DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES -26- SEPTIEMBRE,.
El programa está conducido por la periodista catalana Susanna Griso. Cada semana visitará la casa de un personaje famoso relevante y mediante el hilo conductor de la entrevista, irá desgranando la vida de los famosos. Como novedad la periodista se instalará en las casas de los invitados durante dos días pasando una noche allí. El martes -26- septiembre a las 22:40 por antena 3, etc.
REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - EL PLANETA O LA VIDA ,.
EL PLANETA O LA VIDA ,.
El planeta con vida será acuático - fotos.
Un estudio sugiere que la mayoría de mundos
habitables están dominados por océanos que cubren más del 90% de su
superficie,.
Los astrónomos no paran de incrementar la lista de planetas potencialmente habitales. A los hallazgos del cercano exoplaneta Próxima b y los siete mundos del sistema Trappist-1 se suma el más reciente, uno en órbita alrededor de una enana roja que podría convertirse en el nuevo «mejor lugar para encontrar vida fuera del Sistema Solar».
Sin embargo, aún se desconoce cómo son realmente esos planetas.
Presumiblemente, están a la distancia adecuada de su sol como para tener agua líquida en su superficie,
pero, de existir, ¿cuánta hay? ¿Hay grandes océanos? ¿Alguno de ellos
será completamente acuático? Es un dato importante, especialmente tras
conocer las conclusiones de un nuevo estudio del Instituto de Ciencias
del Cosmos de la Universidad de Barcelona (ICCUB), que predice que la
mayoría de planetas habitables deben estar dominados por océanos que
cubrirían más del 90% de su superficie.
El estudio, llevado a cabo por el investigador Fergus Simpson, llega a esta conclusión porque la Tierra está cerca del límite de los llamados planetas acuáticos, en los que toda la tierra se encuentra inmensa en un solo océano, un régimen en el que la existencia de nuestra especie ya no sería viable. «Un escenario en el que la Tierra tuviera menos agua que otros planetas habitables sería coherente con los resultados de las simulaciones, y podría explicar por qué algunos planetas son menos densos de lo que se esperaba», explica Simpson.
Para que la superficie de un planeta pueda tener áreas extensas tanto de tierra como de agua, es necesario un equilibrio delicado entre el volumen de agua que retiene y las dimensiones de las cuencas oceánicas. En el conjunto de planetas con agua, cada una de estas cantidades puede variar considerablemente. Aún se desconoce la razón por la que los valores de la Tierra se encuentran en pleno equilibrio.
El modelo estadístico de Simpson, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, intenta predecir la división entre tierra y agua en exoplanetas habitables a partir de la estadística bayesiana.
Para realizar el experimento con el modelo estadístico, el investigador ha tenido en cuenta observaciones como el ciclo del agua o los procesos de la erosión y la deposición. También ha presentado una aproximación estadística para calcular el área habitable decreciente de los planetas con océanos más pequeños, ya que empiezan a estar dominados por los desiertos, según explica un comunicado del ICCUB.
¿Por qué evolucionamos en este planeta y no en uno de los mil millones de otros mundos habitables? Simpson sugiere que la respuesta podría estar relacionada con el efecto de selección que implica el área cubierta por los océanos. «Nos queda mucho para comprender la evolución de la vida, pero no debemos limitarnos a creer que todos los planetas habitables tienen la misma capacidad de tener vida inteligente», concluye.
Azpiri, siempre bronceado y con lentes de pera, tenía un aire cheli y verdemadriles, una sonrisa a flor de piel que ocupaba toda su cara, unas manos sarmentosas en las que siempre humeaba un cigarrillo mentolado. Con aquéllas manos había dibujado sus historietas inolvidables, llenas de humor y sensualidad, de mundos míticos y galaxias remotísimas, de mujeres sensuales y tiernos monstruos. Azpiri dibujaba con una sencillez pasmosa, la sencillez de quien vive con su vocación en amorío perpetuo y ensimismado. Con un rotulador en la mano era capaz de crear, en apenas un momento y con 4 trazos certeros, imágenes que parecían desbordar el papel, vibrantes de movimiento y carnalidad, estremecidas de misterio y onirismo. Varias veces tuve la oportunidad, en Estepona ó Madrid, de acompañarlo en firmas de libros, donde atendía a sus seguidores con una amabilidad siempre radiante, cual si fueran sus amigos de toda la vida, aunque los acabara de conocer. Esta esplendidez de Azpiri era una segregación natural de su alma, una efusión espontánea y cordial que llenaba de júbilo y gratitud a quienes tuvimos la ocasión de tratarlo.
