viernes, 12 de septiembre de 2014

CALLEJEROS, Sahar Delijani, la iraní que nació entre rejas,./ PERRO, EL PASTOR ALEMAN, CICLISMO, Froome disfruta con la guerra civil,.

TÍTULO: CALLEJEROS, Sahar Delijani, la iraní que nació entre rejas,.

 Todos llevamos un árbol dentro. Encontrarlo es cuestión de tiempo'. Estas hermosas palabras provienen de uno de los personajes de 'A la sombra del árbol violeta' (Salamandra), la novela con la que la iraní Sahar Delijani se convirtió en autora revelación de la feria del libro más importante de Occidente: Frankfurt. La historia es ficticia, pero se alimenta de la biografía de la propia escritora, cuyo tío fue ejecutado en prisión y cuyos padres estuvieron encarcelados por orden de los guardianes de la Revolución, trayéndola a ella al mundo mientras estaban entre rejas.fotos

Así pues, Sahar Delijani nació en la Prisión de Evin, sita en el corazón de Teherán, en 1983, mientras sus progenitores permanecían detenidos como consecuencia de sus actividades políticas contrarias al régimen instaurado por el Ayatolá Jomeini. Doce años después, la familia de la futura escritora se trasladó a California, donde Delijani estudió Literatura Comparada y donde, tras publicar sus primeros relatos en revistas especializadas, empezó a gestar la idea de la novela que acaba de publicar en 27 países. 'El libro está inspirado en la historia de mi propia familia, sobre todo en los primeros capítulos, cuando se habla de la década de los 80 y de la prisión de Evin, de Teherán y de otros lugares -ha comentado la autora-. Mis padres y mis tíos fueron activistas políticos antes y durante la Revolución. Eran seculares, no islamistas, y querían convertir Irán en una república moderna. Cuando el país se convirtió en una teocracia, se dieron cuenta de que no era lo que ellos esperaban e incrementaron su activismo político. En cierto sentido, se hizo oficial que estaban trabajando en contra del régimen, que llevó a cabo arrestos políticos en masa en 1983'.
'A la sombra del árbol violeta' repasa las tres últimas décadas de la historia iraní, esto es, desde 1983 hasta 2011. Sahar Delijani ha escrito una novela que analiza las repercusiones que los distintos regímenes políticos han tenido sobre las familias iraníes, prestando especial atención al sufrimiento padecido por los padres de las nuevas generaciones, y recordando aquella purga de 1988 en la que el régimen ejecutó y enterró en fosas comunes a unos 15.000 disidentes (la cifra varía con facilidad, ya que el gobierno ocultó la información sobre los juicios sumarios realizados por los tribunales religiosos repartidos por todo el país). Pero, si los antecesores de la actual juventud iraní fueron torturados, encarcelados y asesinados por el viejo régimen islamista, sus hijos han tenido que decidir si se quedaban de brazos cruzados o si, emulando a sus padres, salían a la calle para protestar contra el simulacro de elecciones de 2009, en las que Mahmud Ahjmadineyad salió reelecto como presidente sin que nadie escuchara a quienes tildaron aquellos comicios de fraude. 'En mi opinión, la principal diferencia entre aquella época y la actual estriba en que, cuando el régimen tomó medidas represivas y realizó las ejecuciones de la década de los 80, lo hizo fuera del ojo público -ha dicho la Delijani-. No se llevaron a cabo necesariamente en secreto, ya que la gente sabía que existían, pero no se hicieron en público, sino por la noche, en los patios de la prisión, abriendo fosas comunes. De alguna manera, los asesinatos fueron ocultados. Sin embargo, en las protestas recientes, todo sucedió en la calle. El régimen pegaba a la gente, la arrestaba o le disparaba a plena luz del día, como si ya no les importara que les vieran. Ni siquiera trataron de ocultarlo. No soy una analista política, pero creo que esto demuestra que los nuevos guardianes son más feroces e indecentes que los anteriores'.

 TÍTULO: PERRO, EL PASTOR ALEMAN, CICLISMO, Froome disfruta con la guerra civil,.

PERRO, EL PASTOR ALEMAN, CICLISMO, Froome disfruta con la guerra civil,. foto,.


  1. Goya colgó el cuadro en su casa, aunque pudo hacerlo en las paredes gallegas del Monte Castrove, empinada meta ayer de esta guerra civil ...

    El africano recorta tiempo al aprovechar la vigilancia y el mal rollo entre Contador, Valverde y Purito,.

    Fabio Aru y Chris Froome, ayer, en el Monte Castrove. :: j. reina / afp
 Hay cuadros inmortales. Cuando Goya quiso pintar las dos Españas le salió 'Duelo a garrotazos'. Odio puro, antiguo, desde la raíz. Goya colgó el cuadro en su casa, aunque pudo hacerlo en las paredes gallegas del Monte Castrove, empinada meta ayer de esta guerra civil que es la Vuelta. Contador defendía su liderato. Purito apuraba sus opciones de ganar una etapa. Y Valverde, a lo suyo, a conservar como sea la segunda plaza. Cada uno agarró su garrote. Metieron las tibias en el asfalto y la emprendieron a tortas. Anclados en su pelea interna. Mal rollo lo llaman ahora. Por la derecha, espectador interesado en esa riña, les pasó Froome, que atrapó al escapado Aru. El joven italiano ganó la etapa que buscaba Purito. Froome, que recortó un puñado de segundos, ocupa ya el segundo puesto que era de Valverde. Y Froome, situado a un minuto y 19 segundos de Contador, es más amenaza que nunca para el líder madrileño mañana en Ancares, donde, seguro, seguirá el reparto de garrotazos.


