TITULO:
7 DIAS CITAS , SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - ¡ BUENOS DIAS JAVI Y MAR !
- CADENA 100 - CALLEJEROS - Al rincón de pensar - Martes -8- Octubre - Elizabeth Gilbert, las múltiples capas de la feminidad.
¡ BUENOS DIAS JAVI Y MAR ! - CADENA 100 ,.
Lo mejor del programa ¡Buenos días, Javi y Mar! que se emite cada mañana en CADENA 100 de 06:00 a 11:00 y que presentan Javi Nieves y Mar Amate,etc.
Al rincón de pensar - Martes -8- Octubre,.
Al rincón, anteriormente conocido como Al rincón de pensar,
fue un programa de televisión español en el que cada semana dos
personajes de plena actualidad (cantantes, políticos, actores,
deportistas) se someterán a las preguntas Risto Mejide en su particular
rincón. Se emitió los martes a las 00:00 horas en Antena 3., etc.
Elizabeth Gilbert, las múltiples capas de la feminidad
La
autora del 'best seller' 'Come, reza, ama' regresa con un homenaje a la
feminidad, a la libertad y a la sexualidad en los tiempos del #MeToo, foto,.
"Nunca ha habido un mejor momento en la historia para ser mujer que ahora", dice la escritora Elizabeth Gilbert (Connecticut, EEUU, 1969) que presenta Ciudad de mujeres
(Suma de letras), su tercer novela, ambientada en Nueva York de 1940,
una época en la que la libertad de decisión de las mujeres pendía de un
hilo llamado sociedad.
"Muchas historias sobre mujeres en la literatura clásica son como una especie de advertencia para que las mujeres no nos atrevamos.
Mi intención era escribir una novela en la que las protagonistas se
reencontraran con se sexualidad y tuvieran la libertad para decidir
sobre su vida", dice Gilbert.Ciudad de mujeres sigue los pasos de Vivian, una joven de 19 años llena de curiosidad que después de ser expulsada de la universidad emprende un viaje a Nueva York que cambiaría el rumbo de su vida. Enviada por sus padres a vivir en el teatro de su bohemia tía Peg en el centro de la ciudad, Vivian cae de lleno en un mundo colorido y lujurioso que poco se parecía al mundo en el que creció y con la educación privilegiada a la que estaba acostumbrada.
"En la actualidad es más fácil entender que las mujeres tenemos otras inquietudes", dice la autora. La diferencia entre el escenario que construyó para su obra y la época actual, según Gilbert, "es que las mujeres crean movimientos como el #MeToo y más voces se unen, antes eso no pasaba. Antes eran pocas las que tenían una vida independiente y sexualmente libre. Yo soy la primera generación de mi familia en tener absoluto control sobre mi vida. Siempre voy a luchar por eso", menciona.
A los 31 años, Gilbert recién casada y con la mirada puesta en la maternidad, se dio cuenta que su vida perfecta en las afueras de Nueva York no era lo que realmente quería. "No me sentía del todo satisfecha", dice la autora. Buscó distintas formas de escape, se separó y se embarcó en un viaje de autodescubrimiento con tres destinos: Roma, donde aprendió italiano; Bombay, donde cultivó la espiritualidad y visitó un monasterio hindú, que según Gilbert le ayudó en su "trascendencia divina"; y Bali, donde buscó el equilibrio y encontró el amor del brasileño José Nunes, con quien se casó para que pudiera vivir legalmente en EEUU.
Gracias a esta travesía que duró un año, el mundo conoció a Elizabeth Gilbert. Todas sus vivencias las transformó en una novela: Come, reza, ama (2006), una historia que resonó como un mensaje motivacional para todos los desaventurados en cuestiones del amor, logrando vender más de 12 millones de ejemplares. En 2010, el director estadounidense Ryan Murphy llevó la trama al cine con Julia Roberts y Javer Bardem como protagonistas. Recaudó más de 180 millones de euros en todo el mundo y provocó, además, oleadas de turistas que al igual que Gilbert emprendieron la búsqueda de "sí mismos" en los sitios que ella visitó.
"Creo que el mundo es una escuela. Cuando estoy pasando por tiempos difíciles lo mejor para mí es emprender un viaje. Nuestras almas eligen visitar algunos lugares porque esos sitios tienen muchas cosas que podemos aprender que nos harán evolucionar", dice Gilbert. "Todo lo que te sucede se te brinda como una oportunidad para crecer y aprender, y para convertirte en un alma más madura".
Gilbert anunció en 2016 que se separaba de Nunes después de 12 años de relación. Dos meses después, reveló que tenía una relación sentimental con Rayya Elias, su mejor amiga durante la última década, a quien habían diagnosticado cáncer de páncreas e hígado. Gilbert estuvo a su lado para acompañarla a lo largo del tratamiento. Se casaron en junio de 2017 en una ceremonia privada, y como sus votos anunciaron, su matrimonio duró hasta que la muerte las separó el pasado enero.
"Ciudad de mujeres empezó a estar en mi cabeza antes de que Rayya enfermara. Comencé a investigar para aprender todo acerca del maravilloso mundo del teatro y todo acerca del Nueva York de 1940. Luego Rayya enfermó y yo no pude escribir nada más, sólo me dediqué a ciudarla y disfrutarla hasta que murió", cuenta Gilbert.
Dice que la inspiración para continuar su novela llegó poco después de la muerte de su amada "como si recibiera un mensaje del universo que decía que lo mejor que podía hacer era escribir el libro como una especie de homenaje".
¿Aún llora la muerte de Rayya? "Sí. Es terrible que la persona más importante de mi vida, la más importante de este mundo, la persona que no me imaginaba vivir sin ella, ahora esa persona se haya ido. ¿Qué está tratando de enseñarme el universo? Parecería que mi oportunidad es decir que aparentemente puedo vivir sin esta persona, que necesito encontrar dentro de mí todo lo que encontré dentro de ella. Suena trágico porque lo es, pero a la vez es algo emocionante. Sé que parece una palabra extraña pero es casi un desafío. La respuesta parece ser siempre: sí, puedo".
¿A pesar de los momentos difíciles, está enamorada de su vida? "No sólo de la mía, también estoy enamorada de la vida de todos los seres humanos. Pienso que venimos a este mundo por una razón. La vida tiene un propio plan para cada uno, estoy enamorada de eso", concluye Gilbert.
TITULO: LA NOCHE LARGA, MUJERES EN PRIMERA LINEA, - LA CHICA LUNES -7- DOMINGO - 13- Octubre - DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES -8- Octubre -Elsa Pataky ,.
DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES -8-Octubre .
El programa está conducido por la periodista catalana Susanna Griso.
Cada semana visitará la casa de un personaje famoso relevante y
mediante el hilo conductor de la entrevista, irá desgranando la vida de
los famosos. Como novedad la periodista se instalará en las casas de los
invitados durante dos días pasando una noche allí. El martes - 8-Octubre a las 22:40 por antena 3, etc.
LA NOCHE LARGA, MUJERES EN PRIMERA LINEA, - LA CHICA LUNES -7- DOMINGO - 13- Octubre - DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES -8- Octubre -Elsa Pataky:
Elsa Pataky: 'Si estás segura de ti misma, con la edad te sientes más cómoda'
Actriz, directora, madre... ha cumplido todos sus sueños y se siente privilegiada, pero asegura que no olvida la realidad.
