sábado, 3 de mayo de 2014

PROTAGONISTAS , EN DIRECTO, MARIO LA VOZ DEL SILENCIO,./ REVISTA MUJER HOY, DE CERCA, PORTADA,. SHAILENE WOODLEY ACTRIZ,.

TÍTULO: PROTAGONISTAS , EN DIRECTO, MARIO LA VOZ DEL SILENCIO,.
  1. Mario, la voz del silencio
    Amaya Áriz y su hijo Mario, diagnosticado con autismo.-foto
    A los dos años fue diagnosticado como autista y comenzó la lucha de su madre para que él, y otros muchos, no queden recluidos (y excluidos) en su mundo.
    Mario está empujando un coche de juguete hasta un taller mecánico. “¿Me lo puede arreglar, por favor?”, pregunta a un muñeco que sujeta Tamara, la psicóloga encargada de su terapia de los miércoles. Amaya Áriz, la madre de Mario, observa la escena con una gran sonrisa. Puede que para la mayoría de madres imágenes así sean cotidianas, pero en el caso de Mario, de casi seis años, es toda una novedad. Hace año y medio ni siquiera hablaba. Tampoco interactuaba con otros que no fueran sus padres o su hermana. Y mucho menos imaginaba historias que luego representaba con objetos simbólicos, como hacen la mayoría de niños de forma instintiva. Pero desde que fue diagnosticado con autismo, Amaya comenzó una batalla que está obrando pequeños milagros. 
    Gracias a su lucha existe la Asociación Navarra de Autismo (ANA), que ella puso en marcha; además, 90 niños con autismo que antes no recibían terapia reciben ahora sesiones diarias; y desde hace dos años, una escuela de verano con intervención terapéutica individualizada para cada niño –un referente en Europa– abre sus puertas en Pamplona.
    No son las únicas proezas que ha logrado esta madre: también ha creado un método para enseñar a su hijo a leer que ya se está traduciendo a otros idiomas y que se utiliza en asociaciones y colegios de toda España y Latinoamérica, y hace unos días acercó su historia al Parlamento Europeo en busca de mayor atención para el autismo. Todo por una obsesión: que Mario y otros niños con autismo crezcan en un mundo que los quiera y los respete. 
    Pequeños milagros. Antes de saber qué le ocurría a su hijo, la vida de Amaya era muy diferente. Después de estudiar Derecho y viajar por medio mundo, acabó dominando cinco idiomas y dirigiendo los departamentos de Exportación y Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Navarra. “Me pasaba dos tercios de mi tiempo en un avión, pero tenía una vida muy cómoda. Mi mayor preocupación era dónde íbamos a pasar las vacaciones”, recuerda ahora Amaya.
    Un 19 de enero de hace ahora tres años, todo eso cambió. “Mario tenía dos años y medio y llevábamos tiempo diciéndole a la pediatra que creíamos que le pasaba algo –explica–. No jugaba con los otros niños, las palabras que había aprendido hasta los 12 meses ya no las pronunciaba, pensábamos que no oía bien porque no atendía cuando le hablabas... Acabamos llevándolo a un neuropediatra al que le bastó solo una hora de observación para darnos el diagnóstico: Mario tenía autismo en grado de moderado a severo”.
    Asegura que recibir ese diagnóstico así, sin anestesia, la sumió en una especie de shock agravado por no saber dónde acudir ni cómo ayudar a Mario. “Era como si se me hubiera muerto un hijo (ese sobre el que proyectas todos tus planes de futuro, que hablaría varios idiomas y sería brillante) y hubiera nacido uno diferente –recuerda–. Quería que alguien me dijera que no pasaba nada, que había otros niños como Mario con los que existía alguna forma de comunicarse. Pasar por todo esto es menos difícil si tienes donde ir a llorar, un lugar donde te den soluciones, y por eso unos meses después, cuando empecé a salir del duelo, creé la Asociación Navarra de Autismo. Allí nos propusimos que esa “rehabilitación a la vida” después de conocer el diagnóstico fuera un hecho para los nuevos niños diagnosticados y sus familias”.
