domingo, 9 de agosto de 2015

EL HORMIGUERO MARTES 11 AGOSTO - Las cabinas tragan sus últimas monedas ./ EL HORMIGUERO MIERCOLES 12 AGOSTO - CARMEN SÁNCHEZ,.

TÍTULO: EL HORMIGUERO MARTES 11 AGOSTO -Las cabinas tragan sus últimas monedas .

 Las cabinas tragan sus últimas monedas . foto

Una viandante llamando en una cabina de San Francisco. :: pakopíEl teléfono móvil ha ido reduciendo el uso de este servicio público y reina la incertidumbre sobre el futuro de estas máquinas en 2017,.

 Recuerda la última vez que llamó por una cabina de teléfono? Raro es quien en la actualidad levanta la vista del móvil para observar que todavía estas máquinas forman parte del mobiliario urbano. Y menos para hacer uso de ellas.

Este servicio público que llegó a las calles españolas a finales de la década de los sesenta es deficitario. En los últimos tres años la caída interanual de su volumen de negocio ha sido del 40% y su futuro a partir de 2017 es incierto.
Según el último informe por comunidades de la Comisión nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que data de 2011, son 1.230 los teléfonos públicos (no todos son cabinas) instalados en Extremadura. De todos estos dispositivos, Cabitel (empresa que gestiona las cabinas de Telefónica) mantiene a disposición de los pacenses 51 cabinas repartidas por la ciudad.
Aunque hace unos años intentaron reinventarse con la integración de los mensajes de texto, se les ha echado el tiempo encima. Los avances en infraestructuras de telecomunicaciones hacen que la vida de las cabinas penda de un hilo.
Cuántos novios habrán maldecido a estos artilugios por tragarse sus monedas sin dejarles acabar la conversación y cuántos afortunados habrán aprovechado 'la calderilla' olvidada por los más despistados. Y eso por no hablar de su función de tablón de anuncios. Pero hoy los aparatos que hace décadas sirvieron a tantos jóvenes para llamar a sus casas a cobro revertido se convierten en la última opción de las generaciones presentes.
Sin embargo, todavía hay usuarios que requieren de sus servicios. Es el caso de Monserrat Salazar, que tras colgar uno de los cuatro teléfonos públicos del Paseo de San Francisco, cuenta que hace uso de las cabinas de manera frecuente porque su situación económica no le permite mantener una línea de teléfono, y lamenta la posible retirada de los terminales. «Entonces qué pasará cuando haya un momento de urgencia», se pregunta.
Salazar asegura que llamar desde una cabina sale rentable. «Por cincuenta céntimos se puede hablar cerca de tres minutos a móvil y unos cinco minutos si llamas a fijo», comenta.
El bajo coste de las llamadas es uno de los factores que hace que aun haya personas que usen los teléfonos públicos. Como le ocurre a Luz María Rodríguez, que acude a otra de las máquinas ubicada en el núcleo de Badajoz, junto a la oficina de Correos, para arreglar gestiones con su compañía de teléfono móvil. «No suelo usarlas, pero llamar a los 902 y números de ese tipo desde casa supone un gasto fuera de lo normal», aclara Rodríguez.
Otros visitantes esporádicos de cabinas son los que se quedan sin batería en el móvil y necesitan avisar de que llegarán tarde a la cita, o los más despistados perdidos en la ciudad.
Móviles y locutorios
A la invasión del teléfono móvil se une la presencia de los locutorios, otra de las amenazas de las cabinas, aunque en menor medida. Estos establecimientos se han llevado a su terreno a la mayoría de los usuarios que acostumbraban a llamar a familiares y amigos al extranjero.
Además de ofrecer un precio más barato para las conferencias internacionales, complementan sus servicios con su función de 'cíber' (espacio donde se paga una tarifa a cambio del uso de ordenadores conectados a Internet). De este modo el cliente puede realizar videollamadas, lo que le permite hablar y ver a los suyos a muy bajo coste.
Víctimas en muchos casos del vandalismo, estas máquinas de comunicación ido cambiando su estructura con el paso de los años. Del esqueleto de vitrina hermética que servía de refugio improvisado para algunos indigentes, pasó a mostrar un diseño menos claustrofóbico, abierto. Incluso en su mejor versión ha conseguido adaptarse a personas con discapacidad.
Muy lejos queda esa primera imagen del armazón en el que se encerró José Luis López Vázquez para representar el mediometraje de terror psicológico 'La cabina', que en los años setenta generó el miedo en parte de la sociedad española a quedar atrapados en el interior de la garita.
En España el real decreto 424/2005, modificado al cabo de seis años por el decreto 726/2011, obliga en su artículo 32 a Telefónica a garantizar una oferta suficiente de teléfonos públicos de pago hasta el mes de diciembre de 2016. La normativa exige la disposición de un teléfono por cada 3.000 habitantes en poblaciones medianas y grandes, y de al menos un teléfono en los núcleos de menos de mil habitantes.
Se avecinan malos tiempos para las cabinas. La escasez de usuarios, que ven cubiertas sus necesidades con los teléfonos móviles, ha llevado a este servicio público a la ruina y todo apunta a que en un par de años donde hoy hay una cabina habrá un espacio vacío. ¿Renovarse o morir?,.