A Elsa Pataky, cuando era
pequeña, su familia rumana la llamaba catir, que significa asno, por su
obstinación, una anécdota que ahora recuerda. 'Uno de mis hijos también
es así. Tener esa personalidad complica la vida a los padres, pero cuando crezca será una virtud
y no tendré que preocuparme porque conseguirá lo que se proponga'. Fue
esa cualidad la que la ayudó a construir la vida que quería: una gran
familia, el hogar en medio de la naturaleza que ha formado en Australia
junto a su marido, el actor Chris Hemsworth, y una carrera en la que manda ella y no al revés.
Recién aterrizada tras un larguísimo vuelo, Elsa ya está lista para trabajar. El objetivo es regresar cuanto antes a casa, así que en las poco más de 48 horas que pasará en nuestro país, apenas habrá tiempo para el descanso. Tras la sesión de fotos se pone cómoda con un chándal desparejado, unas zapatillas y una biker de cuero negra. En el asiento de atrás del coche que la lleva al siguiente punto de su apretadísima agenda, charlamos.
Recién aterrizada tras un larguísimo vuelo, Elsa ya está lista para trabajar. El objetivo es regresar cuanto antes a casa, así que en las poco más de 48 horas que pasará en nuestro país, apenas habrá tiempo para el descanso. Tras la sesión de fotos se pone cómoda con un chándal desparejado, unas zapatillas y una biker de cuero negra. En el asiento de atrás del coche que la lleva al siguiente punto de su apretadísima agenda, charlamos.
Mujerhoy: El
nuevo fashion film que ha dirigido y protagonizado para Women’secret se
inspira en el cine negro clásico. ¿Tiene usted algo de femme fatal?
Elsa Pataky: ¡Espero
que sí! Porque siempre es interesante tener algo de misterio. Me
encantan aquellas mujeres de los años 50 con ese glamour.
Mujerhoy: ¿Que una mujer de 41 años sea imagen de una campaña de lencería significa que algo está cambiando?
Elsa Pataky: Esa
es mi ilusión, mostrar a las mujeres que si te cuidas es posible estar
bien, sentirse sensual y gustarse a cualquier edad. Si estás segura de
ti misma, cuanto más madura eres más cómoda te sientes.
Mujerhoy: ¿La lencería es su debilidad?
Elsa Pataky: ¡Sí,
siempre lo ha sido! Desde que era jovencita. Aprovechaba cuando viajaba
a París para encontrar cosas más especiales, porque los franceses han
sido pioneros y eran los que más arriesgaban y los que hacían cosas más
sugerentes y elegantes. Siempre me ha gustado jugar con la lencería
debajo de la ropa y gustarme a mí misma, no por nadie más.
Mujerhoy: ¿Ya pasó esa época de dedicarse a los niños al 100%?
Elsa Pataky: Sí,
poquito a poco estoy buscando proyectos y volviendo al trabajo. Los
peques son un poco mayores y, sí, me apetece volver a lo que ha sido
siempre mi pasión, el cine.
Mujerhoy: Por ejemplo, rodar 'Horse holders' con su marido. ¿Cómo ha sido?
Elsa Pataky: Ha
sido increíble. Dejamos a los niños y nos fuimos a rodar 10 días, así
que ha sido una especie de trabajo-vacaciones. Fue precioso poder
preparar las secuencias juntos, nos hemos divertido mucho, trabajar con
él es como estar en casa.
Mujerhoy: Hollywood está en pie de guerra contra el acoso. ¿Qué opina del caso Harvey Weinstein?
Elsa Pataky: Me
parece increíble que las mujeres por fin tengan voz y las admiro por el
valor de contar algo así. El abuso de poder es algo horrible que se ha
dado no solo en el mundo del cine, sino en todas las profesiones. Que
empiece a haber gente que no tenga miedo de contarlo es avanzar
muchísimo.
Mujerhoy: ¿Le ha pasado algo parecido?
Elsa Pataky: He
vivido momentos en los que he sospechado que la cosa podía ir por ahí,
sí. Tener un físico especial es muy atractivo para este tipo de hombres y
me he visto en situaciones de las que he tenido que salir corriendo. No
tanto como un abuso sexual, pero insinuaciones sí, muchas veces. Pocas
actrices habrá que no se hayan visto en una situación así.Me he visto en situaciones con algún hombre en las que he tenido que salir corriendo."
elsa pataky
Mujerhoy: Hay quien pone en duda alguna acusación por haber callado tanto tiempo.
Elsa Pataky: ¡Típico,
culpar a las mujeres! Es tan injusto. ¡Cómo puedes no ponerte en el
lugar de esas chicas! En el caso de Weisntein, yo creo que todo el mundo
lo ocultaba por miedo, porque era la persona más poderosa de Hollywood.
¿Qué chica de 18 o 20 años se atreve con él? ¿Quién se atreve a
plantarle cara? Es fácil decirlo, pero tienes que tener una gran
seguridad para imponerte a una persona así, para decir no. Yo me he
buscado excusas para salir airosa: 'Me vienen a buscar', 'Está mi novio
esperando'... Aun así, lo haces con dudas y miedo a las represalias,
claro, piensas que no volverás a trabajar en la vida.
Mujerhoy: ¿Es usted optimista con respecto a la igualdad?
Elsa Pataky: Lo
que me hace tener esperanza es que se está hablando, que se puede
avanzar y conseguir cosas, uniéndonos y haciendo mucho ruido. La
industria sigue siendo muy sexista.
Mujerhoy: ¿Vivir en Hollywood no encajaba con la vida familiar?
Elsa Pataky: Los
Ángeles no es un lugar para criar hijos. Todo el mundo vive obsesionado
con el cine. Es un lugar para entregarte en cuerpo y alma a tu carrera,
no para vivir en familia. En España se disfruta de la calle, hay
parques donde un día cualquiera se juntan un montón de niños. Allí no,
es un lugar complicado en el que los niños viven en el coche o en casa.
Puede que esté bien para quien se haya criado allí, pero si tienes otros
referentes acabas huyendo y buscando un entorno más humano, más normal.
Mujerhoy: ¿También buscaban el anonimato?
Elsa Pataky: Allí
sufríamos mucha presión por parte de la prensa y esa es otra de las
razones por las que nos fuimos. No quería que mi hija se acostumbrase a
tener siempre a los fotógrafos delante y a que su vida estuviera en los
periódicos cuando ella no ha decidido ser un personaje público.
Mujerhoy: ¿Cómo recuerda su infancia?
Elsa Pataky: Yo
he sido una niña muy libre, pero estaba aquí, metida en Madrid, y me
recuerdo como una niña de ciudad que no tenía hermanos. Por eso siempre
he perseguido formar una gran familia y vivir en el campo. Me hubiera
gustado que mi infancia fuera como la que le estoy dando a mis hijos.
Aunque quizá cuando crezcan ellos digan lo contrario, que ojalá hubieran
crecido en una ciudad y no perdidos en medio del campo [Risas].
Mujerhoy: ¿Y qué hay español en su granja?
Elsa Pataky: Jamón
y tortilla de patata. También me gusta conservar otras tradiciones,
como la de comer las uvas. En Nochevieja, siempre contacto con alguien
que esté en España y Chris y yo las tomamos juntos cuando suenan las
campanadas. Y en estas fechas echo de menos el roscón de Reyes, que me
vuelve loca y que no se encuentra en ninguna parte.
Mujerhoy: ¿Cómo celebran las fiestas allí?
Elsa Pataky: Allí
es verano, así que son totalmente diferentes. La celebración empieza
con barbacoa en la piscina o en la playa. El espíritu navideño es raro
en ese ambiente. Pero a mí me encanta el calor, así que celebrarlo en
biquini y chanclas me parece maravilloso.
