo, con la tendencia look tomboy (masculino y sexy) o los pantalones boyfriend (bautizados así porque lucen como si se los hubieras robado a tu 'novio').
Los diseñadores, desde siempre, han jugado a la ambigüedad. Y siguen apostando fuerte. En el último catálogo de hombre de Loewe, a los modelos hay que mirarlos dos veces para identificar el sexo. Y Hedi Slimane, el actual creador de Saint Laurent, lleva pantalones pitillo y ponchos que perfectamente podría lucir una mujer. Incluso estamos acostumbrados al éxito de firmas expertas en moda sin género muy definido: como Comme des Garcons o el maestro en la materia, Haider Ackerman.

*Cara Delevigne
Pero el fenómeno de la ambigüedad toma otra dimensión cuando los prestigiosos almacenes Selfridges de Londres deciden reservar, durante el mes de marzo, nada menos que tres plantas en su tienda insignia de Oxford Street para ubicar Agender, un espacio dedicado exclusivamente a prendas sin género, y que anunciaron como una celebración de la moda sin definición. Y no es la única. La firma Kling también tiene su línea Boyfriend, con esta misma filosofía, que puede igualmente encontrarse en otros espacios como Dover St. Market, en Londres, Tokio y Nueva York. Y Rad Hourani se presenta como la primera etiqueta de alta costura que no distingue de género en sus creaciones.
En España, algunos diseñadores también han subido a la pasarela muchos looks que juegan con la ambisexualidad. En la última colección de Davidelfín para otoño-invierno, titulada Inferno y presentada en la edición de febrero de MBFWM, los hombres llevaban faldas. «He jugado a la ambigüedad, pero con la mente puesta en las artes marciales, que es algo que sigue siendo muy masculino. En países asiáticos o árabes, los hombres llevan camisolas o túnicas. Yo parto de la base de que lo masculino o lo femenino no están en la prenda, sino en la persona que lo lleva», opina el creador malagueño.
Ambivalencia
La clave ahora no parece tanto la androginia como la ambivalencia de las prendas, aptas para ambos sexos y que, según quien la lleve, puede traducirse en códigos femeninos o masculinos. La moda primero se cargó las estaciones (¿abrigos en verano?) y ahora parece decidida a derribar la barrera del sexo. «Yo tengo amigos que se compran los pantalones pitillo en la sección de chicas de las tiendas dice Davidelfín. Por otra parte, a mi no hay nada que me parezca más sexy que una mujer que se haya puesto la camisa blanca de su chico. El género no está en la prenda», insiste el diseñador.

*Zara Man
En la calle no se ven hombres con faldas, pero la moda ambivalente ha ido ganando espacio poco a poco en los armarios, en un avance sutil, pero real. Como ejemplo, los chicos visten hoy trajes con silueta slim, mucho más ajustada al cuerpo; los pantalones pitillo se pueden encontrar por igual en los departamentos de hombre y de mujer; y cada vez hay más bolsos y carteras de uso indistinto, cuando hasta hace nada este era un complemento eminentemente femenino... El invierno pasado, los hombres llevaron bufandas envolventes y este verano volverán a calzarse sus sandalias planas tipo ugly shoes sin género y camisetas cada vez más escotadas. Además, hace tiempo que los estampados florales y vegetales se instalaron en las camisas masculinas, dando opciones a alternativas a los clásicos cuadros y rayas.
Prendas y género
Si Cara Delevingne, Tilda Swinton o Kristen Stewart son ejemplos de mujeres que lucen con soltura ropa que parece de hombre, también hay casos a la inversa. Algunos de los looks del actor Jared Leto invitan a ser vistos dos veces para identificar su género (blusas con chorreras y melena ondulada que acabó cortando por necesidades del guion); el rapero Kanye West (marido de Kim Kardashian) se ha puesto falda (de Givenchy) en sus conciertos; mientras que Brad Pitt y Angelina Jolie se vistieron casi como gemelos para acudir a la ceremonia de los premios Bafta. Por cierto, su hija Shiloh Nouvel de ocho años prefiere ponerse prendas masculinas. Al estreno de la película Unbroken acudió con chaqueta, camisa y corbata, como sus hermanos Pax y Maddox.

