jueves, 25 de mayo de 2017

¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE - CABALLO DE TROYA CONTRA LA CENSURA,./ VIAJANDO CON CHESTER - OBAMA CAMBIA DE ARENA.

TITULO:  ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE -  CABALLO DE TROYA CONTRA LA CENSURA,.

¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE ,.
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 ¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.



 CABALLO DE TROYA CONTRA LA CENSURA,.

Caballo de Troya contra la censura,.

Miguel Delibes, en la redacción de 'El Norte de Castilla', junto a un número conmemorativo del decano de la prensa diaria española.
Miguel Delibes, en la redacción de 'El Norte de Castilla', junto a un número conmemorativo del decano de la prensa diaria española. foto.
  • Durante varios decenios, Delibes representó la lucha del periodismo español por la libertad de expresión,.

    El 17 de octubre de 2006, rompiendo todo protocolo, los Reyes de España se desplazaron hasta la casa de Miguel Delibes, en la calle Dos de Mayo de Valladolid, para hacer entrega del Premio Vocento a los Valores Humanos. Don Juan Carlos y Doña Sofía destacaron entonces su «defensa de la libertad ejercida a través del periodismo». También «su sensibilidad personal y literaria hacia los más desfavorecidos y su amor a la naturaleza». Era su primer gran galardón periodístico, después de una vida en la que había alcanzado todos los galardones literarios imaginables... Incluida una firme candidatura al Nobel, que tropezó en su camino con alguna piedra demasiado grande.
    Durante más de dos decenios, el autor de 'Los santos inocentes' fue una verdadera tortura para la censura franquista. «Desde que entró en el periódico Miguel Delibes -escribe el director general de Prensa Juan Aparicio a Segismundo Royo Villanova, consejero de 'El Norte de Castilla'- y el Consejo le designó subdirector, se ha producido un grave quebranto de la autoridad del director (...) y ello se refleja en los contenidos del periódico».
    Desde sus inicios en el que hoy es decano de la prensa diaria española, Delibes supo muy bien lo que era la censura. Cuando entró a trabajar como dibujante en el periódico en 1941, con su carpeta de caricaturas debajo del brazo, la Delegación Nacional de Prensa acababa de expedientar a su director, Francisco de Cossío, y como represalia había obligado a retirar de la cabecera del periódico su condición de «diario independiente de Valladolid». Cossío, espejo de Delibes en tantas cosas, había destacado a su vez por su lucha furibunda contra la dictadura de Primo de Rivera: hubo de exiliarse a París en 1924 para evitar ser deportado a Larache y al final terminó desterrado dos semanas en Chafarinas, por un artículo no publicado en 'El Norte', sino en 'La Razón' de Buenos Aires... Dos años después del ingreso de Delibes en el periódico, el propio Aparicio destituiría a Cossío y nombraría en su lugar al sacerdote falangista Gabriel Herrero.
    Estudiante, primero, y profesor de Derecho Mercantil después, a la par que dibujaba -lo hizo durante 17 años- Delibes fue ganando territorio en la redacción de 'El Norte'. Redactor de internacional, editorialista, crítico literario y cinematográfico..., enseguida la empresa editora de 'El Norte' vio en él el candidato ideal para sustituir a Herrero -a quien consideraba «no apto» para ejercer la dirección-, y para recuperar la línea agraria y liberal del rotativo. En 1948, con la consecución del Premio Nadal con su novela 'La sombra del ciprés es alargada', la figura del periodista y escritor empezó a cobrar un relieve que terminaría siendo la mejor baza para impulsar esta opción. En 1953 la empresa le nombra subdirector y en 1954 le encarga la organización del Centenario de 'El Norte'. Escrito por Delibes, pero firmado por Gabriel Herrero en su condición de director, el artículo que celebraba los 'Cien años de vida' de 'El Norte' provocó escándalo en el ministerio y el periódico fue amonestado. Con Delibes a la cabeza del rotativo, seguiría siendo castigado una y otra vez con los motivos más diversos, como no destacar suficientemente en sus páginas el Día de la Victoria, como criticar la ley sobre 'Tierras en pajas', como prescindir de los artículos de la agencia Cifra o como publicar una entrevista con el nuevo gobernador civil, Jesús Aramburu, antes de que se produjera su nombramiento.
    En su libro 'La censura de prensa en los años cuarenta', el propio Delibes rescata algunas de las consignas que se recibían entonces en la redacción de 'El Norte'. Como aquella que dice: «Ese periódico publicará en los próximos quince días nueve artículos firmados por sus mejores colaboradores, en la primera plana, comentando el discurso pronunciado por Su Excelencia el Jefe del Estado el día primero de octubre ante el Consejo Nacional» o esa otra, tan elocuente, que advierte: «Ante la posible contingencia del fallecimiento de don José Ortega y Gasset, ese diario dará la noticia con una titulación máxima de dos columnas y la inclusión, si se quiere, de un solo artículo encomiástico, sin olvidar en él los errores religiosos y políticos del mismo y, en todo caso, eliminando siempre la denominación de 'maestro'».