Mujerhoy: ¿Se hace algún propósito?
Elsa Pataky: Sí,
aunque este año todavía no los he pensado. También intento inculcar el
espíritu navideño a los niños, que lo material no sea tan importante
para ellos. No quiero que crezcan con ese hábito de tener, tener y tener
cualquier cosa; quiero hacerles conscientes de que ellos han tenido
mucha suerte. Cuando estás en una situación económica muy buena, tiendes
a olvidarte del resto del mundo y no quiero que eso les suceda; quiero
que valoren el esfuerzo y que sean generosos.TITULO: Viajeros Cuatro - El sueño canario de Sanmao ,.
El Miércoles-2- Octubre - a las 22:45 por La cuatro,fotos,.
El sueño canario de Sanmao,.
La escritora chino-taiwanesa Echo Chen, más conocida como Sanmao, es una best seller –y un icono romántico– en su país; tanto por su vida libre y viajera como por los libros que relatan sus años en España, en los años 70, junto a Jose María Quero, su gran amor, fallecido trágicamente en un accidente. De él –que nunca fue consciente– hizo su muso, convirtiéndole en un personaje literario. El escritor Jorge Carrión traza un retrato literario y emocional de esta autora en una crónica especular y simétrica que reflexiona, en última instancia, sobre la madriguera que está en el origen de todas las historias.
1. “Todo mito es un patrón ornamental, / una
proposición de dos caras / que permite al usuario decir una cosa y
significar otra”, escribió Anne Carson en La belleza del marido.
2. El novelista, el poeta, el cronista: todos llevan puesta, cuando escriben, una o varias máscaras. El escritor ruso Borís Pilniak habló de ello en Un cuento sobre cómo se escriben los cuentos. En él el narrador visita en Japón el templo de la zorra: “Es el dios de la astucia y de la traición: si el espíritu de la zorra penetra en un hombre, la raza de ese hombre queda maldita”.
La protagonista del relato es Sofía Vasilievna, una mujer rusa casada con un hombre japonés, que ha pedido la repatriación. Durante la ocupación nipona de la Rusia oriental, su marido, llamado Tagaki —entonces un oficial del Ejército Imperial—, se alojó en la casa de la joven. Y la sedujo. Cuando la guerra llegó a su fin, se casaron. Ella aterrizó en otro planeta, cuyas reglas no comprendía, cuyas costumbres eran tan raras. Pero estaba enamorada y fue amoldándose a los kimonos, a las reverencias, al arroz y al té, a la espera de la diaria pasión nocturna. Pasaron dos, tres años y comenzaron a llegar visitantes a la casa remota para hacerles fotografías: “Supo entonces que su marido había publicado una novela con enorme éxito”. Pero ella nunca lo había visto escribiendo. Sofía tardó en descubrir que Tagaki había escrito sobre ella con precisión clínica. Se lo reveló un periodista que hablaba ruso: “Puso ante ella no un espejo sino la filosofía de los espejos; ella se vio a sí misma vivir entre las páginas de papel”. Entendió que “toda su vida había sido material de observación, que el marido la había espiado cada momento de su vida”.
3. El espíritu de la zorra penetró en el cuerpo de Sanmao en 1974, cuando vivía en el Sáhara español. Comenzó a publicar entonces en el United Daily News de Taiwán una serie de relatos sobre sus vivencias cotidianas. Llevaba más de una década escribiendo, pero de un modo más bien amateur. Había llegado a El Aaiún unos meses antes de ese mismo año con José María Quero, un joven madrileño que se había especializado en buceo durante el servicio militar. Se casaron allí por amor y por papeles. Firmó su primer texto como “Sanmao” y desde entonces fue fiel a ese pseudónimo, que refiere a un popular personaje de la historieta china, un niño pobre con tres pelos en la cabeza. Una década más tarde, cuando ya se había vuelto famosísima en Asia, se convirtió en la traductora al chino de Mafalda.
Tenía
31 cuando se puso su tercera máscara: la definitiva. Nació el 26 de
marzo de 1943 en Chongqing, China, con la primera, la de Maoping Chen
(todo nombre es un disfraz). Pero creció como lectora en Taipéi, la
capital de Taiwán, adonde su acomodada familia se refugió de la
revolución de Mao. La segunda máscara nació con su llegada a Madrid en
1967: se presentó como Echo Chen. Durante su segunda estancia en la
capital española, se enamoró de José, que era ocho años más joven y a
quien había conocido como muchacho durante su primera visita. Y se
marcharon a El Aaiún. Y nació Sanmao.
Publicó decenas de crónicas o relatos con ese nombre durante los años siguientes. Aunque se enamoró de un profesor alemán —y lo perdió—, y viajó por América Latina, y regresó varias veces a Taiwán —donde acabó suicidándose el 4 de enero de 1991—, la experiencia central de su vida y de su literatura fueron los seis años que pasó con José María en diversos puntos del norte español del continente africano, antes de perderlo también a él en un accidente de buceo. Los describió en miles de líneas, pero son un núcleo oscuro; digamos: una madriguera.
4. Entre Las Palmas de Gran Canaria y el aeropuerto, en el barrio de San Juan del municipio de Telde hay una calle con dos nombres. El antiguo es Baladero y el actual es Bailadero: remite a la fiesta, al carnaval, a las brujas que en esta isla vivieron desde siempre.
5.
Aquí todavía hay mucha gente que la recuerda: Echo, la vecina, la
señora china, la mujer que recogía en la Playa del Hombre esos cantos
rodados que aquí llaman callaos. Mari Carmen Ramos se ha dedicado a
rastrear esos recuerdos y, con la ayuda de los datos que le han ido
proporcionando Diarios del Sáhara, Diarios de Canarias y Diarios de ninguna parte, a medida que eran traducidos y publicados en España, ha diseñado la Ruta Sanmao.
Quedamos en la plaza de San Juan. Pelo rubio y corto, voz musical: “En esta plaza patinó Sanmao por primera vez, porque cuando vino a verla Manolo Álvarez, que era amigo de José María, ella estaba en pleno duelo, y él le preguntó qué le haría ilusión hacer”. La escritora viuda recordó su viejo deseo de patinar sobre ruedas y aquí lo hizo, con patines blancos y los brazos abiertos, repitiendo “¡Soy libre! ¡Soy libre!”.
Me
lo cuenta como si hubiera sido testigo de aquella euforia. Ha
encontrado en la escritora chino-taiwanesa una misión y un alma gemela:
“Las dos somos un poco brujas, hasta le he dedicado una canción, después
te la canto”. La descubrió cuando leyó, hace unos años, que se había
puesto una placa en la casa de Sanmao: “Yo no sabía quién era, y no me
podía creer que una persona de ese nivel había vivido aquí y que yo no
tuviera ni idea”. Entonces empezó a entender por qué había siempre allí
tantos turistas chinos.
La calle Baladero o Bailadero es la entrada de San Juan, un bellísimo puzzle de casas antiguas. Por aquí paseaba Sanmao, cuando estas callejuelas empedradas eran incluso más tranquilas de lo que son ahora. Mientras caminamos varias personas se cruzan con Mari Carmen Ramos, la saludan, conversan con ella. Aunque hablen de burocracia o de salud, bajo un cielo azulísimo, bajo las palabras está nublado.
