jueves, 10 de agosto de 2017

DOCUMENTOS TV - LOCOS POR LA COMIDA - MARTES -15- AGOSTO. / LUNES -14- AGOSTO - HISTORIA DE NUESTRO CINE - CINE - MUERTE DE UN CICLISTA,./ En la tuya o en la mía - MIERCOLES -16- AGOSTO -AQUEMARROPA ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - Entre cepas y castillos ,.

TITULO:  DOCUMENTOS TV - LOCOS POR LA COMIDA - MARTES -15- AGOSTO. 

Locos por la comida



  • Una auténtica fiebre convierte la cocina en un ritual de descubrimiento de nuevos platos y restaurantes

  • Se autodenominan 'foodies' y la mayoría no ha cumplido los cuarenta

  • Llegan a diseñar sus viajes para conocer nuevos locales y chefs  





 ‘Para mí, es una actividad cultural. Ahora cada vez voy menos a ver exposiciones y al cine y más a restaurantes’ dice una chica. ‘Hoy la relación entre un joven chef y su cliente es un poco la relación entre una estrella del pop y sus ‘groupies’, sus fans’, añade otro seguidor incondicional de esta tendencia y así explica el nombre con el que se autodenominan: ‘foodie’, un ‘groupie’, solo que de la comida.
La cocina es el último arte que quedaba por acceder a la cultura popular, ahora, una generación obsesionada por la buena mesa, la mayoría menores de cuarenta años, ha decidido incorporarla. ‘En realidad, no es más que un pretexto. A través de la cocina se puede hablar de diseño gráfico, cultura, sociología,..’, dicen.


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Insisten en que visitar un buen restaurante es como visitar un monumento, y a veces tienen comportamientos parecidos ante dos escenarios tan diferentes. ‘¿Es obsceno subir montones de imágenes de nuestra vida masticatoria, por decirlo de alguna manera?, se pregunta Marie Aline. ‘Si compartes en Internet que estás comiendo en tal o cual restaurante, estás demostrando que eres una persona curiosa, refinada’, asegura Deborah Pham.

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 Sin embargo, algunos chefs, como Pierre Gagnaire, poseedor de tres estrellas Michelin, no aprueba esos ejercicios de exhibición: ‘La esperanza de vida de un plato es de unos cuatro minutos. Si le sacas una foto, le está robando el alma al plato. El alma del plato se evapora’, asegura. ‘Es un momento de intimidad entre dos, o entre cuatro personas. Si estás haciendo el amor, no lo tuiteas, no le das un ’like’, coincide argumentando su colega Alexandre Gauthier.

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El documental ‘Locos por la comida’ muestra una tendencia que se ha extendido por todo el mundo. Desde Nueva York a Tokyo, pasando por Londres, Estocolmo o San Sebastián. Son una legión de personas compartiendo noticias sobre apertura de nuevos restaurantes, nuevos platos y nuevas experiencias en locales donde conseguir una reserva puede costar meses. ‘Antes no se decía, pero hoy alguien puede decir que viaja a tal sitio por un restaurante y está bien visto’, reconoce Wai-Ming Ling.

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 Y para los que puedan pensar que se trata de una moda pasajera, los seguidores incondicionales repiten un argumento incontestable: ‘Esta moda de la cocina no es un soufflé que se va a desinflar. Es una tendencia de fondo porque se trata de una cuestión de fondo, que es el comer’. “LOCOS POR LA COMIDA” se emite en DOCUMENTOS TV el martes, 15  de agosto de 2017 a las 23:45 h por La 2, de TVE.
 
TITULO:LUNES -14- AGOSTO - HISTORIA DE NUESTRO CINE - CINE - MUERTE DE UN CICLISTA,.
       
 


TITULO: En la tuya o en la mía  - MIERCOLES -16- AGOSTO -AQUEMARROPA ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! -  Entre cepas y castillos ,.

En la tuya o en la mía  - MIERCOLES -16- AGOSTO,.

 'En la tuya o en la mía', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos, el miercoles -16- agosto a las 22:30 por La 1, etc.


 Entre cepas y castillos ,.


Entre cepas y castillos

 Hacia San Vicente. La carretera provincial LR-318 avanza serpenteando hacia San Vicente de la Sonsierra, cuyo castillo medieval domina el horizonte desde el cerro. :: justo rodríguez
Hacia San Vicente. La carretera provincial LR-318 avanza serpenteando hacia San Vicente de la Sonsierra, cuyo castillo medieval domina el horizonte desde el cerro. foto,.

