sábado, 17 de mayo de 2014

REVISTA MUJER HOY, DE CERCA, PORTADA, Ana de Armas: "Por amor haría cualquier cosa"/ PROTAGONISTAS, ¿ QUE HAY EN UNA MENTE GANADORA ?

 
La actriz lleva vestido y pulseras de Chanel Los zapatos los firma Dior.
 
Ya la cortejan en Hollywood, donde comparte agente con Robert De Niro, pero ha vuelto a casa para estrenar una película que explota su lado más romántico. Aspira a todo, y sabe que el tesón, el talento y la belleza son sus armas.
Los 25 años de Ana de Armas no son un cuarto de siglo cualquiera. A la actriz le ha dado tiempo a casarse (con el actor Marc Clotet), divorciarse, rodar casi una decena de películas, codearse con las grandes figuras del cine, erigirse en musa de los directores de moda... Incluso a que Hollywood llamara a su puerta, y nada menos que dos veces: acaba de volver de rodar junto a Robert de Niro y ya tiene nuevo proyecto a las órdenes de Eli Roth, el rey Midas del thriller estadounidense.
Pero que Hollywood la corteje no quiere decir que no se resista a poner ambos pies al otro lado del Atlántico. Prueba de ello es la nueva película de David Menkes, “Por un puñado de besos”, que la actriz ha estrenado junto a su amigo y compañero de reparto en “El internado”, Martiño Rivas. Lo cuenta mientras desayuna un par de mandarinas y un plátano –“en Los Ángeles comen tan sano que se me ha pegado”, confiesa riendo– y se pone en manos del maquillador con la cara lavada.
Tiene una piel tan perfecta que si quisiera, pasaría de largo la prueba de fuego de una sesión al natural: Ana de Armas es aún más atractiva sin aditivos, y lo mejor de ello es que no parece darle mucha importancia. Igual que resta trascendencia a sus méritos al otro lado del charco asegurando que solo está empezando. Espera que aún le quede mucho por hacer, tanto en la tierra dorada del cine como en España, país que considera su casa desde que llegó hace nueve años. “Tenía mono de Madrid después de seis meses en Los Ángeles. Sobre todo del olor de esta ciudad, que me encanta”, comenta. Ella huele a éxito. Y del bueno. ¿Apostamos?
MH. Se ha definido como cariñosa, desconfiada, sentimental, testaruda, muy romántica, un poco tímida... Sol, su personaje en “Por un puñado de besos”, también podría describirse así...  AA. ¡Es verdad! No me había dado cuenta de que compartíamos tanto, pero sí me sentía identificada con ella. Lo que sorprende de este personaje es que, a pesar de lo joven que es y de lo que le ha pasado, acepta lo sucedido y se enfrenta de una forma muy madura a la vida. Creo que somos mucho más fuertes de lo que nos imaginamos. Te da qué pensar el que lo peor que te pueda pasar en tu vida, como una enfermedad, a veces saque de ti lo mejor. La vida siempre te sorprende con este tipo de cosas. MH. En esta película todo gira en torno al amor verdadero. ¿Cree que ese amor con mayúsculas existe?  AA. Lo que hace Dani, el personaje que interpreta Martiño Rivas, es el mayor gesto de amor que pueda hacer alguien por ti: olvidarse de prejuicios y hacer lo que sea por la persona que quiere. Creo que eso puede pasar en la vida real. De hecho yo por amor de verdad haría lo que fuera. Quizá soy muy romántica, no sé... MH. ¿La veremos viviendo en Los Ángeles?  AA. Ahora mismo no sé cuál es mi casa. Somos mi maleta y yo. [Risas]. Los agentes y managers con los que trabajo allí quieren que esté en Los Ángeles el máximo tiempo posible, y a mí también me gusta porque me pasa lo mismo que cuando llegué de Cuba, que no me conoce nadie. Y me atrae mucho empezar de cero. Te vas poniendo a prueba, y eso es una forma de ganar seguridad. Pero tampoco quiero tirar por la borda el trabajo que he hecho hasta ahora. MH. En la última película que ha rodado, “Hands of stone”, donde interpreta a un personaje real [la Fula, en Panamá, “rubia”, de ahí el cambio de look] compartió rodaje con De Niro. ¿Cómo es trabajar con los grandes de Hollywood?  AA. Impresiona. Y al mismo tiempo te da fuerzas, te hace creer que es posible. Yo pensé: “Si mi carrera se acaba mañana, al menos tuve la oportunidad de compartirla con alguien que de verdad sabe de qué va esto. Es una sensación muy especial, de inspiración. MH. Y ahora va a rodar con el actor de “Gloriosos bastardos” y productor de cine de terror, Eli Roth.  