LUNES -20- MARTES -21- MARZO - CINE - EN TIERRA DE HOMBRES,./ MIERCOLES -22- JUEVES -23- VIERNES -24- MARZO - CINE - EL QUINTO ELEMENTO,./ SABADO -25- DOMINGO -26- MARZO - CINE - EL SECRETO DE THOMAS CROWN,./ CALLEJEROS - AL RINCON DE PENSAR - MARTES -21- MARZO - Los 1.000 días de Felipe VI ,.
TITULO: LUNES -20- MARTES -21- MARZO - CINE - EN TIERRA DE HOMBRES,.
Josey Aimes (Charlize Theron), una madre soltera, regresa a su pueblo
natal en el norte de Minnesota y, para salir adelante, busca trabajo en
las minas de hierro. No se imagina a qué clase de humillaciones se ven
sometidas las mujeres en el trabajo.
TITULO: MIERCOLES -22- JUEVES -23- VIERNES -24- MARZO - CINE - EL QUINTO ELEMENTO,.
Cada 5.000 años se abre una puerta entre dos dimensiones. En una
dimensión existe el Universo y la vida. En la otra dimensión existe un
elemento que no está hecho ni de tierra, ni de fuego, ni de aire, ni de
agua, sino que es una anti-energía, la anti-vida: es el quinto elemento.
TITULO: SABADO -25- DOMINGO -26- MARZO - CINE - EL SECRETO DE THOMAS CROWN,.
A los cuarenta años, al multimillonario y distinguido Thomas Crown no le
queda nada que demostrar: es un triunfador nato. Pero no se siente
satisfecho, así que planea robar un Monet del Museo de Arte
Contemporáneo de Nueva York. La policía nunca sospecharía de él, pero sí
lo hace una experta y bella detective privada que trabaja para la
agencia de seguros del museo. Por esta razón empieza a tantear a Crown
por medio de un peligroso juego de inteligencia y seducción.
TITULO: CALLEJEROS - AL RINCON DE PENSAR - MARTES -21- MARZO -Los 1.000 días de Felipe VI ,.
AL RINCON DE PENSAR - MARTES -21- MARZO,.
Al rincón, anteriormente conocido como Al rincón de pensar,
fue un programa de televisión español en el que cada semana dos
personajes de plena actualidad (Cantantes, políticos, actores,
deportistas) se someterán a las preguntas Risto Mejide en su particular
rincón. Se emitio los martes a las 00:00 horas en Antena 3.,etc.
CALLEJEROS - Los 1.000 días de Felipe VI ,.
Los 1.000 días de Felipe VI,.
Sus casi tres años en Zarzuela han estado marcados por el 'caso
Nóos' y el bloqueo institucional. Ha recuperado parte de la popularidad
que perdió su padre. «Es un Rey de su tiempo y la gente lo nota»,.
Felipe VI cumple hoy mil días como jefe de Estado. Tras la abdicación
de su padre, el 19 de junio de 2014 recibió un regalo envenenado: una
corona 'tocada' por el 'caso Urdangarin' y el episodio de la caza del
elefante en Botsuana, que perfilaban a una Familia Real ajena a la
tragedia cotidiana de millones de españoles en medio de una grave crisis
económica. Como telón de fondo, una creciente presencia institucional
de partidos republicanos. En estos casi tres años, el Monarca ha
aprobado medidas innovadoras de transparencia y austeridad para la Casa
Real y se ha enfrentado a un reto inédito en la democracia española:
diez meses de gobierno en funciones con maniobras políticas en la sombra
para intentar que favoreciese a un candidato sobre los otros. ¿El
balance? Notable, según los expertos consultados: la mayor parte de la
sociedad ha asumido el relevo con naturalidad y aprecia su actitud firme
ante el bloqueo postelectoral y los chanchullos de su cuñado. Con doña
Letizia como activo pero en segundo plano, los Reyes ganan puntos dentro
y fuera de España. «Son jóvenes, atractivos y modernos. Suscitan
empatía. Proyectan un mensaje de futuro y de esperanza, una dimensión
simbólica de las monarquías difícil de describir pero que todo el mundo
percibe», argumenta el historiador Charles Powell, director del Real
Instituto Elcano.
