domingo, 13 de diciembre de 2020

Domingo -20- Diciembre - LIARLA PARDO - María Jiménez ,./ ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Michigan ,. / Donde viajan dos - Las diez «reglas de oro» para llevar a los niños al colegio en coche ,. / Escala humana - Laberínticos ,. Miercoles -16- Diciembre . / LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - ¿Por qué nos gusta tanto poner motes?,.

 

 TITULO: Domingo -20- Diciembre   LIARLA PARDO  - María Jiménez    ,.

El domingo -20- Diciembre   a las 18:00 por La Sexta, foto,.

  María Jiménez ,.

María Jiménez: "¿Quién coño se ha inventado que puedas ir en el tren con un vagón lleno y no se pueda ir al teatro?",.

La cantante ha dicho que quiere saber "a qué cabeza pensadora" se le ha ocurrido que "en los trenes las personas puedan ir pegadas unas a otras y en los aviones se vaya como sardinas en lata", mientras hay grandes restricciones en la cultura. 

 María Jiménez: "La vacuna que se la pongan primero los políticos"

María Jiménez se ha mostrado indignada con el hecho de que la gente pueda ir en el tren o en el avión "como sardinas en lata", pero que al mismo tiempo haya grandes restricciones en la cultura. "Si vas en el tren con un vagón lleno pegado a otras personas, el de enfrente durmiendo pegando ronquidos, por mucha mascarilla que lleve, esos aires salen. ¿Y no se puede ir al teatro?", ha manifestado la cantante.

Para Jiménez, lo mismo ocurre en los aviones, donde la gente va "pegada como sardinas". "¿Y no se puede ir al teatro? ¿Eso quién coño se lo ha inventado? Que vengan y me lo cuenten. A ver qué cabeza pensadora ha decidido eso, porque me sobra mucha gente", ha expresado.

 

TITULO:  ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Michigan,.

 Españoles en el mundo - Michigan - RTVE.es

Españoles en el mundo - Michigan,.


foto / Españoles en el mundo viaja a Michigan el primer destino turístico en el medio oeste estadounidense. De la mano de cinco españoles conoceremos este ciudad bañada por las agua de cuatro de los cinco grandes lagos.

 

TITULO:  Donde viajan dos - Las diez «reglas de oro» para llevar a los niños al colegio en coche,.

 

Las diez «reglas de oro» para llevar a los niños al colegio en coche,.

Dos terceras partes de los pequeños no viajan de forma correcta y segura cuando van en coche, y no solo se trata de casos en los que no usan la silla obligatoria, sino de otros errores que pueden tener graves consecuencias en caso de accidente,.

Las diez «reglas de oro» para llevar a los niños al colegio en coche

foto / Tras el verano llega la vuelta al cole, este año más atípica de lo normal. Además de la compra de libros, uniformes, material escolar o la necesidad de adaptarse a los horarios, conviene no olvidarse de la seguridad a la hora de preparar los desplazamientos en coche hasta los centros escolares, además de recodar el uso obligatorio de la mascarilla y unas medidas mínimas de higiene para evitar contagios.

Y es que dos terceras partes de los pequeños no viajan de forma correcta y segura cuando van en coche, según la organización británica Child Seat Safety. No se trata solo de casos en los que no usan la silla obligatoria, sino de otros errores que también pueden tener graves consecuencias en caso de accidente. Por ejemplo, este estudio asegura que la mayoría usa sistemas de retención inapropiados o asegurados de forma incorrecta. En juego, una reducción del 75% del riesgo de muerte y del 90% del de lesiones, según la Dirección General de Tráfico (DGT) español.

En cualquiera de los casos, existen «diez reglas de oro» para llevar a los niños al colegio en coche minimizando los riesgos:

1. La sillita, homologada y según altura y peso: No solo es la edad la que determina qué tipo se debe usar, sino su peso y medida. Según Javier Luzón, responsable del departamento de Desarrollo de la Seguridad en el Vehículo de Seat, «es sumamente importante que se use la sillita del grupo adecuado, porque el diseño de cada uno responde a unas necesidades específicas de protección del cuerpo de los pequeños». Hay que tener cuidado, por otro lado, con las sillitas heredadas, de segunda mano, porque tras un largo periodo de tiempo los materiales tienden a deteriorarse y puede que no garanticen la protección original. Tras un accidente, también hay que sustituirlas.

