DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - LA GRAN BELLEZA ( INFELIZ ), fotos.
La gran belleza (infeliz),.
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HBO la rechazó, pero se convirtió en un fenómeno cultural y estético.La serie, emplazada en los años 60, reinventó la historia, descubrió los misterios de la publicidad y reivindicó a la mujer moderna,.
LAS MEJORES SERIES DEL SIGLO XXI. MAD MEN
El último capítulo de la primera temporada de 'Mad Men' incluye una secuencia antológica con la que se podría explicar toda la serie y cuyo visionado es razón suficiente para seguir esta producción. Se desarrolla en el escenario principal de esta ficción que emitió AMC, la agencia de publicidad ubicada en la neoyorquina avenida Madison, y tiene como protagonista a Don Draper, el creativo más brillante de la empresa. Este se dispone en la sala de reuniones a exponer la campaña publicitaria que han diseñado para un artilugio que pretende lanzar al mercado la marca fotográfica Kodak. Se trata de una especie de carrusel que permite la proyección ininterrumpida de diapositivas frente a los carritos rectos que imperaban hasta entonces.
Si algo define al personaje de Draper es su hermetismo. Es complicado saber lo que piensa, lo que siente, lo que sufre. Se camufla tras una máscara de hombre perfecto: indudablemente atractivo, seductor y con éxito en su trabajo. Y pese a estas características no consigue ser feliz. No logra conciliarse consigo mismo ni con los que le rodean. Está acostumbrado a huir de todos los lugares y no es capaz de disfrutar de nada de lo que se le pone por delante.
En su fachada gélida, impoluta, masculina es imposible vislumbrar una grieta. Por eso sorprende cuando en la escena que describimos se emociona a la hora de exponer al cliente la idea con la que pretende apropiarse de la campaña. El ejecutivo utiliza el aparato para mostrar una secuencia de fotografías en las que se le ve a él junto a su mujer e hijos y lo presenta como un artilugio evocador, nostálgico, que nos lleva al «lugar donde nos duele ir de nuevo». Los asistentes a la reunión contemplan una sucesión de imágenes de lo que parece una familia dichosa, unida, perfecta.
El arte de vender
Draper es capaz de vender cualquier cosa de una manera prodigiosa. De algo le sirve su facilidad para mentir. «Teddy me dijo que en griego 'nostalgia' significa literalmente el dolor de una vieja herida. Te golpea el corazón mucho más fuerte que únicamente el recuerdo. Este aparato no es una nave espacial. Es una máquina del tiempo. Va hacia atrás, hacía adelante. Nos lleva al lugar donde nos duele ir de nuevo, al lugar donde sabemos que nos aman», expone para vender la máquina Kodak, en un discurso que consigue conmover a los que lo escuchan, que explica la forma de ver el mundo en los años 60 -en los que se emplaza la serie- y detrás del cual el espectador trata de entender al complejo protagonista de esta trama. Así sucedía todo en 'Mad Men'. Todo venía envuelto en varias capas, y propiciaba distintas y complementarias lecturas. Cuando parecía que narraba una historia, en realidad alternaba varios relatos. Quien se atreva a asegurar que nunca ocurría nada es que no se detuvo a analizar lo que se presentaba en la pantalla.
Y 'Mad Men' fue, durante sus siete temporadas, una invitación al detenimiento, a la contemplación, a la reflexión, al deleite estético. La producción creada por Matthew Weiner reinterpretó el modo de repasar la historia, reivindicó el papel de la mujer moderna, puso en cuestión el sueño americano. Y además de todo esto tuvo una incidencia (en la moda, en las tendencias, en el cine) como ningún fenómeno cultural había logrado desde hacía años. Y sorprende porque sus datos de audiencia fueron bajos. Pero su impecable factura, su cuidada estética y su exquisita narrativa dejaron un poso indiscutible.
Weiner había sido guionista de otros títulos y presentó este proyecto a HBO, que no mostró ningún interés por él. Finalmente recaló en AMC, que hasta entonces emitía sólo filmes antiguos. Quería un producto potente para darse a conocer y meter cabeza en el competitivo mercado audiovisual. Y se topó de pronto con una de las grandes series del siglo XXI y de todos los tiempos.
Los aficionados a los toros debemos librarnos de complejos, foto.
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El ganadero Victorino Martín critica en un ciclo de conferencias que no se le dé cobertura a los festejos taurinos en la televisión pública,.
El ganadero Victorino Martín García ha asegurado en una entrevista
que «los aficionados a los toros debemos liberarnos de todos los
complejos, ir con la cabeza bien alta, no cortarnos y contestar a los
que nos atacan» porque «tenemos en la tauromaquia uno de los patrimonios
más importantes».
El ganadero ha participado recientemente en el XL Ciclo de Conferencias del Club Taurino Logroñés, en el que ha reconocido que 2016 ha sido un año muy importante, y en el que cada tarde ha pasado «algo destacable», que ha culminado con el Premio Nacional de Tauromaquia en la persona de su padre y el reciente «Hierro de Oro» de Radio Nacional de España (RNE).
