En DOCUMENTOS TV el martes, 11 de diciembre de 2018 las 24:00h. por La 2, foto,.
Shootball, el documental de Felix Colomer sobre la mayor trama de abusos a menores en España podrá verse mañana y pasado en la Cineteca de Madrid. En la película, el director catalán saca a la luz los entresijos del escándalo sexual de Joaquín Benítez. Un profesor de gimnasia que abusó durante años de decenas de menores en el colegio religioso Maristas de Barcelona,.
TITULO: La noche encendida - Entrevista con Las mujeres cogen el testigo en el deporte español ,.
La noche encendida,.
'La noche encendida' no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia, sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2, etc.
Entrevista con Las mujeres cogen el testigo en el deporte español ,.
Las mujeres cogen el testigo en el deporte español ,.
Las mujeres cogen el testigo de la lucha leonesa,.
La segunda edición de la Copa Diputación tendrá lugar el domingo en San Andrés
La segunda edición de la Copa Diputación de Lucha leonesa Femenina fue presentada a los medios en el Palacio de los Guzmanes por el Diputado provincial de Juventud y Deportes, J. Mª López de Benito, responsables de la concejalía de Deportes del Ayuntamiento de San Andrés y de la Federación territorial de Lucha, acompañados de dos señeras campeonas; Tamara Gómez y María González.
Este trofeo, el único dedicado en exclusiva a la Lucha leonesa femenina, tendrá lugar el próximo domingo 13, de diciembre, a partir de las 17:30 horas, en el polideportivo Camino de Santiago del Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo, en Trobajo del Camino. Se desarrollará en dos fórmulas: Individual y por Equipos.
La Lucha leonesa femenina sigue un proceso de desarrollo y consolidación en el que destacan como hitos sus triunfos en enfrentamientos internacionales: las leonesas son vigentes campeonas de las Luchas Celtas.
TITULO: HOY LE TOCA A - RETRATOS -Entrevista con Rafael Nadal - Las estrellas que pusieron de moda aquello de «soy español, ¿a qué quieres que te gane?» ya han empezado a apagarse.
HOY LE TOCA A - RETRATOS -Entrevista con Rafael Nadal - Las estrellas que pusieron de moda aquello de «soy español, ¿a qué quieres que te gane?» ya han empezado a apagarse. fotos.
Rafael Nadal - Las estrellas que pusieron de moda aquello de «soy español, ¿a qué quieres que te gane?» ya han empezado a apagarse.
En el trayecto que va de Niza a Montecarlo, por la ruta que incluye peaje, cualquiera que se desplace con un utilitario y cumpla con las normas de velocidad presencia un desfile de cochazos de alta gama que se triplica en este idílico rincón del Mediterráneo. Hay motores que ensordecen, y un exceso de tuneo y cristales tintados que despiertan el interés de un puñado de adolescentes, empotrados en la zona del Casino para grabar vídeos y hacer fotografías con el móvil. Montecarlo es, de siempre, una burbuja ajena al mundo cotidiano, el paraíso del euro y del postureo. Y si se sigue más allá de La Rousse, de entre las curvas emerge el Country Club, una instalación preciosa en la que se juega al tenis desde hace décadas, sede del primer Masters 1.000 de tierra de la temporada y que hoy alberga la final entre Rafael Nadal y Albert Ramos.
Ramos es un novato en el escenario, pero Nadal se lo conoce al dedillo y aspira a su décima portada en el lugar. La noche del viernes, después de derrotar a Diego Schwartzman, atiende a la prensa, pasa por la ducha y abandona el club más allá de las diez, poco amigo de las sesiones tardías ya que a él le gusta el sol y el calor. En el ático de la pista central, al lado del balcón en el que hace dos años posó en una entrevista con ABC, un grupo reducido de aficionados espera al campeón en busca de un obsequio en forma de foto o autógrafo. Pasan primero Toni Nadal, Carlos Moyá y Rafael Maymó (su fisioterapeuta), y un par de minutos después desfila el tenista con Benito Pérez-Barbadillo, responsable de comunicación. Nadal dice a todos que sí sin rechistar, posa con uno y con otro, y se monta en una furgoneta negra para ir a descansar a su hotel. Antes de la cena y el sueño, cumple con la palabra y charla distendidamente con este diario, que se disculpa porque el reloj ya está cerca de cambiar de día y el sábado –por ayer– toca semifinales contra David Goffin. «Tampoco son horas para ti, así que tranquilo. Adelante, empecemos cuando quieras». Así es Nadal.
-Ahora que estaba firmando autógrafos y haciéndose fotos pasadas las diez de la noche ¿Le cuesta a veces manejar esa situación?
