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Miguel Lienzo es un curioso personaje del siglo XVII, judío de origen portugués, que se instala en Amsterdam y desafía las leyes de su comunidad casándose con una gentil. Su proez económica es un juego de intrigas y sorpresas, una escalada de especulación descrita con gran minuciosidad. Y una sabia recreación de ambientes, para mostrar los albores del actual capitalismo.
TITULO: REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -Un ceviche en Coria,.
REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -Un ceviche en Coria, fotos.
Un ceviche en Coria,.
Novedades
gastronómicas en Coria, una de las ciudades extremeñas más interesantes
para comer bien a buen precio. Primer cambio: el Envido, nave capitana
de la armada cauriense de restaurantes, ha desaparecido. Ahora ocupa su
lugar un restaurante chino. Más novedades: a la salida de la ciudad
camino de Moraleja, justo después del hospital y del instituto, a la
izquierda, en el número 55 de la avenida principal, Virgen de Argeme, y
con mucho sitio para aparcar alrededor, ha abierto un restaurante con
vocación moderna.
Se llama Mixtura y lleva la filosofía en el nombre: pretende introducir la cocina mexicana, oriental, peruana y argentina sin dejar de lado el cabrito a la brasa (18 euros medio kilo), el cordero a la brasa (16 euros medio kilo) ni la 'txuleta' de vaca (30 euros el kilo). Es decir, mixtura, mezcla, contraste entre la morcilla de Burgos (4,90) y la sopa miso (5).
Este nuevo restaurante abrió el pasado mes de mayo. Lo lleva gente muy joven y dispuesta y cuenta con un agradable y concurrido bar a la entrada y un salón restaurante amplio, luminoso y cómodo, de los de mesas grandes y separadas. Antes de seguir, ponemos un pero: el olor de la cocina llega nítidamente al restaurante.
Tras el pero, sigamos con la descripción: mesas de madera con cojines, magníficas copas de vino y bonitos vasos de agua. Vajilla atrayente, buena y sólida cubertería y manteles individuales en tonos grises o azul oscuro con servilletas negras de papel. En la pared blanca, alguna maceta colgante, un tablón de madera con más macetas y la sobriedad característica de los últimos restaurantes modernos que hemos visitado en pueblos y ciudades de Extremadura.
Para picar, las croquetas caseras (7,50) son muy valoradas por quienes han comido en Mixtura, aunque lo que parece haber calado entre la clientela de Coria es la posibilidad de probar platos que van más allá de lo de siempre. Así, en la sección Sabores del Mundo, la carta ofrece yakitori (6,5), que son unas brochetas de pollo con salsa. Probamos las gyozas (6,5), una suerte de empanadillas de masa oriental muy fina rellenas de cangrejo real. Entran cuatro en la ración y uno se queda con ganas de volver otro día y repetir las gyozas delicadas y exquisitas.
Sin embargo, no nos quedamos con hambre porque también pedimos unas patatas trufadas (5,90). Son esas patatas en gajos con piel que se han puesto de moda y que no le han quitado el sitio, ni mucho menos, a las buenas patatas fritas de toda la vida. Estas vienen con una salsa muy sabrosa de mayonesa trufada, cebolla roja y jamón seco. La ración era abundante.
Un plato prometedor es el llamado chifa y chicharrón (8,40). La maitre nos explicó que se trata de la barriga del cerdo horneada suavemente durante 12 horas con los chicharrones. De tal forma que, al comerla, no eres capaz de explicar lo que tomas, solo sabes que te lo estás pasando bien comiendo.
Y de eso se trata, de pasarlo bien en este joven Mixtura, que ofrece un ceviche de lubina (11) bien preparado, aunque, quizás, con un exceso de cebolla roja, pero con la gracia de unas semillas de maíz, unos calamares fritos y algún otro complemento. Un plato tan desconcertante como interesante.
