
El presidente en funciones de Ucrania y también
de la Rada (Parlamento), Alexánder Turchínov, se vio forzado a posponer
hasta mañana la votación parlamentaria para dar luz verde a un nuevo
Ejecutivo que, según el mismo jefe del Estado interino había prometido,
debía haberse constituido ya ayer. «El jueves tendremos nuevo Gobierno.
No se pueden tomar decisiones precipitadas. Hay que consultar con el
pueblo», explicó el nacionalista Oleg Tiagnibok, líder del partido
Svoboda (Libertad).
El dirigente de Batkívshina (Patria) Arseni
Yatseniuk, el candidato con más opciones de ocupar la jefatura del
Gabinete, añadió que los nombramientos deben hacerse «con la máxima
transparencia». «Insto a las fuerzas políticas a no comerciar con
cargos. El Gobierno será legítimo no cuando sea votado en el Parlamento,
sino cuando reciba el respaldo de la gente que estuvo en el Maidán»,
añadió el dirigente del partido de la ex primera ministra Julia
Timoshenko.
Yatseniuk dijo que los manifestantes 'estuvieron'
en el Maidán, pero lo cierto es que allí siguen, y las nuevas
autoridades deben convencer a las gentes que consiguieron echar al
odiado Víctor Yanukóvich de que siguen orientando la toma de decisiones.
Consensuar tantas y distintas sensibilidades políticas resulta
complicado.
Mientras las gestiones para formar el Ejecutivo se
ralentizaban arrancó la campaña electoral para las presidenciales del
25 de mayo. El primero en anunciar que concurrirá a los comicios fue el
líder de la Alianza Democrática de Ucrania por las Reformas (UDAR), el
exboxeador Vitali Klichkó. Se desconoce si participará también en la
lucha por la jefatura del Estado la ex primera ministra Timoshenko, que
salió el sábado de la cárcel.
El hecho de que Timoshenko declinara una
candidatura a repetir al frente del Gobierno es para muchos indicio de
que tiene puestos los ojos en relevar a Yanukóvich. En cualquier caso,
con el restablecimiento de la Carta Magna del 2004, el presidente goza
ahora de muchas menos prerrogativas. Y la musa de la 'Revolución
Naranja' del 2005 ofreció un emotivo discurso el sábado en el Maidán
pero el verdadero triunfador de la noche fue el ultranacionalista Dmitry
Yarosh. En su actividad incansable, el Parlamento ucraniano resolvió
que Yanukóvich y otros altos cargos cometieron crímenes contra la
humanidad por ordenar el uso de la fuerza que causó un centenar de
muertes. Por eso la Cámara instó al Tribunal Penal Internacional a
procesar al depuesto presidente en cuanto sea localizado y detenido.
Estupor en Rusia
Rusia no sale de su estupor por el rumbo que están
tomando los acontecimientos en Kiev y lanza señales contradictorias
sobre lo que cree que hay que hacer para evitar, a su juicio, males
mayores. El presidente del comité parlamentario de la Duma (Cámara baja)
para las relaciones con las antiguas repúblicas soviéticas, Leonid
Slutski, declaró ayer en Simferópol, la capital de Crimea, que Moscú
considera a Víctor Yanukóvich «el único poder legítimo de Ucrania».
Slutski advirtió de que, al seguir siendo Yanukóvich el presidente y al
no haber firmado la ley que restablece la Constitución del 2004, ésta no
ha entrado en vigor y, por tanto, «todas las decisiones adoptadas por
la Rada en los últimos días suscitan serias dudas».
El titular ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov,
insiste en que su país «no pretende intervenir en los asuntos internos
de Ucrania». Sin embargo, Lavrov dice estar en contra de la celebración
de elecciones presidenciales en el país vecino el 25 de mayo, porque las
ve como una violación del pacto entre la oposición y Yanukóvich del
viernes. «Es peligroso y contraproducente obligar a Ucrania a elegir
entre Rusia o la Unión Europea», añade. El presidente Vladímir Putin,
quien todavía no ha abordado en público el derrocamiento de su hombre en
Ucrania, reunió ayer a su Consejo de Seguridad para, según el portavoz
del Kremlin, Dmitri Peskov, analizar «el desarrollo de la situación».
El Parlamento de Kiev prepara un proyecto de ley
para eliminar los símbolos de la época comunista. Y también en este caso
la calle va unos pasos por delante. Ayer, un activista del Maidán se
encaramó a lo alto del mástil que corona la cúpula del edificio de la
Rada para desmontar la estrella de cinco puntas de tiempos de la Unión
Soviética. La noche anterior, en Lvov (oeste del país), un grupo de
policías antidisturbios de la unidad Bérkut (águila) pidió perdón de
rodillas. Uno de los agentes dijo que, en lo sucesivo, «estaremos
siempre con el pueblo».
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