Pocas semanas después de relevar a su padre, don Felipe aprobó varias
medidas encaminadas a renovar la Monarquía. Entre ellas, la publicación
de las cuentas de Zarzuela y su memoria de actividades; la dedicación
exclusiva de los miembros de la Familia Real, que no pueden trabajar
para empresas públicas o privadas; o la regulación de los regalos de
Estado, que son cedidos a Patrimonio Nacional si exceden el presente de
cortesía. «La rendición de cuentas no está reñida con la dignidad de la
institución», afirma Powell, que cree que en España se hacen «críticas
demagógicas» a los gastos de los Borbones, una de las jefaturas de
Estado más 'baratas' de Europa.
Pero la medida de limpieza más dura que adoptó fue cortar
radicalmente las relaciones con su hermana Cristina. Las apariciones de
la infanta con el resto de la Familia Real habían comenzado a espaciarse
con la imputación de su marido en 2011, pero la proclamación de don
Felipe la apartó definitivamente. Un año después, el nuevo Rey la
despojó del título de duquesa de Palma.
El cortafuegos para aislar a la Monarquía de la corrupción afectó a
la familia. «Ha actuado más como Rey que como hermano», subraya Almudena
Martínez-Fornés, corresponsal de 'Abc' en la Casa Real desde hace 15
años. «Para él ha sido un desgarro personal -resalta José Apezarena,
periodista y biógrafo del Rey-, pero el mensaje ha calado y la sentencia
del 'caso Nóos' ha afectado menos de lo previsto». «Era un toro difícil
de lidiar humana e institucionalmente y ha estado impecable», zanja
Inocencio Arias, exembajador de España en la ONU.
Pero el auténtico desafío se planteó tras las elecciones generales
del 20-D de 2015, primero, y el 26-J de 2016, después: diez meses con el
Gobierno en funciones y los partidos incapaces de llegar a un acuerdo
para formar otro. Tras la renuncia de Mariano Rajoy a someterse a una
investidura fallida, el Monarca resistió las presiones del PP para que
convocara nuevas elecciones y, en cambio, encargó a Pedro Sánchez que
intentara formar gobierno. No funcionó. También rechazó proponer un
candidato de consenso. «Consultó a muchos constitucionalistas para saber
qué podía hacer y qué no. Y salió airoso. Ha demostrado que es útil»,
señala el autor del libro 'Felipe y Letizia. La conquista del trono'
(ed. Esfera de los Libros, 2014). Símbolos y rituales
Según una encuesta reciente, el 72% de los españoles aprueba la labor
del Rey y el 61%, el funcionamiento de la institución. El historiador
hispanobritánico cree que, condicionado por los 44 años de ausencia de
la Corona en el siglo XX, don Juan Carlos desplegó un estilo de reinado
muy personal, «ligero de ropaje», y redujo al mínimo «símbolos, rituales
y ceremonias». Por eso, «cuando su figura entró en crisis, la
institución entró en crisis». Para Powell, que conoce a don Felipe desde
la adolescencia, Su Majestad tiene como «gran tarea pendiente» la
institucionalización de la Monarquía. Quizá la 'reconquista' del Palacio
Real para lucir la historia de España ante las visitas de Estado vaya
en esa dirección.
Con la baza de una renovada imagen de familia joven y guapa, Felipe
se ha esforzado por recuperar la popularidad perdida y acercarse a la
sociedad. Por ejemplo, ha sustituido algunas recepciones de autoridades
por celebraciones abiertas a empresarios, sindicalistas, organizaciones
sociales, artistas o científicos, como en la cena de verano en el
Palacio de la Almudaina de Palma. Sin ir más lejos, el pasado fin de
semana apareció de forma inesperada, él solo, en los Mundiales de
Freestyle Ski y Snowboard de Sierra Nevada. En las pistas se mezcló con
otros esquiadores, estrechó manos y se dejó fotografiar. Y aplaudió como
uno más la primera medalla española del Campeonato: la del donostiarra
Lucas Eguíbar.