-No,
es algo normal. Es mi vida, a lo que estoy acostumbrado desde hace
muchos años y estoy muy agradecido a toda la gente que me apoya, que me
sigue... ¡Solo faltaría que no me parase a firmar autógrafos o a hacerme
una foto cuando alguien me lo pide! Pero también hay días como el de
hoy, en el que sales muy tarde del club, y lo haces más rápido que otras
veces porque tengo que ir a recuperarme y descansar.
-¿Se ruboriza cuando oye o lee que es un héroe para España?
-Te
voy a ser muy sincero. Ni me considero así ni soy héroe de nada. No me
lo planteo. Yo al final… Podría sonar raro, pero yo me siento siempre
muy querido, muy apoyado, y solo puedo agradecer el cariño de todo el
mundo en España. No pienso en si soy el mejor deportista español de toda
la historia. Cuando me lo comentan digo: “pfff, pues bueno”. Es que de
verdad, ni lo pienso. Soy feliz haciendo lo que hago, no me preocupa lo
que sea o lo que no. Pero no me siento un héroe, no me siento más
especial que nadie. Juego a tenis. Sé que la actividad a la que me he
dedicado la he hecho muy bien durante muchos años, pero todo lo que he
hecho, o lo único que he hecho, es jugar a tenis. No he inventado nada,
solo he sido tenista y lo he hecho bien. Yo creo que lo único que me
satisface es sentir ese cariño de la gente porque quiere decir que he
hecho las cosas bien, y no solo dentro de la pista. He sido una persona
cercana, una persona que normalmente ha tenido un comportamiento bueno.
Eso sí me gusta. Voy por las calles de España o por los aeropuertos y
claro que percibo ese cariño, sentirse querido es una sensación muy
bonita. Al fin y al cabo soy de pueblo y hago una vida completamente
normal ahí, así que cuando estoy en casa estoy muy lejos de sentir esos
comentarios.
-¿Pero no le emociona cuando un niño dice que quiere ser como Rafa Nadal?
-Bueno,
creo que no es una gran cosa porque hay niños que quieren ser como
otras personas famosas y yo creo que esas personas, en algunos casos, no
son un buen ejemplo. Los niños quieren ser lo que ven por la tele y no
siempre lo que ven por la tele es bueno. Yo siempre digo lo mismo: si un
niño quiere parecerse a mí, y yo hago las cosas bien, pues bienvenido
sea. Si es por ser famoso o porque salgo por la tele, que se olviden.
Eso no tiene un gran valor. Lo que realmente vale es ser buena gente,
respetuoso, educado... Y tener amigos. Cuando uno tiene amigos y la
gente que está a tu lado no habla mal de ti nunca, pues tiene mucho
valor. No quiero decir que eso pase conmigo, que no parezca eso ¿eh? Lo
digo en general.
-Acaba de ganar un partido de tantos. ¿Le da el mismo valor ahora a una victoria?
-Pffff...
Creo que se ve de otra manera, desde luego. Pero ya no es solo con los
años, también depende mucho del momento. Influye cómo estás, si ganas en
un momento particular... No es únicamente un tema de edad o de
experiencia. Sí que es verdad que, al menos en mi caso, con los años
valoras el ver que eres competitivo, que aún hay opciones de seguir
luchando por cosas que motivan. Eso es lo que me hace ilusión.
Obviamente, siempre quiero ganar, pero la vida no es solo eso, hay mucho
más.
-¿Y las derrotas pesan más?
-No,
tampoco es eso. Todos los tenistas estamos acostumbrados a perder porque
es lo normal. Hay derrotas más dolorosas que otras, pero yo las asumo
con normalidad. Claro que hay alguna que me ha dolido más. Hay otras que
no pesan tanto, una derrota más. Cuando ves que tienes un gran
oportunidad y pierdes, pasas un mal momento, sí. Estás triste, pero yo
no soy una persona que se amarga demasiado.
-¿No le duran los enfados?
-Nunca
me enfado. Me enfadaría si no lo he intentado, pero cuando salgo a
jugar siempre lo intento. Me quedo triste si pierdo por no haber
obtenido algún premio, pero cuando uno lucha y se esfuerza no está
obligado a más. Siempre me voy con la conciencia tranquila. No me dura
mucho un mal momento, quizá unas cuantas horas. Pero después ya estoy
bien.
-Va camino de los 31 (3 de junio). ¿Se siente mayor?
-Sin
duda, sí. Ya hace tiempo que me siento mayor en el circuito. Cuando uno
lleva desde los 16 años por aquí, inevitablemente se siente mayor.
