TITULO: El
paisano - Viernes -1- Enero - Los voluntarios de Protección Civil siguen formándose ,.
Viernes -1- Enero a las 22:10 horas en La 1 , foto,.
Los voluntarios de Protección Civil siguen formándose,.
Por segundo fin de semana consecutivo los voluntarios han seguido recibiendo formación,.
Este fin de semana se ha vuelto a impartir formación en Herrera del Duque para los voluntarios de Protección Civil, gracias al compromiso de la Dirección General de Emergencias, Protección Civil e interior de la Junta de Extremadura, ya que de esta forma no se han tenido que desplazar a otro municipio.
La formación ha estado a cargo de la Asamblea de Cruz Roja que colabora estrechamente con la futura Agrupación de Protección Civil.
Un primer paso importante para que comience a funcionar la Agrupación de Protección Civil de Herrera del Duque.
Es una formación básica lo que han recibido y se ha centrado en primeros auxilios, extinción de incendios, habilidades sociales, y telecomunicaciones.
TITULO: VACACIONES - EUROPA DE PELICULA -España entre el cielo y la tierra - Valles misteriosos ,.
España, entre el cielo y la Tierra - Valles misteriosos,.
foto / Por Navarra los Pirineos no dejan de ser agrestes, pero las altas cimas amparan valles frondosos.
TITULO: HOSPITAL - Asignatura pendiente,.
Asignatura pendiente,.
foto / No,
no se trata de la película de José Luis Garci, ese torrente desbordante
de saberes («torrente desbordante de poesía» dice Cela de Neruda). Es
el subtítulo de un libro intitulado 'Protección a nuestros mayores',
ideado a la sombra negra de aquella «primera ola» que tan sañudamente se
ensañase con los ancianos, por un hombre,.
AGabriela, cuando tenía 3 años y medio, su madre le dejó una cajita con purpurina junto a la cama. ¡Le encantaba ese 'brilli brilli'! Y, cuando se levantó por la mañana y la vio... «¡Polvo de hadas! Voy a pedir un deseo: 'Quiero ser una niña'», dijo antes de echársela por encima con alborozo.Todos sabemos que el polvo de hadas es mágico e infalible. Y, en esta ocasión, hizo su efecto. Porque, por aquel entonces, a Gabriela, que ahora tiene ya 10 años, la llamaban todos Gabriel: había nacido con el cuerpo de un niño, pero siempre había sido una niña, lo viese la gente o no. «Yo le dije que esos polvos hacían que la gente se viese como realmente es», recuerda Lidia González, la madre. El ardoroso deseo de Gabriela, expresado por primera vez en voz alta y con contundencia, marcó el inicio de un largo camino hacia el reconocimiento de que es una niña transexual.
«Desde los 2 años yo ya lo sabía. Ella tiene un gemelo y un hermano mayor. Y, aunque en mi casa siempre ha habido juguetes de todos los tipos, sus hermanos escogían coches, dinosaurios... y ella cocinitas, muñecas. Siempre se disfrazaba con mi ropa y le volvían loca mis tacones, y eso que para encontrarlos tenía que rebuscar mucho, porque sólo los uso en ocasiones especiales. Luego se ponía unas mallas en la cabeza para simular una melena... Y un día, al ir con sus hermanos a comprar unos 'smokings' para una fiesta de quinceañeras, muy típicas en Bolivia, de donde somos, pasó de los trajes de chico y se abrazó a un vestido rosa, el más 'repolludo' de la tienda», evoca Lidia. Con algo de corte, confiesa que ella, al observar aquellos primeros signos de transexualidad, pensaba que «era un niño amanerado y que probablemente de mayor sería homosexual». «Un error, es una cuestión de identidad», aclara. Pero eso ella lo sabe ahora, como muchas más cosas sobre el tema.
Así que Gabriela convenció a su familia muy rápido. Pero el cuento del polvo de hadas no acababa ahí, con un final feliz y con su mamá diciéndole que podía vestirse con ropita de chica y dejarse el pelo largo («¡qué saltos de alegría dio ese día!»). La vida de un menor trans es una carrera de obstáculos que no parecen tener fin. Primero, la familia. Luego, el cole. ¡Ay, el cole! Es, según indican las familias afectadas, una auténtica lotería. No sólo tienes que dar con personal abierto de mente y con ganas de entender, sino que también existe un componente geográfico que influye en que las cosas vayan mejor o peor para un menor trans. Según un estudio que difundió ayer la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) –'Realidad del alumnado trans en el sistema educativo', finalizado en marzo de 2020 por Dentons Europe Abogados–, se dan diferencias muy notables entre regiones, sobre todo en materia de educación en identidad de género en la escuela pública. Tomando como referencia la puesta en marcha (o no) de algunos servicios y protocolos y su agilidad, han elaborado un ránking de comunidades según lo avanzadas que estén en la ayuda a las personas transexuales, especialmente en la etapa educativa. «Actualmente, no disponen de legislación vigente enfocada a la protección de las personas LGTBI ni las comunidades de Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, La Rioja y Asturias, ni las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla», detalla el informe. Por el contrario, en la mayor parte de las autonomías se reconoce el derecho a la libre autodeterminación de género sin necesidad de aportar informe médico o psicológico alguno que acredite su circunstancia (este no es el caso de Canarias, Galicia y, hasta hace poco, el País Vasco), aunque no sólo es importante que existan y se desarrollen estas leyes y avances sociales: también resulta fundamental si dichas leyes cuentan o no con sanción en caso de incumplimiento.
