Para superviviente, ella. Raquel Sánchez Silva, la
actual presentadora del concurso 'Supervivientes' de Telecinco, podría
impartir un máster en resistencia a todos los concursantes. Diez meses
plantando cara al desgarro de haberse quedado viuda casi de recién
casada y en horribles circunstancias (su marido apareció ahorcado en su
domicilio a finales del pasado mayo) han curtido a esta cacereña mucho
mas que cualquier aventura extrema en un enclave remoto. Su nuevo
desafío ha sido sacar pecho, pero esta vez en sentido literal: se ha
sometido a un aumento de mamas de la mano del prestigioso doctor
Monereo, responsable, entre otros, de los retoques estéticos de Elsa
Pataky, Alaska y la exvicepresidenta Fernández de la Vega. «Si
'Supervivientes' me llama, lo dejo todo. Tengo toda la colección de
biquinis de 2011 guardada por si acaso», declaró hace unos meses la
siempre vacilona Sánchez Silva. Esos dos piezas, sin embargo, se habrán
tenido que quedar en el armario porque ahora su talla de sujetador es
otra.
Raquel lleva viviendo bajo un aguacero de críticas
y polémica desde que enviudó (empezando por la muy siciliana familia de
su difunto marido, que la ha llamado de todo menos bonita). La han
acusado de interesada pese a que renunció a la herencia de su esposo y
corrió con todos los gastos derivados del sepelio y de la expatriación
del cadáver. Y siguen empecinados en no cerrar la herida (han conseguido
la exhumación del cuerpo e insisten en que lo de Mario Biondo no fue
suicidio sino asesinato). Ante semejantes circunstancias, el mundo se
queda pequeño a la hora de poner tierra de por medio. Y Raquel ha
encontrado en Honduras, y una vez más en el trabajo agotador, el mejor
refugio para su dolor y para una batalla familiar que lleva meses
esquivando.
A sus 41 años, esta extremeña natural de
Plasencia, nerviosa, hiperactiva y muy deportista (compitió en la
primera división de voleibol), cuya tendencia a la escualidez la obliga a
hacer dietas para engordar, podría haber vuelto a ilusionarse con un
nuevo amor, gracias al empresario argentino Matías Dumont, diez años más
joven que ella. Pero sobre todo ha vuelto a su hábitat natural: la
aventura. Hace seis años decidió meter su vida «en una maleta» y desde
entonces no ha parado. Conoce más de 40 países y asegura que con gusto
se involucraría «en todos los líos del planeta». «A mí siempre me han
ido mucho la calamidad y el sufrimiento», decía cuando presentaba 'Pekín
Express', mucho antes de que la vida le mostrara la verdadera dimensión
de esas dos palabras.
Esta mujer sin dobleces, «porque no me da la
cabeza para más», reconoce que lleva la energía «de serie». Solo tiene
un punto débil: su terror a las alturas. Y eso que de niña, además de
cantar y bailar en público, le encantaba subirse a los árboles e incluso
al andamio que por entonces había en la catedral de Plasencia. «Tengo
tres grandes cicatrices en la cara, incluida una ceja partida, y las
rodillas machacadas». De alguien así no podía esperarse que el dolor la
hundiera. A los 28 días de quedarse viuda, apareció nadando entre
tiburones para promocionar una marca de móvil... Y declaró, sin atisbo
de ironía, que «la normalidad es lo que más ayuda». Lo normal para
Raquel es el reto, el desafío. Ella ha hecho de su profesión su
filosofía de vida. Y el reto que se ha impuesto es sobreponerse a la
terrible pérdida (para ella fue una muerte accidental) del hombre al que
amaba. «Es un lobo y un príncipe a la vez, con él pasaría todas las
noches locas de mi vida», llegó a comentar poco después de su boda.
Muy presente en los medios, pero muy hermética
para todo lo relacionado con su vida personal y especialmente con la
muerte de su marido (plantó a la prensa cuando le preguntaron por ello),
Raquel se reconoce muy temperamental, pero poco rencorosa («yo por las
buenas lo doy todo y por las malas, casi todo») y también bastante
práctica («contra lo que no puedo luchar no me peleo»). Ahora saca
pecho. En realidad, no ha dejado de sacarlo desde que se quedó viuda.
Será porque, como ella misma ha advertido, no tiene nada de qué
arrepentirse. Y como dijo una vez refiriéndose a su manera de ser y de
vivir: «A mí cuando hago balance me cuadra, así que voy a seguirme
riendo».
TÍTULO : HAY UNA COSA QUE TE QUIERO DECIR,
Jorge Javier
Vázquez,.
-foto--Jorge Javier cumple su promesa y será complice de una historia
Jordi González debuta mañana sábado (22:00 horas) al frente de
“Hay una cosa que te quiero decir”, tomando el testigo de Jorge Javier
Vázquez, que protagonizará como remitente una de las nuevas historias
que ofrecerá el programa de Telecinco, en la que intervendrá su
compañera y amiga María Patiño. Además, el espacio también contará con
la presencia del dúo musical Andy & Lucas, que recibirán un mensaje
muy especial de sus propias madres.
TÍTULO: LA CENA DEL SABADO, Ariadna Gil, ACTRIZ CINE,.
Ariadna Gil-fotos, la cena del sabado,.
Ariadna Gil Giner (nacida en
Barcelona el
23 de enero de
1969) es una
actriz de
cine teatro y
televisión española. Conocida por
Ariadna Gil y es famosa por recibir el Premio
Goya de la película
Belle Époque.
Biografía
Fue descubierta por el director
Bigas Luna, que la hace debutar en su película
Lola, en
1986. Tras participar en cuatro películas realizadas en
catalán, en
1991 adquirió notoriedad en el
cine español, al protagonizar el largometraje de
Emilio Martínez Lázaro Amo tu cama rica, que le valió el
Premio Ondas a la mejor actriz española del año y la consagró definitivamente. Después llegó
Belle Époque, y con ella ganó el
Premio Goya a la mejor actriz, y la película consiguió el
Óscar a la mejor película de habla no inglesa.
Posteriormente ha dosificado sus apariciones, escogiendo muy bien los
guiones. Entre 2010 y 2011 co-protagoniza la obra teatral del clásico
Un tranvía llamado Deseo.
1
Tiene dos hijos de su primera unión con el escritor y cineasta
David Trueba. Relacionada después con el actor
Viggo Mortensen.
2
TÍTULO: SABADO, CINE, EL CAMBIAZO,.
- Reparto
- Jason Bateman, Ryan Reynolds, Olivia Wilde, Alan Arkin, Leslie Mann, Mircea Monroe, Gregory Itzin, Ned Schmidtke, Ming Lo,.
-
Durante la infancia y la adolescencia, Mitch (Ryan Reynolds) y Dave
(Jason Bateman) fueron amigos inseparables, pero con el paso de los años
se han ido distanciando. Dave es un abogado enganchado al trabajo, se
ha casado y tiene tres hijos. Mitch sigue soltero, es bastante inmaduro,
trabaja a veces y vive sin ataduras de ningún tipo. Mitch cree que Dave
lo tiene todo: una preciosa esposa (Leslie Mann), unos niños que lo
adoran y un buen trabajo en un prestigioso bufete. Dave, por su parte,
envidia a Mitch porque vive sin estrés ni presión ni obligaciones. Un
día, después de compartir una gran borrachera, los mundos de Mitch y
Dave se vuelven del revés: cuando se despiertan cada uno ocupa el cuerpo
del otro, de modo que no tendrán más remedio que intercambiar sus
papeles.
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