TITULO: EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES -Eternamente agradecida,.
Eternamente agradecida,.foto - Carmen Posadas,.

Mi madre ha muerto. Se fue tal como había vivido, luchando hasta el
último minuto, hasta el último suspiro. Tal vez más adelante, cuando
pase un tiempo, les hable de ella. Mi madre era un personaje literario
fuera de lo común. Uno de Henry James, de Flaubert. No quiero ni
imaginarme qué pieza maestra habrían escrito Shakespeare o Dostoyevski
si la hubieran conocido. Yo, en cambio, no puedo hacerlo. No de momento
al menos. De lo que sí quiero hablarles es de cómo fueron sus últimos
días y de la extraordinaria atención que recibió. Los españoles somos
hipercríticos con todo lo nuestro. A diferencia de otros países, que se
sienten orgullosos y trompetean sus logros, aquí lo bueno lo damos por
descontado, mientras que lo malo se aumenta y distorsiona, se convierte
en tema de infinitas tertulias televisivas, de flagelos varios. Mi madre
ingresó en urgencias del Hospital Clínico San Carlos de Madrid con
vómitos y muchas molestias. Inmediatamente le hicieron un escáner que
descubrió que sufría una obstrucción intestinal inoperable, dados su
estado de salud y su avanzada edad. Nos dijeron que nada se podía hacer,
que era cuestión de horas, pero aun así desde ese mismo momento se puso
en marcha un perfecto protocolo por el que tanto ella como nosotros, su
familia, nos sentimos atendidos, reconfortados e informados en todo
momento. Con frecuencia había oído decir que la sanidad pública española
y la madrileña en particular eran de las mejores del mundo. Que si uno
tiene un problema grave, una urgencia de cualquier tipo, y en especial
pediátrica o geriátrica como en nuestro caso, lo mejor era acudir a
ella. Por eso mi hija Sofía, que es médico, al saber de su estado
insistió en que así lo hiciéramos por encima de la posibilidad de
ingresarla en una entidad privada, y no tengo palabras para describir la
humanidad y eficacia con que nos encontramos. Eficacia porque en esa
entidad todo está tan perfectamente pautado de modo que cada miembro del
personal sanitario, desde los celadores a los especialistas, sabe lo
que tiene que hacer en cada momento evitando que los pacientes, también
los familiares, pasen por esos momentos de espera y angustia (frecuente
en ciertas clínicas privadas) en los que nada se puede hacer o decidir
hasta que lo diga el médico responsable. Y humanidad, no solo porque
todos -desde el personal de urgencias hasta aquellos que trabajan en las
distintas plantas por las que pasamos- eran extraordinariamente
amables, sino por cómo están organizados los cuidados paliativos.
Bastaba con timbrar a cualquier hora del día o de la noche para que
acudiese una persona responsable que sabía exactamente cómo aliviar las
mil y una incomodidades de alguien que vive sus últimas horas. Mi madre
era tan fuerte que plantó cara a la muerte durante tres largos días.
Setenta y dos infinitas horas en que se ahogaba porque tenía los
pulmones encharcados. Cada vez que era necesario, la aspiraban para que
respirara mejor, le administraban calmantes y todo lo que puede aliviar a
alguien que pasa semejante trance. Con infinito cariño, con infinita
paciencia, con impagable profesionalidad también. Profesionalidad aún
más meritoria si tenemos en cuenta que los recortes que se han producido
en la sanidad pública los han obligado, a ellos como a todo el resto de
los hospitales, a suplir la falta de financiación con vocación, con
abnegación, con entrega. Me gustaría agradecer uno a uno a todos los que
ayudaron a mi madre en sus últimos días. Fueron muchos y temo que pueda
olvidar algún nombre. No importa, ella se ocupará de hacerlo. Ya debe
de andar por allá arriba revolucionándolo todo. Abogando por ellos,
asegurándose de que ninguna de sus plegarias quede desatendida. Así era
mi madre, desconocía el significado de la palabra ‘imposible’.
«On aura tout ça dans la vie éternelle»,
decía, y en el francés de su infancia cuando no lograba algo
(‘Tendremos todo esto en la vida eterna’). Ahora que está allí, seguro
que ya nada se le resiste. Que Dios bendiga a todos los que tanto la
cuidaron en sus últimos momentos, es mi deseo. Y ya se ocupará ella de
recordárselo esas veces que parece que Él anda un poco distraído. Ni se
imaginan lo que es capaz de conseguir, menuda es mi madre.
1-foto, Desayuno: Domingo y Lunes - napolitano y francés,.
cena - Domingo y Lunes -, 2 foto.
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«Dos huevos fritos y un par de cruasanes para mojar en las yemas. Ese
enredo de dulce y salado es muy simpático. Y un zumo de naranja».
TITULO: LA COCINA DOMINGO LUNES - EL EXPRESO PERFECTO,.
El expreso perfecto,.
-
foto, Pedro Romão nos enseña en Campomayor cómo hacer un buen café,.
Tomar un café en un bar español es un serio riesgo para el paladar y
los nervios. ¿Pero cómo se hace un buen café de bar? ¿Por qué en
cualquier taberna portuguesa nos sirven una bica de café delicioso?
¿Cómo es posible que nos ponga más nervioso un solo español que tres
expresos concentrados portugueses?
Intentando responder a estas preguntas, nos hemos acercado a la
capital europea del café, que está aquí al lado, en Campomayor, y hemos
ido al sancta sanctorum del brebaje mágico, al Centro de la Ciencia del
Café (CCC) que el grupo Nabeiro tiene junto a la fábrica de cafés Delta,
en la carretera de Campomayor a Portalegre.