“Este lugar es conocido como Las Cuatro Esquinas”, me cuenta cuando llegamos al cruce de las calle Carlos E. Navarro, Julián Torón y León y Castillo. El ritual de los sábados de Sanmao incluía pasar un rato leyendo en un banco de la actual casa-museo León y Castillo, porque en este edificio se encontraba la biblioteca: “Venía aquí también al mercado, y allí estaba la oficina de Correos, donde siempre la atendía el señor Antonio; hace tiempo que está jubilado, me ha contado que con los años comenzaron a llegar más y más cartas, a veces tenían que ayudarle a llevar las bolsas hasta su coche”. Le llegaban muchas más, no obstante, al domicilio familiar de Taiwán. Su padre dedicaba tres o cuatro horas diarias a leerlas, ordenarlas, clasificarlas, pegarles etiquetas y hacerles una marca en función de si debían ser contestadas o guardadas. Era su modo de cultivar a distancia y a través de intermediarios su propio amor por su hija: se quemaron en el funeral.
En el Parque de San Juan se ha inaugurado una estatua dedicada a Sanmao, que en lugar de reproducir su larga melena negra o su túnica de sacerdotisa, representa a un niño con tres pelos. A su lado, en un prado, el Jardín de Sanmao dispersa sobre el verde grandes piedras de contorno ovalado, pintadas de color rojo —que es el de la felicidad según la cultura china—, en referencia a su afición por convertir las piedrecitas de la playa en regalos, joyas, buenos deseos.
Antes de subir al coche para visitar la casa y pasear por la playa, Mari Carmen Ramos me explica la tristeza uterina que late en todas las conversaciones de Telde estos días: “Las autoridades tuvieron que suspender las fiestas la semana pasada porque un niño de ocho años se murió atragantado por un perro caliente”.
6. “Muchas estudiantes chinas deciden estudiar español porque han leído a Sanmao y la consideran un modelo de liberación”, me cuenta Inmaculada González Puy, directora del Instituto Cervantes de Pekín (el segundo con más alumnos del mundo). Lectura adolescente, icono romántico y compartido, sinónimo de viaje, de libertad, Sanmao ocupa el lugar en la cultura china que en la nuestra podría pertenecer al Julio Cortázar de Rayuela, pero en clave femenina, política y muchísimo más popular.
Me encuentro en una cena con gente del mundo de la cultura, en el jardín de un restaurante pequinés. La editora Han Xiadzhen, de la editorial oficial 10 de Octubre, le da la razón y añade (traducida simultáneamente por Wang Tianai): “Sanmao remite al centro de la memoria común de nuestra juventud, en aquella época, los años 80, cuando la leíamos, nadie salía de China, de manera que a través de ella pudimos descubrir un mundo distinto, desconocido, no solo España, también Alemania o América Latina, fue un auténtico vendaval de aire fresco para toda una generación, la nuestra; ahora que trabajo en el mundo editorial, por supuesto que veo su obra desde otra perspectiva, está claro que no tiene una gran calidad literaria, pero sigue estando muy viva”.
7. El primer relato que publicó Sanmao sobre su vida española fue Un restaurante en el desierto. La línea inicial es memorable y brutal: “Qué lástima que mi marido sea extranjero”. La segunda lo es todavía más: “Es inevitable que esta forma de referirme a mi esposo suene un poco racista, pero es que, del mismo modo que en cada país la lengua y las costumbres son muy distintas, en nuestro matrimonio muchas cosas han resultado ser diferencias insalvables”. Con ese párrafo les presentó a sus lectores, que a partir de entonces no pararían de multiplicarse, las condiciones de su pacto narrativo. Me he ido a la otra punta del mundo por amor, les dice, pero no voy a contarte mis historias haciendo énfasis en el idilio amoroso, sino a través del conflicto, de la ironía, de la diferencia cultural, de la traducción. Porque, como añade unas líneas después: “No soy feminista, pero no deseaba en absoluto perder mi independencia y libertad, así que me repetía una y otra vez que después de la boda yo seguiría siendo una alma libre, y que, si no, nada de boda”.
Ella es el centro absoluto de ese relato,
que habla de una cena china que José y Sanmao ofrecen al jefe de él y a
su esposa. Se llama a sí misma, divertida, esposa vieja y
“cascarrabias”. Hace que él le diga “mezclas la verdad con la mentira,
eres odiosa”. Y, cuando le revela que los brotes de bambú, salteados con
setas shiitake, que tanto ha elogiado el invitado, son en verdad
pepinillos, él la abraza y le dice que ella es “como aquel mono, aquel
mono que puede transformarse en 72 cosas”. El mítico Sun Wukong o Rey
Mono, un referente del arte de la metamorfosis, que es el del zorro o la
zorra. O viceversa.
Con él acaba Un restaurante en el desierto, el prólogo de todos los cuentos o crónicas posteriores de Sanmao: dirigidos exclusivamente a lectores chinos. Así finaliza ese texto que en realidad no trata de una cena en el desierto ni del exotismo, sino de cómo nace una escritora.
8. Todos los textos de Sanmao, de una docena de páginas, o bien evocan vivencias de su infancia y adolescencia asiáticas y de sus viajes; o bien se ubican en España (el Sáhara, Canarias, Madrid). Los relatos hispánicos son los más astutos. Combinan la creación de personajes redondos con estructuras narrativas y atmósferas exóticas, siempre en tensión con el cuerpo y la voz de la narradora: la boda en el desierto, las costumbres saharauis, excursiones en busca de fósiles o de cementerios, los dolores que sufre Sanmao, la brujería en el Sáhara o en Canarias, hombres y mujeres excéntricos que a menudo se convierten en sus amigos, la familia madrileña.
Querida suegra es el máximo ejemplo de la operación que lleva a cabo la escritora —fragmentariamente,
en crónicas o cuentos que se publicaron durante muchos años— para
convertir en personajes literarios a los miembros reales de su familia política.
En una bruja, en este caso. El texto refiere una visita navideña a la
casa de sus suegros, donde José y ella se alojan durante las fiestas.
Aunque encadena escenas en que la suegra se muestra durísima con Sanmao,
en el momento de la despedida se deshace en lágrimas: “Niña, ¡vuelve
pronto! El desierto es muy duro, y aquí tienes tu casa. Me había
equivocado contigo, pero ahora mamá te quiere”. Y la narradora reconoce
que su suegra era su enemiga solamente en su imaginación, en un giro que
revela que desde el principio importaron mucho menos los hechos, las
realidades, que la estrategia narrativa, la preparación de la sorpresa
final. La moraleja: ella es más bruja que su suegra. Una bruja
encantadora.
7. “Desde pequeña, mi mayor aspiración ha sido poder dedicarme a hurgar en la basura”, dice la primera oración del relato Comprar y vender por todo el mundo. Para nutrirse de variedad y de conflictos, para generar literatura, el escritor debe rebuscar en todas partes. También en el amor y en los vecinos y en los compañeros de trabajo y en la familia, contenedores de vidrio, papel, cartón y residuos orgánicos, fuentes de reciclaje.
En una carta del 3 de junio de 1980 (Diarios de ninguna parte), Sanmao les dice a sus padres que se plantea regresar a Taiwán, pero que se resiste: “Amo demasiado este país y también las islas Canarias. Aunque corre sangre china por mis venas, España es mi amor”. Y enumera a continuación las razones de ese amor: el océano, la naturaleza, el viento, el Sáhara en la orilla de enfrente, la tumba de José en la isla vecina.
