TITULO: Metrópolis - Mabel Palacín ,.
El lunes 23, 30 - Enero , los lunes a partir de las 00:30, en La2, fotos,.
Mabel Palacín,.
Metrópolis ofrece un recorrido por la obra de Mabel Palacín (Barcelona, 1965), que arranca con su primera exposición en 1988, para concluir con su proyecto más reciente compuesto de tres formulaciones distintas de una filmación realizada por las cámaras de un coche autónomo.
Mabel Palacín estudió Historia del Arte y Bellas Artes en Barcelona y Paris, especializándose en Cine, Fotografía y Video. Desde entonces explora la producción de imágenes, su recepción por parte del público y su papel en la construcción de la realidad en la sociedad contemporánea. Su campo de trabajo es la fotografía en todas sus mutaciones, incluidos el cine y el video, y sus variantes digitales. Conforme iban apareciendo, ha experimentado con los nuevos aparatos, formatos y hábitos de producción, difusión y consumo de imágenes. Sus proyectos se formalizan en fotografías, videos y video-instalaciones que precisan de un espectador activo, dispuesto a configurar sus propios relatos a partir de las imágenes y a seguir las pistas dadas por la artista para su decodificación.
En el cruce entre la fotografía y el cine
Una primera serie de proyectos realizados en colaboración con Marc Viaplana, estuvieron dedicados a investigar la relación entre cine y fotografía (Snapshots, 1988) o el potencial de la informática para la posproducción de las imágenes (El Banquete, 1995).
En La pelea/El baile (1997), la artista se desdobla por el viejo método de la doble exposición tratando de bailar consigo misma - acción que, finalmente, deviene indistintamente pelea y baile. Para M (1998) es una instalación compuesta de 24 fotografías polaroid y una proyección de vídeo, donde la imagen fija se comporta como la imagen en movimiento y viceversa.
La escala y la relación espacial entre imagen y espectador
La dimensión espacial de algunos de los proyectos citados ya evidenció el interés de la artista por el espacio como lugar de interacción con el espectador, pero en la video-instalación Sur l’Autoroute (1998/99), éste, al compartir escala con el personaje principal de una serie de escenas presentadas en forma de sombras chinescas, llega a convertirse incluso en un potencial coprotagonista. La sensación de realismo, consecuencia de la escala humana del personaje, se interrumpe al ritmo del intercalado de tomas “realistas” que revelan cómo estas imágenes fueron producidas. La distancia Correcta (2002/03) también establece una relación entre varios niveles espaciales y de ficción: aquí el protagonista representa a un espectador que interactúa con escenas de películas situándose a diversas distancias de la pantalla de retroproyección, recomponiendo así el plano original. Sus acciones serán necesariamente interpretadas por el visitante de la instalación que, a la vez, se encuentra en una situación muy parecida a la del protagonista de los videos proyectados.
Instrucciones de uso para posibles lecturas
Otra de las estrategias desarrolladas por Mabel Palacín para involucrar al espectador consiste en revelarle las múltiples historias que se esconden en las imágenes, alejándolo de su interpretación unívoca. Hinterland (2009) se compone de una fotografía de un territorio en los márgenes de una ciudad y un video realizado enteramente a partir de esta fotografía, en el que la cámara recorre la imagen tratando de elaborar, mediante intertítulos, una posible historia a partir de las características del lugar y de los personajes y objetos que lo ocupan. La misma técnica es empleada en 180° (2011), proyecto concebido por la artista para el evento colateral Cataluña y las Islas Baleares en Venecia producido por el Institut Ramon Llull para la Bienal de Venecia 2011. Pero aquí son varias las historias contadas a partir de un plano general fijo de una calle de Venecia: los seis videos elaborados a partir de la fotografía fragmentan el plano original y confrontan al espectador con seis puntos de vista distintos que suspenden la posibilidad de una interpretación única.
Mutaciones de la imagen en la era digital
Una serie de proyectos recientes refleja los nuevos formatos y hábitos de producción, difusión y consumo de imágenes. En The Missing Link (2017), una instalación de 28 vídeos procedentes de YouTube que forman una línea de 16 metros, el título hace referencia a un vídeo proyectado a mitad del recorrido, en el que una mujer argumenta la necesidad de buscar en los márgenes de las imágenes, señala los cambios en la condición de espectador y apunta al exceso de imágenes, a la vez que insta a aprovechar el potencial narrativo de ese exceso.
Grabado con móviles, el video Lladres [Ladrones] (2020) liga la imagen a la comunicación actual, donde la experiencia de intercambio supera en importancia al mensaje: la paulatina mutación de una historia contada por diversas personas en distintas ciudades y lenguas, pone en evidencia la necesidad de los otros, de otra persona que traduzca y ayude a transportar el mensaje.
La imagen, entre experiencia estética y herramienta de control
La cuestión de si somos observadores y observados es el tema central de la instalación Paisaje Interior con Marina (2020), realizada en colaboración con Mirko Mejetta: el espectador tiene que mirar por un agujero en la pared para ver el video, cuyo audio se escucha en la sala y donde su mirada le es devuelta por un ojo enorme. El mismo video se puede ver, en tamaño reducido, a través de un agujero en la maqueta de un cine, que agranda el ojo del espectador en relación a la proyección, situándole entre dos escalas. En la exposición Horizonte / Frontera finalmente, se yuxtaponen tres videos basados en la Inteligencia artificial empleada por los coches autónomos.
