fotos - EL ENCANTO DE LA PROVENZA,.
Refugio histórico de artistas e intelectuales, la Provenza francesa acoge esta casa de campo del siglo XVIII convertida ahora en un remanso de paz,.
Bellas ciudades y pueblos de ensueño entre bucólicos campos de lavanda
La “Ruta por la
Provenza” invita al viajero a recorrer sin prisas esta seductora región
del sur, a descubrir sus magníficos tesoros romanos, a contemplar sus
bucólicos paisajes de lavanda y viñedos que se extienden hasta donde
alcanza la vista, a deambular por bellas ciudades como Arlés, Nimes y
Aviñón; a descubrir tradiciones únicas en enclaves con encanto como Les
Baux-de-Provence y Saint Rémy de Provence... Este itinerario serpentea
entre infinitos campos sembrados de lavanda que, cuando estallan en
flor, configuran un hipnótico paisaje de intensos tonos lilas y que
impregnan toda la región de un perfume embriagador. Son tierras que al
viajero se le tornan familiares, ya que son los mismos campos y cafés
pintados por Van Gogh, las mismas montañas que inspiraron a Cézanne, la
misma naturaleza que deslumbró a Gauguin, la misma belleza que emocionó a
Picasso... Sumergidos entre los aromáticos y bellos campos de lavanda
te toparás con antiguas iglesias como la abadía de Sénanque y
pintorescas localizaciones como “el pueblo colgado” de Gordes. Los
amantes de la naturaleza encontrarán en el gran Cañon du Verdon y en las
playas de aguas turquesas de Les Calanques su paraíso particular.
Descubre los principales puntos de interés de la Provenza, degusta su
deliciosa gastronomía y excelentes vinos en sus mercados tradicionales y
agradables terrazas, y participa de su tranquilo y genuino estilo de
vida donde miles de detalles giran en torno a la lavanda.
ESTO NO ES SIRIA, foto.
Siria (en árabe: سوريا Sūriyā), oficialmente República Árabe Siria7 (en árabe: الجمهوريّة العربيّة السّوريّة Al-Ŷumhūriyya Al-`Arabiyya As-Sūriyya) es un país soberano del Oriente Próximo,8 en la costa oriental mediterránea,9 cuya forma de gobierno es la república unitaria semipresidencialista, actualmente sumida en la Guerra Civil Siria desde marzo de 2011.10 Comparte fronteras con Turquía por el norte, con Irak por el este, con Israel, Jordania y el mar de Galilea al sur, y con Líbano y el mar Mediterráneo por el oeste, pudiéndose ver desde sus costas a lo lejos la isla de Chipre.11 Siria es miembro de la Organización de las Naciones Unidas desde su fundación.12
Siria posee una población de 22,85 millones de habitantes, la mayoría de los cuales hablan árabe y profesan la religión islámica, siendo el sunní el grupo mayoritario. Entre los musulmanes no sunnitas en Siria están los alauitas y chiitas. Además, existen minorías de las etnias asiria, armenia, turca y kurda junto a miles de refugiados palestinos.
Después de la Primera Guerra Mundial, el Estado moderno sirio emergió como un Mandato francés y representó el Estado árabe más grande que emergía del Levante tras el fin del dominio otomano. El 24 de octubre de 1945 obtuvo su independencia y se convirtió en una república parlamentaria, aunque las tropas francesas no se retiraron del todo hasta abril de 1946. Los siguientes años fueron muy tumultuosos, con consecutivos golpes de Estado e intentos de golpes fallidos entre 1949 y 1963. Entre 1958 y 1961 el país formó con Egipto la República Árabe Unida, pero su existencia efímera terminó con el golpe de Estado de Siria de 1961. Después del Referéndum constitucional de Siria de 1961, se constituyó la República Árabe de Siria aunque hasta el golpe de 1963 el país se mantuvo en la inestabilidad. Desde el 8 de marzo de 1963 hasta el 17 de marzo de 2011,13 el Partido Baath Árabe Socialista – Región Siria gobernó el país bajo la declaratoria de estado de emergencia y desde 1970 la presidencia de Siria ha sido ejercida por miembros de la familia Asad, el primero el general Hafez al-Asad, jefe de Estado desde 1970 hasta 2000, seguido por su hijo Bashar al-Asad, actual presidente., etc.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MENTES MENTIROSAS,.
foto - MENTES MENTIROSAS,.