También les confiesa que tuvo que llamarles a cobro revertido porque su suegra “tenía miedo de que no me hiciera cargo del gasto y no me dejaba telefonearos”; y que la herencia de su marido, que murió inesperadamente sin dejar testamento, tuvo que dirimirla en los tribunales. Abunda sobre esos problemas en un artículo o crónica o cuento recogido en el mismo libro, Las golondrinas vuelven como cada año, donde reconstruye varias supuestas conversaciones familiares en las que discute sobre la casa y el dinero: ”’¡Las propiedades de José son mías!’, chilló mi suegro con bravuconería, dando un golpe”.
Mucha gente le ha contado a Mari Carmen Ramos que la casa de Sanmao siempre estaba llena de niños. Los cuidaba. Los llevaba a la playa, jugaba con ellos, les enseñaba a pintar piedras. No habla de ellos en sus cuentos. No los menciona ni una sola vez. En esa ausencia tal vez estén el núcleo del misterio, la teoría de la madriguera de la zorra, las razones de la madrastra, el mecanismo secreto de la artesanía del reciclaje (de miserias personales en temas universales).
6. La calima es un viento africano que azota periódicamente el archipiélago canario, recordándole a qué masa continental pertenece con su borrachera de arena del desierto. Los lazos con Marruecos y Argel también son submarinos: el banco de pesca canario-sahariano, que fue internacionalizado en los años 70, hizo del Puerto de la Luz uno de los más importantes del mundo. Aquí la mayoría de la población siente simpatía por la causa saharaui. Cuando en 1975 la Marcha Verde del rey Hassan II invadió el Sáhara Español, la Operación Golondrina evacuó a 20.000 españoles, muchos de ellos canarios.
Entre
los que llegaron aquí estaban Sanmao y José María, quien trabajó en
varios proyectos de las islas, como la ampliación del Puerto de la Luz,
la construcción Complejo Lagos Martíanez en el Puerto de La Cruz, o la
ampliación del Puerto de Santa Cruz de la Palma. Se alojaron entonces en
los Apartamentos Rocamar, que ahora forman parte de la otra Ruta
Sanmao, la de la isla de La Palma, una ruta gemela, una línea de fuga,
una bifurcación más en esta crónica especular y simétrica (un viaje
futuro).
5. En la Casa Perico Júnior de Playa del Hombre, comparto con Mari Carmen Ramos una ración de gofio, otra de papas arrugadas y una tercera de deliciosas “albóndigas Sanmao”, un homenaje a la vecina china que sigue atrayendo autocares de turistas, que vienen para fotografiar la casa donde vivió con José María y para visitar ese parque infantil decorado con murales que ha sido bautizado como Rincón de Sanmao y está frente al restaurante.
A unos pocos centenares de metros se encuentra la casa más importante de las que habitó el matrimonio: una vivienda con jardín, protegida por muros rojizos, por los que se eleva una palmera. Mari Carmen Ramos conoce a los actuales propietarios y ha hablado largamente con la vecina, una de las pocas amigas de la escritora en la isla. En su incesante búsqueda de datos y de historias y de testigos, uno de ellos, Toña, le reveló que Sanmao le había contado que estaba embarazada precisamente en las semanas previas a la muerte de su marido. “Toña, he perdido el niño”, le dijo después del entierro.
En El colgante (de Diarios del Sáhara) narra un confuso episodio anterior, en el Sáhara, en que se entrelaza la brujería con un accidente de coche y con un aborto. Otro. La palabra madriguera remite a matriz, a útero, a refugio en el seno de la madre tierra donde madurar y donde parir y donde criar. En latín matrix significa que tiene una fuerte tendencia a ser madre, que actúa como tal. En nuestra época —la de las películas Matrix—, ese sentido se confunde con el del velo pixelado que altera el código y el adn de la realidad, con la gran mascarada.
Antes de dejarme en el aeropuerto Mari Carmen me canta su canción. Le digo que me alegra mucho que haya encontrado a Sanmao. “Como yo no tengo una historia de amor, le cuento al mundo la suya”, me confiesa. Y me repite que las dos son un poco brujas y que a veces habla con su foto: “Echo, mi niña, ¿tú qué harías en mi caso?, yo le hablo, le pregunto y lo peor es que ella a veces… me contesta”.
4. Entre Las Palmas de Gran Canaria y el aeropuerto, en el barrio de San Juan del municipio de Telde hay una calle con dos nombres. El actual es Bailadero y el antiguo es Baladero: allí las vacas eran separadas de sus carneros y éstos balaban durante noches y días hasta que se les agotaba el duelo.
3. Carmen Quero me cuenta por teléfono que Sanmao encajó muy bien en la familia, porque ellos eran muy viajeros, personas abiertas,
incluso una hermana suya vivía en Colombia, de manera que les pareció
natural que su hermano se enamorara de una mujer china, aunque fuera
mayor que él.
Sabían que Echo escribía y publicaba cuando José María estaba vivo. Pero su hermano se murió sin tener conciencia de que millones de lectores chinos sabían quién era, qué pensaba, cómo hablaba, qué comía, qué le gustaba, dónde vivía, qué hacía, con quién se relacionaba, cómo era su familia. Sin saber que era un personaje literario: “Mi hermano sabía que ella escribía de su vida cotidiana, de su entorno, de sus aventuras, digamos… Pero no sabía que escribía tanto sobre él”.
No supieron que ellos también eran personajes de los libros de Sanmao “hasta que la editorial Rata publicó el primer volumen en español”. Lo único que Carmen Quero había leído de ella, en inglés, fue “un extracto de Cuentos del Sáhara, que Sanmao me pasó mecanografiado, porque se iba a publicar en Reader’s Digest, en que nosotros no aparecíamos, hablamos del año 78 o 79, se tradujo al español y se publicó en Selecciones, por un viaje suyo a Sudamérica, y me encantó, porque a mí me encanta cómo escribe, lo hace con mucha sencillez, hasta un niño puede entenderla”. Allí hablaba de José, de su boda, pero no de la familia Quero.
Desde el principio —prosigue— Sanmao comenzó a alterar la realidad en su literatura. Ella lo dejó claro en los títulos de sus libros. Por eso le parece un error que la editorial haya optado por publicar sus textos en volúmenes titulados Diarios, porque en los originales en chino se deja claro desde la portada que se trata de Cuentos.
Precisamente porque es ficción, relatos inspirados en hechos reales, no acaba de entender que los mencione con sus nombres verdaderos. Y menos aún que hable mal de ellos, porque a su parecer el trato siempre fue cordial y cariñoso, “era una mujer muy generosa, no sé por qué escribió cosas que no son verdad, como todo lo de la herencia: mis padres nunca le pidieron dinero”.
La familia Quero y la familia Chen —Henry y Jenny Chen, responsables de sus derechos, que viajaron acompañados por la amiga de Echo Nancy Chang—, se conocieron en España en mayo de este año. Fue un encuentro muy emocionante. Todos ellos han pasado a la historia gracias a los seis años que sus respectivos hermanos pasaron juntos y a que esos seis años se convirtieron en libros superventas. Los hermanos de Echo entendieron el disgusto de los hermanos de José María y prometieron que en las siguientes ediciones de Diarios de ninguna parte no aparecerán “los párrafos más ofensivos”.
Aunque no comprenda por qué Sanmao publicó aquellos textos, Carmen Quero se ha convertido en una seguidora que archiva todo lo que se publica sobre la escritora chino-taiwanesa: “Yo tengo mi teoría –me dice antes de despedirnos–, yo creo que ella no habla realmente de mi madre, sino de una especie de suma de todas las suegras chinas”.