Estos experimentos resultan divertidos, pero si prefieren ir a lo seguro con toque diferenciador, no hay problema, pueden recurrir a los tacos de solomillo (5,50), al lomo saltado (13) o a una tosta de tuétano y gambón (7,50) que me apunto para la próxima visita. A simple vista, la ensalada de quinoa y aguacate (7,50) es una opción vegetariana de primera y la carta hace un guiño a los conservadores con la sección titulada: Clásicos. Engloba la hamburguesa (7,50), la lubina a la plancha (7,50), un rico tataki de atún (9,50) o el risotto de boletus y foie (13). Nos gustaron los postres, destacando un tiramisú de té matcha (5) muy logrado. En fin, fue una comida interesante y diferente en un Coria que evoluciona.
Se llama Mixtura y lleva la filosofía en el nombre: pretende introducir la cocina mexicana, oriental, peruana y argentina sin dejar de lado el cabrito a la brasa (18 euros medio kilo), el cordero a la brasa (16 euros medio kilo) ni la 'txuleta' de vaca (30 euros el kilo). Es decir, mixtura, mezcla, contraste entre la morcilla de Burgos (4,90) y la sopa miso (5).
Este nuevo restaurante abrió el pasado mes de mayo. Lo lleva gente muy joven y dispuesta y cuenta con un agradable y concurrido bar a la entrada y un salón restaurante amplio, luminoso y cómodo, de los de mesas grandes y separadas. Antes de seguir, ponemos un pero: el olor de la cocina llega nítidamente al restaurante.
Tras el pero, sigamos con la descripción: mesas de madera con cojines, magníficas copas de vino y bonitos vasos de agua. Vajilla atrayente, buena y sólida cubertería y manteles individuales en tonos grises o azul oscuro con servilletas negras de papel. En la pared blanca, alguna maceta colgante, un tablón de madera con más macetas y la sobriedad característica de los últimos restaurantes modernos que hemos visitado en pueblos y ciudades de Extremadura.
Para picar, las croquetas caseras (7,50) son muy valoradas por quienes han comido en Mixtura, aunque lo que parece haber calado entre la clientela de Coria es la posibilidad de probar platos que van más allá de lo de siempre. Así, en la sección Sabores del Mundo, la carta ofrece yakitori (6,5), que son unas brochetas de pollo con salsa. Probamos las gyozas (6,5), una suerte de empanadillas de masa oriental muy fina rellenas de cangrejo real. Entran cuatro en la ración y uno se queda con ganas de volver otro día y repetir las gyozas delicadas y exquisitas.
Sin embargo, no nos quedamos con hambre porque también pedimos unas patatas trufadas (5,90). Son esas patatas en gajos con piel que se han puesto de moda y que no le han quitado el sitio, ni mucho menos, a las buenas patatas fritas de toda la vida. Estas vienen con una salsa muy sabrosa de mayonesa trufada, cebolla roja y jamón seco. La ración era abundante.
Un plato prometedor es el llamado chifa y chicharrón (8,40). La maitre nos explicó que se trata de la barriga del cerdo horneada suavemente durante 12 horas con los chicharrones. De tal forma que, al comerla, no eres capaz de explicar lo que tomas, solo sabes que te lo estás pasando bien comiendo.
Y de eso se trata, de pasarlo bien en este joven Mixtura, que ofrece un ceviche de lubina (11) bien preparado, aunque, quizás, con un exceso de cebolla roja, pero con la gracia de unas semillas de maíz, unos calamares fritos y algún otro complemento. Un plato tan desconcertante como interesante.
Estos experimentos resultan divertidos, pero si prefieren ir a lo seguro con toque diferenciador, no hay problema, pueden recurrir a los tacos de solomillo (5,50), al lomo saltado (13) o a una tosta de tuétano y gambón (7,50) que me apunto para la próxima visita. A simple vista, la ensalada de quinoa y aguacate (7,50) es una opción vegetariana de primera y la carta hace un guiño a los conservadores con la sección titulada: Clásicos. Engloba la hamburguesa (7,50), la lubina a la plancha (7,50), un rico tataki de atún (9,50) o el risotto de boletus y foie (13). Nos gustaron los postres, destacando un tiramisú de té matcha (5) muy logrado. En fin, fue una comida interesante y diferente en un Coria que evoluciona.
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