AA. Todo fue muy loco: la productora me vio en medio de la calle, cuando iba con mi agente. Me abordó para contarme el proyecto, pero yo me iba a Panamá a rodar a las 10 de la noche, así que me puso la cita con Eli de camino al aeropuerto. De repente, en dos días ya estaba dentro del embrollo. MH. Hasta que comenzó el rodaje de “Hands of stone” hubo retrasos que la mantuvieron “parada” casi un año y medio...  AA. Los actores no podemos estar en casa sin hacer nada, necesitamos actuar, así que lo sufrí mucho. Hice de todo para no apagarme: talleres de interpretación, idiomas, viajes... La interpretación es como un músculo, tienes que entrenarlo, no te puedes enfriar. Gracias a “Hands of stone” he logrado tener un equipo de agentes y managers increíble, y me he dado cuenta que van a darlo todo por mí. Mi agente es el mismo que el de Robert De Niro, y él me decía: “Eres la niña de la agencia. No tendría ninguna necesidad de ponerme a hacer todo esto, pero te veo y me inspira. Lo bonito es sacar adelante a alguien que empieza”. Si quiero que esta gente trabaje para mí, yo tengo que trabajar para ellos, devolverles el esfuerzo y el trabajo haciendo lo mejor que puedo hacer como actriz, que es preparándome. No puedes parar, tienes que estar a la altura. MH. ¿Por eso dice que la suerte se trabaja?  AA. Sí. Te puede llegar una oportunidad, incluso dos, pero depende de ti que la gente confíe, porque al final la propia profesión, por lo dura que es, va descartando a la gente que no puede con esto. Soy de la opinión que si de verdad no amas esta profesión no la aguantas. Uno tiene que demostrar que se merece que le elijan para un proyecto. Si no, ¿por qué van a invertir tiempo y dinero eligiéndote a ti? Eso lo tienen muy claro en Estados Unidos: “Tú eres dinero, demuéstranos que vale la pena invertir en ti”. Y tienen razón. MH. Y de toda esa preparación, ¿cuál es la parte que más le cuesta?  AA. Al final nosotros también trabajamos con nuestro cuerpo, así que lo queramos o no hay que cuidarlo. Pero soy muy vaga para el ejercicio. Por eso necesito un entrenador personal, porque al gimnasio acabo por no ir. Si he quedado con el entrenador personal voy, porque sé que me está esperando y no quiero dejarlo plantado. Vamos, que voy por educada, no por deportista. [Risas]. Y eso que de pequeña quería ser bailarina, imagínate lo que habría durado... MH. Es una usuaria activa de las redes sociales, con casi 50.000 seguidores en Twitter. ¿Es consciente de la repercusión que tiene todo lo que dice?  AA. Sí, hay que serlo. Creo que no es inteligente ni maduro ni responsable decir lo primero que se te pasa por la cabeza. Así que o pierdes espontaneidad para no meter la pata o aprendes a decir lo mismo con otras palabras. Es igual que en mi vida diaria, ahora voy con más cuidado. No soy la misma chica que cuando tenía 17 años. Entonces era una cabra loca en Cuba, que estudiaba teatro y me creía la más hippy del mundo con mi piercing en la lengua. Iba soltando todo lo que me parecía porque creía que era lo honesto. Eso está bien, pero he aprendido a que se puede expresar en un discurso más pensado y elaborado. MH. Con 25 años, ha vivido mucho más que gente que ya ha cumplido los 50.  AA. Aprovecho cada minuto de la vida. Quizá es por mis orígenes, por la situación que se vive en Cuba, donde aprendes a exprimir al máximo la vida. MH. ¿Y cuál es ahora su próximo reto?  AA. Sentir que ya trabajo de verdad en Estados Unidos. De momento, he rodado una película y ahora voy a hacer otra, pero ninguna de las dos se ha estrenado. Todavía estoy plantando semillas en Hollywood. Aún no he podido recoger nada, pero quiero seguir trabajando en esta cosecha.
Muy personal 
● Nació el 30 de abril de 1988 en Santa Cruz del Norte, Cuba y llegó a España con 18 años.
● Tiene doble nacionalidad (española y cubana), ya que sus abuelos nacieron en Palencia y León.
● Estuvo casada con el actor Marc Clotet ("Amar es para siempre") de 2011 a 2013.
● En su nueva película “Knock knock” trabaja junto a Keanu Reeves, a las ordenes del director Eli Roth.
 