Don Felipe ha cambiado en su relación con los medios de comunicación.
«Los periodistas tendemos a llamar la atención sobre cosas anecdóticas y
él procura no salirse del guion para evitar que la anécdota mate el
mensaje que quiere transmitir», afirma la corresponsal madrileña. Desde
que lleva la corona, bromea menos con los profesionales que cubren su
actividad. ¿Envarado? «No, pero sí más imbuido de su papel», matiza
Martínez-Fornés.
Menos diplomático es el diplomático Inocencio Arias. «En Zarzuela
parece existir una obsesión con que el Rey no meta la pata en nada,
sacrificando en algún momento, dice algún observador, la espontaneidad»,
admite.
Aunque la Constitución establece que no puede intervenir en política,
el reto independentista de Cataluña es otra patata caliente de su
reinado. A juicio de su biógrafo, su actitud es inteligente: ha
habilitado el Palacio Albéniz, la residencia real en Barcelona, para
pasar allí más tiempo y transmitir a los catalanes que forman parte de
la familia española.
Durante su primer año y medio en el trono don Felipe mantuvo una
intensa agenda internacional que se estrenó con una visita al Papa e
incluyó viajes de Estado a Estados Unidos, México, Marruecos y varios
países europeos. Pero su papel como embajador de la 'marca España' se
vio prácticamente anulado por el 'desgobierno' interno. Vivió casi un
año «encerrado» en la Zarzuela. Un Rey viajado
Con la investidura de Rajoy en octubre y la sentencia del 'caso Nóos'
en febrero, se abre un nuevo horizonte. Tras su controvertido viaje a
Arabia Saudí en enero -con un fuerte contenido económico-, recupera el
tiempo perdido en la arena internacional. Irá a Japón en abril y a
Londres en junio.
En este terreno es, quizá, donde más se recuerde a don Juan Carlos.
«Era un diplomático de excepción. Los dignatarios extranjeros lo
adoraban -afirma Arias, que fue portavoz de Exteriores con UCD, PSOE y
PP-. Don Felipe tiene menos cercanía con sus interlocutores, pero habla
idiomas y está muy viajado. Algunos extranjeros lo encuentran más soso
que el padre. He viajado con él; no es en absoluto un 'muermo', tiene
sentido del humor. Los comentarios que oigo en el 'diplozoo' extranjero
son, casi todos, elogiosos, pero la proximidad del padre es difícil de
igualar». «Es una figura moderna y afable, accesible y que al mismo
tiempo inspira respeto», subraya la titular de la Secretaría General
Iberoamericana, Rebeca Grynspan.
Iberoamérica es su punto fuerte: ha estado en casi 80 tomas de
posesión de presidentes en la región, como Príncipe y como Rey. «Es muy
respetado y muy querido en América Latina -afirma Grynspan,
exvicepresidenta de Costa Rica-. Su proclamación permitió la
continuación sin fisuras de las relaciones con los distintos gobiernos
de la región, pues se trataba de una figura con lazos ya establecidos y
con una visión estratégica conocida. En el mundo actual, esa confianza y
esa predictibilidad son bienes muy escasos».
«Felipe VI está preparado y es sensato -concluye Inocencio Arias-. No
será Platón, ni Churchill, ni Ortega y Gasset, tampoco Cicerón, pero no
hace falta que lo sea. Resiste en responsabilidad, en profesionalidad y
en cultura la comparación con otros monarcas europeos. Con ventaja,
diría yo».
Un sondeo de 'Paris Match' situaba hace unas semanas a Felipe y
Letizia como los miembros de casas reales del continente más valorados,
solo por detrás de los duques de Cambridge. Según la revista, sus
lectores juzgaban positivamente su gestión del 'caso Urdangarin'. «Es
fácil destruir la imagen de la Monarquía y no tan fácil recuperarla
-concluye Charles Powell-. El daño que se hizo a la Corona se ha
deshecho».
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