Estamos hablando de que empecé a jugar por primera vez en Montecarlo en
2003 y estamos en 2017. ¿Catorce años, no? Pues sí, muchos años por el
circuito. Estoy teniendo una carrera muy larga y soy consciente de que
soy un veterano. Lo que pasa es que tampoco me lo planteo demasiado.
Disfruto del día a día y sigo con la vida.
-¿Está siendo más larga la carrera de lo que se esperaba?
-Mucho
más. A los 23 años quizás hubiera firmado llegar a los 28. Más que nada
porque ya llevaba años. A los 28 empecé a pensar si llegaba a los 30...
Y aquí estoy, cerca de los 31. Pero las cosas se van dando. Uno va
haciendo su camino y llegará un momento en el que uno no da más o no
está contento con lo que hace. Cuando llegue ese día, tocará pensar en
otra cosa, pero de momento soy feliz con lo que hago. Me sigo
despertando cada mañana con la misma motivación, me encanta esta vida,
me sigo ilusionando. Aquí sigo.
-¿Realmente nunca se ha levantado sin ganas de coger la raqueta?
-Nunca
he tenido animadversión hacia la raqueta, nunca he pensado en dejarla
aparcada. Ahora, seguro que tú has tenido días en los que no has tenido
ganas de ir a trabajar. Pues claro, hay días que también me despierto y
pienso: “Bufff... hace un día de perros, no me apetece nada ir a
entrenarme”. Sí, vale, pero me puede costar en un determinado momento y
sin embargo no me lleva a pensar en no ir. Ni siquiera en esos días
cuando voy lo hago de mala gana. No, no, nada de eso. Normalmente me
levanto, me voy a entrenar, y cuando estoy ahí lo hago de la mejor
manera, nunca la pereza me hace trabajar peor.
-¿Y cree que el final se lo marcará más la cabeza y esas ganas de las que habla o el propio cuerpo?
-No
te lo puedo decir porque no lo sé. No sé predecir el futuro. Siempre
digo que si algún día pierdo esas ganas, pues me dedico a otra cosa.
Pero la ilusión va muy ligada a las posibilidades que uno tenga. Si me
veo muy mermado físicamente, es muy probable que esa ilusión de la que
hablamos sea menor. Si tú no te ves competitivo, pierdes la gracia y el
entusiasmo por este deporte.
-¿Qué diferencia hay, entonces, entre la ilusión de ahora y la de sus inicios?
-Es
muy distinto. Ahora tengo ilusión por seguir haciendo lo que hago. En
cada momento de la carrera, he tenido distintas motivaciones. Ahora
pienso en estar arriba, disfruto cuando me veo competitivo y en
condiciones de luchar por cosas importantes. Antes es verdad que estaba
solo centrado en ganar, ganar, ganar, ganar... Realmente solo me valía
eso. Hacer una final no me valía para nada, al menos en ese momento.
Después sí, después aceptaba que una final era un buen torneo casi
siempre. Pero me iba muy fastidiado a casa. Hoy es un poco distinto, me
tomo las cosas de otra manera. Sigo teniendo las mismas ambiciones y
quiero seguir ganando, pero mi máxima ilusión es estar por aquí, ver que
puedo luchar contra todos y que lo voy a hacer bien.
-¿Por qué ahora no gana tanto?
Bueno, yo creo que este año sí que estoy ganando.
-Sí, pero no ha sumado títulos.
-Creo
que ahora estoy en una posición muy buena para ganar. Muy buena. Tal y
como estoy, puedo volver a ganar, y puedo volver a ganar cosas
importantes. Después uno las gana o no, y este año he tenido la
oportunidad de lograr trofeos importantes y no los he podido conseguir
porque me he encontrado a uno que ha sido mejor que yo (Roger Federer). Y
no por mucho en según que partidos, aunque es verdad que en otro sí.
Estuve ahí para ganar. Tampoco te creas que he tenido mucho inicios de
temporada con mejores resultados que en esta, ¿eh? Ahora empieza una
fase muy importante para mí, que es la temporada de tierra, y soy
consciente de que es el momento de dar un pasito más. En eso estoy,
quiero hacer un buen papel aquí, y seguir en Barcelona, Madrid, Roma y
París. He hecho bien el trabajo como para poder ganar. Aunque también
puedo perder, evidentemente.
-¿Le sorprende el bajón de Djokovic y Murray?
