DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - ISRAEL NO QUIERE REFUGIADOS, fotos.
Israel no quiere refugiados,.
Casi 40.000 africanos tendrán que abandonar el país. Netanyahu les niega el asilo y les ofrece 2.800 euros para que se marchen. «Preferimos quedarnos aquí en la cárcel antes que irnos»,.
Ghebtiwot Tekle está nervioso. Por un lado, quiere hablar y contar su historia, que es la misma de la de decenas de miles de compatriotas llegados a Israel de forma ilegal hace una década. Por otro, tiene miedo de hacerlo porque el gobierno del Estado judío amenaza con expulsar en mayo a todos los demandantes de asilo. Se sienta en una de las sillas de la pequeña biblioteca de la organización The Hotline for Refugees and Migrants tiene en el centro de Tel Aviv y habla de su peligrosa huida de Eritrea. «Mi primera idea era Europa, pero para eso tenía que ir antes a Libia y en 2007 el gobierno de Muamar Gadafi deportaba a la gente de vuelta a sus países de origen, era muy difícil dar el salto. Así que escapé a Etiopía, donde pasé un año, pero no me encontraba seguro y fui a Sudán, que tampoco era un buen lugar. Allí, junto a un grupo de doce amigos, decidimos intentar llegar a Israel porque sabíamos que era la única democracia en la región y pensamos que aquí se respetarían los derechos humanos», relata este padre de tres hijos, todos nacidos en Tel Aviv, aunque no por ello son israelíes, que está a punto de cumplir los 38 años y trabaja como traductor en The Hotline for Refugees.La vía egipcia fue la ruta empleada por Ghebtiwot y las 38.043 personas, según las cifras que manejan las autoridades israelíes, que llegaron al país huyendo de Eritrea y Sudán. En 2013 se terminó la construcción de una verja de separación a lo largo de toda la frontera con Egipto, en mitad del desierto, y se frenó la llegada de ilegales. Desde entonces todos los que consiguieron entrar «viven en una especie de limbo, no existen y no hay una política determinada para resolver su situación, el Gobierno no quiere hacer nada oficial y en todo el país solo hay una oficina pública operativa para atenderles, una oficina colapsada de forma permanente por largas colas», denuncia Dror Sadot, portavoz de The Hotline for Refugees, organización que junto a otros organismos de derechos humanos prestan atención legal a una comunidad que «está en estado de pánico por el anuncio de expulsión del gobierno. Todos hablan de ellos, pero nadie habla con ellos, no saben lo que les puede pasar, pero ninguno quiere abandonar Israel».
Plan de expulsión
Las organizaciones humanitarias piden a Israel que acepte las
solicitudes de asilo «Los faraones decían lo mismo de los hebreos, que
íbamos a crecer y superarles»
La sala de espera de The Hotline for
Refugees está repleta. Los abogados atienden a los ciudadanos africanos
que acuden aquí en busca de información. El ritmo de trabajo es
frenético desde que el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu,
hiciera público a comienzos de año su plan de expulsar por la fuerza a
los demandantes de asilo. La 'misión' de Netanyahu es «deportar a los
infiltrados ilegales» que entraron a Israel antes de la construcción de
la nueva barrera en la frontera con Egipto. «Los infiltrados tienen una
opción clara: cooperan con nosotros y se van voluntariamente, con
respeto, humanidad y en total legalidad, o nos obligarán a utilizar
otras herramientas a nuestra disposición, que también están dentro del
marco de la ley», advirtió el primer ministro. Entre las medidas
prácticas que piensa aplicar Israel está el cierre del centro de Holot,
al sur del país, donde en este momento hay mil demandantes de asilo.
Según el ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, «Holot se ha
convertido en un hotel para infiltrados que viven del dinero público».
El coste que este grupo representa para las arcas públicas y los
problemas de seguridad en los barrios del sur de Tel Aviv, donde se
concentra la mayor parte de la comunidad de eritreos y sudaneses, son
los motivos que repiten una y otra vez los dirigentes conservadores de
Israel para justificar su expulsión. Dinero en mano o la cárcel
Las palabras de Netanyahu se traducen en que «los demandantes de asilo deben elegir entre aceptar una ayuda de 3.500 dólares (2.800 euros) y ser deportados a terceros países, que son Ruanda y Uganda, o ser enviados a la cárcel de forma indefinida», explica Sadot, para quien este plan supone «cruzar una línea roja para Israel porque se trata de algo inaceptable e inmoral». De las 38.043 personas en riesgo de expulsión, 27.494 son de Eritrea y 7.869 de Sudán. En la última década 6.000 peticiones de asilo han sido denegadas y solo 11 personas han obtenido este estatus en Israel. En el caso de los eritreos, «huyen de un país considerado la Corea del Norte africana y donde deben cumplir un servicio militar indefinido. ese es el motivo principal por el que escaparon miles de jóvenes», señala Sadot. The Hotline for Refugees está en contacto con personas que han aceptado la deportación voluntaria y que «han llegado a Ruanda, donde les meten de forma temporal en un hotel, les roban los 3.500 dólares que saben que les ha dado Israel y, en cuanto pueden, inician la ruta hacia Libia para escapar a Europa.».La indignación se ha extendido entre una parte de la sociedad israelí y están en marcha varias campañas de apoyo. 35 escritores, entre ellos los internacionalmente conocidos Amos Oz y David Grossman, firmaron una carta para implorar al Gobierno «que detenga su plan y no expulse a los demandantes de asilo de Eritrea y Sudán», y recordaron que «Israel no tiene un problema de refugiados y no representa una dificultad económica poder acoger» a este grupo «cuyos hijos ya han nacido aquí y que solo nos piden una cosa: vivir». En esta carta se recuerda también que «100.000 extranjeros llegados sobre todo del este de Europa viven en Israel sin permiso y a ellos nadie les persigue, ni les amenaza con deportaciones forzosas».