    Cuando gana en 1955, con 'Diario de un cazador', el Premio Nacional de Literatura, Miguel Delibes es ya una gloria literaria nacional. Su prestigio como escritor le permite seguir saltándose como periodista, una y otra vez, los límites de la censura franquista. En 1958 el vallisoletano Adolfo Muñoz Alonso es el nuevo director general de Prensa. 'El Norte' consigue la destitución de Herrero y nombra a Delibes director interino, hasta su confirmación oficial en 1960. Solo de puertas adentro, porque no aparecerá en la mancheta del periódico, después de una intensa pugna con el ministerio, hasta treinta meses después de su designación. Una vez más, las quejas del nuevo jefe de la censura ante el Consejo del rotativo: «'El Norte' y sus hombres estuvieron sucesiva y constantemente, durante las últimas semanas, sobre la mesa del director general y del delegado provincial de Valladolid».
    Los hombres de 'El Norte', además de Delibes, son el extraordinario grupo de periodistas y escritores gestados a su alrededor: Francisco Umbral, Manu Leguineche, Fernando Altés, César Alonso de los Ríos, José Luis Martín Descalzo, Javier Pérez Pellón, según la nómina proporcionada por él mismo en 1988, en su discurso como doctor honoris causa por la Universidad Complutense. Ética, estética, rigor e independencia a machamartillo. Y entre ellos también José Jiménez Lozano, quien le habría de suceder años después en la dirección de 'El Norte'; el único periódico español con dos premios Cervantes en su nómina de directores.
    Nunca lo tuvo fácil como periodista, y menos aún como director Miguel Delibes. En una carta a su primo Jaime Alba le confiesa: «Cada día me siento más vejado, enfurecido y roído de escrúpulos en este cargo. Tan solo me consuela el hecho de que, al menos, mi sensibilidad no se haya acorchado». A la historia del periodismo español han pasado sus enfrentamientos con Manuel Fraga y con su director general de Prensa, Manuel Jiménez Quílez. Delibes no solo fue llamado a capítulo a Madrid por los ministros de Obras Públicas y de Agricultura; un sábado detrás de otro, después de terminar su semana al frente del periódico, tenía que bajar a la capital para escuchar las acusaciones de Jiménez Quílez de «hacer fracasar el experimento de liberalización de la prensa española» en los primeros años del desarrollismo. Regresaba a Valladolid con las nuevas consignas: cambiaba palabras y expresiones y seguía adelante. Hasta la próxima advertencia.
    En 1962 publica una de sus obras míticas, 'Las ratas', con la que gana el Premio Nacional de la Crítica. Uno de sus libros más acusadores, más desveladores de las miserias de una Castilla afligida. Así se lo confiesa a César Alonso de los Ríos en sus 'Conversaciones': «'Las ratas', sin duda alguna, es un libro mucho más duro que los artículos que publicábamos en 'El Norte de Castilla'. 'Las ratas' y 'Viejas historias de Castilla la Vieja' son la consecuencia inmediata de un amordazamiento como periodista. Es decir, que cuando a mí no me dejan hablar en los periódicos, hablo en las novelas. La salida del artista estriba en cambiar de instrumento cada vez que el primero desafina a juicio de la Administración». Al año siguiente, el ministerio nombró subdirector a Félix Antonio González. Le dijeron, en palabras del propio Delibes: «Tú eres más director que el director. Tú tienes derecho de veto sobre todo lo que Delibes ordene. Y si Delibes se desmanda, tú te vas a casa». La connivencia entre Delibes y su 'comisario político' no fue suficiente para que cesaran al primero y nombraran al segundo en mayo de 1962, aunque de nuevo el cambio en la mancheta no se reflejara hasta abril de 1966. Pelea sorda e interminable.
    La historia dice, sin embargo, que aquella batalla perdida se convirtió más tarde en una guerra ganada con amplitud por el escritor. Delibes pasó a ser delegado del Consejo en la Redacción de 'El Norte', con el cometido de velar por su línea editorial, y en 1983 se incorporó al propio Consejo del periódico, un cargo que ejerció hasta sus últimos días, cuando fue sustituido por su hijo Germán. En paralelo, entró en la Real Academia Española en 1973, con un discurso visionario sobre la relación del hombre con el medio ambiente.
    En 1979 Lola Herrera convirtió su versión de 'Cinco horas con Mario' en un símbolo de la Transición española y en 1993 el Premio Cervantes puso broche a su sensacional carrera literaria, antes de volver a ser Premio Nacional de Literatura con 'El hereje'. Hasta que se forjó un verdadero mito alrededor de todas estas cosas...
    No todos recuerdan ahora que en 1975 a Miguel Delibes le ofrecieron ser director de 'El País'. El viejo periodista, que un año antes había perdido a su esposa, Ángeles de Castro, lo rechazó con una fórmula tan sincera como particular: ya que se había quedado viudo de su mujer, que era lo que más quería, no quería quedarse viudo también de sus otros dos amores: 'El Norte de Castilla' y el Real Valladolid. Pura cepa.

