TITULO: A vivir que son dos días - A vivir - Cadena SER - Y tú, ¿te acuerdas de los afluentes del Tajo? ,.
A vivir que son dos días - A vivir - Cadena SER,.
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Y tú, ¿te acuerdas de los afluentes del Tajo?,.
foto / Las
preposiciones, las tablas de multiplicar, los ríos, los reyes godos...
No se nos han olvidado. ¿Tiene sentido aprenderlos así?, foto,.
Al final seremos seis a comer. Por nueve euros que vale cada menú...». «Espera, que saco el móvil». La cara de estupor cuando mi sobrina de 14 años me dice que no sabe de memoria una operación tan sencilla es similar a la suya cuando le recito de memoria las tablas del multiplicar, del uno al diez. «¿Y para qué os enseñaron todo eso si teníais calculadora?», me pregunta. «No sé, era algo obligatorio. Todo el mundo sabe las tablas, ¿no?». «Pues no, a mí nunca me han obligado a aprenderlas así». Ni algo tan básico de las matemáticas escolares, ni las preposiciones –a, ante, bajo, cabe, con, contra... ¿se acuerdan?, seguro que sí–, ni los ríos... Es mi sobrina, sin embargo, una estudiante aplicada y talentosa, lo que nos lleva a preguntarnos si eso de la lección de memoria que nos exigían a los alumnos de la EGB sigue siendo un sistema de aprendizaje válido. «No. Está obsoleto. Hoy un chaval de sexto de Primaria no se sabe todos los ríos de España. Pero ¿acaso hace falta que los sepa? ¿No es mejor aprender geografía de otra manera?», pregunta Guillermo Bautista, director del máster de formación del profesorado de Secundaria de la Universitat Oberta de Catalunya. ¿De qué manera? «Ese niño de sexto puede preparar para la clase de tercero de Primaria una ruta turística por su pueblo, o por un país remoto que no conoce. Eso sería algo más práctico y real que memorizar la lista de ríos».
Se la sabía «con todos sus afluentes y si venían por la derecha o por la izquierda» Florentino Paredes, doctor en Filología Hispánica y catedrático de la Universidad de Alcalá. «Cuando yo era niño, el aprendizaje memorístico era la base. Tenías un libro que era 'El parvulito' y después la enciclopedia, que era todo el saber que, teóricamente, debías aprender en la escuela. La enciclopedia se estudiaba poco a poco, durante años, y se memorizaba tal cual, sin cuestionar nada. También aprendías de memoria los países y sus capitales, las tablas por supuesto, la lista de los reyes godos... ¡Hasta el catecismo!».
«¿Tendría sentido que te aprendieras mi número de móvil por si alguna vez me tienes que volver a llamar?» Guillermo Bautista
«Un niño aprende autores de música barroca para el examen pero, probablemente, nunca haya escuchado música barroca» Guillermo Bautista
– ¿Y le cundió, se acuerda de los reyes godos?
– Recesvinto, Recaredo... No me acuerdo ya bien.
Lo de los ríos se le grabó mejor: «El Ebro nace en Fontibre, provincia de Santander...». Él, que fue profesor de Primaria en los años 80 y 90 y de Secundaria hasta 2003, nunca fue partidario de repetir ese modelo. «En aquellos años aún quedaba un poso de rutina en eso de tomar la lección, pero yo nunca he sido muy partidario del aprendizaje memorístico 'per se'. ¿Para qué sirve que un alumno te recite que un verbo transitivo es aquel que lleva complemento directo si no sabe qué es un complemento directo y no sabe distinguirlo de uno intransitivo? Mejor será que entienda que hay verbos que tienen significado por sí mismos, como hablar o reír... y otros como comer, por ejemplo, que necesitan completar su significado: comer algo. Y que estos últimos son los transitivos».
– ¿Hay que desterrar entonces el aprendizaje memorístico?
– No, no es eso. Yo, por ejemplo, sí he exigido a mis alumnos la lista de preposiciones. Era un aprendizaje memorístico rutinario que les ayudaba luego en los análisis sintácticos.