La historia se repite
Organizaciones religiosas recordaron al Gobierno que «hubo gente que arriesgó su vida por salvar a los judíos y ahora nosotros, como país, ¿decimos que no queremos correr el riesgo de salvar estas vidas porque ponen en riesgo la balanza demográfica? Nuestro primer ministro repite las palabras pronunciadas por los faraones en el Antiguo Egipto cuando dice que el número de esta gente va a crecer. Los faraones solían decir lo mismo de los hebreos, que íbamos a crecer y superarles», según las declaraciones de la rabina Susan Silverman al diario 'Haaretz'. El grupo Rabinos por los Derechos Humanos apeló incluso a la figura de Anna Frank y llamó a los israelíes a esconder a las personas en riesgo de expulsión en sus casas.Esta movilización popular anima a organizaciones como The Hotline for Refugees, donde piensan que «hay que seguir en esta lucha y, por el momento, tratar de tranquilizarles y mostrarles que no todos los israelíes estamos a favor de la deportación forzosa. El odio viene desde arriba, el racismo contra los africanos no es algo natural en nuestra sociedad, se trata de una instigación por parte del Gobierno», apunta Sadot.
Ghebtiwot conoce muy bien las palabras de Sadot. Vive en el sur de Tel Aviv, como la mayoría de compatriotas, y trabaja de forma legal, aunque no oficial. Estudió Empresariales en Asmara, la capital de Eritrea, y, después de tres años en el servicio militar, escapó de un país al que no puede volver porque su vida corre peligro. «Tampoco quiero ir a Ruanda, no hay nada que me una a este país y sé que corro el riesgo de desaparecer. Salir de Israel no es una opción para mí y mi familia, prefiero estar en prisión. La cárcel es mucho mejor que volver a África en estas condiciones». Palabras duras que pronuncia sin perder la sonrisa, palabras que reflejan una opinión compartida por la mayoría de los que, como él, llegaron a Israel huyendo de países en conflicto a los que no quieren regresar bajo ningún concepto.
Adiós a 'Interviú', la revista que desnudó a un país entero defendiendo el derecho a la información,.
El cierre de 'Interviú' es el fin de una época de destape en España, un destape moral y físico. 42 años de una historia que empieza de manera arrolladora, dispuesta a borrar cualquier atisbo de la dictadura. La portada de Marisol supuso la primera de una celebridad española al desnudo. La historia de 'Interviu' también ha creado las bases legales para los conflictos generados por el derecho a la intimidad y el derecho a la información.Desde los pechos al descubierto de Lola Flores y Marisol a los GAL, el crimen de los Urquijo o las fiestas en casa de Luis Roldán. Cientos de fotos e informaciones por las que 'Interviú' peleó en los tribunales para defender el derecho a la información y que marcaron un precedente.
Lo que han hecho es abrir el camino para que la jurisprudencia haya sentado criterios tan sólidos que los tribunales están obligados a cumplir. Los criterios están ya más claros, consolidados y más definidos", explica Alejandro Vega, profesor de Derecho Constitucional.
Entre los casos más numerosos, las relativos a los derechos a la intimidad y la propia imagen. Año 2008: el Tribunal Supremo absuelve a Interviú de una demanda interpuesta por Laura Ponte por difundir unas fotografías de la actriz en topless.
Pero esa doctrina cambió con la denuncia de otra intérprete, Melanie Olivares, también en topless. Tras nueve años de litigios recurrió finalmente al Constitucional, que le dio la razón por no apreciar "interés público" en las fotos y sentó así jurisprudencia.
También lo hicieron decenas de reportajes de investigación. Uno de ellos, sobre la gestión de Francisco José Alcaraz al frente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
El legado de 'Interviú' no han sido sólo pleitos en los tribunales. "'Interviú' luchó constantemente para lograr que esas fuentes estuvieran súper protegidas, siempre preservando el secreto profesional", asegura Nemesio Rodríguez, de la Asociación de la Prensa de Madrid.
Erotismo y periodismo de investigación en una cabecera icónica que deja huérfanos los quioscos, pero que ha sellado su impronta en los tribunales tras 42 años de historia.
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