Llega con paso tranquilo y firme. Se ayuda de un bastón
sencillo y cubre su cabeza con una gorra que le da aspecto de abuelito.
Conoce bien el camino porque acostumbra a pasarse de vez en cuando por
el periódico para ver a los amigos. Entra y saluda generoso en sonrisas y
palabras, como siempre. Pero en esta ocasión la visita tiene un
significado especial para él. Viene a despedirse.
Antonio García Gutiérrez es desde hace más de medio siglo
-concretamente 54 años- corresponsal de HOY en La Parra, y ahora pasa el
testigo. Tiene 90 años y una memoria envidiable. Habla con cariño de
personas y momentos pasados. En tantos años, cuántas noticias escritas
en papel y enviadas por correo. «¡Cómo ha cambiado todo! Soy mayor para
estos aparatos», dice mientras mira a los ordenadores que le rodean en
la Redacción. Hace algún tiempo que su hijo Marcos le echa una mano y
manda sus noticias al periódico por correo electrónico.
«Empece con el HOY cuando todavía estaba en la plaza de
Portugal», dice. «Me acuerdo mejor de las cosas que pasaron hace mucho y
me olvido a veces de lo que pasó ayer», comenta resignado.
Habla y gesticula con energía. «Ser tan enérgico me ha
servido para trabajar el campo, mi gran pasión. El campo es muy duro;
hay que estar siempre ahí, pero a mí me ha dado muchas satisfacciones»,
asegura. Tenía claro desde pequeño que se dedicaría a la agricultura y
la ganadería, lo que le costó un buen disgusto a su padre, que quería
que estudiara como sus hermanos. «Mi hermano el mayor fue comisario de
la Policía y procurador de los tribunales», recalca.
Aún hoy, sigue soñando con su yunta de mulas, sus olivos,
sus siembras y aras, sus jornadas de siega y recolección, sus tertulias,
su libertad y el sufrimiento del campo. Allí encontró, dice Antonio,
las mejores, las más sabias y nobles gentes, Siempre han sido para él un
ejemplo y una fuente de sabiduría. «El campo ha sido mi Universidad»,
señala.
Una memoria prodigiosa
Pero además del campo, también fue durante 33 años
corresponsal de la Seguridad Social en La Parra . En este puesto
aprovechó su prodigiosa capacidad memorística. «Me sabía de memoria los
número de la Seguridad Social y los DNI de todos los afiliados del
pueblo, unos cuatrocientos», dice con orgullo.
Durante este periodo fue distinguido, en 1974, con el
premio al mejor corresponsal de España. El galardón se lo entregó el rey
Juan Carlos I, entonces Príncipe, en el Palacio de la Quinta, en
Madrid. Guarda discretamente en una habitación de su casa el diploma y
las fotografías del acto.
En el desempeño de esta labor también dejó patente su
calidad humana. «Jamás nadie se quedó sin pagar el sello. Al final del
año, si en el balance faltaba dinero de alguno de los cotizantes, lo
ponía de mi bolsillo y así nadie se quedaba sin asistencia y los demás
derechos que le correspondían. Algunos me lo devolvían poco a poco,
otros no podían», afirma.
Pero además de estas ocupaciones, Antonio García Gutiérrez
siempre ha sacado tiempo para participar en las actividades sociales y
culturales de su pueblo, así como para colaborar activamente con
diversas asociaciones.
Ha sido directivo en varias etapas de la Hermandad del
Santísimo Cristo de la Misericordia de La Parra, auténtica seña de
identidad del pueblo. Precisamente del Cristo y de las fiestas en su
honor ha escrito en numerosas ocasiones. «Son preciosas. Vienen personas
de todos lados; 6.000 se juntaron allí la última vez para la procesión.
Tenéis que venir; estáis invitados», dice con sinceridad.
Se le agolpan los recuerdos y aumenta su emoción cuando los
chicos de HOY.es le piden fotografiarse con él. No quieren
desaprovechar la oportunidad de tener un recuerdo del corresponsal más
veterano de HOY. Coqueto, se atusa el cabello y posa sonriente rodeado
de jóvenes periodistas. Luego se despide. «Ya vendré a veros cualquier
día», dice.
Vuelve a su pueblo a seguir con 'sus cosas' y a disfrutar
de sus cinco hijos, doce nietos y cinco biznietos. Este año, después de
muchos, en septiembre podrá vivir con intensidad las fiestas del Cristo,
sin la responsabilidad de contarlas después a los lectores.
«Me voy con la satisfacción del trabajo bien hecho», termina.
TÍTULO: MUERE UN MILITAR EXTREMEÑO EN EL LIBANO,.
Muere un militar extremeño en Líbano. El soldado-foto- Abel García Zambrano, de 25 años y natural de Zafra, miembro de la Brigada Mecanizada ...
MIEMBRO DE LA BRIGADA Extremadura XI con sede en Bótoa.