     TITULO:  VIAJANDO CON CHESTER - OBAMA CAMBIA DE ARENA.
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     VIAJANDO CON CHESTER

    Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.





     OBAMA CAMBIA DE ARENA.

    Obama cambia de arena,.

    El expresidente de EE UU combate el calor refrescándose con el contenido de un coco en mangas de camisa. :: aFP
    El expresidente de EE UU combate el calor refrescándose con el contenido de un coco en mangas de camisa. foto.
  • Desde que dejó la política, el expresidente viaja de playa en playa y frecuenta resorts de lujo e islas privadas con amigos millonarios,.

  • Cuando el 20 de enero un helicóptero del cuerpo de Marines despegó de Capitol Hill con Barack Obama y su señora a bordo, rumbo a Palm Springs, todo el mundo pensó que la pareja se merecía unos días de descanso después de ocho agotadores años al frente del país más poderoso del mundo. Cuatro meses y casi 40.000 kilómetros después, el expresidente sigue sin parar de no hacer nada. Nada, si exceptuamos disfrutar de deportes acuáticos rodeado de playas paradisiacas, sorber agua de coco con una pajita o socializar con celebridades a bordo de yates desmesurados. Adiós al frío de Washington DC. De California al Caribe y de ahí a la Polinesia, con una paradita en la Toscana.
    «Michelle y yo nos tomamos un breve descanso. Después volvemos al trabajo», tuiteó Obama tras el relevo. Curioso concepto de la palabra 'breve'. Las vacaciones de un maestro son un puente comparadas con los más de cien días de retiro dorado que se ha marcado el exlíder demócrata, que no veía el momento de desprenderse del traje y la corbata para calzarse los shorts, las gafas de sol y la gorra de béisbol (hacia atrás).
    Dos mandatos sucesivos en el Despacho Oval habían desteñido el atractivo color de piel del 44º 'potus' -fruto de la mezcla genética entre un padre keniano y una madre norteamericana- hasta dar a su rostro un aspecto exhausto y macilento. Parece que, una vez entregado el botón nuclear a Donald Trump, el joven jubilado de 55 años se propuso ligar bronce como si no hubiera un mañana.
    Después de abandonar la Casa Blanca, Barack y Michelle pasaron unos días de relax en la mansión del exembajador de España James Costos y su marido, el decorador Michael S. Smith, al que han contratado para poner a punto el rancho que se han comprado en la soleada California, no lejos de allí.
    Pero no regresaron. De nuevo como una pareja de novios -su hija Malia está de prácticas en Nueva York antes de ingresar en Harvard y Sasha termina este curso la secundaria en la capital federal, donde está la casa familiar-, viajaron en el jet privado de su amigo sir Richard Branson, dueño del grupo Virgin, a la isla Necker, un paraíso caribeño de 30 hectáreas propiedad del magnate en el archipiélago de las Islas Vírgenes Británicas. Los Obama disfrutaron de este exótico resort de lujo, con capacidad para 34 huéspedes y 100 personas de servicio, con terrazas de vistas infinitas al mar azul turquesa, piscinas, spa, gimnasio, cancha de tenis y cabañas en las playas de arena blanca. En él se han refugiado antes Lady Di, David Beckham o Kate Winslet.