    Fue entonces cuando comenzó su batalla para dar a conocer el autismo. Pero antes de eso tuvo que enfrentarse a sus miedos. “Era incapaz de hablar del tema, me resultaba físicamente imposible. Por eso empecé a escribir un diario. A los cuatro meses lo compartí en internet. Así nació www.laalegriamudademario. blogpost.com.es”.
    Una historia contada. En unas semanas su blog alcanzó 140.000 visitas y Mario empezó a formar parte de la vida de mucha gente. Sus logros, sus retrocesos, su lucha, su día a día... comenzaron a ser cotidianos para personas que hasta entonces nunca se habían interesado por el autismo. Y, poco a poco, Amaya Áriz consiguió uno de sus objetivos más importantes: concienciar a la sociedad acerca de lo que supone vivir de cerca con esta diversidad funcional.
    Por eso se animó a contar su historia en el libro “La alegría muda de Mario”, cuyos beneficios íntegros se destinan a la Asociación Navarra de Autismo, y aprovechó una visita de la princesa Letizia a Pamplona para entregárselo, cruzando los dedos para que lo leyera. “Conseguí entregarle el libro y resultó que lo leyó y habló de él en una audiencia en Madrid. Así empezó a crecer el interés por el libro”, recuerda Amaya, que también consiguió que un traductor colaborara desinteresadamente con el proyecto traduciendo el libro al inglés (ambas versiones, la española y la inglesa, se pueden descargar ya en Amazon). Su próximo reto es lograr que Hollywood se enamore de la historia de Mario para rodar una película con su historia. 
    Pictogramas. Lourdes, la abuela de Mario, ya ha peinado todo su barrio convenciendo a los establecimientos de la zona para que coloquen pictogramas en las puertas. Son unos dibujos con los que Mario se sitúa en nuestro mundo, una especie de lenguaje que los niños con autismo sí pueden entender. Porque en su mente no hay palabras, sino imágenes. Por eso cuando ven en la puerta de una cafetería o de una peluquería uno de los pictogramas realizados por Arasaac (el portal aragonés de la comunicación aumentativa) o el ilustrador Kukuxumusu, quien también colabora con la asociación, les resulta más fácil situarse y saber dónde están. 
    Es también una forma de mantener el orden del mundo de Mario. Porque cuando se desordena, llegan las crisis. La misma tarde en que ha realizado este reportaje ha tenido una: Mario siempre baja en el ascensor con su hermana Leyre, pero hoy ella lleva un triciclo y ha cogido el ascensor para bajar a la calle con el fotógrafo. Como Mario no ha podido bajar con ellos por falta de espacio, algo ha hecho click en su mente y todo se ha revolucionado en un segundo. Hasta que su madre ha conseguido calmarlo, poco antes de que comenzara su clase de natación adaptada.
    Las crisis. El objetivo es que él mismo sea capaz de gestionar esas crisis cuando crezca con ayuda de terapia. La misma terapia que le ayuda a relacionarse con otros aparte de su familia. Esos privilegiados son aquellos que tienen un pase especial para compartir el mundo de Mario. Y entre ellos, su preferida es Leyre, su hermana pequeña, que siempre ha encontrado la manera de comunicarse con él, incluso cuando aún no iba a terapia: antes de que sus padres descubrieran los pictogramas, los hermanos idearon un lenguaje propio a base de risas.
    Igual que Leyre aprendió a dar “besos coscorrón” –un tipo de beso patentado por Mario– gracias a su hermano mayor. Para ella, de tres años, que haya niños que necesiten pictogramas es lo más natural del mundo. Por eso se sorprende cuando entramos en la carnicería y le preguntamos si ese dibujo que está en la puerta es un pictograma. “¡Claro! ¿Nunca habéis visto los “pictos”? ¡Si están en todas partes!”, dice. Gracias a los esfuerzos de Amaya y quienes se van sumando a su batalla, quizá algún día estén en todas partes de verdad. 