2. En su novela Zorro, Dubravka Ugrešic parte de Un cuento sobre cómo se escriben los cuentos, de Pilniak, para imaginar una novela arbórea y autobiográfica, recorrida por viejos zorros, zorritos reales y zorras mitológicas. Una auténtica novela sobre cómo se escriben las novelas.
El relato de Pilniak —nos dice la escritora balcánica— pese a los detalles históricos y a la particularidad de la relación entre Tagaki y Sofía, “reproduce en realidad el patrón de los cuentos de hadas: los cuentos sobre un ser misterioso que no es de este mundo” que “secuestra a la novia y se la lleva a un reino lejano más allá de siete montañas o más allá de los siete mares”. A Japón, al Sáhara, a las islas Canarias.
“Y he aquí la paradoja: si el cuento de Pilniak no llevara implícito el patrón de los cuentos de hadas, no sería tan convincente”, afirma Ugrešic. El relato es metaliterario y muy sofisticado, pero su sustrato es absolutamente popular. La historia es única y sin embargo ha ocurrido millones de veces y seguirá ocurriendo. La madre protectora, el hijo enamorado, la bruja. La isla y el desierto.
“El zorro está condenado a la soledad, a una vida lejos de su especie”, leemos en la versión de la cita de Pilniak de la novela de Ugrešic. Hace 30 años, en cambio, el mexicano Sergio Pitol tradujo la palabra en femenino: “¡La zorra es el dios de los escritores!”. Sanmao invirtió el sentido de una relación muy antigua: la de la musa y el poeta, la de la modelo y el artista. José fue su modelo, su musa, en el territorio de la escritura; mientras que en la vida cotidiana ella hacía la compra, cocinaba, cuidaba a los niños de los vecinos. Era al mismo tiempo la zorra y el zorro. O viceversa.
La literatura es siempre carnaval y funeral, bailadero y baladero. El novelista, el poeta, el cronista: todos llevamos puesta, cuando escribimos, una o varias máscaras. Yo mismo: esperando a que Mari Carmen Ramos me revelara por qué se había vuelto una profeta de Sanmao; persiguiendo voces de mujeres vivas para invocar la voz de una mujer muerta; buscando en Carmen Quero no tanto la clave de Sanmao como el clímax de esta crónica.
Para encender una cerilla en el corazón de la madriguera o de la zorrera y atisbar durante unos segundos las sombras del secreto. Dice Pilniak: “Que sean los otros quienes juzguen, no yo. Mi trabajo se reduce a meditar: sobre todas las cosas y, también, en particular, sobre cómo se deben escribir los cuentos”. O las crónicas. O viceversa.
1. Porque, como escribió Anne Carson en La belleza del marido: “Esa es la apariencia de la verdad: en capas y elusiva”.
2. El novelista, el poeta, el cronista: todos llevan puesta, cuando escriben, una o varias máscaras. El escritor ruso Borís Pilniak habló de ello en Un cuento sobre cómo se escriben los cuentos. En él el narrador visita en Japón el templo de la zorra: “Es el dios de la astucia y de la traición: si el espíritu de la zorra penetra en un hombre, la raza de ese hombre queda maldita”.
La protagonista del relato es Sofía Vasilievna, una mujer rusa casada con un hombre japonés, que ha pedido la repatriación. Durante la ocupación nipona de la Rusia oriental, su marido, llamado Tagaki —entonces un oficial del Ejército Imperial—, se alojó en la casa de la joven. Y la sedujo. Cuando la guerra llegó a su fin, se casaron. Ella aterrizó en otro planeta, cuyas reglas no comprendía, cuyas costumbres eran tan raras. Pero estaba enamorada y fue amoldándose a los kimonos, a las reverencias, al arroz y al té, a la espera de la diaria pasión nocturna. Pasaron dos, tres años y comenzaron a llegar visitantes a la casa remota para hacerles fotografías: “Supo entonces que su marido había publicado una novela con enorme éxito”. Pero ella nunca lo había visto escribiendo. Sofía tardó en descubrir que Tagaki había escrito sobre ella con precisión clínica. Se lo reveló un periodista que hablaba ruso: “Puso ante ella no un espejo sino la filosofía de los espejos; ella se vio a sí misma vivir entre las páginas de papel”. Entendió que “toda su vida había sido material de observación, que el marido la había espiado cada momento de su vida”.
3. El espíritu de la zorra penetró en el cuerpo de Sanmao en 1974, cuando vivía en el Sáhara español. Comenzó a publicar entonces en el United Daily News de Taiwán una serie de relatos sobre sus vivencias cotidianas. Llevaba más de una década escribiendo, pero de un modo más bien amateur. Había llegado a El Aaiún unos meses antes de ese mismo año con José María Quero, un joven madrileño que se había especializado en buceo durante el servicio militar. Se casaron allí por amor y por papeles. Firmó su primer texto como “Sanmao” y desde entonces fue fiel a ese pseudónimo, que refiere a un popular personaje de la historieta china, un niño pobre con tres pelos en la cabeza. Una década más tarde, cuando ya se había vuelto famosísima en Asia, se convirtió en la traductora al chino de Mafalda.
En Telde todavía recuerdan a la mujer china que recogía guijarros en la Playa del Hombre.
Publicó decenas de crónicas o relatos con ese nombre durante los años siguientes. Aunque se enamoró de un profesor alemán —y lo perdió—, y viajó por América Latina, y regresó varias veces a Taiwán —donde acabó suicidándose el 4 de enero de 1991—, la experiencia central de su vida y de su literatura fueron los seis años que pasó con José María en diversos puntos del norte español del continente africano, antes de perderlo también a él en un accidente de buceo. Los describió en miles de líneas, pero son un núcleo oscuro; digamos: una madriguera.
4. Entre Las Palmas de Gran Canaria y el aeropuerto, en el barrio de San Juan del municipio de Telde hay una calle con dos nombres. El antiguo es Baladero y el actual es Bailadero: remite a la fiesta, al carnaval, a las brujas que en esta isla vivieron desde siempre.
Quedamos en la plaza de San Juan. Pelo rubio y corto, voz musical: “En esta plaza patinó Sanmao por primera vez, porque cuando vino a verla Manolo Álvarez, que era amigo de José María, ella estaba en pleno duelo, y él le preguntó qué le haría ilusión hacer”. La escritora viuda recordó su viejo deseo de patinar sobre ruedas y aquí lo hizo, con patines blancos y los brazos abiertos, repitiendo “¡Soy libre! ¡Soy libre!”.
No cuenta sus historias en clave romántica, sino a través del conflicto y la ironía.
La calle Baladero o Bailadero es la entrada de San Juan, un bellísimo puzzle de casas antiguas. Por aquí paseaba Sanmao, cuando estas callejuelas empedradas eran incluso más tranquilas de lo que son ahora. Mientras caminamos varias personas se cruzan con Mari Carmen Ramos, la saludan, conversan con ella. Aunque hablen de burocracia o de salud, bajo un cielo azulísimo, bajo las palabras está nublado.
“Este lugar es conocido como Las Cuatro Esquinas”, me cuenta cuando llegamos al cruce de las calle Carlos E. Navarro, Julián Torón y León y Castillo. El ritual de los sábados de Sanmao incluía pasar un rato leyendo en un banco de la actual casa-museo León y Castillo, porque en este edificio se encontraba la biblioteca: “Venía aquí también al mercado, y allí estaba la oficina de Correos, donde siempre la atendía el señor Antonio; hace tiempo que está jubilado, me ha contado que con los años comenzaron a llegar más y más cartas, a veces tenían que ayudarle a llevar las bolsas hasta su coche”. Le llegaban muchas más, no obstante, al domicilio familiar de Taiwán. Su padre dedicaba tres o cuatro horas diarias a leerlas, ordenarlas, clasificarlas, pegarles etiquetas y hacerles una marca en función de si debían ser contestadas o guardadas. Era su modo de cultivar a distancia y a través de intermediarios su propio amor por su hija: se quemaron en el funeral.
