miércoles, 11 de noviembre de 2015

VIAJANDO CON CHESTER - ES MUY PELIGROSO ASSOCIAR LOCURA Y CREATIVIDAD - Pilar Adón Escritora,./ JUEVES 12 NOVIEMBRE -EN PORTADA - CRONICAS - Colombia, el precio de la paz,.

TÍTULO:VIAJANDO CON CHESTER - ES MUY PELIGROSO ASSOCIAR LOCURA Y CREATIVIDAD -Pilar Adón Escritora,.

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VIAJANDO CON CHESTER

Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.





 ES MUY PELIGROSO ASSOCIAR LOCURA Y CREATIVIDAD -Pilar Adón Escritora,.
  • La autora habla del afán de dominación en su novela 'Las efímeras', una historia que se desarrolla en una comunidad aislada y claustrofóbica,.

  • La escritora Pilar Adón, autora de 'Las efímeras', momentos antes de la entrevista. :: josé ramón ladraPilar Adón Escritora - foto

    La escritora Pilar Adón domina como nadie el arte de la sugerencia. Enemiga de considerar al lector un menor de edad al que hay dárselo todo hecho, Adón vuelve a la arena editorial con la novela 'Las efímeras' (Galaxia Gutenberg), una historia preñada de violencia que se desarrolla en una atmósfera asfixiante.
    Llevaba muchos años escribiendo esta novela. ¿Es afán de perfeccionismo o la novela planteaba dificultades intrínsecas?
    Las dos cosas. Me importa mucho cómo acaban siendo las frases. No sé si es una influencia de la poesía, pero lo cierto es que para mí la forma es fundamental. Quería conseguir un ritmo tan envolvente como las atmósferas y encontrar la palabra exacta. Sin ser coral, la novela tiene muchos personajes. Además, la historia se desarrolla en tres espacios distintos dentro de una misma comunidad, y es contada desde varios puntos de vista. Conseguirlo presentaba dificultades.
    La naturaleza está muy presente en su novela, pero es una naturaleza amenazadora, nada idílica.
    Quienes se han ido al campo como consecuencia de la crisis pronto se han dado cuenta de que la naturaleza no es como Disney la cuenta. 'Las efímeras' indaga en el mundo rural, aunque mi novela no se inscribe en la novelística tradicional española que aborda este asunto. En mi obra hay muchísima influencia de los escritores trancendentalistas e incluso de la novela gótica estadounidense. Todo ello se traduce en una visión de la naturaleza como un elemento agresivo. Es obvio que el entorno induce ciertos comportamientos, de suerte que mis personajes son agresivos porque la naturaleza lo es.
    ¿El entretenimiento en la literatura es secundario para usted?
    No, no me parece secundario, pero el entretenimiento no tiene que venir necesariamente de acumular mucha acción, de darle al lector todo digerido o imponerle desde el primer momento lo que tiene que sentir. Virginia Woolf o Iris Murdoch me divierten muchísimo porque me gusta apreciar los detalles y centrarme en la palabra. Me agrada imaginar que hay un lector inteligente detrás de lo que escribo.
    La violencia es omnipresente en 'Las efímeras'.
    Todas mis novelas, desde 'El hombre de espaldas' hasta 'Las hijas de Sara', tienen un importante poso de violencia, que, no obstante, está muy matizada por el lenguaje. Es muy sencillo utilizar palabras fuertes, malsonantes, prodigarse en exclamaciones. Pero yo quería huir de eso. En la literatura, como en el cine, la música y la fotografía, es posible concitar una desazón increíble con el simple movimiento de las ramas de un árbol.
    ¿Escribir siempre a partir de la sugerencia es arriesgado?
    En eso consiste el deleite del lenguaje. Creo recordar que en 'Santuario', de William Faulkner, en ningún momento se dice que violan a la chica con una mazorca de maíz. La narración avanza con insinuaciones veladas. Qué maestría.
    ¿Le seduce más crear atmósferas y personajes que tramas?
    Sí, aunque en esta novela hay un mayor peso de la propia historia. Cuando empiezo a escribir, tengo que tener muy clara la primera línea; nos pasa a todo los escritores. Y tener una imagen muy nítida de en qué lugar se va a ambientar todo. Lo que les pase a los personajes es la excusa que necesito para desarrollar los temas que me interesan: el miedo, el deseo de dominación, el afán de querer controlar todo, un error que se transmite de generación en generación. Me encanta narrar, tanto como que me cuenten historias.
    El enclaustramiento es un tema recurrente en su obra.
    La vida y la literatura me han enseñado que el encierro y la poca comunicación llevan a pensamientos no demasiado felices. De joven admiraba algunas actitudes estrambóticas de escritores que acaban suicidándose o desarrollaban pensamientos enfermizos. Pero asociar locura y creatividad es muy peligroso.
    Plantea la irrupción de conflictos en una comunidad movida por intereses filantrópicos. ¿Acaban siempre corrompiéndose los ideales más nobles?
    Una cosa son las ideas y otras su puesta en práctica. Las consecuencias de nuestros actos no siempre tienen que ver con lo que pretendíamos. La violencia, el odio, la envidia existen, no son pulsiones literarias.
    ¿Cada libro suyo es una entrega del mismo proyecto narrativo: retratar a seres sumidos en el desasosiego que intentan escapar de un mundo asfixiante y opresivo?
    No siempre escribo la misma historia pero sí tiendo a tratar los mismos temas. Durante muchos años he vivido experiencias a través de la literatura básicamente. Pero de unos años acá ciertas vivencias personales me han hecho darme cuenta de que esas obsesiones han crecido en intensidad. Me siguen interesando asuntos como el miedo, la familia, la incertidumbre, la sensación de soledad, pero ahora desde una perspectiva quizá más real.