    Los falsos mitos del autismo 
    -“El Trastorno del Espectro Autista es muy poco común”. La prevalencia del autismo ha aumentado un 120% en los últimos ocho años, afectando a uno de cada 68 niños, actualmente.
    -“Está asociado a una discapacidad intelectual”. Puede ir acompañado de discapacidad intelectual, pero la mayoría de niños con autismo no la tienen.
    -“Es una enfermedad mental que debe tratar un psiquiatra”. No, es un desorden neurológico que trata el neuropediatra.
    -“Es imposible su integración”. Aunque no tiene “cura”, sí es posible lograr que desarrollen sus capacidades verbales y sociales con terapia, sobre todo cuando se diagnostica de forma precoz.

     TÍTULO: REVISTA MUJER HOY, DE CERCA, PORTADA,. SHAILENE WOODLEY ACTRIZ,.
    No hago planes. hay que dejar que el universo te regale su magia,.



    Hay que aprovechar cada momento y sentirse agradecidos. ... que pueden sorprenderte que debes dejar que el universo te regale su magia”.
     
    Shailene WoodleyLa protagonista de “Divergente”, la última gran franquicia juvenil, no es una estrella más. Tras debutar en “Los descendientes” con Clooney, se ha convertido en la actriz más refrescante de su generación.
    ¡Hola! Me llamo Shai”, se presenta canturreando mientras me envuelve en un abrazo inesperado. Shailene Woodley lleva todo el día descolocando a los periodistas. Acostumbrados a estrellas jóvenes que marcan las distancias –no solo físicas– con el resto de la humanidad, el comentario generalizado entre los plumillas que la han entrevistado en un hotel de Los Ángeles es que Woodley es sorprendentemente normal. También muy elocuente. Su discurso sobre la fama, el negocio del cine y la vida en general no se escucha todos los días. Es diferente. O mejor dicho, “Divergente”, como la película que está promocionando (ya en cartelera en España). “Disculpa. 

    Son mis vitaminas –dice mientras enreda con varias preparaciones de herbolario sobre la mesa–. Me paso el día metida en un avión y no quiero ponerme enferma, así que trato de mantener mi sistema inmunitario a tope”. En las distancias cortas, resulta refrescantemente natural y su look va en consonancia: calcetines rosas, leggings y camisa azul. Sus únicos complementos, un colgante de madera y unas gafas de ver sobre su cabeza. Parece tan relajada como en el salón de su casa. Pero está de servicio.  Taquillazo adolescente. Patrocina la última franquicia “teen” llamada a emular el éxito de “Los juegos del hambre”. Le pregunto si le pesa la responsabilidad de ser un ejemplo para millones de fans adolescentes. “No, mientras lleve una vida íntegra no tengo de qué preocuparme. Además, creo que tenemos que vivir para nosotros mismos antes de hacerlo para los demás”, afirma con convicción. Tiene 22 años. Empezó haciendo anuncios a los cinco y, con 15 protagonizó la serie juvenil “Vida secreta de una adolescente”. Pero Hollywood se fijó en ella cuando bordó el papel de la hija atormentada de George Clooney en “Los descendientes”.
    Participó en el casting de “Los juegos del hambre”, pero Jennifer Lawrence se llevó el papel. “No concibo este trabajo como una competición entre actrices. Para mí, o eres la persona adecuada para un personaje o no lo eres. Y si no lo eres, debes apoyar a esa otra actriz en su viaje”. De hecho, cuando le ofrecieron “Divergente”, pidió consejo a Lawrence. “Me dijo: “No tomes drogas, no grabes un vídeo casero porno y no vayas al supermercado el día del estreno. Aparte de eso, estarás bien. Y será la mejor decisión que hayas tomado”. Y Woodley aceptó el papel.
    Las comparaciones con Lawrence (que, como ella, es actriz franquicia, musa indie y fenómeno mediático) son inevitables. “No me molesta. Jenn es una mujer fuerte e increíble y, si me tienen que comparar con alguien, es un gran piropo que sea con ella”, asegura, muy políticamente correcta.
    Diversión. Su secreto, tal vez, es no tomarse nada demasiado en serio. Siempre ha dicho que actuar solo es un hobby. Le pregunto si sigue siendo así, ahora que es la estrella de una superproducción. “Si no me divirtiera, no lo haría. Es la única razón por la que actúo –dice, tajante–. Si hubiera tenido un éxito más prematuro, habría dejado la interpretación porque este es un negocio lleno de excesos. Ahora siento que tengo las herramientas para afrontarlo con integridad”. De momento, ha sabido esquivar las trampas de la fama prematura.