El trayecto (2019) consiste en un montaje de diversos planos de sus nueve cámaras, intervenidos mediante la sustitución de la mayoría de los símbolos de identificación y localización impresas en la imagen por el ordenador, por otros nuevos; en The track (2020), estos símbolos son aislados de la imagen, proporcionando una versión animada de El trayecto; y All around you (2022) dispone todo el material grabado por el coche en un círculo de 360°, muestra de un control absoluto sobre el entorno inalcanzable para el ojo humano. De manera sumamente poética, el conjunto proporciona pistas inéditas sobre como relacionarnos con otra nueva tecnología de la imagen, a punto de llegar.
TITULO: DIAS DE TOROS - Canal Sur - Toros para todos - El recuerdo del histórico indulto de Escribano a un victorino,.
Canal Sur - Toros para todos - El recuerdo del histórico indulto de Escribano a un victorino,.
En la Feria de 2016 se produce un momento mágico de los que dan grandeza a la tauromaquia. La conjunción del diestro de Gerena con Cobradiezmo, un toro de Victorino Martín, salvó la vida al animal.
foto / Es toda una faena para recordar y Toros para todos muestra algunos de los lances más memorables de aquella Feria de Sevilla en la que Manuel Escribano indultó al toro Cobradiezmo, de la ganadería de Victorino Martín.
El matador explicaba así la hazaña: "No era fácil estar a la altura de un toro así en una plaza como la de Sevilla y con una ganadería como la de Victorino. Su tipo de embestida, por tanta bravura, resultaba incómoda, no era fácil entenderlo. Reconozco que tuve una duda, pero luego lo resolví y le hice lo que había que hacerle: echar la muleta muy delante y llevarlo muy toreado, con la mano baja y muy largo, exigiéndole todo lo que podía".
TITULO: Retratos con alma - Teatro - Rodin en otoño ,.
La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.
Lunes-23, 30 , Enero - a las 22:40 horas en La 1 / foto,.
Teatro - Rodin en otoño,.
Más que nunca, esta obra responde al concepto teatral del director y dramaturgo portugués Tiago Rodrigues, para el que todo esto no es más, ni menos, que una asamblea humana, un lugar para reunirse, compartir ideas y pasar tiempo juntos. Inclinado siempre hacia un trabajo horizontal y colaborativo, antes de la pandemia alumbró la idea, junto a los actores y actrices de La Comédie de Ginebra (productora del espectáculo, allí se estrenó en febrero de este año), de trabajar sobre la labor humanitaria de organizaciones como Cruz Roja o Médicos sin fronteras, buscando quizás entender ese impulso de acción sin contrapartida, ese querer un mundo mejor sabiendo que no es posible cambiarlo, esa pulsión íntima cuya satisfacción está en sentir que se ayuda, que se asiste, que se está para los que necesitan como ningún otro la humanidad. El propio Rodrigues iba a enrolarse en misiones de estas organizaciones, pero la crisis vírica lo impidió. Y, según él mismo reconoce, ha sido mejor así: “Habría vuelto lleno de certezas, con la impresión de haberlo visto todo, de poder contar la verdad sobre el mundo”. Cuántos turistas del sufrimiento que sepultan en selfies y stories la auténtica labor desinteresada…
No le tocaba a él contarlo, sino ser un transmisor, una suerte de médium. Ante la imposibilidad de viajar, el director inicia una serie de reuniones en Ginebra con delegados de organizaciones humanitarias que le cuentan sus experiencias en diversos lugares del mundo. Esas historias encierran una forma de percibir el mundo y una forma de percibirse a sí mismos en relación con las duras realidades que han de vivir y compartir en sus misiones. Inspirándose en esos testimonios, Rodrigues va hilando un relato que, subraya, “no es teatro documental, sino teatro documentado, sin aspirar a producir un ensayo exhaustivo sobre el humanitarismo”. Es un relato que expone los dilemas de un grupo de hombres y mujeres que se mueven entre zonas conflictivas y un hogar tranquilo y seguro, entre la inmediatez de la acción y la reflexión posterior, la capacidad de autocrítica y la búsqueda de fuerzas internas para seguir ganándole tiempo a lo que puede estar por llegar. La Historia nos ha demostrado que, lejos de aprender, el ser humano siempre puede ir a peor. Pareciera que estas personas de entrega abnegada son cortafuegos de incendios tenaces que siempre encuentran un nuevo foco desde el que arrasar. Pero no se sienten héroes, ni tampoco es cómodo para ellos asumir ese papel.
Tiago Rodrigues dejó el año pasado la dirección del Teatro Nacional D. Maria II de Lisboa, cargo que ocupaba desde 2015, para ser el primer artista no francés que dirige el prestigioso Festival de Avignon. Antes de meterse en faena en esta insigne e inmensa labor de gestión, dejó terminada Dans la mesure de l’imposible, una puesta en abismo al calor de una carpa donde los relatos percuten como las baquetas sobre los timbales de una batería (literal, ahí está aporreando el músico portugués Gabriel Ferrandini junto a los cuatro actores de la obra). Con un trabajo de dirección y dramaturgia escénica reducido a la esencia, aparentemente sencillo pero soportado en la superposición de capas narrativas, el público se convierte en testigo de historias no ubicadas geográficamente a propósito, historias posibles (las del Norte global) e imposibles (las del Sur global). Con furia o con poesía, o con ambas, todas las historias conmueven pero no se diluyen en sentimentalismo forzado. Eso reduciría el poder de este encuentro, porque ese es -volviendo a lo que decíamos al principio- el verdadero objetivo, el encuentro que transforma. “Si quieres hacer una obra sobre un bosque -explica Rodrigues-, tienes que contar la historia de un árbol: el público volverá al bosque por sí mismo”. Si vistéis otras obras del portugués como By heart, Bovary, Antonio y Cleopatra o Sopro, corred de nuevo hacia el bosque. Si es vuestro primer árbol, disfrutad esa irrepetible primera vez.
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