TÍTULO: JUEVES 12 NOVIEMBRE -EN  PORTADA - CRONICAS - Colombia, el precio de la paz,.

Colombia, el precio de la paz / foto

Después de medio siglo de lucha entre el Gobierno y las FARC, la paz parece posible. Un equipo de En Portada se ha desplazado hasta el país sudamericano. Jueves 12 de noviembre, a las 23:40 en La 2.
  • Después de medio siglo de lucha entre el Gobierno y las FARC, la paz parece posible

  • Resultat d'imatges de Colombia, el precio de la paz,.Un equipo de En Portada se ha desplazado hasta el país sudamericano


Puede que la paz sea el regalo de año nuevo para los colombianos. El gobierno ha aceptado la tregua ofrecida por las FARC con quien negocian, desde hace 3 años, el fin de un conflicto con cifras de un país en guerra. Dura más de medio siglo y ha costado la vida a 225.000 personas, el 80 por ciento civiles. El conflicto de Colombia se ha contado desde muchos ángulos, aunque el más dramático es el de las víctimas, un colectivo del que forman parte fallecidos, secuestrados, desplazados y desaparecidos.
El equipo de En Portada viajó a Colombia para contar uno de sus episodios más tristes, y puede que de los menos conocidos: el de los llamados Falsos Positivos. O dicho de otra manera, del asesinato de civiles inocentes a quienes miembros del ejército hicieron pasar como guerrilleros muertos en combate.
Pero la realidad a veces retuerce las intenciones del periodista. La llegada a Bogotá coincidió con el apretón de manos de dos enemigos irreconciliables, Las FARC y el Gobierno y este hecho, el anuncio del acuerdo, nos obligó a reconducir el reportaje por una senda imprevista: ¿Qué pasará cuando llegue la paz? ¿Quedaran impunes muchos crímenes cuando se decrete una amnistía que beneficie a las partes en conflicto? ¿Qué dirán las víctimas que llevan años reclamando justicia?
La conclusión provisional de nuestro trabajo es que la paz tiene un precio y que habrá que buscar una fórmula para evitar una “piñata de impunidad”; para que las alfombras de la paz no escondan crímenes sin castigo. Es la hora de la política y de la pedagogía y hasta los más firmes defensores de la paz, saben que no será posible contentar a todos, especialmente a las víctimas, cuyo dolor es infinito y la reparación casi imposible.
Pero habrá que intentarlo. Se trata de poner fin a un conflicto del que casi nadie recuerda cómo empezó cuando, a finales de los años 50, se organizaron los primeros grupos armados campesinos, disconformes con la distribución de la tierra. Años más tarde, Colombia se convertiría en tierra de narcotraficantes y al necesitar tierra para sus cultivos, provocaron el desplazamiento de millones de campesinos. El negocio de la droga no fue privativo de los sicarios y más tarde se extendería tanto a la guerrilla como a los grupos paramilitares que nacieron para combatirla.

Falsos positivos, falsos guerrilleros

En medio de este escenario, sin un único verdugo, las fuerzas armadas actuaban con impunidad, urgidas por el “todo vale” de su histórica misión. Así surgieron prácticas crueles, -casi impropias de seres humanos-, como los casos de los llamados “Falsos Positivos”. Se estableció un sistema de recompensas económicas, ascensos y otros privilegios para los miembros de las fuerzas armadas que presentasen un buen expediente en la lucha contra la guerrilla. Y en esta espiral, las bajas de insurgentes en combate, eran muy apreciadas.
Fue cuando se puso en marcha un mecanismo para “fabricar”, a partir de pruebas falsas, “falsos guerrilleros”: inocentes ejecutados a quienes el ejército presentaba como terroristas muertos en combate. Los primeros casos se remontan a los años 80 y se multiplicaron durante los 8 años de presidencia de Álvaro Uribe. Naciones Unidas hizo un informe sobre el terreno, en el año 2010, en el que concluyó que aunque no había pruebas para poder afirmar que los asesinatos respondían a una política de Estado, tampoco podía decirse que eran hechos aislados. En junio de 2015, Human Right Watch dió un paso más al ofrecer pruebas de que en casi todas las divisiones del ejército se habían producido casos de “falsos positivos” y que estas prácticas no podían llevarse a cabo sin conocimiento de los superiores.
Y en esto llegó la paz o para ser más exactos, el anuncio de que la paz está cerca y de que el precio a pagar podría ser la libertad de los asesinos de tantos inocentes. Los más firmes defensores del proceso, creen que culminarlo llevará al menos una década y que el perdón sólo llegará si a cambio los victimarios cuentan la verdad. ¿Hasta dónde subirá el grado de responsabilidad? ¿Qué pasará entonces? Son preguntas que no se pueden responder.
Habrá que volver a Colombia y hacer muchos más En Portada, para saberlo. Entretanto, me quedo con el mejor patrimonio de un periodista: el haber conocido, gracias a este reportaje a personas maravillosas: a las madres de Soacha, a otras madres en carne viva, como Carmen Hernández; a José Miguel Vivanco, de Human Right Watch y a Alejandro Matos, de Intermón Oxfam. Todos, seres humanos a la altura de las causas más nobles.

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