Susana de la Sierra (Santander, 1975) lleva casi dos años
al frente del Instituto de la Cinematografía y la Artes Audiovisuales
(ICAA), tradicional talón de Aquiles del Ministerio de Cultura. Le ha
tocado bregar con un sector que sufre una crisis sin precedentes,
espoleada por las decisiones de un Ministerio de Hacienda que ha
recortado ayudas y establecido el IVA cultural más alto de Europa. Para
colmo, el cambio de un modelo de financiación basado en subvenciones a
otro de desgravaciones fiscales no termina de concretarse.
De la Sierra revela que el nuevo porcentaje de
desgravaciones rondará el 25% aunque, por desgracia, no estará listo
para la fecha anunciada del 1 de enero de 2014. Esta experta en
fiscalidad proveniente del ámbito universitario y que habla cinco
idiomas lamenta la animadversión de una parte de la opinión pública
hacia un cine español que, paradójicamente, domina estos días la
taquilla. «Nadie se pregunta cómo funcionan las ayudas a la
agricultura».
- ¿Qué le parecen las declaraciones del ministro Montoro
culpando de la mala salud del cine español a «su calidad» y no a los
recortes o la subida del IVA?
- Yo no voy a reflexionar sobre las declaraciones de un
ministro. Lógicamente, desde el ICAA hemos sostenido siempre que estamos
muy orgullosos del cine que se hace en nuestro país. Como en el resto
de países tenemos películas de todos los tipos y calidades. No existe un
debate general sobre la calidad del libro o del teatro. Más allá de las
declaraciones de un ministro, llama la atención que la opinión pública
tenga formada su opinión sobre un sector cultural. El cine español ha
demostrado en las últimas semanas que conecta con su público y está
recibiendo reconocimientos en festivales internacionales. Me remito a
datos objetivos: el 43% de la taquilla del anterior fin de semana
correspondió a películas españolas.
- Da la sensación de que las buenas intenciones del
Ministerio de Cultura chocan con las imposiciones de Hacienda; vamos,
que tienen ustedes las manos atadas.
- El Ministerio de Hacienda tiene su función y por lo tanto
es responsabilidad de todos, incluido nosotros, tratar de convencerlo
de que, a pesar de las circunstancias económicas, es necesario apostar
por el cine. Un sector que además está sufriendo de manera destacada los
efectos de la crisis.
- Hasta ahora ha sido un ministerio muy poco receptivo.
- Bueno, ha dado pasos que no eran los que esperábamos.
Queríamos más. Pero tampoco hay que restarle importancia en un momento
en el que se están eliminando todas las deducciones fiscales. Al menos
se mantiene la del cine y la prorroga de manera indefinida. Y aumenta el
incentivo a las copias y publicidad, que era algo que se venía
solicitando para conseguir que las películas se vean. Siempre se ha
sostenido que se hacen muchas películas. Hay que añadir un esfuerzo
adicional en la fase de promoción y por fin se reconoce que esos gastos
tendrán un beneficio. Agradezco ese gesto, pero es verdad que estábamos
trabajando en una agenda más ambiciosa.
Atrasan el plan de financiación
- ¿Cuándo va a estar listo el nuevo modelo de financiación del cine?
- Como secretaria de la comisión mixta que está llevando
los trabajos técnicos estoy bastante satisfecha con el trabajo
realizado. Ha habido propuestas de un buen número de asociaciones: los
productores agrupados en FAPAE, exhibidores, distribuidores y
organizaciones que no están dentro de la comisión mixta, como el
sindicato de técnicos. Existe ya un borrador bastante extenso elaborado
por el ICAA en el que recogemos todas las propuestas y comprobamos que
hay muchos puntos de encuentro entre lo que pensamos nosotros y el mundo
del cine. Ese borrador ya lo tienen los ministerios implicados y se ha
elevado al presidente de la comisión, que es el secretario de Estado de
Cultura. Estamos a la espera de indicaciones, porque las normas son
relativamente sencillo hacerlas, pero necesitamos saber cuál va a ser el
marco económico para ponerlas en funcionamiento.
