domingo, 14 de junio de 2015

Desayuno - Cena - Domingo - CERVEROS DE GARAJE,./ VIAJE A MARTE ( SIN SALIR DE LA TIERRA ),.

TÍTULO: Desayuno - Cena - Domingo - CERVEROS DE GARAJE,.

Especial Verano: Estilo de vida

Cerveceros de garaje / fotos

Es la bebida de moda este verano: la cerveza artesana. Jóvenes y no tan jóvenes se han lanzado a convertir el garaje o la cocina de su casa en una destilería. Estos cerveceros inesperados nos hablan de su pasión.
Hace ahora tres años Emilio y Guillermo, dos amigos de Madrid, llegaron a una ferretería, cogieron un termómetro de cero a cien grados, una olla de 30 litros y utensilios para remover líquido. «Los pusimos en el mostrador rememora Emilio y los demás clientes nos miraban como diciendo: '¿Pero estos qué van a hacer?'. Parecíamos los de la serie Breaking bad». Lo que Emilio y Guillermo pretendían no era nada ilegal: querían producir su propia cerveza. Lo que comúnmente se conoce como 'cerveza artesana'.
Aunque seguimos a años luz de países como Alemania, el Reino Unido o la República Checa, está creciendo en España desde hace unos años el interés por la cerveza... y el mejor medidor de este crecimiento está en los artesanos. Más españoles cada día se animan a fabricar su propia bebida en casa. «Es un pequeño boom», explica Francisco Martínez, dueño del establecimiento Más Que Cervezas, un local madrileño especializado en cervezas artesanas. «Yo lo equiparo un poco con la moda de la cocina, con todos estos programas de televisión. Hay, en general, un interés cada vez mayor en cocinar y preparar nuestros propios productos. Y la cerveza es uno de ellos».
Una subcultura 
La mayor parte de las personas que elaboran cerveza en casa lo hacen para consumo propio o para invitar a sus amigos. Existe todo un mundillo, una subcultura que une a estos artesanos: proliferan las páginas web sobre el asunto, los tutoriales, cursos, catas y locales especializados. Algunos, como La Tienda de la Cerveza, en el madrileño barrio de La Latina, son ya verdaderas mecas que sirven de punto de encuentro e intercambiador de ideas para los fabricantes caseros.
«Es adictivo confiesa Pepe Antelo, cervecero artesano ganador de dos premios nacionales. Una vez que ves que te sale bien, quieres mejorarla». Por eso, muchos fabricantes caseros se plantean dar el salto y montar una microcervecería, pequeños establecimientos en los que se vende cerveza artesana de fabricación propia. En España ya hay unas 70, todavía muy lejos de las 1300 que existen en Bélgica, un país con casi cinco veces menos población que España.
«Este crecimiento retoma Pepe Antelo está haciendo que aumente la cultura cervecera en España, hasta ahora casi nula».
"Tras tres intentonas, logramos hacer algo aceptable". Paco Flores, Guillermo Sánchez-Seco y Emilio Dahl

«Al principio fue un desastre total. Éramos muy inexpertos». Su centro de producción era la casa de Emilio. «En realidad, la casa de mis padres explica. Nos miraban y preguntaban: '¿Pero qué hacéis aquí?'. Aunque preferían irse de casa. Santa paciencia...». Después de tres intentonas consiguieron algo aceptable. «Cuando la gente nos empezó a decir que de verdad estaba muy buena y que les gustaba, nos planteamos montar algo más». Ese 'algo más' fue registrar la marca Palecat e invertir todos sus ahorros en una nave y un equipo para montar una microcervecería que está cerca de ver la luz. «Queremos producir nuestra propia marca, dar cursos y organizar catas», cuentan.
"Me encanta buscar sabores con plantas aromáticas". Marta Galán

Esta coruñesa montó su propio equipo de manera artesanal. «No compré nada. Fabriqué yo misma hasta los sistemas de frío y calor». Marta montó su primera microcervecera en el galpón de su casa. «Yo fabrico cerveza porque se aprende muchísimo: fontanería, mecánica, química, dietética... Es apasionante», confiesa. «Al principio era un éxito solo con conseguir que no se infectase, porque la cerveza se contamina muy fácilmente. Ahora me encanta experimentar, buscar sabores con plantas aromáticas». Marta tiene en mente montar una microcervecería. Ya tiene pensado hasta el nombre de su cerveza: Alé Alé. «Todavía no sé si podré vivir de esto. De momento, lo que me satisface de esta historia es poder hacer algo por mí misma. Sin depender de nada más. Eso me encanta».
"Al principio era una pelea con mi mujer". José Castañeda