2. En los asientos traseros siempre: «Son los más seguros con diferencia. Por eso es dónde siempre deben viajar los niños» insiste Javier Luzón. Aunque el asiento del copiloto está habilitado para colocar sistemas de retención infantil, sólo está recomendado usarlo en ocasiones muy excepcionales, por ejemplo, cuando los de atrás ya están ocupados por otras criaturas. En estos casos, hay que desconectar el airbag.

3. Asegurar el correcto anclaje: Es importante leer detenidamente las instrucciones de la silla para instalarla correctamente y, después comprobar en cada viaje que está bien fijada. El método más sencillo y cómodo es el Isofix. Si el modo de anclaje es con el cinturón de seguridad, «debemos cerciorarnos de que pasamos correctamente la cinta por los puntos que indica el fabricante» explica Javier Luzón.

4. El arnés bien tensado: A menudo los pequeños lo llevan demasiado holgado, con lo que hasta pueden sacar los brazos, algo que podría tener graves consecuencias en caso de colisión. Los arneses deben ir tensados y lo más ajustados posible a su cuerpo. Un truco es intentar pellizcar la cinta. Si se puede, se deben ajustar un poco más.

5. Sentido inverso a la marcha el máximo tiempo posible: «En caso de colisión frontal, el cuello de un bebé no está preparado para soportar el peso de su cabeza impulsada hacia delante» explica Luzón, por eso las sillas de los grupos 0 y 0+ están diseñadas para colocarse sólo a contramarcha. Es obligatorio alargar esta posición como mínimo hasta los 15 meses, y es posible hasta los 1'05 m de altura, según lo prescrito por la normativa ECE R129.

6. No descuidar los trayectos cortos: Los desplazamientos de casa al colegio acumulan el mayor número de conductas de riesgo. Según el Real Automóvil Club de España, el 37% de los conductores reconoce haberlos llevado en alguna ocasión sin sillita. Otros dejan que los más mayores se abrochen solos, sin comprobar si lo han hecho correctamente.

7. Abrigos y mochilas fuera: En los viajes de pocos minutos, a menudo se deja a los pequeños con el abrigo puesto o incluso con la mochila escolar a la espalda. Son elementos que aumentan la holgura entre el cinturón y el cuerpo del niño, y pueden dificultar el buen funcionamiento del arnés. Y aunque sea para pocos kilómetros, «nunca se debe olvidar que la seguridad es clave desde el primer metro», recuerda Luzón.

8. Todo al maletero: Equipaje y objetos en los asientos o en la bandeja trasera pueden convertirse en proyectiles en caso de un frenazo o colisión.

9. Predicar con el ejemplo: La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es un requisito indispensable para la educación, también en seguridad vial. El cinturón es obligatorio para todos y los niños imitarán la conducta de los padres, porque el ejemplo vale más que mil palabras.

10. En caso de accidente: Siempre que sea posible, hay que sacar a los pequeños de un coche siniestrado en su silla. Salvo riesgos inminentes, nunca hacerlo en brazos ya que se les podría provocar una lesión grave.

 

TITULO : Escala humana - Laberínticos , Miercoles -16- Diciembre,.
 

El Miercoles -16- Diciembre  a las 21:00 por La 2, foto,.

 Escala humana - Laberínticos - RTVE.es

Escala humana - Laberínticos,.

A veces, los arquitectos dibujan proyectos que parecen sueños imposibles. Y a veces, esos dibujos se materializan. En este capítulo veremos algunos de esos proyectos que parecen una locura hasta que el sueño de sus creadores se convierte en una realidad para el disfrute de todos.

 

TÍTULO: LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea  - ¿Por qué nos gusta tanto poner motes?  ,.

LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - ¿Por qué nos gusta tanto poner motes? ,.   . , fotos,.

 Este miércoles -16- Diciembre  a las 22.45, Antena 3,.

 

¿Por qué nos gusta tanto poner motes?,.

La costumbre de nombrarnos con apodos viene de lejos. Suelen asignarse con cariño, pero es fácil caer en el insulto,.

¿Por qué nos gusta tanto poner motes?

