TITULO: VIVA LA VIDA - Ben Temple: un americano en Madrid ,. DOMINGO -16- DICIEMBRE ,.
El domingo -16- diciembre 2018 a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Ben Temple: un americano en Madrid,.
Neoyorquino, marido de la actriz
Alicia Borrachero, y rostro presente en una veintena de series
españolas, disfruta de su primer papel protagonista en la gran pantalla,.
Llegó a España en 1991. El amor le hizo cruzar el océano junto a su compañera de clase de interpretación, una tal
Alicia Borrachero.
Cinco años más tarde decidió volver a su país, a buscarse la vida, pero
las dificultades que entrañaba una relación a distancia (“es lo más
duro que hay”) y la feroz competitividad que se respiraba en Los Ángeles
(“no me sentía identificado con ese mundo, no me sentía feliz”) le
hicieron regresar. Eso y algo más, sorprendente: “Me di cuenta de que ya
era más español que norteamericano, era un extranjero en mi propia
tierra”. Instalado definitivamente en nuestro país desde 1999, la
carrera de
Ben Temple (Nueva York, 1969) ha sido de
fondo: “Sabía que aquí se reducían mis posibilidades de trabajar como
actor, pero buscaba mi felicidad. En Estados Unidos tenía un mayor
abanico de personajes a mi alcance, pero también mucha más competencia.
16 años después sigo pensando lo mismo, no hay otro sitio en el que
quiera estar”.
Casado con la popular protagonista de series como
'Periodistas' o la reciente
'Bajo sospecha' (son
padres de un niño, Alejandro, que está a punto de cumplir casi 10
años), Temple ha asomado en mil y una producciones televisivas
('Policías',
'El comisario', 'Amar en tiempos revueltos', 'Cazadores de hombres',
'Crematorio', 'Hospital Central', 'Víctor Ros', 'El Ministerio del
Tiempo' o
'Refugiados'), y en una veintena de largometrajes (
'El viaje de Carol',
'El misterio Galíndez',
'Romasanta',
'[REC]',
'La Caja Kovak' o
'La ignorancia de la sangre').
Muchos roles de villano, un puñado de muertes vividas en la ficción:
“Una de las claves ha sido aprovecharme del encasillamiento en
determinado tipo de personajes, no verlo como una desventaja. Mi acento,
un aspecto que no es exactamente el de un gaditano de La Línea de la
Concepción, todo lo que me hace diferente...”
Ahora, disfruta de su primer papel protagonista en cine: en
'Matar el tiempo'
interpreta a un norteamericano que pasa un par de semanas en Madrid
haciendo una auditoría en un banco. “Es un tipo solitario que se refugia
en el trabajo. No consigue conectar con su hija, tiene una madre en
estado catatónico, es viudo... no tiene nada más que su trabajo. Es
alguien que se siente culpable y que ha perdido el norte”, explica. Todo
cambiará cuando contacta con una prostituta en un videochat y, tras
pasar una noche con ella, se ve implicado en una turbia trama mafiosa.
Por fin tiene un personaje protagonista.
Empecé
a trabajarlo como con cualquier otro personaje: viendo en qué mundo
anda, qué lo motiva, qué le reprime, por qué actúa como actúa y por qué
reacciona según las circunstancias que se le presentan... Honestamente,
cuando vi la película pensé: “¡Dios mío, soy el protagonista!”. No creo
que fuera demasiado consciente de ello durante el trabajo, y casi mejor,
así no me acojonaba...
¿Cómo le llegó el momento?
Coincidí con Antonio Hernández en la serie 'La fuga', en una o dos escenas, y luego hice un corto ('Das Kind')
con su mano derecha, Manu Gómez. Antonio lo vio, le encantó y a los
pocos meses me llamó, me dijo que tenía una historia y que me tenía en
mente. Un mes más tarde me pasó el guión, me contó que lo había escrito
para mí, para Aitor Luna y para Yon González.
