sábado, 26 de diciembre de 2015

CALLEJEROS - BEA, EL CORAZON GUERRERO DEL ARROYO,./ REVISTA CANTE - MUERE EL ULTIMO MOHICANO DEL CANTE, .

TÍTULO: CALLEJEROS - BEA, EL CORAZON GUERRERO DEL ARROYO,.

Bea, el corazón guerrero del Arroyo

Bea Gómez se echa al suelo para defender una pelota. :: extremadura arroyo
Bea Gómez se echa al suelo para defender una pelota. :: extremadura arroyo,. foto.
  • La actitud defensiva de la cacereña contagia al equipo y lo asemeja al de temporadas anteriores,.

    Un ataque contundente o un bloqueo intimidatorio que frustre una gran acción ofensiva suelen ser dos de las acciones más espectaculares y valoradas en el voleibol, y las jugadoras que las llevan a cabo a menudo copan el 90 por ciento de los espacios destinados a su tratamiento gráfico. Sin embargo, los amantes de esta disciplina deportiva cada día valoran más las voleibolistas que se encargan de misiones más prosaicas, como la recepción y defensa en segunda línea, y es en este apartado donde brilla con luz propia Bea Gómez, el corazón guerrero del Extremadura Arroyo.
    Gómez (Cáceres, 1989) encarna a la perfección el rol de jugadora en permanente estado de concentración y de constante insatisfacción en búsqueda de esa quimérica perfección que anhelan las deportistas inconformistas. En los últimos encuentros, su actuación ha subido varios peldaños, tanto en recepción como en defensa. Particularmente brillante y crucial resultó su concurso en la consecución de la primera victoria de esta temporada, lograda ante el VP Madrid.
    La jugadora cacereña no solo firmó unas estratosféricas estadísticas en el apartado de la recepción, sino que fue capaz de, con continuas acciones acrobáticas e inverosímiles en defensa en segunda línea, contagiar al resto de compañeras para que el equipo se impregnara se ese halo de escuadra compacta y aguerrida tantas veces alabada en temporadas pasadas, que desafortunadamente esta campaña solo se ha visto en contadas ocasiones.
    Bea Gómez, fiel a su espíritu aguerrido pero humilde, huye de personalismos, y prefiere hablar de «trabajo de equipo, porque en el voley, como en todos los deportes en los que participan en un bando más de una deportista, o todas remamos en la misma dirección o el barco se va a pique». Respecto de su actuación ante VP Madrid, asegura que «sí es verdad que pude estar más afortunada en determinadas acciones, pero lo único que contaba al final, y lo que hacía que me sintiera feliz, contenta y satisfecha era el hecho de que por fin hubiésemos conseguido nuestra primera victoria».
    «No hace falta que diga que con la misma actuación personal, si el resultado final hubiera sido el contrario, mi grado de infelicidad y frustración hubieran sido muy altos», añade. Asevera que la segunda vuelta se vislumbra ahora «de otra forma, porque sí es verdad que encajamos muchas derrotas consecutivas, pero también es cierto que nunca bajamos los brazos, que cada encuentro que perdíamos nos hacía trabajar más duro en los entrenamientos, hasta que fuimos capaces de poco a poco ir recobrando nuestra esencia». «Ahora es cuestión de no bajar la guardia, de continuar con el mismo nivel de concentración y la actitud del 'cuchillo entre los dientes' , porque es evidente que va a ser durísimo eludir el descenso», concluye la guerrera.

     REVISTA CANTE - MUERE EL ULTIMO MOHICANO DEL CANTE, .

    -foto--MANUEL DE LOS SANTOS CANTAOR 76 AÑOS,.

    'Agujetas' dejó testimonio de su arte en la película 'Flamenco' de Carlos Saura. :: lv
Muere el último mohicano del cante,.

  • Fallece a los 76 años en Jerez el cantaor Manuel de los Santos, 'Agujetas', patriarca de los cantes gitanos,.