-Lo
extraño era que estuviéramos siempre los mismos luchando por los
títulos. En semifinales, apenas había otras caras. Y eso es muy
complicado, es casi imposible. Aquí todo el mundo juega muy bien y los
partidos se deciden muchas veces por pequeños detalles, por escasos
puntos. La gente debe entender que es dificilísimo estar tanto tiempo
ahí arriba como hemos estado Federer, Djokovic, Murray o yo. Para mí no
es una sorpresa ver a otros jugadores ahora llegar a semifinales o a
finales, porque son muy buenos y porque no se puede ganar toda la vida.
Había una diferencia de puntos evidente entre los que he nombrado y el
resto, pero a nivel de juego no había tanta, eran muy pequeñas. Hemos
estado durante muchos años ahí, pero es evidente que cada vez vamos a
estarlo menos. No hay nadie invencible.
-¿Cómo le sienta el renacer de su rivalidad con Federer?
-Ha
sido un buen comienzo de año para los dos. Evidentemente, algo mejor
para él, sí, pero yo he tenido un comienzo de año muy bonito. He podido
vivir un Abierto de Australia increíble, fantástico. Después jugué muy
bien en Acapulco, y en Miami hice partidos buenos, con una final
emocionante. Federer me ganó ahí en dos sets, pero creo que fue muy
igualada a nivel de juego. Tuve muchas opciones. A mí me divierte mucho
jugar con Federer, me divierte el reto de ver que está haciendo cosas
diferentes. Eso hace que tenga que reorganizarme para buscar soluciones
para ganarle. Quizás, en pistas duras ya no vale tanto lo que he hecho
con frecuencia en años anteriores. Y buscar remedios a los problemas
también me ilusiona.
-¿Ha sido demasiado exigente consigo mismo?
-No.
Creo que he sido una persona, y que aún lo soy, con una autocrítica
correcta. Me ha llevado a mejorar siempre y he tenido la suerte de
contar con este entorno. La gente que ha estado a mi lado siempre me ha
dicho lo que pensaba, y en ese caso he sido lo suficientemente
inteligente y humilde como para dejarme asesorar, valorar un consejo o
cuando algo estaba mal, escuchar y aceptar. Muchas veces, cuando alguien
está muy arriba la gente que está alrededor del deportista no se atreve
a decirle las cosas que no hace mal. Y ese nunca ha sido mi caso. Luego
está mi propia exigencia por querer mejorar siempre.
-Hace dos años decía que su carrera ya estaba hecha pasara lo que pasara. ¿Cómo le gustaría rematarla?
-Es
que no pienso en rematarla a día de hoy porque no es un tema de pensar
en mi final. Cuando uno piensa en rematarla con algo es que está
pensando en la despedida, y no es el caso. Yo pienso en seguir
compitiendo. Hace dos años te dije que mi carrera estaba hecha porque
había hecho mucho más de lo que había soñado, que los resultados eran
impensables, pero tengo la motivación de seguir agrandando esta carrera.
Quiero que haya más títulos y aspiro sumar cosas importantes a mi
currículum.
-¿Y no hay nada que de verdad le haga especial ilusión?
-Es
que ahora mismo lo que de verdad me hace ilusión es ganar mi próximo
partido, lo digo sinceramente. Claro, me haría mucha ilusión ganar en
Montecarlo otra vez. Después, mi deseo será ganar en Barcelona, luego
jugar en Madrid, que siempre es un torneo especial porque juego delante
de un público que me ha ayudado muchísimo durante toda mi trayectoria...
Vivo de estas ilusiones diarias. Hombre, si me dices que tengo que
elegir te digo que quiero ganar en Roland Garros. Sí, realmente lo
quiero ganar, pero nunca he sido obsesivo. No te puedes fijar objetivos a
un solo torneo porque creo que es una locura ya que el tenis es un
deporte en el que tienes un torneo cada semana.
-¿Sigue manteniendo las mismas aficiones o ha ido incluyendo alguna con el paso de los años?
-Mmmm...
Pues no. La verdad es que no. Soy una persona bastante tranquila y a la
que le gusta hacer sus cosas. A mí me apasiona el mar, me encanta. Creo
que podría vivir en el mar, el hecho de ser de una isla influye, claro.
-¿Pero le gusta hasta el extremo de vivir o de dar la vuelta al mundo en un barco?
-Hombre,
no. ¡Cuidado! Cruzar el Atlántico con según qué barco, con un velero de
14 metros... Eso no lo haría. Lo que quiero decir es que me encanta la
vida en el mar. Todas las actividades que se hacen en el mar las
disfruto y me gusta hacerlas. Sigo jugando al golf, me encanta el
deporte en general... Mi vida no ha cambiado mucho, me gusta estar con
la familia y con los amigos... Soy el mismo de siempre.
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