Este informático santanderino, aficionado al parapente y motero, es también un artesano de cerveza. «Llevo diez años. Al principio era una pelea con mi mujer: llenaba la cocina con todos los utensilios y me pasaba el día entero ahí. Ahora, por suerte, a ella también le gusta y hasta hace su propia cerveza», explica. Yo creo que una tirada de más de 200 litros ya no puede decirse que sea cerveza artesana».
"Empecé tras la jubilación". Pepe Antelo

«Se toma la cerveza helada para ocultar su falta de sabor», afirma. Y se propuso crear la suya propia. «Me acababa de jubilar después de toda la vida como ingeniero industrial, así que empecé a estudiar». Ahora crea una cerveza de gran calidad por la que ha recibido diversos premios.
Así se empieza
Kit básico
Malta en grano para unos 20 litros. Se compra en cajitas: 25 euros. Una nevera. Puede ser de camping, pero debe tener filtro y grifo: 40 euros. Un macerador: 40 euros. Un molino para la malta: 60 euros. Una olla grande (20 litros): 60 euros. Un termómetro para alcohol: 8 euros.Botellas de vidrio tintadas (pack de cien unidades): 24 euros. Total: 257 euros.
Instrucciones (rudimentarias)
Moler la malta. Introducir la malta molida en el macerador y conservar a temperatura estable. Esta etapa definirá el estilo de cerveza. Filtrar y hervir con lúpulo, que hace las veces de conservante natural. El hervido define el gusto y el aroma. Mantener en el fermentador una semana y media. El fermentado da más fuerza o más suavidad, más o menos cuerpo y define la dulzura. Carbonatar añadiendo azúcar. Deja fermentar en botella para que coja gas. Beber.

 Desayuno,. La fiesta del crepe
«A diario: zumo de naranja, tostada con tomate y jamón, y café con leche. El finde hago una torre de crepes para todos, y cada uno se los rellena de lo que quiere».

La Cena - Un filete de carne con patatas fritas, pan, queso, lechuga - tomate, beber agua,.


TÍTULO:  VIAJE A MARTE ( SIN SALIR DE LA TIERRA ),.