TÍTULO: PROTAGONISTAS, ¿ QUE HAY EN UNA MENTE GANADORA ? 


De izquierda a derecha, Eli Pinedo, medalla de bronce en los JJOO, con la selección de balonmano Jennifer Pareja, capitana de la selección ...-foto
 
Secretos de campeonasSuman premios, podios y medallas, pero también conocen el otro lado de la competición, el de las lesiones y las derrotas de las deportistas de élite. Descubrimos qué les empuja a seguir luchando, con pasión para triunfar.
Ya es una realidad. El deporte en nuestro país tiene rostro femenino. En España hay más de 720.000 mujeres federadas y solo en fútbol, un deporte eminentemente masculino, se concedieron 16.565 nuevas licencias durante el último año, según la Federación Española. El mismo fenómeno se repite en otras disciplinas: hay más de 14.000 mujeres inscritas en vela, 15.000 en taekwondo y 2.390 en ciclismo. Las chicas avanzan en deportes estratégicos, como el fútbol, el balonmano o el ciclismo, además de hacerlo en otros que no tenían tanta propularidad en nuestro país hasta ahora. Por si fuera poco, los Juegos Olímpicos de Londres 2012 sirvieron para demostrar que cuando compiten las mujeres ganan, porcentualmente, más medallas. En la delegación española representaban el 40,42% de los deportistas y lograron el 65% de los galardones. Además, fueron los primeros Juegos de la historia en los que todas las delegaciones tuvieron presencia femenina. 
Creando afición. El último estudio del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sobre los hábitos deportivos en España revela que los hombres practican deporte como medio para el encuentro social, mientras las mujeres lo hacen para mejorar su salud o su estética personal. Y, aunque ellos todavía tienen una diferencia del 18%, los éxitos en disciplinas como la natación y el taekwondo, o el triunfo de las “guerreras” del balonmano demuestran que a la hora de ganar están sacando ventaja a sus homólogos masculinos...
Además, los éxitos y triunfos femeninos están creando afición por el waterpolo y el balonmano. Jennifer Pareja, capitana de la Selección Nacional de Waterpolo, con la que ganó la medalla de oro en el Campeonato del Mundo celebrado el pasado verano en Barcelona, lo confirma: “Este último año, muchas niñas se han apuntado a clubes para imitar a sus jugadoras preferidas. Es una alegría que seamos un referente para las más pequeñas”. 
Eli Pinedo, del equipo nacional de balonmano, que logró el bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, opina algo parecido: “Aunque éste ha sido un deporte masculino, con los éxitos olímpicos ha aumentado el número de chicas que se han animado a practicarlo”.