TÍTULO : EL HORMIGUERO MIERCOLES 12 AGOSTO -CARMEN SÁNCHEZ,.

CARMEN SÁNCHEZ,. foto

La mujer que tatúa sonrisas tras la mastectomía .

Resultat d'imatges de la mujer que tatua sonrisas tras la mastectomiaLa micropigmentación oncológica reconstruye la areola y el pezón de la mujer tras someterse a esta operación,.

 Mi padre falleció de cáncer de pulmón y haber vivido esa experiencia hace que este trabajo me reconforte más». Así de rotunda se muestra Carmen Sánchez, una chica de 33 años que estudió Relaciones Laborales y decidió cambiar su vida y dedicarse al mundo de los tatuajes especializándose también en la técnica de la micropigmentación oncológica.

Carmen recorrió varias ciudades de la geografía española, donde proyectó sus dibujos en la piel de quienes se lo pedían. Cansada de ir de un lado a otro, volvió a su ciudad natal, Badajoz, donde empezó a tatuar a sus clientes en una de las habitaciones de su piso de alquiler. Pero esta situación era puntual, «tenía que hacer las cosas bien», señala. Por ello, se animó y montó, hace un año, su propio estudio de tatuajes 'Extrema Tattoo' en la calle Luis Álvarez Lencero.
En mayo de este año, Carmen dio un paso más en su profesión y decidió especializarse en la micropigmentación oncológica. Esta técnica, derivada del tatuaje, consiste en reconstruir, a través de pigmentos, la areola y el pezón de la mujer, zonas del pecho que pierde tras haberse sometido a una mastectomía.
En primer lugar, la paciente debe someterse a unas pruebas de visagismo y clorimetría, es decir, concretar la medida y color que necesita su areola mamaria, respectivamente. Después se pasa a la práctica. El implante se hace a nivel subepidérmico, se queda en la capa más superficial de la piel, todo lo contrario al tatuaje.
Para llevar a cabo este procedimiento, se usa el demógrafo, considerado el aparato estrella en el que a su vez se incluye una aguja. Ésta es la que inyecta los pigmentos hipoalergénicos que darán forma a la areola y pezón. Ambos, asegura Sánchez, «deben estar homologados por Sanidad».
Un hora de trabajo
Carmen afirma que el tiempo empleado para reconstruir una areola suele ser una hora, incluyendo las pruebas de visagismo y clorimetría. El objetivo final es conseguir crear un efecto óptico tridimensional de pezón combinando pigmentos y, así, dar la forma deseada a la areola con el color más idóneo para la paciente. Sin embargo, Sánchez advierte que no es un efecto instantáneo. La paciente deberá esperar entre 7 o 10 días para que el pigmento depositado dentro de la epidermis empiece a salir y alrededor de 30 días para ver el resultado final. Además, la micropigmentación oncológica no es una técnica que dure para toda la vida sino aproximadamente entre 6 y 7 años, aunque en la misma pueden influir factores como la edad o los hábitos de cada paciente.
Desconocida en la región
Desde que Carmen Sánchez realizó el curso necesario para practicar esta técnica, solo siete mujeres han acudido a su estudio, un número bajo en comparación con los miles de casos que se contabilizan cada año. Por ello, lamenta que esta técnica sea aún desconocida en Extremadura. No obstante, anima a todas las mujeres indecisas a acudir a una primera sesión para conocer de primera mano en qué consiste este procedimiento ya que «muchas tienen miedo porque piensan que duele, como el tatuaje, y es todo lo contrario porque se trata de un tratamiento poco invasivo», comenta Carmen.
El procedimiento completo tiene un coste de entre 100 y 150 euros. Sin embargo, Carmen admite que no practica esta técnica con el objetivo de hacer negocio sino de ayudar a esas mujeres «que se sienten incómodas con su cuerpo». Reconoce que es «impresionante ver cómo esas mujeres, que en un principio no eran capaces de mirarse al espejo, se sienten finalmente felices porque han podido recuperar la autoestima que perdieron al ver amputadas una o dos de sus mamas»,.

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