La etimología de las palabras esconde sabidurías muy hondas y provechosas. A nadie se le ocurriría meditar que ‘mente’ y ‘mentira’ comparten la misma etimología, pos nuestra orgullosa condición nos induce a creer que nuestra psique es más bien una constante factoría de verdades. Pero el genio del lenguaje nos enseña precisamente lo contrario: nos detecta que lo natural de una psique es urdir mentiras, que lo propiamente mental es la mentira, que quienes se fían de lo que su psique les dicta estarán siempre engañados; o, aún peor, que son embusteros redomados.
Esta enseñanza etimológica nos escandaliza porque somos fatuos hijos de Descartes. «¡Pienso, entonces existo!», decimos llenos de soberbia ególatra; mas en realidad deseamos decir: «¡Pienso, entonces las cosas existen!». Los fatuos hijos de Descartes están persuadidos de que su psique crea las cosas. Pero lo cierto es que las cosas existen independientemente de que nosotros las pensemos e independientemente de lo que nosotros pensemos sobre ellas; y todas las mentiras salidas de nuestra psique no cambian la realidad. Es achaque distintivo del hombre moderno pegarse topetazos con una realidad que su psique había configurado de modo muy distinto: nos tropezamos con leyes que no impiden hacer lo que considerábamos permitido, nos tropezamos con un pasado inamovible que nuestra mentirosa psique había tratado de moldear (o aun fabular), nos tropezamos con las debilidades propias de nuestra naturaleza que nuestra mentirosa psique había disfrazado de fortalezas. «¡Pienso que Cataluña es independiente, entonces nadie puede impedir que esa independencia sea efectiva!», asevera el hombre contemporáneo. Y también: «¡Pienso que en la Guerra Civil hubo un bando de buenos y otro de malos, entonces la Historia no pude pretender lo contrario!». O incluso: «¡Pienso que soy un señor con toda la barba aunque mi cuerpo muestre todos los signos de la feminidad, entonces todo hijo de vecino tiene que darme la razón!». Y así sucesivamente.
Los fatuos hijos de Descartes urden con su mentirosa psique cualquier delirio y piensan orgullosamente que se han hecho una idea clara y cierta de las cosas. Cuando lo cierto es que poseer una «idea clara y cierta» de las cosas suele ser el primer y más delator indicio del error; pos solo los imbéciles poseen iniciativas claras y algunas de las cosas complejas. Nuestra imbécil época, a falta de báculo en el que apoyarse (¡de nuevo las etimologías!), a falta de cosas firmes sobre las que fijarse para poder avanzar, se apoya en espectros, en mentirosas ideaciones, en fatuos idealismos que no poseen otra existencia sino la que les suministra nuestro anhelo (o nuestro «pensamiento deseante», cual afirman los anglosajones). Éste prejuicio idealista que consiste en hacer depender la existencia de las cosas de lo que nosotros pensemos sobre ellas (o sea, en transformar nuestra mentirosa psique en una factoría de verdades infalibles) es una arrogancia delirante que, sin embargo, ha nutrido la filosofía desde Descartes, hasta lograr su culminación siniestra, su hinchazón petulante, en Hegel; y entonces se vulgarizó a través de las ideologías, que son el vómito terminal de aquel idealismo filosófico implementado a la política, que es la ciencia práctica por excelencia. Y desde que éste idealismo imbécil de mentirosas mentes se incautó de la política, la ‘polis’ se transformó en una ínsula quimérica. Con el agravante de que trató de hacer realidad todas sus iniciativas delirantes mediante leyes de obligado acatamiento. Y ¡ay de quien ose rechistar!,.
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