REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - UN OTOÑO INCENDIADO DE ARTE, fotos.
Un otoño incendiado de arte,.
La obra de Nico Munuera e Ignasi Aballí llega al IVAM, que inaugura 'En rebeldía'Guo-Quiang, Kentridge, Salcedo, Warhol, Picasso, Lautrec, Fortuny, Cabellut o Ferrer, reclamos de otros museos nacionales,.
Cai Guo-Qiang (Quanzhou, 1957) es el primer artista vivo que realiza una obra 'in situ' para el Prado. Miguel Zugaza, exdirector del museo, le invitó a anticipar la celebración del bicentenario de la pinacoteca. Comisariada por Alejandro Vergara, 'El espíritu de la pintura' plantea un intercambio del singular artista del fuego y la pólvora con la espiritualidad del Greco y los maestros del Prado. El Salón de Reinos que remodelará Foster será el taller de Guo-Quiang en un acción que rodará Isabel Coixet en alta definición. En este espacio realizará el 23 de octubre un gigantesco e ígneo lienzo quemando pólvora valenciana, una pieza de más de 18 metros que se expondrá en la ampliación de Moneo.
En el mismo edificio de los Jerónimos se verá en noviembre la obra de Mariano Fortuny (1838-1874), pintor, acuarelista, dibujante y grabador. Un muestra «excepcional e irrepetible», avisa el Prado.
El Reina Sofía acogerá la primera gran retrospectiva española del multidisciplinar artista sudafricano William Kentridge, ganador del premio Princesa de Asturias de las Artes 2017. 'Basta y sobra' exhibirá desde finales de octubre seis de sus escenografías para ópera y teatro. Unas propuestas que combinan dibujo, cine, vídeo, collage, grabado y escultura.
El museo además mostrará en dos entregas el fabuloso depósito que la galerista Soledad Lorenzo hizo al museo, casi 400 obras de 86 artistas de varias generaciones. 'Punto de encuentro' es la primera y exhibe en septiembre 70 obras de 14 artistas españoles como Palazuelo o Tàpies. 'Cuestiones personales' se centrará en diciembre en la obra figurativa de Gordillo, Juan Ugalde, Broto, Barceló o Julian Schnabel, entre otros.
Picasso y Toulouse-Lautrec no llegaron a conocerse, pero sus obras se confrontarán en el Thyssen en octubre. 'Picasso / Lautrec' reúne un centenar de piezas sobre los temas favoritos y afinidades de ambos pintores. El Thyssen cerrará el año de su 25 aniversario con 'Lección de Arte', una reflexión sobre el papel educativo de los museos. Abrirá 2018 con 'Sorolla y la moda', que calibrará el influjo de la moda en el pintor valenciano a través de setenta de sus pinturas, muchas de ellas nunca expuestas.
'Zuloaga en el París de la Belle Époque 1889-1914' es la apuesta de la Fundación Mapfre, que, junto al Musée d'Orsay, explora la experiencia parisina del pintor y su coqueteo con el simbolismo en febrero. En Barcelona presentará Mapfre 'El infierno según Rodin', sobre el maldito encargo de 'La puerta del infierno'.
El Guggenheim de Bilbao apuesta de nuevo por David Hockney, un habitual de la catedral de titanio de Gehry a la que regresa en noviembre con '82 retratos y un bodegón'.
Andy Warhol y Joan Brossa darán el pistoletazo de salida a la temporada en Barcelona en septiembre con sus exposiciones en CaixaForum -'El arte mecánico'- y el Macba -'Poesía Brossa'-. Lita Cabellut, la pintora española más cotizada, llega con 'Testimonio' al MAC de La Coruña y a la fundación Vila-Casas de Barcelona.
En el museo Picasso de Málaga 'Somos realmente libres. Las mujeres artistas y el surrealismo', reivindicará a creadoras como Claude Cahun o Leonora Carrington.