*Jared Leto
La tendencia: el género no está en la prenda, sino en quien la lleva
Las claves del estilo
¿Cuáles son las prendas básicas? Camisa blanca, zapatos Oxford, ugly shoes, pantalón pitillo, trajes slim y bolsos tipo cartera.
¿Dónde lo hemos visto? En los desfiles de Gucci, Dior, Prada, Burberry Prorsum o Saint Laurent para hombre.
Los antecedentes. El traje de cuatro bolsillos de Chanel a comienzos de los años 50 y el esmoquin de Yves Saint Laurent a finales de los 60.
Las 'celebrities'. El actor Jared Leto, Bill Kaulitz el vocalista de Tokio Hotel, Cara Delevingne, Bimba Bosé y Tilda Swinton.
¿Qué colores son ambivalentes? Todos los neutros y el dúo blanco y negro, pero también otros, antes solo femeninos, como el violeta o el print floral.
El diseñador español de referencia. Davidelfín. Su propuesta para invierno 2015 incluye faldas plisadas y vestidos para hombre.

*Fendi,.

 Desayuno,.
Con muchos huevos
«Escribo hasta las cuatro de la mañana y desayuno a las doce: una tortilla francesa de tres huevos (a veces le meto dentro atún), un zumo de naranja y un cruasán».

Cena ,. Un filete de pescado con tomate, lechuga, pan, beber agua, postre una manzana,.


 TÍTULO: EL BOTIJO - Se acabó trabajar sentado,.


Salud

EL BOTIJO - Se acabó trabajar sentado - fotos,.