Ángela Duce es una madrileña de 81 años residente en Alicante, pero pocos la conocen como tal. Desde que nació, la última de nueve hermanos, a su abuela paterna se le ocurrió apodarla 'Pitusina' (dicho de un niño pequeño, gracioso o lindo, según la Real Academia Española). Con los años, el sobrenombre derivó en 'Pitu', y hasta hoy. «Mi madre también se llamaba Ángela y a mi abuela, que no tenía buena relación con ella, imagino que no le gustó nada que me pusieran su nombre, así que decidió llamarme de otra forma, y así es como me llaman todavía mis primos, mis sobrinos y mis amigas de toda la vida, aunque mis padres y algunos de mis hermanos nunca me llamaron así, sino Angelina o Angelita», cuenta ella. Lo más curioso es que su primogénita, otra Ángela, también tiene un sobrenombre, 'Geli'. La única Ángela de esta familia a la que siempre han llamado por su nombre es a su nieta.

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Algo similar le ocurrió a Nieves Guitián, de 82 años, a quien prácticamente todo el mundo conoce como 'Mimí'. «Durante años en mi familia me llamaron 'Mimos', de mimosa, pero como a mis padres les costó mucho tener hijos y cuando nací en mi casa también vivían mis abuelas y algunas de mis tías, puede que más que mimosa fuese una mimada», dice entre risas. «En el trabajo también me llamaron 'Mimí' durante años, y cuando me decían Nieves se me hacía raro, porque para mí Nieves es mi hija». Su hermana María Luisa, dos años más joven, también tiene un apodo. «Cuando era muy pequeña le encantaba la coca catalana y a mi padre siempre le regalaban varias bandejas de este dulce por las fiestas de San Juan, así que ella se pasaba el tiempo pidiendo ¡coca, coca! y, al final se quedó con ese mote», rememora.

Como estas hay miles de historias, casi tantas como personas en el mundo, pues la costumbre de apodarnos unos a otros tiene una tradición más extensa de lo que podemos llegar a imaginar. Apareció como vehículo de distinción entre individuos y una de las primeras referencias que se manejan es la del escritor y militar romano del siglo I, Cayo Plinio, al que se conocía como Plinio 'El Viejo' para diferenciarlo de su sobrino Plinio 'El Joven'. De la misma época fue el emperador romano Calígula, que realmente se llamaba Cayo Julio César Augusto Germánico, aunque nadie lo reconoce como tal. Su mote proviene de 'caliga', que era un tipo de calzado de la época que él usaba desde pequeño. De hecho, ¡hasta Jesucristo tuvo un mote! 'El Nazareno', por ser procedente de Nazaret. Otros de sus apodos fueron: 'Rey de los Judíos', 'Cordero de Dios' o 'Cristo'.

Ciertamente, el afán por distinguir a unas personas de otras, ya sea por su apellido, sus características físicas, un acontecimiento determinado de su vida, su origen o su oficio, no entiende de épocas, pero tampoco de clases sociales. No hay más que echarle un vistazo a la realeza española: Isabel 'La Católica', Felipe 'El Hermoso', Juana 'La Loca', Fernando X 'El Sabio'. Pero no solo los monarcas, incluso las divinidades adquieren otros títulos, como Dios, que también es conocido en las Sagradas Escrituras como 'El Creador', 'Padre Eterno' o 'El Todopoderoso'.

En el lado opuesto encontramos motes hasta para objetos tangibles, como la peseta o 'rubia' que, además, tenía apodos para cada una de sus monedas –'perra chica' y 'perra gorda' para las de 5 y 10 céntimos y 'duro' para la de cinco pesetas, por ejemplo– y algunos de sus billetes –'talego' para el de 1.000 pesetas o 'boniato' para el de 5.000, por su color. ¿Y a la Constitución de 1812 cómo la llamamos? ¡'La Pepa'!

Cristina Leal

La tradición está especialmente asentada en los pueblos. De hecho, en 2018 una joven llamada Silvia publicó en Twitter algunos motes de los habitantes de su pueblo y su tuit se viralizó, pues miles de tuiteros se lanzaron a recuperar los suyos. 'Espantanubes', 'Pocapicha', 'Buscarruinas', 'Pocamecha', 'el tío Lobito', 'el tío Tachuela', 'la Limahuevos', 'Saltacharcos', 'el Ojostiesos', 'la Casiguapa' o 'las Malpeinadas' fueron algunos de los que salieron a relucir.

