La historia bien podría servir para uno de los muchos
guiones que han encumbrado a Scarlett Johansson hasta los altares del
celuloide. Pero es tan real como el atroz conflicto que mantienen
israelíes y palestinos desde hace más de seis décadas. Quizá la actriz
estadounidense, de 29 años e hija de una judía, no tenía ni idea de la
que se iba a montar cuando aceptó la oferta de la compañía israelí
SodaStream, con sede en Cisjordania, para anunciar máquinas que elaboran
refrescos en casa. Aquel 'spot', que además iba a salir en la próxima
Super Bowl, levantó las iras de un grupo palestino proboicot a Israel,
que pidió a Oxfam el cese de su relación con Johansson -embajadora de la
ONG desde 2007- y advirtió a la organización que, de lo contrario,
«quedaría empañada su credibilidad».
Ante el revuelo generado, Oxfam insinuó su malestar con la
campaña publicitaria y dejó claro su rechazo a «todo negocio que opera
en los asentamientos, ilegales de acuerdo al derecho internacional y que
niegan los derechos de los palestinos». Es más, la organización
proponía estudiar «las implicaciones de lo ocurrido» para el papel de
Scarlett Johansson como embajadora. No ha dado tiempo.
El siguiente capítulo de este culebrón lo ha escrito
Johansson, que ya había alegado que nunca quiso ser «la cara de ningún
movimiento social o político» y que ayer decidió romper de raíz con la
ONG. La Charlotte de 'Lost in Translation' «pone fin a su papel de
embajadora de Oxfam. Ella y Oxfam tienen una diferencia fundamental de
opinión» sobre este asunto, anunció su portavoz. Poco después, la ONG
aceptaba la renuncia y agradecía «enormemente su contribución». Pero
añadía un 'recadito': «Oxfam respeta la independencia de sus
embajadores. Sin embargo, que Johansson haya aceptado ser la imagen
publicitaria de SodaStream resulta incompatible con su papel de
embajadora de Oxfam. Estas empresas agravan la pobreza y las violaciones
de los derechos de las comunidades palestinas a las que apoyamos con
nuestro trabajo». La relación entre Oxfam y Johansson se acaba. La
guerra entre Israel y Palestina continúa.
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