La LR-319 y su hermana, la LR-318, se sumergen entre las viñas para enlazar dos de los municipios más monumentales de La Rioja


L a carretera comarcal LR-319 arranca en Ábalos de manera sigilosa, modesta, como sin darse importancia. A treinta kilómetros de Logroño, el caserío de Ábalos (un pueblo noble, de piedra y silencio) queda a la izquierda, camuflado detrás de las bodegas que se asoman a la calzada. De pronto, una carreterita minúscula, con el asfalto maltrecho, se abre hacia la derecha. Una señal blanca advierte: «Baños de Ebro 9; Torremontalbo 13». Un poco más adelante, otra señal grita: «¡Atención: línea discontinua solo indica eje de la carretera!». Quiere ser un aviso amenazante, pero al cronista le parece un buen augurio.
Las comarcales LR-319 y LR-318, que comunican Ábalos con San Vicente de la Sonsierra, en algún momento ascendieron a carreteras, pero siguen conservando afanosamente su espíritu de caminos vecinales, de sendas polvorientas que se confunden con los caballones sobre los que se alinean, de manera casi militar, las cepas.
La Sonsierra es la única comarca riojana que se adentra en la margen izquierda del Ebro, como una cuña que se introduce en territorio alavés. En pocos sitios, sin embargo, se aprecia con tanta claridad que las fronteras son meras rayas trazadas sobre un mapa: por encima de las líneas administrativas cruzan los mismos agricultores con idénticos tractores, las viñas se suceden sin interrupción y en los bares se escuchan conversaciones semejantes sobre la vendimia, las heladas, la sequía o el granizo. Solo los castillos medievales que puntean el horizonte recuerdan que, hace unos mil años, en estas tierras hoy tan feraces y pacíficas se repartían mandobles de lo lindo.
La carretera LR-319 trepa por unas montañas que parecen de juguete, como si se hubiesen escapado de algún belén. Las viñas crecen -frondosas, señoriales- a ambos lados de la calzada. No forman grandes latifundios, sino pequeñas parcelas que van conquistando un terreno incómodo e inclinado, salpicado de eminencias y mínimos barrancos. En otoño, entre octubre y noviembre, las vides cambian caprichosamente de color y el monte se incendia en una confusión de amarillos, ocres y naranjas. Ahora, sin embargo, solo unos pocos trigales matizan el verdor unánime de los viñedos.
Al borde de algunas fincas, chozos de piedra vigilan la cosecha. El cronista deja el coche aparcado en un ribazo y entra en uno de ellos. Tiene forma cónica, con una portezuela adintelada. Está vacío. Dentro se siente un silencio de ultratumba, sobrecogedor y opresivo. Diríase que son templos megalíticos olvidados por una antigua civilización. La realidad, como de costumbre, resulta más prosaica: los chozos -o guardaviñas- fueron construidos por los agricultores del siglo XIX para vigilar las fincas, guardar los aperos y protegerse de ventiscas y tormentas.
A cinco kilómetros de Ábalos, hay un cruce de carreteras. La LR-318 sigue hacia San Vicente de la Sonsierra y la LR-319 baja hacia la población alavesa de Baños de Ebro. El cronista toma la dirección de San Vicente. Unas señales azules aconsejan no pasar de 40, quizá por prudencia o quizá por estética: estas son carreteras hechas para conducir despacio, a velocidad de tractor, a ser posible en un descapotable, con el codo apoyado en la ventanilla y mientras se silba alguna vieja canción. Por abajo, el río Ebro circunda con un meandro el castillo medieval de Davalillo. La calzada avanza hacia San Vicente haciendo eses sin motivo aparente, como si el ingeniero la hubiese diseñado tras haberse bebido un par de botellas de tinto en cualquier bodega local. En el horizonte, a los pies de una fortaleza insolente, con una extraña y algo esotérica torre poliédrica, las murallas de la villa se derraman por el cerro.
Al llegar a San Vicente, uno descubre las calles empinadas por las que, en Semana Santa, caminan descalzos los 'picaos', disciplinantes que purgan sus pecados flagelándose con madejas de algodón. Pero ahora no es época de penitencia y el cronista prefiere tomarse unos vinos y unos pinchos mientras se asoma al balcón del municipio y contempla la alfombra de viñas que se extiende mansamente hacia Briones, más allá del Ebro.
Localización: Desde Logroño, se coge la antigua N-232 que conduce hacia Laguardia. Al llegar a Ábalos se toma la LR-319, en dirección a Baños de Ebro y Torremontalbo. Cinco kilómetros más tarde, se gira a la derecha para ir, por la LR-318, hasta San Vicente.
Puntos de interés. Ábalos, San Vicente, el castillo de Davalillo y la iglesia románica de Peciña.
Dónde comer. El restaurante Toni, en San Vicente, es ya un clásico de la cocina riojana (tradicional y modernizada).

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