    Con semejante escenario, los días de holganza se sucedieron unos a otros y al relajado matrimonio se le pasó febrero en un suspiro. Suele ocurrir cuando uno tiene poca prisa y mucho dinero. O amistades muy ricas: no ha trascendido si fueron invitados por el propietario o pagaron los 80.000 dólares diarios que cuesta alquilar la isla entera. Lo que sí se sabe, gracias al vídeo colgado por Branson en las redes sociales, es que el atlético Barack disfrutó como un enano haciendo kitesurf, un deporte que tenía vetado por razones de seguridad mientras fue presidente.
    Los rizos de Michelle
    En marzo cambiaron de océano y pusieron rumbo a la Polinesia francesa, en el Pacífico sur. Esta vez, en yate, y no uno cualquiera, sino el 'Rising Sun', el décimo más grande del mundo, con 138 metros de eslora, y uno de los más caros, casi 240 millones de dólares. En la embarcación, propiedad del empresario David Geffen, pasaron unos días con amigos como Oprah Winfrey, Tom Hanks, Bruce Springsteen y Patti Scialfa. Barack fotografió a una Michelle de melena rizada -no se la veía con el pelo sin planchar en años- sobre la amplísima cubierta. Él nadó en aguas cristalinas. Ella practicó paddlesurf. Pasaron por islas de nombres evocadores antes de recalar en el resort ecológico The Brando -antaño propiedad del actor, a 3.000 euros la noche- en Teriatoa.
    El 9 de mayo, Obama dejó las playas y regresó a la arena pública después de meses para pronunciar una conferencia en Milán, en el marco de la cumbre sobre nutrición e innovación alimentaria Seeds&Chips. Las entradas costaban 850 dólares. Aprovechó el viaje transoceánico para descansar un par de días en la casa toscana de John Phillips, embajador en Italia durante su presidencia.
    En honor a la verdad, no ha estado completamente al margen de la política estos meses: en su cuenta de Twitter se posicionó contra el veto a los inmigrantes musulmanes y grabó un vídeo de apoyo a Emmanuel Macron antes de la segunda vuelta de las elecciones francesas.
    No todo el mundo mira a estos ociosos Obama con sana envidia. Algunos analistas consideran una torpeza que, mientras su sucesor tiene a sus conciudadanos sumidos en una mezcla de temor, asombro e indignación, uno de los expresidentes norteamericanos más queridos se dedique a disfrutar de unas vacaciones tan prolongadas como ostentosas, rodeado de millonarios.
    Aunque algunos comentarios a las fotos vacacionales incluyen insultos dirigidos a Obama -como «perezoso» o «parásito»-, la mayoría son mensajes de cariño y apoyo. «Barack, vuelve», «¡Te necesitamos!» y «Te echamos de menos». No son pocos los que defienden que él hace más por Estados Unidos 'fuera de la oficina' de lo que Donald Trump hará jamás mientras -supuestamente- trabaja por el país. Hasta en bañador.

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