martes, 28 de noviembre de 2017

¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE - VIAJANDO CON CHESTER - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -José Manuel Jiménez: «La literatura es uno de los últimos territorios salvajes»,./ ¡ BUENOS DIAS, JAVI Y MAR ! CADENA 100 - El C02, la amenaza del mar que viaja por el aire,.

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 ¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.

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VIAJANDO CON CHESTER

Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.

 

 

José Manuel Jiménez: «La literatura es uno de los últimos territorios salvajes»,.

José Manuel Jiménez./
José Manuel Jiménez.

'Hombre sin fin' es la primera novela del activo gestor cultural y director de 'marketing' del diario 'La Verdad',.


«Todo ser humano necesita un relato a través del cual trata de comprender lo que le rodea». Sobre esta certeza ha construido José Manuel Jiménez Romera (Murcia, 1971) su primera novela, 'Hombre son fin' (Ed. Balduque). Habla también del duelo, la culpa, el machismo, la manipulación, el dominio y la sumisión social. De la impunidad en las redes y arbitrariedad en nuestros juicios, sus consecuencias y responsabilidad. Una panoplia de temas inquietantes para Jiménez, activo gestor cultural y director de 'marketing' del diario 'La Verdad' de Murcia, que escribe casi desde que tiene uso de razón, pero hasta ahora no había vencido el pudor para citarse cara a cara con el lector.
Resultado de imagen de tapas y barrasJiménez se deja llevar de «una necesidad casi física» de «traducir los hechos incomprensibles a una narración». «A un relato con buenos y malos, y sin zonas grises ni desconocidas», explica. Eligió esa fórmula «porque me reconocí preso de esa necesidad al analizar las preguntas que me martilleaban acerca de una experiencia del pasado de la que no tenía explicación», precisa. «'Je suis Emma Bovary', decía Gustave Flaubert. Y cuentan que en el momento en que su personaje, Madame Bovary, tomaba el arsénico que acabaría con su vida, Flaubert vomitó», evoca el autor cuando se le pregunta si escribir es explicarse la propia o vivir otras vidas.
«Para entender a los demás es preciso entenderse primero a uno mismo», reitera. «La novela es una excelente herramienta para pensar el mundo, para plantear problemas y analizarlos a través del comportamiento de los personajes» dice Jiménez, que roba horas al sueño y la familia para tratar de solventar con la literatura estas cuestiones.
No hace concesiones al lector, convencido como está de que «La gran literatura siempre incomoda e inquieta». «Incluso las novelas de aventuras, las memorables, que podrían parecer más complacientes, tienen varios niveles de lectura. 'Los viajes de Gulliver' son, por ejemplo, una sátira de la política inglesa de la época», destaca un autor cuya máxima es «no engañarme y no engañar al lector».
«La literatura que me interesa es la que interpela al lector sobre los hechos y temas que le inquietan y lo sitúan frente al espejo», dice. «En una sociedad polarizada, cada vez más buscamos rodearnos únicamente de quienes se asemejan a nosotros, de seres afines que nos reafirman», asegura el escritor murciano. Un fenómeno visible, a su juicio, «en las relaciones sociales, en unos círculos intelectualmente endogámicos en las redes sociales, y con los medios de información que consumimos...». «La literatura es, por fortuna, una gloriosa excepción a todo eso. Uno de los últimos territorios salvajes en el que adentrarnos», plantea.
Resultado de imagen de un pais para comerseloQuizá para dejar claro en territorio en el que su adentra, su novela se abre con una cita del Nobel sudafricano J.M Coetzee. «De él me interesa todo, pero, especialmente, sus planteamientos éticos», asegura. «En la narrativa de Coetzee hay toda una galería de protagonistas que no persiguen los ideales con los que se conforma un orden social: la justicia, el amor... Son personajes desconcertantes para el lector por no perseguir lo que podríamos catalogar como 'el bien', o, más en concreto, que no se dejan doblegar a cambio de la aceptación social. Que se enfrentan valientemente a su singularidad, la admiten, y no luchan por corregirla» explica. «Digamos que optan por autoexcluirse de lo social y el protagonista de 'Hombre sin fin' podría englobarse dentro de esa categoría», admite.
Irredento viajero como su admirado Gulliver, solitario vagabundo por el Tíbet o el Japón al que se apresta a volver, cree que «el viaje interior es tan necesario y revelador como el físico». «La literatura, claro está, también va de eso, de la necesidad transformadora del viaje. Esa sería, también, la diferencia sustancial entre viajar y hacer turismo. El viajero, que no el turista, incorpora siempre ese viaje interior que le trasforma». Lo dice alguien para quien viajar es como escribir, «una necesidad fisiológica y un ejercicio de escapismo».
Escritor nocturno «para robarle a los míos el menor tiempo posible», hace malabares para batallar con la página en blanco «entre la felicidad y la extrañeza». «Cuando se trabaja en jornada partida y además se tiene familia, el secreto está en no dormir. Y en tener una libreta sobre la mesilla de noche. Repetirse mil veces la misma frase por no levantarse no es un buen plan», dice risueño.
Desde hace más de una década Jiménez Romera viene desarrollando diversos proyectos de gestión cultural en su región, en la que ha producido y dirigido numerosos espectáculos artísticos en eventos culturales. Creó y se encarga de la dirección artística del Festival de Artes Rendibú y está al frente de iniciativas de dinamización cultural como la promoción de artistas a través del programa 'Apoya Tu Escena'.