Póngase de pie para leer este reportaje. Nos lo agradecerá. Estar sentado provoca diabetes, infartos y cáncer, según nuevos estudios científicos. Y hay otra mala noticia: hacer deporte a la salida del trabajo no compensa los efectos negativos. La contundencia de los datos es tal que muchas empresas ya están ideando cómo lograr que sigamos trabajando... Saludablemente.
Resultat d'imatges de el botijoUna capa de polvo cubre su silla de la oficina. Cuando James Levine la golpea con la mano, una nube se desprende de ella. ¿Cuándo usó la silla por última vez? El médico James se para a pensar. «Para ser sincero, ya ni me acuerdo. Quizá hace un año, pero podrían ser dos». «Sentarse es lo peor que le podemos hacer a nuestro cuerpo. Las sillas son una amenaza para la salud». James Levine no solo es doctor, también científico. Hace unos cuantos años, cuando empezó a llevar a congresos y simposios internacionales su mensaje contra las sillas, la mayoría de sus compañeros de profesión le tomaron por un chiflado. «La hostilidad general hizo que me acabara marchando de Gran Bretaña y me trasladara a los Estados Unidos», cuenta. Hoy está considerado uno de los mayores expertos mundiales en una joven rama científica: la investigación de la conducta sedentaria. A sus 50 años, este especialista en hormonas trabaja en la prestigiosa clínica Mayo, con sede en Phoenix (Arizona). Sus estudiantes lo llaman con cariño «el gurú andarín».
La silla: un absurdo. 
Levine siempre está en movimiento, no quiere quedarse quieto. «El ser humano es un caminante, las piernas son la mitad de su cuerpo. Como especie, hemos conquistado el planeta moviéndonos. Las sillas y sillones no aparecen por ningún sitio en esta historia».
Uno de sus estudios confirmó que, como promedio, las personas con sobrepeso severo pasaban sentadas dos horas y media más que las delgadas. «Cuando vi esas cifras, me levanté inmediatamente de mi mesa y me fui a dar un paseo de 45 minutos, pensando qué podría hacer para conseguir que mi día a día fuese más activo», dice. Después instaló su ordenador en un soporte elevado y colocó debajo la máquina de andar. 
Pasar demasiado tiempo sentado es peligroso. Los investigadores que se dedican a este campo encuentran continuamente nuevos vínculos entre sufrir ciertas enfermedades y estar sentados. Los cardiólogos acaban de dar otra señal de alarma durante un congreso celebrado en San Diego: cuantas más horas al día pasa sentada una persona, mayor es el riesgo de sufrir una obstrucción de los vasos coronarios y un infarto de miocardio. Cada hora diaria adicional aumenta el grado de calcificación de las arterias en torno al 14 por ciento.
A comienzos de año, David Alter -científico canadiense y especialista en temas del corazón- llegó a la conclusión de que pasar mucho tiempo sentado aumenta un 90 por ciento el riesgo de desarrollar diabetes y un 18 por ciento el de sufrir cáncer o trastornos cardiacos. Y, como consecuencia obvia, también reduce la esperanza de vida.
Por su parte, los epidemiólogos alemanes Daniela Schmid y Michael Leitzman -de la Universidad de Ratisbona- descubrieron que estar sentado aumenta el riesgo de cáncer intestinal y de útero. Y que la salud mental también se ve muy afectada por la inactividad. Los expertos llaman a este dañino no hacer nada sitting disease, la enfermedad de estar sentados.
Más peligroso que fumar.
Quizá algún día acabe pasando con las sillas y los sofás lo mismo que ha sucedido con los cigarrillos: ahora, nos parece retrógrado ver programas de televisión en los que la gente echaba humo sin parar, incluso produce cierto rechazo. «Estar sentado es más peligroso que fumar -afirma Levine-. Afecta y mata a más personas».A todos aquellos que estén pensando que ellos sí vencen al vago sedentario que llevan dentro dándose caña en el gimnasio a la salida del trabajo o con su sesión de running vespertino, hay que darles una mala noticia: el deporte no compensa la inactividad del resto del día. «Es verdad que puede reducir ligeramente los efectos negativos de estar sentado -admite el cardiólogo David Alter-, pero solo un 15 por ciento. No los compensa totalmente». Lo que ayuda no es «entrenar más», sino «sentarse menos».
Ya hay empresas que empiezan a concienciarse. Audi ha sido la primera de las grandes compañías en introducir estos escritorios de altura regulable como mobiliario estándar para sus empleados. Unos 9000 de los 18.000 puestos en Alemania ya disponen de este tipo de mesas, con un regulador de altura eléctrico que permite situarlas entre los 65 y los 135 centímetros de altura. La intención de Audi es reducir los problemas de espalda de sus empleados. En los Estados Unidos se han ideado soluciones especialmente creativas para permitir que la gente se pueda mover mientras trabaja: se pueden comprar steppers en miniatura o máquinas con pedales que se colocan debajo del escritorio y que se usan con los pies desde la posición de sentado. Y cada vez se comercializan más escritorios con cinta para caminar incorporada. Pero no hace falta recurrir a máquinas. Basta con cambiar nuestras costumbres. Por ejemplo: levantarse cada media hora; caminar de un lado a otro mientras se habla por teléfono; colocar la impresora, la papelera y la máquina de bebidas lejos del escritorio; ver poco la televisión; aprovechar los anuncios para moverse; limitarles a los niños las horas de televisión y ordenador; ir al trabajo andando... Los expertos aconsejan reducir en dos a tres horas el tiempo que pasamos sentados.