En Valencia el IVAM abrirá curso el 14 de septiembre con la muestra 'En rebeldía. Narraciones femeninas en el mundo árabe', comisariada por Juan Vicente Aliaga, que trata de analizar la producción artística surgida en los países árabes desde la perspectiva y la realidad femenina. Reunirá un centenar de piezas de cerca de 30 autores.
La pinacoteca ha previsto además una exposición dedicada a Nico Munuera, artista de Lorca formado en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, donde desarrolla su carrera. El proyecto gira en torno a la capacidad de percepción del ser humano a través de los límites. Dentro de los casos de estudio en noviembre se revisará la producción del creador Ignasi Aballí (Barcelona, 1958) a través de su seri 'Desapariciones'.
TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO - EL BARRIO DEL BENEBE,.
foto - EL BARRIO DEL BENEBE,.
Los
dos últimos supermercados que han abierto en Cáceres participan de un
concepto nuevo: el súper para el turista. El Spar de San Pedro y el Mas
de Virgen de Guadalupe tienen un mostrador a la calle para despachar a
los viandantes y, sobre todo, a los turistas, emparedados, bocatas,
bollería, bebidas, fruta y golosinas. Cáceres, la ciudad que recibe más
turistas en la región, está viendo cómo el centro está cambiando poco a
poco.
Si en Venecia, todo lo que rodea al puerto se ha convertido en un gran emporio comercial lleno de tiendas para los cruceristas, en Cáceres, a falta de puerto, el entorno de Obispo Galarza, donde amarran las 'naves' que llegan a la ciudad, ha cambiado en un par de años y hoy es un espacio comercial lleno de bares, apartamentos y tiendas de recuerdos y productos gastronómicos.
La calle Pintores se recupera a base de tiendas para turistas y aquel comercio clásico cacereño es hoy un comercio globalizado semejante al que se puede encontrar en Florencia, Canterbury o Amsterdam: tentempiés, souvenirs, gastronomía típica y tiendas de prendas deportivas y de grandes cadenas de moda barata, que tanto entretienen al turista.
Fíjense que he escrito siempre turista, no viajero. El turista va a ver lo que ya sabe que existe y si lo ha visto en 'Juego de tronos' o en 'La catedral del mar', mejor aún. El turista, además, busca que le muestren lo ya visto y esperado de manera diferente, por eso triunfan los segway o patines eléctricos en Trujillo y los 'triciclos' motorizados en Cáceres, donde ejercen unos guías low cost que cobran la voluntad. Lo llamativo es que pueden mostrar la ciudad de dos maneras: una histórica y rigurosa y otra basada en leyendas y anécdotas, más peliculera, que tiene gran éxito porque el turista quiere entretenimiento como sea.
El viajero, sin embargo, busca lo inesperado, empaparse del alma de la ciudad, algo imposible si se siguen las rutas turísticas establecidas. El viajero que, en Cáceres, al llegar a la iglesia de Santiago, se escapa y desciende hacia San Blas, descubrirá el Cáceres auténtico, el de barrio, con sus bares de morros y callos, sus fruterías y sus tiendas de toda la vida. Aunque en las ciudades muy turísticas como Barcelona, Florencia o Sevilla también esa vida de barrio empieza a ser un recuerdo por la inflación de pisos alquilados a turistas.
Al barrio de Triana ya lo llaman el barrio del 'Benebé' y en toda la ciudad hay más oferta de plazas en pisos para turistas que de plazas hoteleras regladas. La Barceloneta, Lavapiés, el Gótic y el Raval, más barrios llenos de pisos de Airbnb porque es mucho más rentable alquilar a turistas de manera discontinua que alquilar a una familia o a unos estudiantes durante un año.
Sin vecinos estables y sin tiendas de toda la vida, los barrios del centro de las ciudades pierden su gracia y su idiosincrasia para globalizarse. La ventaja en Extremadura es que los precios de las tiendas de productos extremeños son muy competitivos: es más barato comprar queso, vino o aceite en algunos de estos establecimientos que en una gran superficie o en una tienda del ensanche moderno. Pero esa es, una vez más, la excepción extremeña.