- O sea, que la fecha anunciada del 1 de enero de 2014 parece precipitada.
- Me parece prematura, aunque podría darse.
- Los productores han condenado a lo largo de este proceso
que no se puede acabar con un sistema de subvenciones sin tener listo
otro que lo sustituya.
- Siempre he defendido esa opinión. El Plan Estratégico de
la Secretaría de Estado de Cultura incluye un punto en el que se insiste
que se mantendrán las ayudas tal y como existen hoy, en tanto en cuanto
no se apruebe el nuevo modelo. Ese nuevo modelo hay que relativizarlo,
en realidad desarrolla lo que ya dice la Ley del Cine de 2007. Y no
puede ser una sustitución de las ayudas existentes por incentivos
fiscales. El cine es muy plural, cada forma de hacer películas requiere
un instrumento diferente. El incentivo fiscal es un mecanismo muy útil
para películas de un determinado presupuesto. Para un cine de autor,
pequeñito e independiente quizá no es la mejor solución. Las ayudas
directas tienen que continuar para fomentar el cine más experimental y
de nuevos realizadores.
- ¿Cuál será ese nuevo porcentaje de desgravación fiscal? El 18% actual se ha mostrado claramente insuficiente.
- El problema no es el 18%, sino el 5% del llamado
coproductor financiero, esto es, la persona de fuera del cine que decide
invertir en una película. A ese es al que hay que atraer con un
mecanismo interesante. Lo más importante es que desaparezca la
distinción entre productor y coproductor financiero, que cualquiera
pueda invertir en cine y beneficiarse de esos incentivos fiscales.
Atraer capital de otras partes y que el inversor obtenga un beneficio
por ello. Y es verdad que el 18% habría que subirlo un poquitín.
Barajamos cifras en torno al 25%, un porcentaje razonable y sostenible
desde el punto de vista económico, que no tendría un impacto excesivo en
la Hacienda pública. Ahora bien, tampoco es esperable que por mucho que
se aumente el incentivo todo el mundo se ponga a invertir en cine.
Ojalá.
- ¿Cree que, en el fondo, hay un desconocimiento del cine español? ¿Se habla mal de algo que no se conoce?
- Sí. Hay un desconocimiento generalizado por parte de la
opinión pública del cine y de la forma de financiarlo, son opiniones
estereotipadas. Para empezar, se meten todas las ayudas en el mismo
saco, no se sabe que hay distintas clases según las finalidades. Y si no
cumples los requisitos no puedes recibirlas. No existe un debate tan
encendido sobre las ayudas en otros sectores. No se ven las películas y
sin embargo hay una opinión formada.
- ¿Por qué es tan inflamable el cine?
- Su visibilidad excede del propio sector cultural, atrae
mucho a las personas y tiene una relación muy directa con los medios de
comunicación. Todos los debates encuentran un eco que no tiene en otros
ámbitos.
- ¿El español ama su cine?
- Cuando entras en debates generalistas y estereotipados se
meten opiniones que habría que matizar. Pero cuando desciendes al
detalle, a películas concretas y actores, la cosa cambia. Tendríamos que
partir de eso concreto que gusta para esbozar el debate general.
- Están obligados a ser transparentes con el sistema de ayudas, algo que no ocurre en otros sectores.
- Sí. Nadie se pregunta cómo funcionan las ayudas a la
agricultura o a la automoción. Yo vengo del mundo de la docencia y la
investigación, y me parece fundamental la educación. Estoy muy contenta
de que se haya incluido por primera vez el cine en la educación reglada.
Además, hemos creado por primera vez los Premios de Educación
Audiovisual y de Historia del Cine. Veo con satisfacción en festivales
como este -se refiere a la Seminci- que los chavales se acercan al cine,
uno de los elementos culturales por excelencia de la sociedad actual,
aunque se esté perdiendo el asistir a las salas como alternativa de ocio
y centro de socialización. La educación contribuiría a la formación de
una opinión pública crítica, la Comisión Europea va a dedicar muchos
fondos a eso.
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