«Mi padre ha sido ganadero por afición y nunca esperó recibir tantos homenajes y distinciones, algo de lo que toda la familia estamos agradecidos por el cariño que nos llega de la afición y los profesionales», declaró el ganadero.
También dijo que hay que «exigir» a las autoridades que protejan a la
afición taurina porque (los aficionados) «no tenemos que aguantar a
cuatro individuos que están bien pagados y subvencionados cuando llegan
a las puertas de las plazas de toros a insultarnos».
«Llevamos un tiempo -añadió- en que se han dado unas contradicciones que ayudan a que exista un cierto complejo con el que hay que terminar» en alusión a personas públicas «muy aficionadas a los toros, que se esconden cuando llega el momento». Entre otros aspectos, también destacó que «hay que ganar la calle, pelear por lo que es nuestro y aparecer en los medios con normalidad».
«Nadie puede explicarse cómo en una democracia como la nuestra, al segundo espectáculo de masas, la televisión pública, algo que es patrimonio cultural, económico y social de este país, no le dé cobertura salvo que haya una desgracia».
En la misma línea, apostilló que «lo normal y lógico es que la información taurina de las principales ferias aparezca en los informativos de las televisiones que pagamos todos.»
Sobre la escasa implicación de los jóvenes en el ambiente taurino, Martín dijo que «está demostrado que al mundo del toro se le quiere perjudicar desde todos los puntos de vista». «Saben que si cortan el acceso de los jóvenes a la plazas, cortan también una cadena de transmisión que es ancestral», declaró. Cree que «hay un reducto de valores eternos y morales que tiene la tauromaquia, como el respeto, el esfuerzo o el sacrificio, que se están perdiendo en la sociedad, sobre todo, en los más jóvenes, y sería muy positivo que mirasen hacia este mundo del toro».
Sobre la sociedad formada por los propietarios del coso de La Ribera en Logroño y el grupo BAL del mejicano Alberto Baillères, precisó que «son dos fuertes empresas y ellos saben mejor que nadie lo que les conviene, ojalá sea para bien.»
Finalmente, tras ser ya público que la ganadería de la A Coronada estará en Sevilla y, por partida doble, en Madrid, y al ser preguntado por si habrá victorinos en las plazas de la citada sociedad, aseguró que «uno tiene que anticiparse y cuando a uno le compran los toros debe venderlos. Por mi casa ha pasado mucha gente y de Logroño y Bilbao no sé nada».
El ganadero ha participado recientemente en el XL Ciclo de Conferencias del Club Taurino Logroñés, en el que ha reconocido que 2016 ha sido un año muy importante, y en el que cada tarde ha pasado «algo destacable», que ha culminado con el Premio Nacional de Tauromaquia en la persona de su padre y el reciente «Hierro de Oro» de Radio Nacional de España (RNE).
«Mi padre ha sido ganadero por afición y nunca esperó recibir tantos homenajes y distinciones, algo de lo que toda la familia estamos agradecidos por el cariño que nos llega de la afición y los profesionales», declaró el ganadero.
«Llevamos un tiempo -añadió- en que se han dado unas contradicciones que ayudan a que exista un cierto complejo con el que hay que terminar» en alusión a personas públicas «muy aficionadas a los toros, que se esconden cuando llega el momento». Entre otros aspectos, también destacó que «hay que ganar la calle, pelear por lo que es nuestro y aparecer en los medios con normalidad».
«Nadie puede explicarse cómo en una democracia como la nuestra, al segundo espectáculo de masas, la televisión pública, algo que es patrimonio cultural, económico y social de este país, no le dé cobertura salvo que haya una desgracia».
En la misma línea, apostilló que «lo normal y lógico es que la información taurina de las principales ferias aparezca en los informativos de las televisiones que pagamos todos.»
Sobre la escasa implicación de los jóvenes en el ambiente taurino, Martín dijo que «está demostrado que al mundo del toro se le quiere perjudicar desde todos los puntos de vista». «Saben que si cortan el acceso de los jóvenes a la plazas, cortan también una cadena de transmisión que es ancestral», declaró. Cree que «hay un reducto de valores eternos y morales que tiene la tauromaquia, como el respeto, el esfuerzo o el sacrificio, que se están perdiendo en la sociedad, sobre todo, en los más jóvenes, y sería muy positivo que mirasen hacia este mundo del toro».
Sobre la sociedad formada por los propietarios del coso de La Ribera en Logroño y el grupo BAL del mejicano Alberto Baillères, precisó que «son dos fuertes empresas y ellos saben mejor que nadie lo que les conviene, ojalá sea para bien.»
Finalmente, tras ser ya público que la ganadería de la A Coronada estará en Sevilla y, por partida doble, en Madrid, y al ser preguntado por si habrá victorinos en las plazas de la citada sociedad, aseguró que «uno tiene que anticiparse y cuando a uno le compran los toros debe venderlos. Por mi casa ha pasado mucha gente y de Logroño y Bilbao no sé nada».
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