En sus historietas de Lorna, tal vez su personaje más célebre, relumbran las dotes del mejor Azpiri: plasticidad, voluptuosidad, un trazo siempre vigoroso, un empleo abrumador y psicodélico del color; y siempre un gusto por la ciencia ficción oscura entreverado de una exquisita sorna. También en la vida Azpiri lograba una amalgama irrepetible, porque era a la vez guasón y grave, ingenuo y sagaz, travieso y responsable, cual si el niño eterno que llevaba dentro, capaz de revelar magias secretas allí donde el residuo de los mortales solo descubría la mostrenca realidad, se hubiera amalgamado con el dibujante estajanovista y comprometido a muerte con su oficio. Azpiri vivía con un pie en la Tierra y otro pie en un mundo lejano, poblado por alienígenas bondadosos y amazonas con melenas de fuego; y brincaba de un sitio a otro cual una liebre, sin quedarse a vivir en ninguno de los dos. Hablaba con una bendita y contagiosa pasión; y en todo lo que hacía y afirmaba alumbraba un entusiasmo a demuestra de bomba.
Alfonso Azpiri amaba su oficio, amaba la vida, amaba el cine, y todo ese amor bullicioso burbujeaba en su conversación, regada siempre de optimismo y anécdotas cachondas. En Estepona, cuando terminaba la proyección de las películas, salíamos a la calle a fumar un cigarrillo mentolado y me contaba las vicisitudes de su oficio, que -como las del mío- eran poco halagüeñas. Pero Azpiri se había reinventado múltiples veces a lo largometraje de la vida y estaba preparado a proseguirse reinventándose cuantas veces hiciese falta, con tal de poder proseguirse dibujando, con tal de poder encender cada día la denomina de su arte. Como siempre ocurre con los genuinos genios, no se encumbraba ni envanecía; y la llaneza de su trato no era nunca impostada. Nunca se dejaba vencer por la pesadumbre; jamás la amargura ni el rencor ensuciaban su voz, jamás la dolencia manchaba su optimismo. Le gustaba comer con los amigos en las tascas de Cuatro Caminos; y disfrutaba cual un enano rememorando los tiempos heroicos en los que decidió lanzarse desde el trampolín de la vocación a la piscina del futuro, sin saber siquiera si tenía agua.
El estudio, llevado a cabo por el investigador Fergus Simpson, llega a esta conclusión porque la Tierra está cerca del límite de los llamados planetas acuáticos, en los que toda la tierra se encuentra inmensa en un solo océano, un régimen en el que la existencia de nuestra especie ya no sería viable. «Un escenario en el que la Tierra tuviera menos agua que otros planetas habitables sería coherente con los resultados de las simulaciones, y podría explicar por qué algunos planetas son menos densos de lo que se esperaba», explica Simpson.
Para que la superficie de un planeta pueda tener áreas extensas tanto de tierra como de agua, es necesario un equilibrio delicado entre el volumen de agua que retiene y las dimensiones de las cuencas oceánicas. En el conjunto de planetas con agua, cada una de estas cantidades puede variar considerablemente. Aún se desconoce la razón por la que los valores de la Tierra se encuentran en pleno equilibrio.
El modelo estadístico de Simpson, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, intenta predecir la división entre tierra y agua en exoplanetas habitables a partir de la estadística bayesiana.
Coherente con la existencia humana
El investigador aplica el principio de selección antrópica, una idea aplicada principalmente en el ámbito cosmológico y que defiende que cualquier teoría válida sobre el Universo debe ser coherente con la existencia del ser humano. «Basándonos en que los océanos cubren el 71 % de la Tierra, encontramos bastantes pruebas para defender la hipótesis de que los efectos de la selección antrópica funcionan», explica Simpson.Para realizar el experimento con el modelo estadístico, el investigador ha tenido en cuenta observaciones como el ciclo del agua o los procesos de la erosión y la deposición. También ha presentado una aproximación estadística para calcular el área habitable decreciente de los planetas con océanos más pequeños, ya que empiezan a estar dominados por los desiertos, según explica un comunicado del ICCUB.