Hace diez años, viajar exigía un esfuerzo: visitar la agencia de viajes, repasar folletos, contratar un poco a ciegas. Hoy, viajar es un impulso que no requiere esfuerzo. Es medianoche, te entran ganas de hacer turismo, buscas ofertas de trenes o de vuelos, las combinas con hoteles baratos, habitaciones tiradas de precio o incluso con un sofá de alquiler, dos clics, subidón de adrenalina y ya eres turista o viajero, lo que prefieras.
Si en Venecia, todo lo que rodea al puerto se ha convertido en un gran emporio comercial lleno de tiendas para los cruceristas, en Cáceres, a falta de puerto, el entorno de Obispo Galarza, donde amarran las 'naves' que llegan a la ciudad, ha cambiado en un par de años y hoy es un espacio comercial lleno de bares, apartamentos y tiendas de recuerdos y productos gastronómicos.
La calle Pintores se recupera a base de tiendas para turistas y aquel comercio clásico cacereño es hoy un comercio globalizado semejante al que se puede encontrar en Florencia, Canterbury o Amsterdam: tentempiés, souvenirs, gastronomía típica y tiendas de prendas deportivas y de grandes cadenas de moda barata, que tanto entretienen al turista.
Fíjense que he escrito siempre turista, no viajero. El turista va a ver lo que ya sabe que existe y si lo ha visto en 'Juego de tronos' o en 'La catedral del mar', mejor aún. El turista, además, busca que le muestren lo ya visto y esperado de manera diferente, por eso triunfan los segway o patines eléctricos en Trujillo y los 'triciclos' motorizados en Cáceres, donde ejercen unos guías low cost que cobran la voluntad. Lo llamativo es que pueden mostrar la ciudad de dos maneras: una histórica y rigurosa y otra basada en leyendas y anécdotas, más peliculera, que tiene gran éxito porque el turista quiere entretenimiento como sea.
El viajero, sin embargo, busca lo inesperado, empaparse del alma de la ciudad, algo imposible si se siguen las rutas turísticas establecidas. El viajero que, en Cáceres, al llegar a la iglesia de Santiago, se escapa y desciende hacia San Blas, descubrirá el Cáceres auténtico, el de barrio, con sus bares de morros y callos, sus fruterías y sus tiendas de toda la vida. Aunque en las ciudades muy turísticas como Barcelona, Florencia o Sevilla también esa vida de barrio empieza a ser un recuerdo por la inflación de pisos alquilados a turistas.
Al barrio de Triana ya lo llaman el barrio del 'Benebé' y en toda la ciudad hay más oferta de plazas en pisos para turistas que de plazas hoteleras regladas. La Barceloneta, Lavapiés, el Gótic y el Raval, más barrios llenos de pisos de Airbnb porque es mucho más rentable alquilar a turistas de manera discontinua que alquilar a una familia o a unos estudiantes durante un año.
Sin vecinos estables y sin tiendas de toda la vida, los barrios del centro de las ciudades pierden su gracia y su idiosincrasia para globalizarse. La ventaja en Extremadura es que los precios de las tiendas de productos extremeños son muy competitivos: es más barato comprar queso, vino o aceite en algunos de estos establecimientos que en una gran superficie o en una tienda del ensanche moderno. Pero esa es, una vez más, la excepción extremeña.
Hace diez años, viajar exigía un esfuerzo: visitar la agencia de viajes, repasar folletos, contratar un poco a ciegas. Hoy, viajar es un impulso que no requiere esfuerzo. Es medianoche, te entran ganas de hacer turismo, buscas ofertas de trenes o de vuelos, las combinas con hoteles baratos, habitaciones tiradas de precio o incluso con un sofá de alquiler, dos clics, subidón de adrenalina y ya eres turista o viajero, lo que prefieras.
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