Triunfó en los grandes teatros del mundo, compartió
escenario con Charles Chaplin, actuó ante la reina de Inglaterra, fue
amigo y cómplice de genios como Dalí o Picasso e incluso sedujo a
Brigitte Bardot, en aquellos momentos la mujer más deseada del planeta.
Ricardo Baliardo, más conocido con el sobrenombre de Manitas de Plata
por su destreza con la guitarra flamenca, fue la viva imagen de un
triunfador en los sesenta y los setenta. Aupado por la crítica y mimado
por una parte de la opinión pública francesa que se siente identificada
con los rasgos más raciales de la cultura hispana, especialmente el
toreo y el flamenco, el gitano Manitas de Plata (Petites Mains d'Argent,
en el original) fue durante años una figura pública de primer orden en
el país vecino. Ahora que a sus 92 años le ha venido a ver el invierno,
como a la cigarra de la fábula de Esopo, vive postrado por la enfermedad
y sin dinero para contratar alguien que le cuide. Los franceses, entre
los que aún brillan los rescoldos de su anterior esplendor, se han
movilizado y organizado un concierto con el fin de recaudar fondos para
cubrir sus necesidades más básicas.
La de Manitas de Plata es la trayectoria de uno de esos
virtuosos tocados por el genio del flamenco y aupados por la simpatía
que despiertan las gentes de extracción más humilde entre el gran
público. Nacido en un carromato de la nutrida comunidad gitana que por
entonces poblaba el arco mediterráneo del país vecino, aprendió a tocar
de oído y perfeccionó su estilo alegrando las multitudinarias
peregrinaciones que los suyos organizan a Saintes Maries de la Mer, en
La Camarga, donde se venera la imagen de la patrona de los gitanos,
Santa Sara Kali. Era analfabeto y nunca aprendió a leer música, pero
tenía un duende que dejaba prendado de su genio a todo aquel que le
escuchaba tocar unos acordes.
Los gitanos ejercían entonces una gran atracción en los
ambientes artísticos e intelectuales franceses y Manitas de Plata no
tardó en llamar la atención tanto por su habilidad con la guitarra como
por su porte físico. Moreno, fibroso y con esa elegancia natural que
solo desprenden los elegidos, encarnaba el arquetipo étnico y muy pronto
se ganó otro sobrenombre, el de Príncipe del Flamenco. Se resistió a
salir a un escenario por respeto a Django Reinhardt, guitarrista que por
entonces reinaba en la música gitana, pero cuando lo hizo conquistó de
la noche a la mañana primero a Francia y más tarde al resto del mundo.
Su apoteósico debut en el neoyorquino Carnegie Hall en 1965 le abrió de
par en par las puertas de la fama. Coqueteaba con las mujeres más
bellas, frecuentaba a las personalidades más interesantes e incluso
recibió de boca del entonces secretario general de la ONU la propuesta
de ser el representante de los gitanos ante la comunidad internacional.
Guitarra picassiana
Picasso, entonces en la plenitud de su carrera artística,
compartió con él más de una juerga y dejó grabado uno de sus dibujos en
el cuerpo de su guitarra. «¡Si tiene más talento que yo!», llegó a
exclamar el genio malagueño después de haberle oído tocar. Dali y Gala,
por su parte, se lo rifaban para sus 'performances', algunas de las
cuales aún se pueden ver en 'YouTube'. Se dice que llegó a enamorar a la
mismísima Brigitte Bardot, que lo presentó al público visiblemente
acaramelada en un programa -El show de BB- que le ofreció la televisión
francesa en el apogeo de su éxito.
Los productores de las casas discográficas se disputaban
sus grabaciones -vendió millones de copias- mientras Manitas de Plata
disfrutaba de ese esplendor sin hacer planes para el futuro. En una
reveladora entrevista que concedió el pasado verano a 'La Depeche du
Midi', reconocía que en su cultura solo se piensa en el presente. «Nunca
se me pasó por la cabeza comprar una propiedad porque los gitanos
siempre hemos creído que la tierra es para los muertos. Toda mi vida he
pensado únicamente en el día a día». El anciano guitarrista se lamentaba
de que la Hacienda gala hubiese bloqueado los ingresos que le
corresponden por derechos de autor para liquidar antiguas deudas, a la
vez que insistía en que no conoce otra forma de afrontar la vida. «El
dinero lo gasté en diversiones y en ayudar a familias gitanas que lo
estaban pasando mal. No me arrepiento y si lo tuviese de nuevo volvería
hacer lo mismo. El dinero es para eso».
Ni la enfermedad ni la ruina han quebrantado los principios
del Príncipe del Flamenco. Una lealtad que sus más fieles quieren
reconocer organizando un concierto para recaudar fondos con los que
atender sus necesidades más elementales. Algo de calor para entibiar el
frío invierno de una de las últimas cigarras.
DE LA FAMA AL OLVIDO
Triunfador. Manitas de Plata es uno de los grandes artistas
franceses. Fue amigo de Picasso y Dalí, entre otros, y triunfó en los
principales escenarios. Llegó a seducir a Brigitte Bardot, en su época
la mujer más deseada del planeta.
Copias. Vendió 93 millones de discos en su carrera artística.
Mala salud. Ha cumplido 92 años y tiene problemas de salud
después de haber sufrido hace un año un ataque al corazón. Hizo una
petición pública de ayuda para poder contratar a un cuidador. Se puede
contactar con la asociación formada al efecto en esta dirección:
contact@manitas-de-plata.fr,.
TÍTULO: MARTES, CINE, DRIVE,.
- Reparto
Ryan Gosling, Carey Mulligan, Albert Brooks, Ron Perlman, Bryan Cranston, Oscar Isaac, Christina Hendricks, Tina Huang, Joe Pingue, James Biberi, Kaden Leos,.-
- Durante el día, Driver (Ryan Gosling) trabaja en un taller y es
conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma
esporádica, trabaja como chófer para delincuentes. Shannon (Brian
Cranston), su jefe, que conoce bien su talento al volante, le busca
directores de cine y televisión o criminales que necesiten al mejor
conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero
el mundo de Driver cambia el día en que conoce a Irene (Carey Mulligan),
una guapa vecina que tiene un hijo pequeño y a su marido en la cárcel.
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