Antonio Martín Rubio, habitante de La Guardia, un pueblo de Toledo, nos explica que, como en los pueblos se conoce todo el mundo y muchos se llaman igual, los motes se llevan usando cientos de años para diferenciar a unos de otros. «Lo más común es que el apodo surja de forma imprevista, por guasa, y generalmente sin mala índole», asegura. «Por ejemplo, a uno de mis abuelos le llamaban 'Trabanca', porque era tan fuerte como dicha mesa; a mi abuela 'Botija' por bajita, otro era Pepe 'Calero' porque trabajaba con la cal, el 'Zamorano' procedía de Zamora, el 'Bocatiro' porque se pegó un tiro en la barbilla limpiando la escopeta y 'Trump' por el tamaño de su cabeza. ¡Aquí vienes y te bautizamos rápido! Tenemos tantos motes como habitantes, o más».

Otros motes de pueblo

'Matacabras'
«Se lo pusieron a un hombre de Rapariegos (Segovia) que tenía una cabra que siempre se subía al tejado y terminó pegándole un tiro», cuenta Mayte Martín, una vecina del pueblo.
Pepe 'Calcula'
Era un hombre del mismo pueblo que se pasaba el día calculando cuánto iban a dar las cosechas.
'Tajailla'
Procedente también de Rapariegos este hombre que recibió su mote de joven, porque era muy delgado.
'Botija'
Se lo pusieron en la Guardia a la abuela del entrevistado Antonio Martín Rubio por lo bajita que era.
'Tiní'
A su abuelo, en cambio, le bautizaron así por el ruido que hacía la campanilla que siempre llevaba colgando del pantalón.
Juan 'Semanero'
Era un comerciante de telas procedente de Jaén al que bautizaron así en La Guardia porque iba a vender al pueblo una vez a la semana.
'Bocatiro'
También en Toledo hay un hombre que se pegó un tiro en la barbilla limpiando la escopeta. De ahí su apodo.

Sin faltar al respeto

Un ámbito donde los apodos también son frecuentes es el colegio. «A mí entre los 13 y los 16 años me llamaban 'Cuervo' y 'Pinocho' por el tamaño de mi nariz», cuenta la madrileña de 25 años Clara Rivas. «Ahora me hace gracia, pero en su momento me hizo sentir fatal. Con las inseguridades que tienes cuando eres adolescente, que exalten tus defectos no es nada agradable. Aun así, no puedo quejarme, había otros con motes mucho peores. A uno, por ejemplo, le cempezaron a llamar 'zurraspa' tras una anécdota desagradable que hubo en un campamento».

El problema es que cuando el término que empleamos para referirnos a otros es despectivo deja de ser un mote y se convierte en un insulto, sea cual sea nuestra edad. Así lo considera María Victoria Sánchez, psicóloga clínica en Grupo Laberinto y profesora sobre trauma psicológico en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), que señala que «cuando una persona está expuesta de forma repetida a faltas de respeto puede desarrollar un trauma y es muy probable que su autoestima se vea afectada de forma negativa, sobre todo en la infancia, pues los niños son más vulnerables emocionalmente que los adultos y están construyendo su personalidad. De hecho, es común que a consulta nos lleguen menores que han sufrido 'bulling' con ideas del tipo: 'No merezco ser querido', 'doy asco' o 'no me puedo proteger'».

La especialista destaca que faltar al respeto a otros puede ser síntoma de haber sido víctima de situaciones similares en el contexto escolar o familiar, un medio para expulsar la agresividad, la rabia o la frustración contenida ante circunstancias vividas (por ejemplo, la separación de los padres), una forma de poner a prueba los propios límites (ver si me regañan o no), o una señal de falta de normas, supervisión o estructura familiar.

Para evitar consecuencias indeseables aconseja: «No minimizar la importancia de este tipo de situaciones si se dan en el ámbito escolar o cuando nuestro hijo nos cuenta que un compañero le ha insultado. Decirle que 'son cosas de críos' o que lo ignore no es de ayuda, hay que enseñarle formas de responder o a quién puede acudir (profesores, tutores). Si nada de eso funciona deben intervenir los padres, pero sin generar una confrontación».

El programa 'Círculo de seguridad parental' es una herramienta interesante. Enseña a los padres y profesionales del ámbito educativo, social y sanitario a entender las necesidades emocionales de los menores, a poder traducir determinados comportamientos y a saber cómo gestionarlos con el fin de fomentar el crecimiento emocional saludable de los niños.

 

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