Especial Verano: El viaje

Viaje a Marte (sin salir de la Tierra) foto

Es una de las zonas más bellas y sobrecogedoras del mundo. Una joya geológica vertebrada por montañas saladas, géiseres de cinco metros y puntos donde no llueve jamás. Viajamos hasta la región de Atacama, al norte de Chile, donde nada es lo que parece
Se acerca el 21 de junio, día del solsticio de verano; de invierno en el hemisferio sur. Es una fecha especial para los indígenas del desierto de Atacama. Se celebra el Año Nuevo y es el único día en el que que, según la tradición, dos viejos amantes pueden reposar juntos. Uno es el volcán Licancabur, que con sus 5916 metros de altura supone una presencia constante en el horizonte de la región chilena de Antofagasta, en el extremo norte del país. Su enamorada es la montaña Kimal, la más alta de la cordillera, que se extiende a los pies del imponente volcán. El 21 de junio la Luna asoma justo por detrás del volcán, proyectando su sombra hacia su amada Kimal. Y esa noche, por fin, duermen juntos.
Hay una leyenda que ofrece una poética explicación del modo en que la sal llegó hasta esta remota zona, convirtiendo la región de Atacama en una de las más bellas del mundo (e inhóspitas: hay rincones donde no ha caído una gota de lluvia en 250 años). Los geólogos aportan teorías más mundanas: quizá hubo aquí un mar hace 200 millones de años; quizá se trate de un lago glaciar evaporado en el que se habrían filtrado los sedimentos de las montañas. 
Sea como fuere, el paisaje de este valle de la Luna -en la Reserva Nacional de los Flamencos- deja sin aliento al visitante. Es un espectáculo geológico al que cada año acuden miles de viajeros. Imperdible una puesta de Sol desde lo alto de una colina. El tiempo ha esculpido curiosas siluetas, como las tres torres bautizadas como las Tres Marías.
La base de operaciones perfecta para explorar la zona es el pueblo de San Pedro de Atacama. Sus calles sin asfaltar y sus casas de adobe atraen a gente de todo tipo, algunos incluso se instalan aquí en temporadas más o menos largas. Un aire familiar y bohemio se respira en sus calles. Hoy abundan las tiendas de souvenirs, los restaurantes y las oficinas que ofrecen excursiones.
Los destinos tienen nombres tan sugerentes como el citado valle de la Luna -que, pese a su nombre, se parece más a Marte, o así parece pensarlo la NASA, que utiliza la región como zona experimental-, el valle de la Muerte o la piedra del Coyote. Antes de visitarlos, conviene habituarse a la altitud: durante las excursiones se superan a menudo los 4000 metros. Para evitar el mal de altura se recomienda beber mucha agua, comer poco y no realizar grandes esfuerzos. La altura y los cielos despejados hacen imprescindible una buena crema solar. Un factor 50 no es ninguna exageración. Eso sí, la luz es inolvidable. Unas gafas con cristal polarizado permiten apreciar todos los matices del paisaje, al tiempo que protegen la retina.
Un buen madrugón espera al viajero que quiere acercarse hasta los géiseres de El Tatio, el campo geotermal más grande del hemisferio sur. Ubicado a 4321 metros de altura, el termómetro baja durante la noche a 15 grados bajo cero. Por debajo de la superficie corren aguas subterráneas que pueden alcanzar los 85 grados. El contraste de temperatura provoca fumarolas y géiseres que escupen el agua hasta alcanzar los cuatro o cinco metros. Más de 60 pozos reproduciendo el mismo fenómeno generan un impresionante espectáculo al que conviene llegar abrigado y bien temprano. Y con mucho cuidado al pisar: el agua en ebullición puede provocar quemaduras.
Imperdible también la laguna Chaxa, poblada -pese a las altas temperaturas y la salinidad del agua- de pequeños invertebrados, como el camarón rosado, que alimentan a los flamencos. Es uno de los mejores lugares de Chile para el avistamiento de estas aves.
De regreso a San Pedro de Atacama es frecuente divisar a las vicuñas. Al llegar, el viajero puede refrescarse con un helado de hoja de coca. El pueblo es pequeño. Uno se siente como en casa recorriendo la calle Caracoles en busca de un restaurante donde disfrutar de un buen pisco. Como dicen por aquí: ¿cachai? Viene a significar «¿entiendes?». Es un comodín que se escucha sin parar en Chile.
Valle de la Luna 
El viento y el agua han esculpido las intrincadas formas del valle de la Luna, que, a ojos de un observador desprevenido, aparece cubierto de nieve. Las manchas blancas de la superficie son, en realidad, sal. Los geólogos no saben cómo llegó hasta allí; probablemente se debe a un antiguo mar interior que llevaría milenios seco.
La Marcha 
La patasca, un guiso de maíz y carne, es una de las especialidades locales. En la calle Caracoles está la marcha de San Pedro.

Artesanía 
No está de más llevarse un recuerdo del Altiplano, como estas prendas o madejas de lana de alpaca de la tienda Arte Minga (calle Caracoles).

Laguna de Miscanti
Situada a más de 4000 metros de altura, la laguna de Miscanti está más poblada de lo que parece: se pueden avistar más de 70 especies de aves.

El abuelo que llora 
Con cerca de 80 fuentes, El Tatio es el campo de géiseres más grande del hemisferio sur. Su nombre significa 'el abuelo que llora' en el extinto idioma atacameño kunza.

Coca helada 
En San Pedro, el calor aprieta. Un buen helado -de hoja de coca, por ejemplo- refresca.

Una luz intensa
Cristal polarizado. ¡Protección! Algo fundamental, dados los elevados valores de rayos UV que se detectan en esta región. Para proteger los ojos, nada como las gafas dotadas de lentes espejadas Polaroid Ultrasight, que permiten una visión sin reflejos y ofrecen una imagen con todos los matices de la naturaleza y protección UV total. Forman parte de la colección Rainbow de Polaroid y están disponibles en los colores del arcoíris y en tamaños adulto e infantil.

Las tres Marías 
Un turista derrumbó parte de esta impactante formación geológica del valle de la Luna. Ahora solo se puede ver de lejos, pero merece la pena.

Plaza de Armas 
Se puede retomar fuerzas tomando algo en la plaza de Armas de San Pedro de Atacama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario