La natalidad cae en la región un 10% en un año, casi el doble que en España,.
Cada semana fallecen 90 personas más de las que nacen, una diferencia de récord que está acelerando la pérdida de población,.
En porcentaje, el saldo vegetativo extremeño durante los primeros seis meses de este ejercicio en comparación con los de 2017 es el quinto peor de España. Han evolucionado de forma aún más negativa Asturias, Castilla y León, Galicia y Cantabria. Pero entre los centenares de datos que el INE incluye en su informe, hay uno particularmente preocupante: la caída de la natalidad. Es una variable que lleva años en regresión, pero entre enero y junio del presente ejercicio se ha desplomado. Los 3.818 bebés de esos seis meses son un 10,3% menos que los de las mismas fechas del año pasado. Un descenso que solo supera La Rioja, que se acerca al 14%, y que casi duplica al registrado en el conjunto de España, que fue de un 5,8% en negativo.
Otros indicadores
Por cada 1.000 decesos se cuentan en la región poco más de 700 alumbramientos, que son la mitad que hace 35 años
No es el único indicador que deja claro que
la región está peor que el país en este capítulo. Hay otros que también
lo certifican. Entre ellos, la tasa bruta de natalidad (número de
nacimientos por cada mil habitantes): 7,9 en Extremadura y 8,4 de media
nacional. O la tasa bruta de mortalidad (decesos por cada mil
habitantes): 9 en España y 10,8 en la comunidad autónoma. O la de
fecundidad (número medio de hijos por mujer): 1,33 para el conjunto del
Estado y 1,29 en la región.Uno de los pocos datos positivos que deja la estadística de movimiento natural de la población publicada ayer es que durante la primera mitad de este año ha muerto menos gente que en el mismo periodo del año pasado. En concreto, 46 personas menos, esto es, un 0,7% de diferencia. A escala nacional, los fallecimientos aumentaron por encima del 2%.
La recopilación del INE permite también echar la vista atrás para comparar los números que la comunidad autónoma presenta en la actualidad con los que tenía hace unos años. Y esa comparación ilustra hasta qué punto ha cambiado la realidad. En 1982, por cada 1.000 muertes había en la región 1.650 nacimientos. En 2017, el número de bebés por cada millar de óbitos fue de 734, o sea, menos de la mitad que tres décadas y media antes.
En este sentido, lo mismo que en otros relacionados con el fenómeno de la despoblación, hay diferencias considerables entre las dos provincias extremeñas. En Badajoz, durante el año pasado se produjeron 830 nacimientos por cada 1.000 decesos, mientras que en Cáceres fueron 592. Este valor es positivo -es decir, hay más de 1.000 nacimientos por cada millar de muertes- en 13 provincias, con Almería a la cabeza. La provincia andaluza tiene la particularidad de ser una de las que atrae a más población emigrante, algo que no tiene Extremadura, cuyo número de habitantes procedentes de otros países es irrelevante en comparación con el de la mayoría de las regiones del país.
El país registra casi 50.000 muertes más que nacimientos
España se está quedando sin niños. Lo dicen las últimas estadísticas oficiales. Entre enero y junio de este año han nacido 179.794 bebés, que son casi un 6% menos que los que nacieron un año antes, informa Efe. Y el problema es más grave aún, porque al mismo tiempo, aumentan las muertes. En el mismo periodo fallecieron 226.384 personas, un 2,1% más que en el primer semestre de 2017. De esta forma, el número de muertes menos el de nacimientos refleja una pérdida de población, o crecimiento vegetativo negativo, de 46.590 personas.Según estos datos difundidos ayer por el INE, la pérdida de población a escala nacional se debe tanto a la mayor mortalidad como a la menor natalidad registrada este año. El deterioro demográfico que sufre España se agravó pocos años después de 2008, cuando comenzó la crisis económica que hizo que gran parte de los inmigrantes, en su mayoría una población joven con una tasa de natalidad superior a la española, regresase a sus países de origen o emigrase a otras zonas en búsqueda de mejores oportunidades de vida. Y las consecuencias son evidentes: menos nacimientos (casi un 25% de caída) y un descenso de la población que, además, cada vez es más vieja porque la esperanza de vida no deja de subir (por encima de los 83 años).
Desde 2012, cuando España registró la cifra de población más alta de su historia con 46,8 millones de habitantes, se ha reducido en cerca de doscientas mil personas.
TITULO: Minuto para Ganar KIDS - El corazón de Goya «inflamado de amor» ,.
El corazón de Goya «inflamado de amor»,.
La correspondencia con Zapater, su 'amigo amoroso', «no permite afirmar ni negar que fuera homosexual»,.
«No conocí a Goya y no confirmo ni desmiento nada. El texto de la carta confirma la existencia de una extraordinaria y emotiva amistad, fraguada desde la infancia y con distintos niveles de comunicación», apunta Matilla. «Trasmitir profundos afectos entre hombres no implica género ni orientación sexual, por más que a alguien le extrañe, y menos en el caso de Goya a quien también se tildó de nacionalista, afrancesado, torero, antitaurino, machote y amante del duquesa da Alba», enumera el experto. «No hay evidencia de su homosexualidad ni de lo contrario, pero sí la hay de la existencia de una honda amistad sostenida desde la niñez, de que Goya tuvo seis hijos y de que murió en Burdeos acompañado por una mujer, Leocadia Zorrilla», señala Matilla.
Dos cartas semanales
Goya escribía a su amigo del alma, el comerciante zaragozano Martín Zapater y Clavería, dos cartas cada semana. Lo hizo durante más de treinta años y hasta sus últimos días. Muchas de las misivas denotan la íntima complicidad que les unía. Una proximidad y una confianza extremas. Pero ¿tanto como para sospechar que Goya fuera homosexual?.Como Matilla, cree Manuela Mena «es imposible deducirlo de esas cartas, aunque hay quien lo cree». «Eran muy amigos, pero no hay manera de saber hasta dónde llegaron, si se acostaron o no. Sabemos que un sobrino nieto de Goya expurgó las cartas más comprometidas, pero creo que lo hizo por razones políticas, no sexuales», reitera Mena, una autoridad mundial en el pintor, partícipe del catálogo razonado en el que se incluye la carta de marras, y jefa de conservación del área de pintura del siglo XVIII y Goya del Prado.
Mena describe a Zapater como «el afecto más profundo de Goya». «La persona que más quiere, lo que los franceses llaman 'amitié amoureuse'» (amistad amorosa), dice Mena reiterando que la correspondencia no permite colegir la homosexualidad del pintor. Algo que sí plantean estudios como los de Roxana Pagés Rangel en 'Del dominio público. Itinerarios de la carta privada', o Natacha Seseña, quien habla de «un homoerotismo de alto voltaje» en 'Goya y las mujeres'. Citan frases de la correspondencia como «con tu retrato delante me parece que tengo la dulzura de estar contigo, ay mío de mi alma», de otra carta fechada en diciembre de 1790. Frases que alimentan las especulaciones, como los escabrosos dibujos de otras misivas. «Los hay satíricos, procaces y convencionales: hay bocas, ojos, orejas y penes y vulvas», aclara Matilla.
«Quedan muy pocos documentos verdaderos de Goya y sin las cartas conoceríamos menos al artista y las leyendas sobre él serían aún más y más disparatadas», zanja Mena la cuestión.
La carta que recibe el Prado fue escrita por Goya al regresar a Madrid tras un urgente viaje a Zaragoza para visitar a Zapater el 12 de octubre de 1790, acompañado de otro amigo común, José Yoldi. Se publica en el primero de los cinco volúmenes que tendrá el catálogo razonado de sus dibujos que la Fundación Botín y el Museo del Prado presentaron en Santander la pasada semana.
Fue adquirida el 3 de julio de 2007 en Christie's por José María Cervelló. A su muerte, sus herederos se la vendieron al Prado por los mismos 85.000 euro que pagó el abogado y mecenas. Era la última misiva conocida de Goya en manos privadas y se suma a la colección de Prado que atesora con ella 121 misivas de Goya, el 90 % de todas las conocidas, y casi 500 dibujos del millar que incluirá el catálogo.
El primer lote de 61 cartas de Goya a Zapater lo adquirió el Prado en 1976 a la marquesa Casa Riera. En mayo de 2000 compró otro lote de 40 misivas a los herederos de María Brey, y en mayo de 2004 un tercero de 19 de la colección Marqués de Casa Torres.
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