Abel García Zambrano ha perdido la
vida al volcar el vehículo 'lince' que conducía. En el siniestro también
ha fallecido un militar salvadoreño y han resultado heridos muy graves
otros tres compatriotas,.
Muere un militar extremeño en Líbano. El soldado Abel García Zambrano,
de 25 años y natural de Zafra, miembro de la Brigada Mecanizada (BRIMZ)
Extremadura XI con sede en Bótoa (Badajoz), falleció ayer al volcar el vehículo 'lince' que conducía por una carretera del sur de Líbano, donde estaba destacado desde mediados de noviembre.
El accidente se produjo a las 2.45 horas de la
madrugada (una hora menos en España), y en el blindado viajaban también
cuatro militares de El Salvador. Uno de ellos ha muerto y los otros tres
están ingresados en el Hospital de Beirut,
la capital libanesa, situada a un poco más de cien de kilómetros del
lugar del siniestro. Uno de ellos se encuentra en estado crítico y los
otros dos muy grave. El militar salvadoreño fallecido respondía a las
iniciales J.M.C.A.
El vehículo 'lince' conducido por el soldado extremeño se dirigía a relevar a una patrulla nocturna en un 'checkpoint'
(punto de control) junto a la localidad de Gadjar, en el sur de Líbano,
justo en la frontera con Israel. Es una de las tareas que realizan a
diario los militares que componen la misión Libre Hidalgo XX, que tiene
su centro de operaciones en la base de Miguel de Cervantes de Marjayoun, la más grande del Ejército español en el extranjero.
El vehículo circulaba por una carretera en una
zona alta y sin arcén. Se salió de la vía, dio varias vueltas de campana
y cayó por un terraplén.
Tras el siniestro, una ambulancia en BMR (con un
médico, un enfermero, un conductor y un auxiliar) salió desde la base
Cervantes y dos helicópteros desde Naquora, donde está el cuartel
general de Naciones Unidas en Líbano. Tres de los ocupantes de la
ambulancia que acudió al lugar del siniestro son extremeños. Se trata
del capitán enfermero Sergio Vázquez (37 años, Losar de la Vera), y los
soldados Antonio Villar (23 años, Sagrajas) y Manuel Díaz (24, Puebla de
la Reina).
El equipo sanitario intentó reanimar a los dos
heridos más graves, el soldado extremeño y el salvadoreño, pero no fue
posible, por lo que trasladaron sus cuerpos a la base Cervantes, donde
están ahora.
Un avión militar de las fuerzas españolas ha volado hacia Líbano para facilitar la repatriación del cadáver. El Ejército realiza gestiones para que el avión Hércules que repatríe el cadáver aterrice en la base aérea de Talavera La Real.
La capilla ardiente se ha instalado en en angar
del helipuerto la base Miguel de Cervantes, donde a las cinco de esta
tarde hora libanesa (las cuatro en España) se ha oficiado el funeral en
honor del militar español fallecido en acto de servicio. Han asistido la
embajadora española española en Líbano, Milagros Hernando Echevarría,
el general de división italiano Paolo Serra, jefe de las fuerzas (Force
Commander) y de Unifil (Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano).
Undécimo militar español fallecido en Líbano
El militar extremeño fallecido ingresó en el
Ejército en septiembre de 2009 y esta era su primera misión en el
extranjero. El soldado pertenecía a las 2ª compañía, al primer batallón
del Regimiento Saboya de la Brigada Extremadura XI. Abel García iba a
regresar a España en unos 90 días. Es el tiempo que tardarán los más de 400 militares extremeños que viven en Marjayoun para volver a casa.
El MLV (Vehículo Ligero Multipropósito),
rebautizado por las fuerzas españolas como ‘lince’, es el más modernos
de los blindados con los que cuenta el Ejército de Tierra. De
fabricación italiana, tiene capacidad para cinco personas, pesa 7,1
toneladas y mide 4,8 metros de largo por 2,2 de ancho. Su altura es de
2,05 metros, tiene una autonomía de 500 kilómetros y alcanza una
velocidad máxima de 130 kilómetros por hora. La BRIMZ Extremadura XI
tiene en Líbano 47 de estos vehículos, varios de ellos en los puestos
avanzados.
En uno de ellos, identificado como UNP (Punto de
Naciones Unidas) 4.28, pasaba sus días el soldado Abel García Zambrano,
el undécimo militar español fallecido en Líbano. Su nombre se une a una
lista en la que ya están el subteniente Isaías Martín Anguera, el cabo primero Julio Gómez Queiro, el guerrillero José Antonio Godia Pi, el cabo caballero legionario Yeison Felipe Ospina Vélez y los paracaidistas Yeison Alejandro Castaño Abadía, Jonathan Galea García, Manuel David Portas Ruiz, Yhon Edisson Posada Valencia, Jefferson Vargas Moya y Juan Carlos Villora Díaz.
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