    Probablemente, porque las fiestas nunca han sido su hábitat natural. “Me apasiona cualquier cosa que tenga que ver con la naturaleza: la tierra, las culturas indígenas o el proceso que va desde plantar una semilla hasta recoger sus frutos, cocinarlos, comerlos y ver cómo afectan a tu cuerpo”, explica con entusiasmo. De hecho, cuando está en Los Ángeles suele cargar con una garrafa e irse en busca de agua potable a las montañas. También le gusta recoger frutos silvestres y poner a prueba su capacidad de supervivencia buscando refugios, haciendo fuego y construyendo pequeñas armas. El mundo moderno le interesa muchísimo menos. De hecho, hace poco renunció a su teléfono móvil y ha cancelado todas sus cuentas en las redes sociales. Dice que ahora se siente más libre.
    Natural. Woodley es ecologista practicante. Recicla, ahorra agua, evita usar plásticos, come verdura de cultivo biológico... y ha convertido el respeto por la naturaleza en la filosofía que mueve su vida. “A los 18 años fui a Hawái a rodar “Los descendientes”. Allí aprendí a apreciar la tierra. Pero, sobre todo, que nosotros también somos naturaleza y que, si queremos cambiar el mundo, tenemos que empezar por ahí. Eso significa cuidarse física y mentalmente, pero también ser amable y compasivo y tener una interacción positiva con los demás”.
    “Conectar” es una palabra clave en su vocabulario: con la tierra, con las raíces, con uno mismo y con los demás. Por eso saluda con un abrazo a los desconocidos y por eso es cálida y amable. Aunque lo que más sorprende es que muestra una aplastante seguridad en sí misma. “Creo que tiene que ver con el tiempo que he pasado en la naturaleza y que me ha ayudado a conocerme. He aprendido que tenemos un tiempo limitado en este planeta, que nunca sabemos cuándo llegará nuestra hora... 
    Por eso, todos los días tienes la opción de coger la vida por las pelotas o que la vida te coja a ti. Y yo prefiero empezar mi día antes de que mi día me empiece a mí –explica a velocidad vertiginosa–. Hay que aprovechar cada momento y sentirse agradecidos. Este mismo instante es precioso: el viento, los árboles, el sol y tú frente a mí y yo frente a ti”, dice como si tratase de transmitirme un pequeño secreto metafísico.
    En la alfombra roja. Su espíritu positivo es arrollador, pero no va de integrista por la vida. “Esta mañana, por ejemplo, me he levantado supergruñona, pero me tomado un café y todo ha cambiado. Trato de ser feliz, pero, si no lo soy, tampoco pasa nada”. Los aspectos superficiales del negocio no le interesan. Casi toda su ropa ha salido de tiendas de segunda mano y no se maquilla si no está trabajando. La alfombra roja es otra cosa. “Tengo que ser respetuosa con toda la gente que ha trabajado para sacar adelante una película”. Es decir, que si la ocasión lo requiere, se planta su uniforme de estrella y hace su trabajo. Eso sí, a su manera: por ejemplo, con un vestidazo negro y esas antiestéticas, pero probablemente comodísimas, zapatillas de cinco dedos.
    La fama tampoco le interesa. “La verdad, no me doy cuenta. No leo la prensa, especialmente si hablan de mí. No tiene sentido. Soy actriz. Mi trabajo es ir al set y crear arte, no que me presten atención”, afirma con una frase sacada del manual de la perfecta estrella emergente. Aunque Hollywood lo espera todo de Woodley, ella no hace planes. “Siendo “freelance”, no puedes hacerlos. Puedes tener metas, soñar y dibujar un mapa de deseos, pero hay tantas cosas que pueden sorprenderte que debes dejar que el universo te regale su magia”. Termina la entrevista y Woodley se despide con otro abrazo, deseándome un buen día. Y me voy con la impresión de que el universo tiene algo grande preparado para ella.

    Muy personal 
    ● En la adolescencia, le diagnosticaron escoliosis y tuvo que llevar una férula durante dos años.
    ● Sus padres, ambos psicólogos, se divorciaron cuando ella tenía 15 años. Aun así, siguen celebrando juntos la Navidad con las nuevas parejas de ambos.
    ● No le gusta ir al gimnasio, pero le encanta hacer yoga.
    ● Ha confesado que ahora que tiene el pelo corto solo usa champú una vez al mes.
    ● En su último viaje, recorrió en solitario Costa Rica con su mochila al hombro.

    La aventura de la identidad 
    Para Hollywood, Shailene Woodley es la nueva Jennifer Lawrence... y su nueva película, “Divergente”, la próxima “Los juegos del hambre”. Basada en los libros de Veronica Roth, plantea un futuro en el que la sociedad está dividida en cinco facciones (verdad, abnegación, osadía, cordialidad y erudición). Al cumplir los 16 años, todos deben elegir la suya. Cuando Tris (Woodley) descubre que no encaja en ninguna, su vida peligra. Encontrará un mentor en Cuatro (Theo James) y una enemiga en la líder de los eruditos (Kate Winslet).


No hay comentarios:

Publicar un comentario