martes, 7 de noviembre de 2017

REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -DE LA ESPAÑA DEL LADRILLO A LA DE LOS BARES,./ AQUEMARROPA ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - ME RESBALA - dime en qué mes naces.

TITULO: REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -DE LA ESPAÑA DEL LADRILLO A LA DE LOS BARES,.

 REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - DE LA ESPAÑA DEL LADRILLO A LA DE LOS BARES, fotos.

De la España del ladrillo a la de los bares

Un camarero atiende a unos clientes en una concurrida terraza.

La hostelería se convierte en uno de los motores de la recuperación al crear medio millón de empleos,.

Resultat d'imatges de tapas y barras fotosEspaña ha tardado ocho años en recuperar los 19 millones de trabajadores, tal y como constató la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de 2017. Sin embargo, aún se está a más de 1,5 millones de empleos de lograr los 20,5 millones de ocupados que había cuando estalló una crisis que se llevó por delante más de 3,7 millones de puestos de trabajo. Aunque la previsión del Gobierno es que en 2019 vuelva a superarse la barrera de los 20 millones de empleos, ya nada volverá a ser como antes. Entre otras cosas, porque el mercado laboral se ha transformado.
Resultat d'imatges de UN PAIS PARA COMERSELOY es que, antes de la Gran Recesión, España era un país eminentemente dedicado al ladrillo, hasta un punto exagerado, como después se ha comprobado. Pisos y chalets se levantaban por doquier en cualquier parte del territorio nacional, aunque principalmente en aquellas zonas más turísticas, como el Levante. Hacía falta tanta mano de obra, que muchos jóvenes abandonaban los estudios para emplearse en la construcción y ganar unos sueldos que también después se demostraron inflados. ¡Quién iba a hincar los codos si con 18 años uno podía ingresar más de 2.000 euros al mes!
No es de extrañar, por tanto, que en el comienzo de 2008 hubiera casi 2,7 millones de personas dedicadas a esta actividad, de las cuales casi 300.000 eran menores de 25 años. Para este sector, que estaba afectado de muerte por la ‘burbuja inmobiliaria’, fue especialmente dura la crisis y en menos de un año se destruyeron de golpe y porrazo medio millón de empleos. Pero la cosa podía ir a peor y así fue, hasta tocar fondo al inicio de 2014, cuando ni siquiera se llegaba a los 950.000 trabajadores. A partir de ahí, comenzó la recuperación, pero año a año este sector ha ido ganando empleados hasta situarse en los 1,15 millones actuales. Es decir, que durante la crisis se perdieron 1,7 millones de empleos y solo se han logrado recuperar 200.000. Y esto en realidad solo hace referencia al empleo directo, puesto que el indirecto es imposible de cuantificar.
«La construcción, que es el sector que más empleo ha destruido, está lejos de recuperar lo que ha perdido», admite Florentino Felgueroso, investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), quien augura que «probablemente no lo logrará nunca», pese a que «poco a poco está levantando cabeza». Y así lo constata el hecho de que llegó a suponer el 13% del PIB -el doble que la media europea- y ahora apenas representa el 7%.
«Estábamos en una burbuja. Hubo una década prodigiosa que terminó en 2007», explica por su parte el profesor del IESE Sandalio Gómez, quien sostiene que «la crisis nos ha puesto en nuestro sitio porque estábamos en una situación que no se podía mantener».
La industria también pierde fuelle tras la crisis
La crisis ha tenido un efecto devastador sobre una buena parte del tejido industrial, en especial sobre las pequeñas y medianas empresas. Y es que en apenas cinco años, durante el periodo 2008-2013, llegó a perder 2,1 millones de puestos de trabajo, según un informe publicado recientemente por CC OO sobre la situación de la industria española. O lo que es lo mismo, tres de cada diez empleos en este sector desaparecieron. Concretamente, un 29,5% de 2008 a 2013, un porcentaje sensiblemente superior al registrado en los servicios, aunque inferior al de la construcción. Y afectó a todas las regiones, aunque de forma más clara a las más industriales. Y no es algo baladí, puesto que a esta actividad se dedica el 28% de las personas ocupadas en el país (5,4 millones), ya sea de manera directa, indirecta o inducida, según afirma el sindicato, en el que denuncia que, sin embargo, apenas se ha recuperado el 15% de los trabajos destruidos.
Y mientras el ladrillo se diluye en España... lo que emerge con fuerza es la hostelería, que se ha convertido en uno de los motores de la economía española al crear uno de cada cuatro nuevos empleos. De hecho, desde el inicio de 2013, cuando este sector tocó fondo dando trabajo a apenas 1,22 millones de personas, se han generado ya más de medio millón de puestos, ya que en el tercer trimestre de 2017 esta actividad cuenta con 1,74 millones de trabajadores. Si bien es verdad que se trata de una actividad que, por ser muy estacional, registra fuertes picos y caídas dependiendo de la época del año, lo que está claro es que de los grandes sectores es el único que, si se compara con el año 2008, ha ganado ocupados, unos 350.000 más pese a la dura crisis que tambaleó los cimientos del país.
Por el contrario, la construcción ha perdido desde entonces 1,2 millones de trabajadores, la industria más de 600.000, el comercio otros 200.000, el transporte 30.000 más y la agricultura, ganadería y pesca -sectores que un siglo atrás fueron estratégicos- otros 20.000.