Laia Sanz, 15 veces campeona del mundo de motos, cree que todavía queda mucho por recorrer, al menos en su disciplina: “Aunque hemos avanzado, debemos aceptar que nuestro físico nos limita en determinados deportes. Creo que es muy complicado que una mujer gane un Rally Dakar en moto. Lo puede hacer muy bien, pero hay una desventaja física respecto a los hombres. Es una realidad”. Disfrutamos con ellas cuando llegan a lo más alto, pero ignoramos lo que cuesta un triunfo, las horas de entrenamiento y las renuncias personales. 
La atleta Raquel González, especialista en marcha, confiesa: “Entreno todos los días, incluso festivos, haga frío, calor, llueva o nieve. Reconozco que es muy sacrificado, pero los triunfos hay que ganárselos. Por la mañana suelo hacer una tanda de 20 km de marcha y por la tarde, gimnasio y ejercicios de brazos y piernas, para gastar menos energía. Al cabo de una semana, llevo en las zapatillas 150 kilómetros. Es una paliza, pero la vida del deportista profesional es esta, no hay más. A mí, como me apasiona, me merece la pena”.
Eli Pinedo lo confirma: “El desgaste físico y mental es importante, pero también te pierdes celebraciones familiares. Y, luego, está el complicado asunto de la pareja, porque viajamos mucho, tenemos horarios imposibles y esta vida no la aguanta cualquiera”.
Roxana Popa, que empezó en la gimnasia con cinco años en Rumanía, antes de venir a nuestro país, lo expresa así: “Mi vida es diferente de la mayoría de las adolescentes Vivo para la gimnasia y apenas tengo tiempo para nada más que los estudios, pero es lo que quiero”. 
Del ritual... Y llegó el gran día. El momento de luchar por una medalla o quedar entre las mejores del mundo en cada disciplina. Una cita para la que se preparan con tiempo. La marchadora Raquel González, a la que consideran la sucesora de María Vasco afirma: “Cuando compito, tengo que hacerme el moño perfecto para que durante la prueba no me moleste el pelo. Y soy capaz de atarme los cordones de las zapatillas hasta cuatro veces, porque no pueden ni apretarme ni quedarme flojos. Además, siempre llevo ropa interior negra para las grandes pruebas”.
A Laia Sanz le gusta prepararse para la prueba con tranquilidad: “El día de la competición me levanto temprano para tomarme con calma un buen desayuno y hacer ejercicios de calentamiento antes de subirme a la moto. Y llevo una medalla de San Antonio que me regaló mi abuela para que me proteja”.
... a las manías. La waterpolista Jennifer Pareja admite que tiene mil y una manías: “Antes de una gran cita, por ejemplo, me gusta calentar en el centro de la piscina, no puede ser en otro lugar. Durante el pasado Mundial, me dio por escuchar la canción “Hecho con tus sueños”, de Maldita Nerea, y la ponía todos los días antes de empezar a jugar porque pensaba que me daba suerte. Y comencé a usar chanclas. La verdad es que antes de un campeonato suelo tener una sola manía, pero acabo con más de 10. A mí me dan seguridad”, reconoce entre risas. Todas han superado, y con la máxima nota, el gran reto de vivir por y para la competición. Así son nuestras mejores deportistas: luchadoras, perseverantes e infatigables.