El estudio establece tres clasificaciones por autonomías. La primera, referente al reconocimiento oficial de los derechos trans, está encabezada por Aragón, Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana, Extremadura, Murcia y Navarra (todas ellas con 6 puntos), mientras que la cierran las cinco autonomías ya mencionadas que carecen de legislación en esta materia. La segunda, que contempla específicamente el ámbito no universitario, la lideran Aragón, Madrid y Navarra, mientras que en los puestos de cola aparecen, de nuevo, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, La Rioja, Ceuta y Melilla. Finalmente, en el entorno universitario, destaca con claridad Navarra (7 puntos, dos más que la siguiente comunidad, Aragón) y vuelven a ocupar los últimos lugares las mismas comunidades más Galicia y Andalucía.
«Tras los resultados de esta investigación, es evidente que el alumnado trans, o disconforme con las normativas de género, vive una problemática compleja en el entorno educativo, a la que, hoy por hoy, no se está dando una respuesta plena y satisfactoria», recoge el estudio en sus conclusiones finales. Aunque también apunta una luz de esperanza: «Ha habido un cambio social de gran calado y la visibilidad que hoy tienen las personas trans en la infancia y la adolescencia permite que todos los cambios se hagan con el apoyo y la comprensión de la mayor parte de la sociedad, especialmente de la juventud». Eso sí, todo ello debe ir apuntalado con medidas legales. «España ya dispone de un cuerpo legal abundante que va a creciendo año a año. Sin embargo, estas normativas son desiguales, generan diferencias entre comunidades, no están implementadas (faltan reglamentos, protocolos, organismos de participación...), son muy desconocidas y no son completas. Es necesaria una ley estatal que clarifique, complete, complemente y dé respuestas».
Golpes en los genitales
Lo de que la zona geográfica es determinante para que al menor trans le vaya mejor o peor en la escuela es algo que Lidia sabe muy bien. En la guardería de Bolivia donde Gabriela comenzó su vida académica tuvo muchísimos problemas, hasta frases del tipo 'qué horror, si eso me llega a pasar a mí...' por parte de las responsables. Luego, ya en el colegio, todo fue bien. Y al llegar a España... ¿Qué pasaría? Lidia y su familia viven en la Comunidad de Madrid, que en el informe está posicionada en los puestos de cabeza en cuanto a reconocimiento de derechos y avances en la educación. «Pues, cuando llegué y le planteé el caso al director del cole, vi que no tenía ni idea... Pero, para mi sorpresa, en mi siguiente visita me encontré con que sacaba un montón de documentación sobre la legislación, toda subrayada... ¡Se lo había empollado todo! No hubo ningún problema ni con el tema del nombre, ni con los baños, todo sobre ruedas. Y Gabriela va feliz al colegio, está genial con sus compañeros y profesores».
Algo más costó lo de que todos los padres entendiesen su realidad. Aunque Lidia optó por el activismo –imprimía ella misma guías de la Universidad de Boston y las repartía entre amigos y conocidos–, algunos no entendieron a Gabriela. O no la aceptaron. «Sí, nos hemos topado con alguna niña, psicópata de manual, que ha llegado a golpear a Gabriela en los genitales y a ponerle pegatinas. Tuve que hablar con su madre y amenazarla con denunciar si se volvía a repetir algo así», apunta Lidia. Más allá de lo que se aprende o deje de aprender en los colegios, la última palabra sobre la aceptación de estos menores la tendrá la educación que los demás niños y niñas reciban en sus casas..
«Si no hubiese encontrado una salida, quizá no estaría ya aquí»
Damián Ajenjo tiene ahora 25 años y estudia Arte en Toledo. Es un chico transexual y resume muy escuetamente su experiencia académica: «En Toledo, cuando era niño y adolescente, todo lo que hacían en las aulas sobre el tema era decir que los hombres tienen pene y las mujeres, vagina». Él sabía desde los 4 años que era un chico. Pero en ese contexto no se atrevió a decir nada. Así que hizo la transición social tarde, a los 21 años, cuando se fue a estudiar a Alicante y dio, en ese ámbito académico, con «gente abierta de mente». «Si no hubiese ido allí y encontrado una salida, quizá ya no estaría aquí».