¿Una nueva burbuja?

La pregunta que uno puede hacerse es: ¿estamos ante una nueva ‘burbuja’ como lo fue el ladrillo? «Es evidente que España es sector servicios», explica el profesor Gómez, quien, no obstante, no considera que aquí se vaya a dar otra burbuja. «Lo que tiene que hacer es crecer pero también mejorar la calidad, el servicio y la formación de los trabajadores», puntualiza.
Así lo cree también el experto de Fedea, que explica que «evidentemente puede haber un pinchazo, pero nunca tanto como la construcción», entre otras cosas porque se trata de «un mercado superflexible, que se ajusta a la demanda puntual e igual que contratas más puedes contratar menos».
Tema aparte es cuánto más puede seguir creciendo, pues, pese a que la cifra de turistas registra máximos año a año, tiene que llegar un momento en que se toque techo. «Es un crecimiento de empleo que no depende solo de nosotros, sino también del exterior», explica Felgueroso, quien hace hincapié en que nos estamos beneficiando de la inseguridad que hay en otros países que compiten con nosotros, pero en un momento dado podemos sufrir un «shock que reduzca el turismo».
Desde luego, el crecimiento del sector servicios es imparable. Pese a la crisis, hay ya casi 340.000 ocupados más que en 2008 y ha pasado de suponer el 68,6% de todo el empleo al 75,8%. Es decir, que tres cuartas partes de los trabajadores viven gracias a él. Por el contrario, la construcción se ha reducido a la mitad: de representar el 11,8% de los ocupados al 6,1%. Por tanto, no es de extrañar que muchos de los que antes se dedicaban al ladrillo hayan cambiado el andamio por la barra, pese a que no es esperable que pueda absorber todo el empleo que se ha perdido en la construcción. Entre otras cosas porque tampoco es el mismo perfil de trabajador. En la restauración hay un equilibrio de género, mientras que en el ladrillo un 90% eran hombres, apunta Felgueroso.

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dime en qué mes naces.

Dime en qué mes naciste y te diré qué enfermedad tienes más opciones de padecer

La relación entre nuestra fecha de nacimiento y los problemas de salud ha sido explorada desde los albores de la medicina, pero sólo ahora empezamos a conocerla con mayor certeza

Foto: Sí, tu cumpleaños puede influir en tu salud. (iStock)
Sí, tu cumpleaños puede influir en tu salud.