Protagonistas 


Laia Sanz. 28 años, piloto de trial 
"Mis peores enemigos son el calor, la altura y la falta de sueño" 
Ha sido 15 veces campeona del mundo de motos (13 de trial y dos de enduro). 
"¿Qué significan las victorias? Son la recompensa a tanto esfuerzo, sacrificio y renuncias. Los éxitos son objetivos cumplidos y hacen que me sienta muy satisfecha de mí misma. Mis puntos fuertes son mi tozudez, mi capacidad para aguantar la presión y mi templanza. Aunque creo que mentalmente puedo mejorar. Cuando miro atrás y analizo mi palmarés, me parece una fantasía, porque empecé en las motos por afición y he llegado a lo más alto. Soy más hormiga que cigarra. El 2013 fue perfecto: fui campeona del mundo en Trial, campeona del mundo de Enduro y tres medallas de oro en los X-Games) y el 2014 ha empezado genial. He sido la 16ª en la categoría de motos y la mejor mujer en el Dakar.
¿Mis claves en esta carrera? Llevar la mente en blanco y gestionar bien la competición. Es decir, reconocer los terrenos en los que se puede aumentar el ritmo y saber frenar en las pistas más difíciles. Y mis peores enemigos, el calor, la altura y la falta de sueño. Cuando estaba agotada, me daba ánimos, porque hubo días en que pensé que no cruzaría la meta. Esta temporada me he propuesto planificar bien el calendario de competiciones para poder centrarme en el entrenamiento. Los dos últimos años han sido muy duros, mental y físicamente, al combinar el trial, el Enduro y el Dakar; es complicado llevar motos tan diferentes. He aprendido la lección; este año necesito más estabilidad para estar al 100% y dar lo mejor de mí en cada prueba”.

Raquel González. 24 años, atleta. 
"Perseverancia y orgullo son mis armas contra el fracaso" 
Tiene el título de subcampeona de España en 20 kilómetros marcha. 
“Empecé a correr de niña en el club de la escuela y hoy la marcha es el motor de mi vida. Desde pequeña tuve claro que lo mío no eran las carreras explosivas, prefería las pruebas de resistencia. Por eso, cuando probé la marcha, me entusiasmó. Comencé a competir y logré mis primeros triunfos: quedé segunda en Cataluña y tercera en el Campeonato de España. Estas victorias me lanzaron al atletismo profesional. Llevo nueve años entrenando a tope en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona. 2013 ha sido el mejor: fui subcampeona en los Juegos del Mediterráneo, subcampeona de España en 20 kilómetros marcha y campeona de Cataluña en 5 kilómetros marcha. Pero también he sufrido con mis lesiones.
La última, en el tendón de Aquiles, ha sido dolorosa y he tenido que acostumbrarme a correr con una zapatilla recortada. No hay duda, de que el deporte profesional te da lo mejor, las victorias y la satisfacción de superarte a ti mismo, pero también lo peor, que es el pozo de la derrota psicológica. Cuando me he venido abajo, he logrado seguir adelante gracias al apoyo y cariño de mi familia y a mi entrenador Josep Marín. Mi perseverancia y mi orgullo son mis estrategias para reponerme, pero también sé lo que supone tirar la toalla en plena carrera”.

Jennifer Pareja. 29 años, waterpolista 
Campeona mundial y de España. Medalla de plata en los Juegos de Londres. En 2013 fue elegida mejor waterpolista del mundo.
"Empecé a los 15 años con cabezonería y en contra de mi familia" 
“El waterpolo me ha dado las mayores alegrías de mi vida y el 2013 ha sido un año 10. Conquistar con mi Club Natación Sabadell la Liga, la Copa de la Reina, la Supercopa de España y la Supercopa de Europa, y con la Selección, la Medalla de Oro en los Mundiales de Natación de Barcelona ha sido un sueño hecho realidad. No se puede pedir más. Detrás de una mente ganadora hay, sobre todo, tesón, sacrificio y mucha ilusión. Nadie te regala nada. También he sufrido mucho a causa de las lesiones.
Una apendicitis en 2010 me impidió disputar el Campeonato de Europa en Zagreb y en 2011 me rompí la mano derecha y me perdí el Mundial de Shanghái. Lloré mucho y lo pasé tan mal que llegué a plantearme dejar el waterpolo. Pero no me pareció justo terminar así mi carrera. Me di una nueva oportunidad y no me equivoqué, porque después han venido los mejores años de mi carrera. Empecé en el waterpolo a los 15 años y fue por pura cabezonería y en contra de mi familia. Una opción que me apetece mucho es convertirme en entrenadora y otra es sacar las oposiciones para ser Mosso de Esquadra. Pero antes voy trabajar al máximo para lograr mi mayor anhelo: un oro olímpico. Sé que es muy complicado, pero cuando me tiré a la piscina por primera vez, nunca pensé que iba a llegar tan alto y ahí están los triunfos”.

