
Al secretario general y portavoz de la Conferencia
Episcopal, José María Gil Tamayo, no le gusta el título del libro
'Cásate y sé sumisa', editado por un sello dependiente del arzobispado
de Granada. No censuró el ensayo abiertamente, pero dio a entender que
el título es desafortunado, aunque su autora alegue que está inspirado
en la epístola de san Pablo a los Efesios. En cualquier caso, Gil Tamayo
refutó que la sumisión de la mujer al varón sea un valor evangélico.
«San Pablo nos habla de que nuestra vocación es la libertad, no la
obediencia ciega. La obediencia cristiana no es una obediencia
cuartelera», argumentó el portavoz, quien reconoció, con todo, no haber
leído la obra, cuya retirada han pedido varios partidos políticos y la
Junta de Andalucía.
Recalcó que es arriesgado juzgar un libro solo por el
título. Apelando a su condición de periodista, aseveró que se ha de
«pasar de la entradilla al cuerpo de la noticia. De lo contrario caemos
en una dinámica que no nos favorece. No he leído el libro, pero la
primera impresión es que no hemos pasado del título». No obstante,
destacó que el matrimonio es «una relación entre personas».
El libro, firmado por la italiana Costanza Miriano y que
fue todo un 'best seller' en Italia, se inspira en una sentencia de san
Pablo que dice: «Esposas, estad sujetas a vuestros maridos».
Tamayo, que explicó a la prensa las conclusiones de la
asamblea plenaria de obispos que se ha celebrado esta semana, aseguró
que el aborto no es una cuestión religiosa ni política. «El aborto no es
un derecho. El aborto es sobre todo un problema grave, especialmente
para quien lo sufre; es doloroso y trágico, y entraña situaciones
comprensibles, pero que en ninguna manera justifican la eliminación de
una vida humana. El fin no justifica los medios, ni en este caso ni en
otros, porque la excepción nos pondría en un disparadero que se volvería
contra la propia sociedad civil».
Con argumentos ya conocidos, el portavoz subrayó que la
clase de Religión es un derecho que asiste a los padres reconocidos en
la Constitución y que es merecedor de especial protección. A la vista de
que la reforma educativa no contempla que la asignatura sea de oferta
obligatoria en Bachillerato, Gil Tamayo confió en que los futuros
decretos que desarrollarán la Lomce satisfagan las aspiraciones de los
prelados. Tamayo quiere que la asignatura confesional se sustraiga de la
contienda política y encuentre su lugar apropiado en «clave no
ideológica», como un «derecho fundamental» más.
En cuanto a los dineros de la Iglesia, el vicesecretario
para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez
Barriocanal, informó de que los obispos trabajan con la hipótesis de
obtener en la campaña fiscal de este año 247,9 millones procedentes de
la asignación tributaria. Ello significa la misma cantidad que se
consiguió en el ejercicio precedente. El Fondo Común Interdiocesano
estará dotado en 2014 con 231,6 millones, una vez descontados los seis
millones que se destinarán a Cáritas, la previsión por compensación del
IVA (5,5 millones) y las campañas a favor de la financiación de la
Iglesia (4,8 millones). Por cuarto año consecutivo el fondo no
experimenta ningún incremento. La parte del león de estos presupuestos
se dirige a pagar las retribuciones del clero y los obispos, lo que
supone 154 millones de euros. La cantidad destinada la Conferencia
Episcopal se cifra en 4,4 millones, lo que representa un crecimiento del
1,5%.
«La Iglesia no vive del Estado», sostuvo el portavoz
episcopal. Para el secretario general, la Iglesia sigue trabajando para
conseguir su autofinanciación.
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