Rueda de hámster para humanos
El programador de San Francisco Will Doenlen se pasaba sentado delante de su ordenador ocho horas diarias y sufría terribles dolores de espalda. Un día leyó un artículo sobre la enfermedad por estar sentado y pasó a la acción. Con ayuda de su amigo Robb Godshaw, artista de profesión, construyó una especie de rueda de hámster para humanos, fabricada con madera y ruedas de skate. Un vídeo de YouTube sobre este invento alcanzó las cien mil visitas. «Hemos subido los planos a Internet, no queríamos ganar dinero con la idea -dice Godshaw-. Ahora, cualquier puede construirlo».
Escritorio con cinta.
Hoy ya es posible comprar escritorios con cinta de caminar incorporada; en los Estados Unidos se encuentran por 700 dólares en cualquier Walmart, en Internet se puede comprar a partir de los 500 euros.
Cuánto tiempo estamos sentados al día
En la silla de la oficina. En el trabajo es donde más tiempo pasamos sentados. (Las cifras son una media de varias profesiones y actividades laborales).
18-29 años: 199 minutos30-45 años: 179 minutos46-65 años: 133 minutos66 en adelante: 50 minutos
Lo que puede hacer para cambiarlo:
1. Levántese cada media hora.
2. Coloque la papelera y la impresora lejos del escritorio.
3. Cambie de postura; por ejemplo, póngase de pie cuando hable por teléfono.
4. Lo ideal es tener un escritorio de altura regulable, pero muchos empleadores solo lo facilitan por prescripción médica. Un mostrador barato podría ser un primer paso.
Frente al ordenador en el tiempo libre
Navegar por Internet, chatear, comprar... Los jóvenes se pasan la mayor parte del tiempo sentados frente al ordenador.
18-29 años: 95 minutos30-45 años: 57 minutos46-65 años: 52 minutos66 en adelante: 39 minutos
Lo que puede hacer para cambiarlo:
1. Ponga límites al consumo de medios audiovisuales.
2. Reserve tiempo para actividades al aire libre cuando prepare la agenda del fin de semana.
3. Según la Organización Mundial de la Salud, los adultos deberían realizar al menos 75 minutos de deporte a la semana. Los niños deberían practicar, como poco, 60 minutos diarios de actividad física.
En el sillón, viendo la tele
A mayor edad, más tiempo pasa la gente delante del televisor. Los mayores de 66 años le dedican más de dos horas y media al día.
18-29 años:97 minutos30-45 años:100 minutos46-65 años:124 minutos66 en adelante:160 minutos
Lo que puede hacer para cambiarlo:
1. Olvídese de pasarse las horas haciendo zapping.
2. Levántese durante las pausas publicitarias, pero no para ir a la cocina a buscar algo para picar.
3. Reglas para los niños: hasta tres años no deberían ver nada de televisión; de tres a seis años, 30 minutos al día; de siete a nueve años, máximo 45 minutos; de diez a doce años, máximo de 60 minutos.
En bares y restaurantes con amigos.
Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo libre sentados, charlando y comiendo. Es divertido, pero no es sano.
18-29 años:107 minutos30-45 años:96 minutos46-65 años:106 minutos66 en adelante:118 minutos
Lo que puede hacer para cambiarlo:
1. También puede quedar con los amigos para salir a dar un paseo o hacer deporte en vez de ir a sentarse a un bar o a un restaurante.
2. «¡Siéntate y estate quieto hasta que todos terminemos!». Esta regla es una tragedia para los niños. Una vez que han terminado de comer, pueden levantarse y seguir jugando.
En el coche, el autobús o el metro
Dejamos que nos lleven de un sitio a otro durante tres cuartos de hora al día de media.
18-29 años:43 minutos30-45 años:48 minutos46-65 años:49 minutos66 en adelante:44 minutos
Lo que puede hacer para cambiarlo:
1. Desplácese en bicicleta o caminando siempre que pueda.
2. Alégrese cuando no haya asientos libres: quedarse de pie consume más calorías.
Sentarse, ¿una aberración histórica?
Los caza-dores y recolectores apenas se sentaban. Pasar mucho tiempo sentado es un invento reciente de la cultura sedentaria (la propia palabra ya lo dice). Incluso los antiguos mercaderes llevaban sus cuentas de pie, apoyados en mostradores. Solo el rey podía sentarse, todos los demás tenían que estar de rodillas o directamente de pie. Solo con el paso del tiempo esa práctica tan poco natural de sentarse en unas estructuras artificiales creadas a tal efecto se convirtió en algo habitual. Pasó a simbolizar el ascenso social de los ciudadanos. Tal y como recuerda James Levine, este hábito pernicioso se consolidó con la Revolución Industrial. «Las máquinas que a lo largo de la industrialización se han encargado de mecanizar el movimiento también han conseguido otra cosa: escaleras mecánicas, ascensores y todo tipo de motorizaciones se encargan de que ahora ya solo vaya a pie el que de verdad quiera hacerlo. Sentarse y amodorrarse están tan estrechamente emparentados como los verbos latinos sedere y sedare. El primero significa 'estar sentado'; el segundo, originalmente, 'sentar' y, en sentido figurado, 'tranquilizar, calmar'. Sedare acabó evolucionando para describir aquello que los médicos hacen cuando quieren tranquilizar a una persona, de manera que tolere de una forma pasiva lo que va a suceder a continuación. Es decir, el médico seda al paciente. Desde un punto de vista lingüístico, sentarse tiene mucho que ver con un estado en el que, mediante la inactividad, se acaba perdiendo el control».
El doctor James Levine es pionero del movimiento en contra del sedentarismo.

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