Un sello y otro sello
Al margen de mejorar las notas de la escuela –«se siguen haciendo muchos exámenes y controles que consisten en la reproducción de contenidos», advierte Guillermo Bautista–, el ejercicio de la memoria no hay que desdeñarlo ni dentro ni fuera de las aulas, defienden expertos de otras disciplinas. «El aprendizaje memorístico ha estado denostado pero tiene relevancia. Pensemos, de hecho, en cómo aprende a hablar un bebé. Pues sencillamente por un mecanismo de repetición. Reproducen una y otra vez lo que oyen, lo imitan, es la manera inicial de aprender a hablar», explica Marcelo L. Berthier, catedrático de Neurología de la Unidad de Neurología Cognitiva y Afasia del Centro Sanitario de la Universidad de Málaga. Él presume de buena memoria, de haberla ejercitado y de haber obtenido fruto: «Estudié Medicina hace muchos años y todavía recuerdo el nombre de muchas enfermedades de Traumatología que no había otra manera de aprender. También defiendo el aprendizaje memorístico a la hora de asimilar una segunda o tercera lengua, lo que exige repetir y repetir».
«La gente es cada vez menos eficaz con las operaciones matemáticas porque siempre recurre a la calculadora» Marcelo L. Berthier
«La plasticidad del cerebro no se pierde con la edad, pero la capacidad de aprendizaje hasta los 10 años es brutal» Marcelo L. Berthier
Está de acuerdo Florentino Paredes, pero con matices. «El estudio de memoria de listados de palabras sin contexto o de definiciones está condenado al fracaso. No tiene sentido que un extranjero aprenda a recitar: un sello es un trozo pequeño de papel, con timbre oficial de figuras o signos grabados, que se pega a ciertos documentos para darles valor y eficacia, si no sabe que esa palabra se usa también en otros sentidos, por ejemplo cuando se habla del 'sello' de alguien, referido a su estilo, a una marca característica».
Y eso que a juicio de los entrevistados nunca tuvo mucho sentido, lo tiene mucho menos hoy, «que tenemos la información tan al alcance de la mano». «Almacenar conocimientos fácilmente rastreables que están a golpe de clic es una práctica que ha quedado desterrada», advierte Floretino Paredes. Mejor sería desarrollar habilidades, propone Guillermo Bautista, «para identificar si eso que nos aparece en Google es veraz». Porque, prosigue Paredes, «¿cuál es la utilidad de saberse de memoria las capitales de los países de todo el mundo? ¿En qué momento vas a dar utilidad a ese conocimiento. Probablemente cuando vayas a hacer un viaje al extranjero. Pero, cuando así sea, ya lo aprenderás por interés y seguro que de esa manera no se olvida».
«De niño aprendías la enciclopedia sin cuestionar nada. Y los reyes godos, y los ríos con todos sus afluentes... ¡hasta el catecismo!» Florentino Paredes
«A mis alumnos sí les he exigido saber las preposiciones, porque les ayudaba luego en el análisis sintáctico» Florentino Paredes
El interés es, sin duda, un potente motor de aprendizaje. Pero en la eficacia de esta asimilación de conocimientos, advierte el neurólogo, influye también mucho la edad. «Aunque hasta el cerebro de un anciano tiene plasticidad, es hasta los 10 años cuando la capacidad de aprendizaje es brutal. De manera que un niño puede ampliar tremendamente su vocabulario en cuestión de semanas. Esa explosión del léxico sucede cuando se es pequeño y el cerebro tiene esa alta capacidad». Y por esa edad nos enseñarían las tablas... Se sigue haciendo en algunos colegios, explican los profesores consultados, y Marcelo L. Berthier defiende en este caso su aprendizaje a la vieja usanza. «La gente es cada vez menos eficaz con las operaciones matemáticas porque se recurre siempre a la calculadora».
El ajedrez
En Matemáticas y asignaturas que impliquen experimentación aprender de memoria es ya un recurso residual, «pero en las asignaturas relacionadas con la Historia o las Ciencias naturales o sociales se acaba evaluando todavía mucho a través de esos aprendizajes memorísticos», asegura Guillermo Bautista. Y propone alternativas: «Evaluar competencialmente y de forma progresiva, no en un examen». Control de Arte, por ejemplo: «Indique seis autores de música barroca. Pero ¿ese chaval ha escuchado alguna vez música barroca? Seguramente, no. Entonces, ¿qué es más interesante, memorizar el nombre de los autores para el examen o reconocer ese tipo de música?», invita a la reflexión Bautista.
