TITULO
: Los pilares del tiempo - Guerra Fría, las causas del conflicto,.
Los pilares del tiempo - Guerra Fría, las causas del conflicto,.
La
tensión entre la Administración Trump y China hace aflorar un término
acuñado por Orwell en 1945 ante la polarización del mundo,.
foto / Resuenan los ecos de aquella Guerra Fría que se
libró entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la segunda mitad
del siglo XX, aunque esta vez el rival de los norteamericanos está
en el Lejano Oriente después de las tensiones entre la Administración
Trump y China. Siguiendo la estela de la “nueva normalidad” y en esa
costumbre de encontrar en el pasado reflejos del hoy, algunos han
querido ver una “nueva Guerra Fría”.
Un término con el que hay que retroceder hasta George Orwell, primero en usar el concepto en su ensayo “You and the Atomic Bomb” (“La bomba atómica y tú”), en 1945.
En referencia a la llegada de un mundo polarizado tras el final de la
Segunda Guerra Mundial, el escritor británico firmó: “Mirando al mundo
en su conjunto, desde hace ya muchas décadas la deriva es no hacia la
anarquía, sino hacia el restablecimiento de la esclavitud (...) La
teoría de James Burnham ha sido discutida ampliamente, pero pocos se han
parado a sopesar sus implicaciones ideológicas, esto es, el tipo de
visión del mundo, el tipo de creencias y la estructura social que es probable que se imponga en un Estado inconquistable y en constante situación de guerra fría con sus vecinos”.
De esta forma se acuñó un concepto que Orwell
repetiría un año después para afirmar que, con la celebración de la
conferencia de Moscú de diciembre del 45, Rusia comenzaba a hacer una
guerra fría contra Reino Unido y su Imperio.
Sin embargo, la
primera ocasión en la que se utilizó “guerra fría” para referirse en
exclusiva al enfrentamiento entre EE UU y la URSS corrió a cargo del
asesor presidencial Bernard Baruch en 1947. Para describir esa lucha geopolítica aseguraba que no había que llamarse a engaño: “Estamos inmersos en una guerra fría”.
Se
comenzaba a poner nombre a la tensión surgida tras la caída de Alemania
con la que el mundo se dividió en dos bloques antagónicos. Una
situación altamente tensa que, por el contrario, no llegaba a estallar
en una confrontación abierta.
Y así pasaron más de cuatro décadas en las que soviéticos y estadounidenses movían los hilos del mundo y sacaban pecho por cada hito con el objetivo de ser el centro del mundo,
y del universo, por esa lucha espacial, también englobada dentro de
todo un conflicto que llegaría a su final con el colapso económico y
político de la Unión Soviética, disuelta en 1991.
Era la conclusión de una situación que se había
formado por diferentes motivos que comienzan con esa URSS poderosa
con la victoria en la Segunda Guerra Mundial y que se comenzó a fraguar
con la llegada al gobierno del Partido Comunista tras la Revolución Rusa
de 1917. Enfrente, Estados Unidos, fundamental en los conflictos del 14
y del 39, también se había erigido como gran potencia.
Las
dos fuerzas, completamente contrarias en sus modelos económicos,
trataron de asentar sus ideas en el mundo e influenciar al mayor número
de países posibles. Por lo que, solo dos años después de la
rendición alemana, ya se atisbaba otro conflicto mundial en el que la
primera decisión fue armarse hasta los dientes de tantas cabezas
nucleares como se pudiera. Por suerte, ambos entendieron que una guerra
atómica llevaría a todos a la destrucción.
TITULO:
REVISTA QUO - Overton para el siglo XXI ,.
REVISTA
QUO - Overton para el siglo XXI , fotos ,.
Overton para el siglo XXI,.
Las
1.291 mujeres asesinadas por sus parejas desde que hace veinte años
entró en vigor la Ley que aspiraba a erradicar los crímenes sexistas y
el flujo constante de llegadas de migrantes a nuestras costas, con picos
dramáticos en Canarias esta Navidad, exigen inteligencia, humanidad y
realismo en el ajuste del marco de nuestra ventana ideológica para
encontrar verdaderas soluciones,.
Aunque
Joseph Overton falleció a principios de siglo, sus análisis políticos
dejaron un legado clave para explicar todas las agitaciones que han
traído los primeros veinticinco años de este XXI. La teoría que el
politólogo esbozó sobre cómo las ideas que configuran las sociedades
pasan de ser tabúes a aceptarse plenamente ya es un clásico: no se
concibe la ciencia política sin la «ventana de Overton». El
deslizamiento de esos marcos mentales comunes permite que lo que se
consideraba prohibido en una época pase a ser asumido con normalidad
tiempo después. La abolición de la esclavitud es el caso paradigmático
de ese tránsito ideológico, pero, en un mundo en constante y acelerada
metamorfosis, son abundantísimos los supuestos a los que se aplica la
doctrina. Uno de los aspectos más llamativos de la doctrina es que
quienes marcan el ritmo son los ciudadanos (también llamados votantes) y
no resulta tan determinante la influencia de los políticos que, más
bien, se limitarían a captar el pulso de la mentalidad social para
adaptar sus decisiones. Y, en estos días, han sido noticia en España dos
asuntos en los que el enfoque del imaginario colectivo es especialmente
relevante: la violencia de género y la inmigración. Si respecto a la
lucha contra el machismo, en su versión más violenta y extrema, se
manifiesta ahora un evidente riesgo de que el negacionismo entorpezca o
frene los avances logrados en décadas de concienciación, la gestión del
fenómeno migratorio se consolida como el gran desafío contemporáneo. Las
1.291 mujeres asesinadas por sus parejas desde que hace veinte años
entró en vigor la Ley que aspiraba a erradicar los crímenes sexistas y
el flujo constante de llegadas de migrantes a nuestras costas, con picos
dramáticos en Canarias esta Navidad, exigen inteligencia, humanidad y
realismo en el ajuste del marco de nuestra ventana ideológica para
encontrar verdaderas soluciones. Y avanzar como sociedad, al estilo que
teorizó Overton.
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