Isabel Preysler es la reina absoluta de las portadas del corazón y
parecía que ya lo había contado todo de su vida pasada a sus 63 años.
Pero no. Ha esperado hasta ahora para confesar que se casó de penalti
con Julio Iglesias por más que siempre había defendido a capa y espada
que su hija Chabeli había sido sietemesina.
«Podría decir que nos casamos porque estábamos enamorados y sería
verdad, pero lo cierto es que me quedé embarazada. Entonces parecía una
tragedia no pasar por vicaría. El cura que nos casó a Julio y a mí
declaró que nunca había visto a una novia llorar tanto en su vida, estar
tan, tan triste. Simplemente sentía que no era el momento todavía», se
confiesa ahora en una entrevista a la revista 'Vanity Fair'. Aunque
después no se arrepintió del paso que dio porque Julio la «adoraba»...
aunque el cantante no le era fiel. Eso sí, la cosa se puso «tensa»
cuando la filipina pidió el divorcio. Aun así no peleó por el dinero.
«Cuando nos separamos Julio y yo teníamos una cuenta conjunta. Podría
haber ido a por ella, pero nunca se me hubiera ocurrido», desvela la
imagen de Porcelanosa.
Con el marqués de Griñón todo fue distinto. «Carlos es un hombre muy
cosmopolita, al que le gusta mucho viajar, moverse, el campo... Era
liberal de verdad, yo podía ir a fiestas, bailar y divertirme... Julio
más bien era un chico de derechas, conservador, celoso y posesivo». Todo
terminó por culpa de Cupido y sus caprichosas flechas. «Miguel se cruzó
en mi camino. No fue culpa de Carlos, sino mía. Lo sentí mucho, pero me
enamoré», entona el 'mea culpa' Isabel Preysler.
«Muy rencorosa»
Más allá de su vida amorosa, la reina de corazones también cuenta
cómo Julio se «molestó» porque su hijo Enrique decidió seguir sus pasos
en la música. La chispa entre padre e hijo saltó porque el vástago lo
llevó en secreto, lo que hizo que ambos estuvieran sin hablarse unos
años.
Tampoco se deja en el tintero su pelea con su entonces amiguísima
Carmen Martínez Bordiú. Todo porque la nietísima no defendió a Chabeli
en un programa de televisión. Una «tontería» que la Preysler se tomó muy
a pecho y que le «llegó al alma», ya que se considera una persona muy
«rencorosa». De nada le valieron entonces las disculpas de la Bordiú por
carta o por teléfono. Isabel no es de las que olvidan, aunque ahora con
su amiga las aguas han vuelto a la calma... Pero por si acaso no han
vuelto a hablar del polémico tema.
TÍTULO: LOS BOTONES, UNA ESTAFA CON OLOR A AJO,.
LOS BOTONES, UNA ESTAFA CON OLOR A AJO,.-fotos,.
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trabajo en Internet hasta que dieron con una oportunidad en Extremadura.
Hacía falta gente para recoger ajos en Aceuchal y recorrieron los casi
800 kilómetros que separan Castellón de Tierra de Barros. Curiosamente,
esta localidad ya no cultiva ajos desde que sus dos cooperativas se
llevaron la producción a Portugal, pero en plena crisis la oferta de
empleo atrajo a decenas parados desde la otra punta de España.
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