Ahora continúa con su lucha. Porque el tema burocrático, por ejemplo, es una pesadilla. Y de comunidad en comunidad cambia mucho tanto el número de pegas que te ponen como el tiempo que tardan en gestionar el papeleo. «En Alicante tardaron un mes en hacer un cambio con el nombre y en Castilla-La Mancha, más de seis», indica.
Damián confía en que todo avance y que los menores puedan hacer el tránsito cuanto antes para evitar sufrimientos. «Yo, hasta llegar aquí, lo he pasado mal, no: lo siguiente».
TITULO: VUELTA AL COLE -Alejandro Cencerrado,.
Alejandro Cencerrado,.
Es físico del Instituto de la Felicidad de Dinamarca. Así, como suena, el albaceteño ( fotos) Alejandro Cencerrado vive de medir la entelequia a la que aspira todo mortal. Su padre quería que fuese médico, pero él soñaba mirando las estrellas con ser astrofísico. Hasta que un día, después de un carrerón universitario con mucho número y poca estrella, emprendió camino a Dinamarca en busca de trabajo. Ahora tiene autoridad para decir que la salud pesa, y mucho, en la felicidad.
La salud antes que el dinero
La renta per cápita tiene peso en la felicidad de los países pobres, pero conforme sube el nivel de vida, el dinero deja paso a la salud. Las enfermedades, tanto físicas como psíquicas, tienen la llave del nirvana cuando el dinero está garantizado. Y aquí Alejandro Cencerrado lanza un mensaje a su país: «Para aumentar la felicidad en los países ricos, lo más importante es invertir en salud».
Y es que se da la circunstancia de que, aunque España está por encima de Suecia y Finlandia en esperanza de vida, bajó de golpe los escalones de la felicidad en 2008 y ahí sigue, sin salir del pozo. Alejandro Cencerrado está convencido de que su país no subirá en el escalafón de la felicidad -ahora está al nivel de Colombia- hasta que mejoren las condiciones laborales. Prueba de ello es que los nuevos puestos de trabajo no han dado la felicidad a un país que llegó a estar entre los primeros.
Calcular la felicidad
Pero ¿es feliz Alejandro Cencerrado? Pues lleva trece años apuntando su felicidad, calculándola de 0 a 10 con esos misteriosos algoritmos que sólo unos pocos entienden, y la media de un chico sin problemas de salud o dinero es de algo más de cinco.
A sus 31 años y trabajando en el Instituto de la Felicidad, en Copenhague, este albaceteño ha visto que la felicidad tiene picos muy altos, pero estos duran cuatro o cinco días. Se tiende, por tanto, a regresar a la media. Puede que no hagan falta cálculos matemáticos para llegar a la conclusión de que la vida no puede ser una euforia constante, que hay que buscar ese término medio y disfrutar de los picos de felicidad. Ya lo dice el experto: «Por mucho que te esfuerces, después de aprobar ese examen tan difícil o de que te suban el sueldo, regresas a la media».
Para aumentar la felicidad en los países ricos, lo más importante es invertir en salud
El problema está en que nadie puede adivinar el futuro aunque pueda orientarlo. Alejandro Cencerrado estudió en el instituto público Amparo Sanz de Albacete. Su padre, enfermero y webmaster del Complejo Hospitalario de Albacete, lo vio claro. Con el expediente que tenía, lo suyo era estudiar Medicina en Albacete. Pero su hijo, además ser medianamente feliz era bastante cabezón, y se marchó a Madrid para ser astrofísico. Con el tiempo, Alejandro vería «muchas matemáticas y poca poesía». Con este panorama, terminada la carrera y sin trabajo, su hermana le aconsejó que se reuniera con ella en Dinamarca y ahí está desde hace cinco años.
Una cadena de casualidades y el hecho de que Alejandro Cencerrado llevara más de una década apuntando su felicidad, le abrió las puertas del Instituto de la Felicidad, donde, cosas de la vida, ahora busca esa entelequia para la sanidad. En estos momentos mide el efecto que pueden tener grandes inversiones en salud en la felicidad de los pacientes.
El sueño tiene mucho que ver
Cencerrado también ha podido comprobar que los pacientes con psoriasis mejoran cuando tienen una buena opinión del sistema de salud o que el estrés y la falta de sueño son predictores en esta enfermedad, de ahí que Reino Unido, por ejemplo, esté invirtiendo en mejorar el sueño de sus pacientes.
A sus 31 años y medianamente feliz, Alejandro Cencerrado se quedará en Copenhague, probablemente la ciudad más feliz del mundo, midiendo lo que muchos consideran inalcanzable, incontable e intangible.
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