    «Alberto, ¿si hubieras estado solo, si no hubieras tenido al lado a Purito y Valverde, habrías salido a por Froome?». La respuesta resume la etapa: «Sí, claro». El péndulo del corazón aún le batía a todo volumen al líder en la cima del Monte Castrove. Paisaje anfibio: montaña que mira al mar. Contador no se alarmaba por los 19 segundos que había concedido a Froome. «No son demasiado importantes. Ancares será otra cosa, es una etapa de Tour. La de Castrove era más explosiva», declaró. Anda confiado, seguro. Casi sobrado. Segó en primera persona los ataques iniciales de Caruso. Aunque no era esa su guerra. Y tampoco dio ni un metro ni a Valverde ni a Purito. Estacazo va, estacazo viene. Duelo a tres.

    Se metieron en esa burbuja de viejas rencillas que les separa. Es normal: llevan años siendo rivales en lo más alto del ciclismo. Son tres números uno del mundo. Y en esa plaza solo cabe uno. Ser del mismo país no les vacuna contra eso. Purito, por ejemplo, no perdona a Valverde la traición en el último Mundial. Purito, que va cuarto en la tabla, dice que él es el líder de los que vinieron a ganar la Vuelta; que los otros, ironiza, se autodescartaron porque estaban 'lesionados'. En eso se refiere a Contador, claro. Para colmo, Contador va y declara que el líder en el Mundial de Ponferrada tiene que ser Valverde, no Purito. Pues eso, mar de fondo. Los tres subían el monte rumiando sus cuitas.

    Día de broncas
    Ya en la salida, en A Estrada, se vio que era un día para las broncas. De allí es Álex Marque, ciclista despedido por el Movistar por un caso positivo del que ahora ha sido declarado inocente. Sus amigos se juntaron frente al autobús del Movistar, encendidos. «Manos arriba, 'Mafiestar'». «Vodafone, Vodafone, Vodafone...», entonaban. Una furgoneta de la Policía Nacional hacía guardia, por si acaso, por si se escapaba algún estacazo. Bajó Valverde del bus y se arrimó al piquete. Les sonrió. «Tranquilos, ya se arreglará todo». Palmadas en la espalda. Paz.
    Aunque no duró: en la primera hora de carrera se recorrieron 50 kilómetros. Guerra. No había manera de montar una fuga. Y cuando al fin se hizo, impuso una condición: solo apellidos acabados en 'on'. Así se largaron el muleño Luis León, Le Bon y Dupont. El Movistar no les soltó mucho hilo. No estaba el día para concesiones. Luis León tuvo tiempo, piernas y resuello para coronar el primer paso por el Monte Castrove y reforzar el liderato del Caja Rural en la montaña.
    Del segundo paso, el de la meta, se ocupó primero el Sky. Rodaba el sol por la ladera de la montaña. Las parras elevadas del albariño se acercan a la vendimia. Y sobre esa postal gallega, el Sky aceleraba para Froome. Aunque no anda el equipo británico con gasolina de sobra. Froome no dispone de la escuadra con la que arrasó en el Tour 2013. Lo echará de menos mañana en Ancares. Cuando el suelo se inclinó de verdad, se soltó el Katusha, la tropa de Purito. Es su peor año. Era el último final explosivo en esta Vuelta. Era ayer o nunca. Apretó tras la rueda del inquieto Barguill. Una, dos veces. Valverde y Contador seguían montados en su chepa. Froome, en cambio, les dejaba hacer. Es diésel. Juega al yoyó. Se queda y vuelve. Es un alumno aplicado: no levanta los ojos de la página. Así corre, agachado, concentrado en sus piernas y sus datos. Los otros, en cambio, no dejaban de vigilarse. «Yo he tirado -lamentaba Valverde-, pero siempre mirando atrás porque me arrancaba Purito». Lo mismo Contador: «He apostado por seguir a Valverde, que defendía la segunda plaza. Quizá he sido más frío que otros días».
    Y tras la última tarascada, brutal, de Purito, los tres agarraron la estaca. Se olvidaron de sus metas y se enredaron a garrotazos. Aru, tan joven y espléndido, lo agradeció. Como Froome, que se arrima a Contador en la general y que al llegar al hotel se topó con Oleg Tinkov, el patrón del madrileño. El ruso se hizo una foto con el africano, que contó la escena en Twitter: «Se me ha acercado un ruso loco con aliento a vodka y me ha pedido que posara con él». Tinkov replicó: «Por ese comentario ha perdido un contrato de siete millones de euros». Ayer hubo estacazos hasta en el hotel. Buen augurio para Ancares. «Igual me arrepiento del tiempo perdido hoy, pero no creo. Ancares será distinto», confía Contador, líder convencido. Ya sabe que su guerra no es civil, sino contra Froome.

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