Resultat d'imatges de me resbala foto“Cada vez que presento nuestro trabajo tengo que dejar un tiempo para que la gente se ría”, comenta en una entrevista con Time el doctor Nicholas Tatonnetti, investigador del Centro Médico de la Universidad de Columbia. Su equipo lleva décadas estudiando de qué forma influye el mes en que nace una persona en el desarrollo de ciertas enfermedades. Y muchos compañeros no dudan en calificar el trabajo de Tatonnetti como una forma de astrología moderna, algo que el científico niega con rotundidad.
“La astrología presta mucha atención al mes de nacimiento, y es algo que hace mucho daño a este tipo de investigaciones, ya que no hay evidencias científicas que la soporten”, explica Tatonnetti. Pero lo que él estudia, asegura, nada tiene que ver con los astros: “La estacionalidad es un indicador de factores ambientales variables que pueden estar presentes en el momento del nacimiento, y estamos aprendiendo cada vez más sobre el importante papel que el ambiente, y la interacción de éste con los genes, cumple en nuestro desarrollo. Esta podría ser una forma de empezar a entrever esos efectos”.
Esta semana el equipo de Tatonnetti acaba de presentar en el Journal of the American Medical Informatics Association el estudio más completo realizado nunca sobre la relación entre el mes de nacimiento y la posibilidad de padecer distintas enfermedades. Y sus resultados son sorprendentes.
Los investigadores han analizado el historial de 1,7 millones de pacientes que fueron tratados en el hospital que su universidad tiene en Nueva York entre 1985 y 2013. Tras comprobar la relación con el mes de nacimiento de más de 1.600 enfermedades los científicos han confirmado 39 asociaciones (sugeridas por estudios anteriores) y han descubierto 16 nuevas.
El calendario de las enfermedades elaborado por Tatonnetti y su equipo.
El calendario de las enfermedades elaborado por Tatonnetti y su equipo.

En busca de una relación causa-efecto

La asociación entre nuestra fecha de nacimiento y los problemas de salud ha sido explorada desde los albores de la medicina. Hace casi 2.500 años Hipócrates aseguraba que “conociendo el cambio de las estaciones, sabiendo cuándo ocurre cada uno, el médico sería capaz de saber de antemano a qué tipo de año iba a enfrentarse, ya que el sistema digestivo de los hombres cambia con éstas”.
Hoy en día, su afirmación resulta muy poco científica, pero desde los años 80 se han sucedido los estudios que encuentran relaciones estadísticas entre el mes de nacimiento y la probabilidad de padecer determinadas enfermedades. Estudios que se refuerzan gracias a esta nueva investigación.
Lo más interesante del estudio es la relación que se ha encontrado entre el mes de nacimiento y la posibilidad de padecer trastornos cardiovasculares
Los científicos han confirmado que los niños que nacen a finales de verano y otoño tienen más probabilidades de padecer asma o problemas respiratorios. Y esto no se debe a la influencia de las estrellas. Según estudios anteriores, podría deberse a que las madres que quedan preñadas en invierno tienen más posibilidades de padecer gripe u otros problemas respiratorios, que se transmiten al bebé.
El estudio también confirma evidencias anteriores respecto al polémico Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), cuya prevalencia es significativamente mayor entre los bebés nacidos en noviembre. Esto podría deberse a que estos niños son los más pequeños de la clase, lo que les hace más susceptibles de ser diagnosticados con el trastorno. Una asociación que no dice mucho a favor de los psiquiatras que defienden la importancia de la enfermedad.
Lo más interesante del estudio es la relación que se ha encontrado entre el mes de nacimiento y la posibilidad de padecer trastornos cardiovasculares. “No sólo es sorprendente que nadie haya estudiado hasta ahora la relación entre estas enfermedades y el mes de nacimiento, sino también que no hemos encontrado sólo una, sino varios incrementos de la posibilidad de padecer enfermedades cardíacas entre la gente que ha nacido a finales de invierno y principios de verano”.
Nicholas Tatonnetti.
Nicholas Tatonnetti.
Tattonetti no sabe a qué se debe esto exactamente. En su estudio insinúa que podría deberse a una menor exposición a la vitamina D entre los fetos que se desarollan en invierno, pero, en cualquier caso, cree que se trata de una relación mecanicista, que debe ser estudiada en futuras investigaciones. Estadísticamente, como han comprobado estudios anteriores, la gente que nace en otoño (entre octubre y diciembre) vive más que la gente que nace en primavera (entre abril y en junio). Y es algo a lo que deberíamos prestar más atención, en busca de las verdaderas relaciones causa-efecto.
Debido al alarmismo que su estudio puede provocar, el científico hace un llamamiento a la calma: “Es importante no ponerse demasiado nerviosos con estos resultados ya que, aunque hemos encontrado asociaciones significativas, el riesgo general de padecer la enfermedad no es tan grande. El riesgo relacionado con nacer en un determinado mes es relativamente menor comparado con otras variables más influyentes como la dieta y el ejercicio”. 

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