En el Parque de San Juan se ha inaugurado una estatua dedicada a Sanmao, que en lugar de reproducir su larga melena negra o su túnica de sacerdotisa, representa a un niño con tres pelos. A su lado, en un prado, el Jardín de Sanmao dispersa sobre el verde grandes piedras de contorno ovalado, pintadas de color rojo —que es el de la felicidad según la cultura china—, en referencia a su afición por convertir las piedrecitas de la playa en regalos, joyas, buenos deseos.
Antes de subir al coche para visitar la casa y pasear por la playa, Mari Carmen Ramos me explica la tristeza uterina que late en todas las conversaciones de Telde estos días: “Las autoridades tuvieron que suspender las fiestas la semana pasada porque un niño de ocho años se murió atragantado por un perro caliente”.
6. “Muchas estudiantes chinas deciden estudiar español porque han leído a Sanmao y la consideran un modelo de liberación”, me cuenta Inmaculada González Puy, directora del Instituto Cervantes de Pekín (el segundo con más alumnos del mundo). Lectura adolescente, icono romántico y compartido, sinónimo de viaje, de libertad, Sanmao ocupa el lugar en la cultura china que en la nuestra podría pertenecer al Julio Cortázar de Rayuela, pero en clave femenina, política y muchísimo más popular.
Me encuentro en una cena con gente del mundo de la cultura, en el jardín de un restaurante pequinés. La editora Han Xiadzhen, de la editorial oficial 10 de Octubre, le da la razón y añade (traducida simultáneamente por Wang Tianai): “Sanmao remite al centro de la memoria común de nuestra juventud, en aquella época, los años 80, cuando la leíamos, nadie salía de China, de manera que a través de ella pudimos descubrir un mundo distinto, desconocido, no solo España, también Alemania o América Latina, fue un auténtico vendaval de aire fresco para toda una generación, la nuestra; ahora que trabajo en el mundo editorial, por supuesto que veo su obra desde otra perspectiva, está claro que no tiene una gran calidad literaria, pero sigue estando muy viva”.
7. El primer relato que publicó Sanmao sobre su vida española fue Un restaurante en el desierto. La línea inicial es memorable y brutal: “Qué lástima que mi marido sea extranjero”. La segunda lo es todavía más: “Es inevitable que esta forma de referirme a mi esposo suene un poco racista, pero es que, del mismo modo que en cada país la lengua y las costumbres son muy distintas, en nuestro matrimonio muchas cosas han resultado ser diferencias insalvables”. Con ese párrafo les presentó a sus lectores, que a partir de entonces no pararían de multiplicarse, las condiciones de su pacto narrativo. Me he ido a la otra punta del mundo por amor, les dice, pero no voy a contarte mis historias haciendo énfasis en el idilio amoroso, sino a través del conflicto, de la ironía, de la diferencia cultural, de la traducción. Porque, como añade unas líneas después: “No soy feminista, pero no deseaba en absoluto perder mi independencia y libertad, así que me repetía una y otra vez que después de la boda yo seguiría siendo una alma libre, y que, si no, nada de boda”.
Con él acaba Un restaurante en el desierto, el prólogo de todos los cuentos o crónicas posteriores de Sanmao: dirigidos exclusivamente a lectores chinos. Así finaliza ese texto que en realidad no trata de una cena en el desierto ni del exotismo, sino de cómo nace una escritora.
8. Todos los textos de Sanmao, de una docena de páginas, o bien evocan vivencias de su infancia y adolescencia asiáticas y de sus viajes; o bien se ubican en España (el Sáhara, Canarias, Madrid). Los relatos hispánicos son los más astutos. Combinan la creación de personajes redondos con estructuras narrativas y atmósferas exóticas, siempre en tensión con el cuerpo y la voz de la narradora: la boda en el desierto, las costumbres saharauis, excursiones en busca de fósiles o de cementerios, los dolores que sufre Sanmao, la brujería en el Sáhara o en Canarias, hombres y mujeres excéntricos que a menudo se convierten en sus amigos, la familia madrileña.
La calima es un viento que azota el archipiélago canario con su borrachera de arena del desierto.
7. “Desde pequeña, mi mayor aspiración ha sido poder dedicarme a hurgar en la basura”, dice la primera oración del relato Comprar y vender por todo el mundo. Para nutrirse de variedad y de conflictos, para generar literatura, el escritor debe rebuscar en todas partes. También en el amor y en los vecinos y en los compañeros de trabajo y en la familia, contenedores de vidrio, papel, cartón y residuos orgánicos, fuentes de reciclaje.
En una carta del 3 de junio de 1980 (Diarios de ninguna parte), Sanmao les dice a sus padres que se plantea regresar a Taiwán, pero que se resiste: “Amo demasiado este país y también las islas Canarias. Aunque corre sangre china por mis venas, España es mi amor”. Y enumera a continuación las razones de ese amor: el océano, la naturaleza, el viento, el Sáhara en la orilla de enfrente, la tumba de José en la isla vecina.
También les confiesa que tuvo que llamarles a cobro revertido porque su suegra “tenía miedo de que no me hiciera cargo del gasto y no me dejaba telefonearos”; y que la herencia de su marido, que murió inesperadamente sin dejar testamento, tuvo que dirimirla en los tribunales. Abunda sobre esos problemas en un artículo o crónica o cuento recogido en el mismo libro, Las golondrinas vuelven como cada año, donde reconstruye varias supuestas conversaciones familiares en las que discute sobre la casa y el dinero: ”’¡Las propiedades de José son mías!’, chilló mi suegro con bravuconería, dando un golpe”.
Mucha gente le ha contado a Mari Carmen Ramos que la casa de Sanmao siempre estaba llena de niños. Los cuidaba. Los llevaba a la playa, jugaba con ellos, les enseñaba a pintar piedras. No habla de ellos en sus cuentos. No los menciona ni una sola vez. En esa ausencia tal vez estén el núcleo del misterio, la teoría de la madriguera de la zorra, las razones de la madrastra, el mecanismo secreto de la artesanía del reciclaje (de miserias personales en temas universales).
6. La calima es un viento africano que azota periódicamente el archipiélago canario, recordándole a qué masa continental pertenece con su borrachera de arena del desierto. Los lazos con Marruecos y Argel también son submarinos: el banco de pesca canario-sahariano, que fue internacionalizado en los años 70, hizo del Puerto de la Luz uno de los más importantes del mundo. Aquí la mayoría de la población siente simpatía por la causa saharaui. Cuando en 1975 la Marcha Verde del rey Hassan II invadió el Sáhara Español, la Operación Golondrina evacuó a 20.000 españoles, muchos de ellos canarios.
5. En la Casa Perico Júnior de Playa del Hombre, comparto con Mari Carmen Ramos una ración de gofio, otra de papas arrugadas y una tercera de deliciosas “albóndigas Sanmao”, un homenaje a la vecina china que sigue atrayendo autocares de turistas, que vienen para fotografiar la casa donde vivió con José María y para visitar ese parque infantil decorado con murales que ha sido bautizado como Rincón de Sanmao y está frente al restaurante.