A ese halago se le sumaba que era un personaje muy diferente de lo que
solía hacer: de ruso, malvado, y casi siempre muriendo. Aquí era el
héroe inesperado de la historia. Buscó la financiación y unos meses
después estábamos rodando.
Hernández (director de 'En la ciudad sin límites' o 'Lisboa') ha sacado petróleo de una producción muy pequeña...
Sí,
es cierto. Maneja la parte técnica de maravilla, y es capaz de sacar
petróleo de donde no hay. Pero, por encima de todo eso, destacaría que
le gusta mucho estar y trabajar con los actores. Notas que disfruta de
esa parte de su trabajo: él era actor, pero siempre dice que muy malo y
que por eso se dedica a la dirección. Tiene mucha experiencia y sabe
cuándo intervenir y cuándo dejar que vueles solo, dejando un espacio
para tu creatividad. Y lo anima y alimenta cuando hace falta. Es una
gozada. Con él te sientes en buenas manos, y hace que te relajes. Y
sabiendo que su planificación va a funcionar, y que rueda tan bien,
siempre al servicio de la historia, uno piensa que si no llega a dónde
debería, él lo podrá salvar.
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Un rodaje pequeño, con pocos actores
(Temple, los hermanos Luna & González, Frank Feys y la magnífica
debutante Esther Méndez sostienen la trama). ¿Qué destacaría de la
experiencia?
La generosidad de los
compañeros, que se ofrecían para lo que fuera. Eso, y la manera de
trabajar de Antonio Hernández, ayudó a potenciar el ambiente de
experimentación, muy libre, y la constante propuesta de ideas. Con una
filmación tan apretada (rodaron durante sólo tres semanas), algo así
resulta imprescindible.
La televisión ya le habrá entrenado en lo de tener planes de rodaje apretados...
En
la tele, muchas veces la cuestión es resolver. Como sea. No hay tiempo
para más. Aquí pudimos ensayar antes, y Antonio lo tenía muy claro, así
que todo fluyó. Pero la tele es una práctica maravillosa para un trabajo
así, da mucho oficio, muchas tablas. Si no hubiera hecho mucha tele,
hubiera sufrido mucho más.
Ha dirigido dos cortos ('Padre' y 'La petición de mano'). ¿Es algo olvidado?
No,
no, tengo muchísimas ganas de volver a dirigir, y de hecho tengo un par
de proyectos para hacer con Alicia, pero aún están muy verdes...
Temple
confiesa lo dulce del momento: “Quiero aprovecharlo, tengo mi lado
ambicioso, no hay nada malo en ello... Me beneficia que aquí se ruede
cada vez más en inglés, y que lleguen producciones extranjeras. Pero hay
que seguir paso a paso, eso es algo que aprendí en Nueva York: para
tener una carrera de largo recorrido hay que construir la casa ladrillo a
ladrillo. Que mi trabajo hable por mí mismo, que me llamen porque me
han visto, es estupendo cuando un director quiere repetir conmigo...”
Aún disfruta de la experiencia de las representaciones de la obra de Strindberg 'Hambre, locura y genio', que le permitió reencontrarse con su maestro en sus primeros años en España, Juan Carlos Corazza
(“volver a sus manos, a las raíces, siempre resulta un aprendizaje, del
arte y de la vida”). Acaba de rodar con Fernando León de Aranoa (tiene
un pequeño rol en 'Un día perfecto') y con Isabel Coixet (en 'Nadie quiere la noche'), y destaca las dos escenas de 'Wild Oats' (film estadounidense rodado en las Canarias) en las que da vida al médico de Shirley MacLaine:
“Las hicimos el día de mi cumpleaños, y después de filmarlas se me
quedó mirando y me cantó el cumpleaños feliz. Sólo por eso... Eran dos
secuencias muy sencillas, pero ¡con Shirley MacLaine es mucho decir! Es
una mujer estupenda, muy muy grande”. Pequeños grandes pasos con los que
Ben Temple sigue construyendo su casa, ladrillo a ladrillo,.
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