    Alguien dijo que Manuel de los Santos Pastor, 'Agujetas', vino al mundo con un siglo de retraso. Desde luego, su estampa era antigua, ancestral, propia de tiempos más duros y más ásperos: el rostro de 'Agujetas' era un paisaje árido, surcado por arrugas y cicatrices, con una boca adusta que durante muchos años mostró al abrirse una dentadura de oro. Pero lo de su tardanza al nacer se refiere a otra cosa, a su cante, un quejido que parecía provenir de las profundidades de la historia, como atravesando por su pura fuerza las grietas del tiempo. 'Agujetas' era el cantaor atávico por excelencia, depositario de una tradición perdida: «'Chocolate' sabe cantar y yo sé cantar. Pero ya no hay más nadie que 'Chocolate' y yo y Francisca 'La Paquera'», declaraba hace diez años a 'Flamenco World'. 'Chocolate' y 'La Paquera' murieron y Manuel se quedó como el último mohicano de una manera de entender el flamenco. Ayer dio su último grito de agonía a los 76 años (edad sin confirmar) en el Hospital de Jerez, donde le trataban de un cáncer.
    'Agujetas' tenía algo de indio, de salvaje que no se pliega a las costumbres y las finuras de un mundo gregario. Era un hombre arisco, bronco, desconfiado, que vivía en una casa levantada por él mismo y solo acudió un día a la escuela: «El que sabe leer y escribir no puede cantar flamenco -defendía- porque pierde la pronunciación». No se sabe seguro dónde nació, si en Jerez o en Ronda, ni tampoco cuándo, porque su padre no se sometía a imposiciones como la de inscribir a los hijos en el Registro. El padre era 'Agujetas el Viejo', un herrero al que pusieron el apodo porque había trabajado en el ferrocarril, y el chico Manuel aprendió el cante en la fragua, donde se han forjado tantas voces, aunque también a eso le quitaba adornos hasta dejarlo en la descarnada verdad: «Mi padre cantaba por siguiriyas cuando el hierro se estaba calentando, porque trabajando no se puede cantar. Eso de que los gitanos cantan por martinetes dándole al martillo es mentira», rechazaba.
    Resulta tentador recopilar declaraciones chocantes de 'Agujetas', el hombre agreste y encastillado en una idea ultraortodoxa de la música. «Lo que están haciendo es una mala copia del flamenco. Cualquier muchacha sale chillando como un perro. Flamenco puro no existe, esto que hay ahora es una basura», decía en aquella jugosa entrevista de 2002. De Camarón sostenía que parecía «un perro cantando», porque era «un canastero, y los canasteros no saben cantar»; a Carmen Amaya se refería como «una india pegando saltos»; de los payos, opinaba que «no hay ninguno que sepa cantar, están vacíos». De sí mismo, en fin, proclamaba que era «el mejor cantaor de todos los tiempos», pero entre tanto extremismo también era capaz de fogonazos poéticos: «Me levanto con dolor de cabeza porque todas las noches sueño el cante».
    Dentadura de oro
    El gesto sufriente de Manuel quedó inmortalizado con un intensísimo martinete a palo seco en 'Flamenco', la película de Saura. También fascinó a la francesa Dominique Abel, que le dedicó el premiado documental 'Agujetas, cantaor'. Casado con una japonesa, este bárbaro del flamenco participó en trece grabaciones discográficas, la primera titulada 'Viejo cante jondo', de 1972; y la última 'Agujetas: Historia, Pureza y Vanguardia del Flamenco', de 2012, una edición antológica integrada por cinco volúmenes.
    Era un cantaor caótico, capaz de cantar varias veces el mismo estilo en un recital o de reñir permanentemente a sus guitarristas sobre el escenario. También tenía una capacidad sobrehumana para emocionar con su lamento. Era dueño de un metal de voz único, lo que le ha permitido ser considerado uno de los grandes seguiriyeros de la historia. Su manera de entender el flamenco queda ahora en manos de sus hijos Dolores y Antonio.
    'Agujetas' ya hacía mucho que no lucía la dentadura de oro que era uno de sus signos propios y distintivos. Llevaba tiempo avisándolo, con esa costumbre de recelar hasta de su sombra: «Me los voy a poner blancos. Me da miedo que, cuando muera, me los quieran arrancar».

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