– ¿En qué casos 'salvarían' el aprendizaje memorístico?
Paredes: Hay cosas que sí conviene sabérselas de memorias. Cosas básicas. Las capitales principales, por ejemplo. Ese conocimiento te ayuda a situarte en el mundo, seguir una conversación.
Bautista: ¿Te aprenderías mi número de móvil por si alguna vez me tienes que llamar para hacerme otra entrevista? ¿A que no? Pero eso no quiere decir que el aprendizaje de memoria no valga. Saberse las tablas me parece útil porque, si te encuentras con una multiplicación de dos o más cifras, vas a saber resolverla. Pero ojo, que la memoria se puede ejercitar de muchas formas. ¡Hasta jugando al ajedrez!
En lugar del examen, ¿y si mandamos al niño a comprar pan?
«Enseñamos a los niños a comunicarse, a hacer operaciones matemáticas, les enseñamos a orientarse en un plano... Y todo eso está bien, pero mandémosles a comprar el pan, por ejemplo. Así, necesitará saber moverse por su barrio, tendrá que explicar qué tipo de pan quiere y hacer cuentas para saber si le llega el dinero», propone Guillermo Bautista. Ahora, clase de Lengua: «No sé si saberse la lista de preposiciones tiene mucho valor. Mándale escribir una carta de queja al Ayuntamiento o escribir un cartel animando a los vecinos a donar sangre. Ahí se verá si sabe o no utilizar las preposiciones».
La Brújula es un programa de radio de la emisora española Onda Cero, presentado y dirigido por David del Cura. Es el tercer espacio en audiencia en la franja nocturna, retransmitiéndose entre las 20 y las 24 horas, tiempo que dedica a un análisis de la actualidad, el deporte, la economía (con el espacio denominado La Brújula de la Economía) y el debate político., etc,.
La Linterna La Cope ,.
'La Linterna' es el programa de radio informativo, político y económico, cultural y de debate nocturno de la Cadena COPE. Dirigido y presentado desde 2009 por Ángel Expósito, se emite de lunes a viernes de 19:00 a 23:30 horas, correspondiendo la última hora de los viernes a 'La Linterna de la Iglesia', dirigida y presentada por Faustino Catalina., etc.
Chochete,.
foto / No me lean ustedes el título de la columna con esa cara: «Chochete» es el nombre de la marca de ropa que Soraya, la ex triunfita, se ha inventado inspirándose en los valores de su hija: alegría, valentía y no sé cuántas cursilerías más. Si «Chochete» les parece un pelín ordinario, piensen en la posibilidad de que la cantante hubiera tenido un hijo adolescente en lugar de una niña pequeña: entonces, la marca de ropa se hubiera llamado «Huevazos». Porque ellos, los chiquillos, sufren un cansancio extremo que les impide doblar el lomo. Porque ellos, los zangolotinos, están a otras cosas, a sus cosas: a sus comeduras de tarro, a sus preguntas existenciales, a sus revoluciones internas y externas. Porque ellos, los púberes, viven dentro de sus libros, de su música, de su Instagram. Mientras, los progenitores vamos pegando gritos hipohuracanados para que bajen la basura. Exactamente igual que nuestros padres hacían con nosotros. O, por lo menos, conmigo, que servidora no se hacía la cama sin una orden judicial.
Otra ex triunfita, Chenoa, también sacó una línea de ropa donde destacaba una sudadera gris con la leyenda «Yo en chándal no salgo más». Pues debería: este año, Chenoa va a presentar la gala de Nochevieja de Televisión Española junto a Florentino Fernández, y hay un clamor popular para que lo haga vestida con el chándal con el que apareció ante los medios cuando Bisbal la abandonó. Apoyo la moción: es la prenda perfecta para despedirnos del año en el que fuimos abandonados a nuestra suerte. Menos mal que, en medio de este desamparo, algunos contamos con tíos huevazos o con tías chochonas, grandes como templos, que se nos echan encima y nos comen a besos. Aunque les cueste hacerse la cama.
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