En la cafetería del CCC, Pedro Romão, destacado barista de Delta, nos
va a explicar los secretos de un buen café de bar. Pero vamos por
partes. Hemos hablado antes de tomar una bica y hay que explicar que
este término significa taza pequeña de café solo, pero no llena de café
solo, sino tan solo dos o tres dedos de café, tres sorbos cortos. Lo de
bica viene de que cuando en Lisboa se empezó a servir el café solo, los
clientes no lo querían porque decían que sabía muy fuerte. Para divulgar
su consumo, en los bares pegaban unos carteles en las cristaleras con
el dibujo de una tacita de café negro y la leyenda: «Beba Isto Con
Açúcar». El público se acostumbró a aquel café intenso y azucarado y,
con las iniciales, se popularizó el acrónimo bica (en Oporto se llama
también cimbali por el nombre de la cafetera italiana).
En cuanto a los baristas, como saben, no se trata de los camareros ni
de los barmans, sino de los expertos en hacer café en los bares. Pedro
Romão es uno de ellos. Y es muy prestigioso. Forma parte del equipo de
baristas de Delta Café, empresa con escuela barista en Badajoz, Cáceres,
Sevilla, Barcelona, Madrid, La Coruña, Vigo, Lugo, Valencia, etcétera.
En estas aulas, se enseña a hacer buen café a los profesionales de la
hostelería, que pueden perfeccionar su maestría en la escuela Grão Maior
de Campomayor o en las escuelas baristas portuguesas de Oporto,
Coimbra, Faro, etcétera. Además de este esfuerzo pedagógico, desde Delta
están empeñados en una campaña de promoción en España del café de
tueste natural, para que poco a poco vaya sustituyendo a ese café
torrefactado (grano tostado rodeado de azúcar) que tenía su sentido hace
cien años o en 1867, cuando lo 'inventa' el extremeño José Gómez
Tejedor en su fábrica de cafés La Estrella de Badajoz, pero no hoy.
Ya estamos, pues, en manos del barrista Pedro Romão, que muele un
blend o mezcla de cafés robusta (más amargo, con más cafeína) y arábica
(más dulce, aroma a flores, menos cafeína) y nos guía en busca del café
perfecto. «Lo primero es limpiar siempre con una escobilla el filtro de
la cafetera para que no queden restos del aroma de café quemado»,
detalla Pedro. Apunta luego que el café que se va a hacer se debe moler
en el momento para que esté siempre fresco.
«Echamos el café molido que vamos a hacer y lo compactamos contra el
filtro manualmente, haciendo una fuerza de 20 kilogramos», informa al
tiempo que ejemplifica mostrándonos cómo ese café compactado no se cae
aunque se ponga el filtro boca abajo.
Deja salir un chorrito de agua caliente para que se limpie el
conducto e, inmediatamente, ajusta Pedro la pieza en la cafetera y mana
de ella una utopía cafetera: el expreso perfecto, de color avellana, que
llena solo media taza. ¿Por qué tan poco?, preguntamos al barista Pedro
Romão, erigiéndonos en portavoces de miles de extremeños que no
entienden por qué los portugueses ponen tan poco café en sus bicas.
«El café expreso, cuanto más corto es, más aroma desprende, más
intenso sabe y menos cafeína tiene», resume Pedro y con ello aclara de
una vez para siempre por qué los portugueses se beben tres bicas y
siguen tan tranquilos y nosotros, con un solo café negro nos ponemos
como motos. Azúcar, tres vueltas con la cucharilla para que se abra el
aroma y con ustedes, el expreso perfecto.
TITULO: ( VIAJANDO CON CHESTER ) - CHESTER IN LOVE - MERCEDES MILLA,.
Este domingo -5- marzo , a partir de las 21:30h en la cuatro, foto,.
Mercedes Milá: “Hace un año no hubiera podido venir, me hubiera echado a llorar”
Mercedes Milá y Miguel Ángel Silvestre se sentarán en el chester de Risto
Risto Mejide recibe este domingo en su 'Chester' a Mercedes Milá y a Miguel Ángel Muñoz. La presentadora se sincerará y revelará la "la ansiedad, la agustia y el miedo" que sufrió durante sus últimos años en 'Gran Hermano'
y lo que le costó "salir del agujero". Por su parte, el actor dará su
entrevista más personal y hablará de sus relaciones personales. ¿Estará
ocupado el corazón de Miguel Ángel? Este domingo, a partir de las 21.30
horas, tienes una cita con 'Chester in love: life'.
Descendiente de aristócratas pero “con la sangre roja y no azul”, la atrevida e indomable presentadora de televisión afirma que contó “con una educación muy rompedora a pesar de que mi madre es más clásica que una lámpara de comedor de esas de cristalitos”. Mercedes tiene claro que no ha sido una niña pija y admite que “he odiado a las niñas pijas desde que tengo uso de razón. Si quieres insultarme, llámame pija”.
La televisión es el medio natural de Mercedes Milá. Sin embargo, el exceso de trabajo la llevó a caer en un agujero negro: “Quizás no supe controlar el trabajo, pasas de ser una persona como has sido toda la vida a todo lo contrario. En mi caso, de ser una tía positiva a verlo todo negro”, afirma.
“Los dos últimos años que hice ‘Gran Hermano’ lo hice en un estado
complicado. Yo hace un año no hubiera podido venir aquí a hacer la
entrevista, me hubiera echado a llorar en la entrada”, explica la periodista.
El nombre de Mercedes Milá está inmediatamente asociado a
‘Gran Hermano’, un programa que ha presentado en 15 de sus 17
ediciones. “Yo no creo que vuelva a presentar ‘Gran
Hermano’ en este momento. Fueron 16 años, 16 años de felicidad, de
emociones, de todo, con un equipo genial, pero empezó siendo un caminito
pequeño y se convirtió en una autopista al cielo”.
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