SOCIEDAD
La exnovia del Príncipe trabaja en la Comisión de Quejas de la Prensa y ha fichado por la mejor agencia de publicidad noruega
Como si de una venganza se tratase, la mayor parte
de la intensa actividad de Eva Sannum en Twitter va enfocada a criticar
o ensalzar, más bien lo primero, la labor de periódicos, radios y
televisiones de su país. Juzga la «poca seriedad» de tal o cual cadena o
el rigor con el que una revista ha tratado un tema. Es parte de su
trabajo como representante de los noruegos en la Comisión de Quejas de
la Prensa, donde se encarga de recoger las críticas que sus compatriotas
hacen a la profesión periodística. Ella misma sufrió en propia carne,
hace ya más de una década, el acoso de los reporteros 'rosas', cuando a
punto estuvo de convertirse en la Princesa de Asturias (fue novia de
Felipe de Borbón entre 1997 y 2001, cuando se ganaba la vida como
modelo).
Uno de los últimos temas defendidos como
integrante de esta comisión tiene mucho que ver con lo que ella vivió en
aquella época, porque Eva Sannum es muy amiga de los príncipes Haakon y
Mette-Marit: fue precisamente en su boda (2001) donde se tomó aquella
famosa instantánea junto al Príncipe Felipe, ella con vestido azul, que
parecía confirmar oficialmente su romance y relanzaba la relación hacia
una posible boda. Pues bien, el pasado verano, los herederos noruegos
fueron retratados junto a sus cuatro hijos menores de edad bañándose en
las aguas de la isla francesa de San Bartolomé, en el Caribe, algo que
incomodó a la familia real. Dentro de lo que supone su trabajo, Sannum
se dedicó a defenderlos y presentó la queja correspondiente por la
publicación de aquellas fotos.
«Yo sé lo que se siente cuando te persiguen»,
explicó ante los miembros de la comisión cuando se debatió este asunto,
además de reconocer que se sentía «muy identificada». Anteriormente
también había sacado la cara por Kate Middleton, ahora Catalina de
Cambridge, la mujer del príncipe Guillermo de Inglaterra, por unas fotos
robadas mientras se cambiaba la parte inferior del bikini en un yate
que navegaba ajeno a la presencia de los paparazzi por aguas de la Costa
Azul.
Una reconocida publicista
Aunque la última noticia que la ha traído de nuevo
a la actualidad es su fichaje por la mejor agencia de publicidad de su
país, Geelmuyden Kiese, tras dejar atrás diez años de trabajo en otra
empresa del sector. Sannum ha conseguido, al menos en su país, ser
reconocida por su profesionalidad y nadie parece recordar allí que casi
pudo llegar a ser princesa de España. La chica, de 38 años, ha creado su
propia familia: está casada con un otro publicista, Torgeir Vidal, y
tiene dos niños pequeños de los que cuelga fotos en su Facebook. Y no
les va nada mal, en 2008 se compraron una especie de palacete
neorrenacentista de 400 metros cuadrados y tres pisos construido en 1880
y valorado en 1,6 millones de euros. Su trabajo como creativa
publicitaria le ha valido un prestigioso premio de su país como
escritora de textos para anuncios, el Lápiz de Oro.
«Cuando vino a España -recuerda la cronista del
corazón Rosa Villacastín- no pisó ni un museo ni una biblioteca, se
dedicaba a no hacer nada, se pasaba la vida en el gimnasio, no mostró
mucho interés en nuestra cultura cuando iba encaminada a ser la esposa
del Príncipe. A mí no me gustaba». Reconoce Villacastín que Sannum pudo
sufrir mucho por el acoso de la prensa rosa, «pero ni más ni menos que
cualquier otro famoso en nuestro país. Así que cualquiera de ellos
estarían encantados de apuntarse al cargo que ocupa ella en esa Comisión
de Quejas de la Prensa».
«El Príncipe la quería mucho -prosigue la
periodista-, pero ella no hizo mucho por la relación, especialmente al
principio. Y luego, la primera vez que aparecían juntos, casi de forma
oficial, lo hace con aquel vestido azul, bellísima, pero lo menos
apropiado para hacer méritos». En 2001 terminó aquel noviazgo, dicen que
porque a los Reyes no les gustaba. No solo porque no tenía sangre azul,
sino porque su actividad como modelo incluía en su pasado unas fotos
medio desnuda. Nada más se supo.
«Si se hubiera casado con el Príncipe igual habría
hecho un buen papel, eso nadie lo sabe, pero lo que es seguro es que
con la que le está cayendo a Letizia, imagina la que le habría caído a
ella». Desde aquella ruptura, los rumores sobre que ellos podrían seguir
viéndose pese a todo no han dejado de aparecer. La última vez, en las
navidades del año pasado, cuando un medio de comunicación aseguró que
habían cenado juntos en los Alpes suizos; sin Letizia, claro. «Todo
mentira, de ser cierto habría pruebas de eso, cualquiera saca fotos con
el móvil. Se sabría. No. No es verdad», zanja Villacastín.
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