A unos pocos centenares de metros se encuentra la casa más importante de las que habitó el matrimonio: una vivienda con jardín, protegida por muros rojizos, por los que se eleva una palmera. Mari Carmen Ramos conoce a los actuales propietarios y ha hablado largamente con la vecina, una de las pocas amigas de la escritora en la isla. En su incesante búsqueda de datos y de historias y de testigos, uno de ellos, Toña, le reveló que Sanmao le había contado que estaba embarazada precisamente en las semanas previas a la muerte de su marido. “Toña, he perdido el niño”, le dijo después del entierro.
En El colgante (de Diarios del Sáhara) narra un confuso episodio anterior, en el Sáhara, en que se entrelaza la brujería con un accidente de coche y con un aborto. Otro. La palabra madriguera remite a matriz, a útero, a refugio en el seno de la madre tierra donde madurar y donde parir y donde criar. En latín matrix significa que tiene una fuerte tendencia a ser madre, que actúa como tal. En nuestra época —la de las películas Matrix—, ese sentido se confunde con el del velo pixelado que altera el código y el adn de la realidad, con la gran mascarada.
Antes de dejarme en el aeropuerto Mari Carmen me canta su canción. Le digo que me alegra mucho que haya encontrado a Sanmao. “Como yo no tengo una historia de amor, le cuento al mundo la suya”, me confiesa. Y me repite que las dos son un poco brujas y que a veces habla con su foto: “Echo, mi niña, ¿tú qué harías en mi caso?, yo le hablo, le pregunto y lo peor es que ella a veces… me contesta”.
4. Entre Las Palmas de Gran Canaria y el aeropuerto, en el barrio de San Juan del municipio de Telde hay una calle con dos nombres. El actual es Bailadero y el antiguo es Baladero: allí las vacas eran separadas de sus carneros y éstos balaban durante noches y días hasta que se les agotaba el duelo.
Ella invirtió el sentido de una relación antigua: la de la musa y el poeta, la de la modelo y el artista.
Sabían que Echo escribía y publicaba cuando José María estaba vivo. Pero su hermano se murió sin tener conciencia de que millones de lectores chinos sabían quién era, qué pensaba, cómo hablaba, qué comía, qué le gustaba, dónde vivía, qué hacía, con quién se relacionaba, cómo era su familia. Sin saber que era un personaje literario: “Mi hermano sabía que ella escribía de su vida cotidiana, de su entorno, de sus aventuras, digamos… Pero no sabía que escribía tanto sobre él”.
No supieron que ellos también eran personajes de los libros de Sanmao “hasta que la editorial Rata publicó el primer volumen en español”. Lo único que Carmen Quero había leído de ella, en inglés, fue “un extracto de Cuentos del Sáhara, que Sanmao me pasó mecanografiado, porque se iba a publicar en Reader’s Digest, en que nosotros no aparecíamos, hablamos del año 78 o 79, se tradujo al español y se publicó en Selecciones, por un viaje suyo a Sudamérica, y me encantó, porque a mí me encanta cómo escribe, lo hace con mucha sencillez, hasta un niño puede entenderla”. Allí hablaba de José, de su boda, pero no de la familia Quero.
Desde el principio —prosigue— Sanmao comenzó a alterar la realidad en su literatura. Ella lo dejó claro en los títulos de sus libros. Por eso le parece un error que la editorial haya optado por publicar sus textos en volúmenes titulados Diarios, porque en los originales en chino se deja claro desde la portada que se trata de Cuentos.
Precisamente porque es ficción, relatos inspirados en hechos reales, no acaba de entender que los mencione con sus nombres verdaderos. Y menos aún que hable mal de ellos, porque a su parecer el trato siempre fue cordial y cariñoso, “era una mujer muy generosa, no sé por qué escribió cosas que no son verdad, como todo lo de la herencia: mis padres nunca le pidieron dinero”.
La familia Quero y la familia Chen —Henry y Jenny Chen, responsables de sus derechos, que viajaron acompañados por la amiga de Echo Nancy Chang—, se conocieron en España en mayo de este año. Fue un encuentro muy emocionante. Todos ellos han pasado a la historia gracias a los seis años que sus respectivos hermanos pasaron juntos y a que esos seis años se convirtieron en libros superventas. Los hermanos de Echo entendieron el disgusto de los hermanos de José María y prometieron que en las siguientes ediciones de Diarios de ninguna parte no aparecerán “los párrafos más ofensivos”.
Aunque no comprenda por qué Sanmao publicó aquellos textos, Carmen Quero se ha convertido en una seguidora que archiva todo lo que se publica sobre la escritora chino-taiwanesa: “Yo tengo mi teoría –me dice antes de despedirnos–, yo creo que ella no habla realmente de mi madre, sino de una especie de suma de todas las suegras chinas”.
2. En su novela Zorro, Dubravka Ugrešic parte de Un cuento sobre cómo se escriben los cuentos, de Pilniak, para imaginar una novela arbórea y autobiográfica, recorrida por viejos zorros, zorritos reales y zorras mitológicas. Una auténtica novela sobre cómo se escriben las novelas.
El relato de Pilniak —nos dice la escritora balcánica— pese a los detalles históricos y a la particularidad de la relación entre Tagaki y Sofía, “reproduce en realidad el patrón de los cuentos de hadas: los cuentos sobre un ser misterioso que no es de este mundo” que “secuestra a la novia y se la lleva a un reino lejano más allá de siete montañas o más allá de los siete mares”. A Japón, al Sáhara, a las islas Canarias.
“Y he aquí la paradoja: si el cuento de Pilniak no llevara implícito el patrón de los cuentos de hadas, no sería tan convincente”, afirma Ugrešic. El relato es metaliterario y muy sofisticado, pero su sustrato es absolutamente popular. La historia es única y sin embargo ha ocurrido millones de veces y seguirá ocurriendo. La madre protectora, el hijo enamorado, la bruja. La isla y el desierto.
“El zorro está condenado a la soledad, a una vida lejos de su especie”, leemos en la versión de la cita de Pilniak de la novela de Ugrešic. Hace 30 años, en cambio, el mexicano Sergio Pitol tradujo la palabra en femenino: “¡La zorra es el dios de los escritores!”. Sanmao invirtió el sentido de una relación muy antigua: la de la musa y el poeta, la de la modelo y el artista. José fue su modelo, su musa, en el territorio de la escritura; mientras que en la vida cotidiana ella hacía la compra, cocinaba, cuidaba a los niños de los vecinos. Era al mismo tiempo la zorra y el zorro. O viceversa.
La literatura es siempre carnaval y funeral, bailadero y baladero. El novelista, el poeta, el cronista: todos llevamos puesta, cuando escribimos, una o varias máscaras. Yo mismo: esperando a que Mari Carmen Ramos me revelara por qué se había vuelto una profeta de Sanmao; persiguiendo voces de mujeres vivas para invocar la voz de una mujer muerta; buscando en Carmen Quero no tanto la clave de Sanmao como el clímax de esta crónica.
Para encender una cerilla en el corazón de la madriguera o de la zorrera y atisbar durante unos segundos las sombras del secreto. Dice Pilniak: “Que sean los otros quienes juzguen, no yo. Mi trabajo se reduce a meditar: sobre todas las cosas y, también, en particular, sobre cómo se deben escribir los cuentos”. O las crónicas. O viceversa.
1. Porque, como escribió Anne Carson en La belleza del marido: “Esa es la apariencia de la verdad: en capas y elusiva”.
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