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 ¡ BUENOS DIAS, JAVI Y MAR ! CADENA 100 ,.
 
  Lo mejor del programa ¡Buenos días, Javi y Mar! que se emite cada mañana en CADENA 100 de 06:00 a 11:00 y que presentan Javi Nieves y Mar , etc,.

   El C02, la amenaza del mar que viaja por el aire,.

Nube con las emisiones de una planta térmica de carbón en Neurath (Alemania)./Ina Fassbender (Reuters)

El C02, la amenaza del mar que viaja por el aire

Nube con las emisiones de una planta térmica de carbón en Neurath (Alemania). / foto.

El incremento de la acidez es cien veces más rápido que cualquier otro cambio ocurrido en los océanos en 50 millones de años,.


Todo el mundo sabe que las emisiones de CO2 van a la atmósfera. Lo menos conocido es que el 25% de estas emisiones acaban en los océanos. Allí ponen en peligro de extinción los ecosistemas marinos mediante el fenómeno denominado acidificación. El asunto no es menor y fue uno de los temas que se abordaron dentro del apartado de la conservación de los océanos en la conferencia mundial sobre el clima COP23, en Bonn (Alemania).
La concentración media mundial de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzó durante 2016 un nivel nunca conocido hasta ahora, según el 'Boletín sobre los gases de efecto invernadero' de la Organización Meteorológica Mundial, al llegar a las 403,3 partes por millón, frente a las 280 que había de la época preindustrial (referencia para determinar el cambio climático).
El CO2 cuenta con 'sumideros' naturales, según recuerda la agencia meteorológica dependiente de Naciones Unidas, como son los bosques, la vegetación o los océanos. «Esos sumideros absorben actualmente alrededor de la mitad de las emisiones de CO2, pero existe el riesgo de que se saturen, lo cual aumentaría la fracción de las emisiones de dióxido de carbono que permanece en la atmósfera», añade. El problema es que este gas «permanece en la atmósfera durante miles de años y en el océano aún mucho más tiempo».
Andrew Hudson, jefe del Programa de Gobernabilidad del Agua y los Océanos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), explica que debido a la alta capacidad que tiene el mar para absorber estas emisiones «hay aproximadamente 60 veces más CO2 en los océanos que en la atmósfera». «Esto mitiga el ritmo y el impacto del cambio climático; pero hay una parte negativa, el CO2 reacciona inmediatamente con el agua salada y se forma ácido carbónico. Si bien este se considera un ácido débil, de hecho da lugar a una mayor acidez en el medio marino», añade.
Durante los cerca de 150 años transcurridos desde la revolución industrial, el pH promedio en la superficie de los océanos ha descendido alrededor de 0,1 unidad. «Este cambio, aparentemente insignificante, representa un aumento del 30% en la acidez de los océanos en comparación con la época preindustrial», apunta Hudson. Y es que cuanto mayor sea el nivel de hidrógeno, más ácida es la solución. De manera que un pH inferior a 7 es ácido, uno de 7 es neutro y mayor es básico. Los océanos tienen un pH de entre 8,0 y 8,3. Según este experto de la ONU, si continúa la quema de combustibles fósiles el pH del mar disminuirá 0,3 y 0,4 unidades para quedar en 7,6 o 7,7, acidificándose.

El fin de las especies

Andrew Hudson destaca que las consecuencias de la acidificación de los océanos afectarán a una parte considerable de la vida vegetal y animal, desde el fitoplancton -que es la base de la cadena alimenticia marina- hasta los arrecifes de coral y una variedad de mariscos y moluscos que forman sus conchas fijando calcio y carbonato del agua marina.
En la medida en que disminuye el pH del agua del mar cae drásticamente la disponibilidad de carbonato. «Por debajo de ciertos niveles de pH se hace prácticamente imposible para estos organismos formar sus conchas y esqueletos». Además, la acidificación de los océanos «puede debilitar una serie de procesos metabólicos de distintos organismos, desde la alimentación hasta la respiración, e incluso la reproducción».
En septiembre de 2015, la Conferencia de Naciones Unidas para la Consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible aprobó 17 Objetivos. El 14 se titulaba 'Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible'. Estos objetivos se incorporaron en 2016 al Acuerdo de París contra el cambio climático.
El apartado 14.3 de los objetivos aborda la acidificación del océano y recoge que esta «podrá controlarse a largo plazo si se reducen las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera». Por todo esto, los expertos llaman a la aplicación «eficaz» del Acuerdo de París, porque «en la actualidad no existe ningún instrumento internacional mundial que se ocupe específicamente de contrarrestar la acidificación de los océanos y sus efectos sobre ellos».

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