¿Por qué evolucionamos en este planeta y no en uno de los mil millones de otros mundos habitables? Simpson sugiere que la respuesta podría estar relacionada con el efecto de selección que implica el área cubierta por los océanos. «Nos queda mucho para comprender la evolución de la vida, pero no debemos limitarnos a creer que todos los planetas habitables tienen la misma capacidad de tener vida inteligente», concluye.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DELA SEMANA -AZPIRI FOREVER,.
AZPIRI FOREVER, foto.
Vuelvo de vacaciones y descubro consternado que ha muerto durante el mes de agosto mi querido amigo Alfonso Azpiri, con quien hace ciertos años edité un divertimento titulado Penúltima sangre, una narración vampírica de sesgo pulp que no está a la altura de sus magistrales ilustraciones. Aquel librito, hoy inencontrable, nos lo encargó Julio Peces, director de la Semana de Cine Fabuloso de Estepona, quien durante más de 15 años contó con nosotros en el jurado del festival. Fue allí donde pude intimar con Azpiri, uno de esos artistas que se pasean por el mundo obsequiando modestia y buen humor, cual solo los genuinos genios pueden permitirse.
Azpiri, siempre bronceado y con lentes de pera, tenía un aire cheli y verdemadriles, una sonrisa a flor de piel que ocupaba toda su cara, unas manos sarmentosas en las que siempre humeaba un cigarrillo mentolado. Con aquéllas manos había dibujado sus historietas inolvidables, llenas de humor y sensualidad, de mundos míticos y galaxias remotísimas, de mujeres sensuales y tiernos monstruos. Azpiri dibujaba con una sencillez pasmosa, la sencillez de quien vive con su vocación en amorío perpetuo y ensimismado. Con un rotulador en la mano era capaz de crear, en apenas un momento y con 4 trazos certeros, imágenes que parecían desbordar el papel, vibrantes de movimiento y carnalidad, estremecidas de misterio y onirismo. Varias veces tuve la oportunidad, en Estepona ó Madrid, de acompañarlo en firmas de libros, donde atendía a sus seguidores con una amabilidad siempre radiante, cual si fueran sus amigos de toda la vida, aunque los acabara de conocer. Esta esplendidez de Azpiri era una segregación natural de su alma, una efusión espontánea y cordial que llenaba de júbilo y gratitud a quienes tuvimos la ocasión de tratarlo.
En sus historietas de Lorna, tal vez su personaje más célebre, relumbran las dotes del mejor Azpiri: plasticidad, voluptuosidad, un trazo siempre vigoroso, un empleo abrumador y psicodélico del color; y siempre un gusto por la ciencia ficción oscura entreverado de una exquisita sorna. También en la vida Azpiri lograba una amalgama irrepetible, porque era a la vez guasón y grave, ingenuo y sagaz, travieso y responsable, cual si el niño eterno que llevaba dentro, capaz de revelar magias secretas allí donde el residuo de los mortales solo descubría la mostrenca realidad, se hubiera amalgamado con el dibujante estajanovista y comprometido a muerte con su oficio. Azpiri vivía con un pie en la Tierra y otro pie en un mundo lejano, poblado por alienígenas bondadosos y amazonas con melenas de fuego; y brincaba de un sitio a otro cual una liebre, sin quedarse a vivir en ninguno de los dos. Hablaba con una bendita y contagiosa pasión; y en todo lo que hacía y afirmaba alumbraba un entusiasmo a demuestra de bomba.
Alfonso Azpiri amaba su oficio, amaba la vida, amaba el cine, y todo ese amor bullicioso burbujeaba en su conversación, regada siempre de optimismo y anécdotas cachondas. En Estepona, cuando terminaba la proyección de las películas, salíamos a la calle a fumar un cigarrillo mentolado y me contaba las vicisitudes de su oficio, que -como las del mío- eran poco halagüeñas. Pero Azpiri se había reinventado múltiples veces a lo largometraje de la vida y estaba preparado a proseguirse reinventándose cuantas veces hiciese falta, con tal de poder proseguirse dibujando, con tal de poder encender cada día la denomina de su arte. Como siempre ocurre con los genuinos genios, no se encumbraba ni envanecía; y la llaneza de su trato no era nunca impostada. Nunca se dejaba vencer por la pesadumbre; jamás la amargura ni el rencor ensuciaban su voz, jamás la dolencia manchaba su optimismo. Le gustaba comer con los amigos en las tascas de Cuatro Caminos; y disfrutaba cual un enano rememorando los tiempos heroicos en los que decidió lanzarse desde el trampolín de la vocación a la piscina del futuro, sin saber siquiera si tenía agua.
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