Roxana Popa. 16 años, gimnasta artística 
Medalla de Oro en el Campeonato de España de 2013. 
"En 2010 me caí de las pasarelas y me lesioné. Pero no tiré la toalla y volví a competir" 
“La gimnasia acapara mi día a día. Vivo en la Residencia Joaquín Blume del Centro de Alto Rendimiento, en Madrid, donde entreno y estudio primero de Bachillerato de letras. Mis jornadas de lunes a sábado son un no parar. De ocho a diez y media de la mañana tengo clase y de once hasta las dos, entrenamiento con el equipo. El calentamiento, la preparación física de brazos y piernas, y ejercicios en paralelas y salto ocupan la sesión matutina. Después, pausa para comer y a las tres, de nuevo a hincar los codos. De cinco a nueve vuelvo a entrenar y ya por la tarde practicamos técnica y posturas en los diferentes aparatos. Ducha, cena y a dormir.
Es una vida muy sacrificada, pero como me apasiona la gimnasia, eso lo compensa todo. Lo peor es cuando te rompes. No olvidaré que en 2010 me caí de las paralelas a una semana del Campeonato de España y rompí a llorar de rabia, porque enseguida me di cuenta de me había hecho una grave lesión en el codo. Estuve dos años sin competir. Fue muy triste, me sentía atada, pero nunca tiré la toalla. Siempre supe que me recuperaría. Mi tesón por estar bien, mi confianza en mí misma y la ilusión por ser una gran gimnasta, además del apoyo de mis padres, fueron claves en mi vuelta a la competición.
¿Miedos? No soy mujer de temores. Tengo claro que las caídas forman parte de la gimnasia, son una pieza más. Ya en la competición, me olvido de todo. Me paro unos segundos delante del aparato, respiro, dejo mi mente en blanco y me concentro en lo que tengo que hacer: un buen ejercicio, nada más. Tampoco tengo rituales ni amuletos como otras deportistas. La valoración de los jueces depende de mi actuación sobre la barra, no de si llevo una cinta de la suerte. Solo confío en mí misma. Y sueño con ganar una medalla en los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020. Me gusta que me comparen con Nadia Comaneci, que nació en Rumanía como yo. Me llena de orgullo, porque ha sido la mejor gimnasta de la historia”. 

Elisabeth Pinedo. 32 años, balonmano 
Es una de las “guerreras” del balonmano español. En 2012 logró la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres.
"Fuera y dentro de campo, somos compañeras y amigas" 
“Jamás olvidaré el día que ganamos el Bronce en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. Fue una sensación agridulce, porque en cuestión de horas tuvimos que encajar la derrota que nos habría dado el pasaporte para la final, y a la vez nos tocó sacar nuestra garra y el mejor juego para ganar el partido. Fue mágico.
Sin embargo, no siempre se gana, ni se juega bien y es en esos momentos cuando hay que saber frenar, aprender de los errores y recuperar la motivación. En nuestro país la figura del preparador psicológico no se estila, creo que su labor es fundamental para abordar las derrotas y las malas rachas y, sobre todo, para contagiar la ilusión.
Después de tantos años ligada al balonmano y tras haber logrado grandes triunfos con la Selección y con mi actual equipo, el Bera Bera de San Sebastián, sigo con las mismas ganas que el primer día. Mi mayor motivación está en ser mejor jugadora. Soy una luchadora nata. Eso sí, todas tenemos buenos y malos días y surgen problemas y preocupaciones fuera del campo. Cuando estamos de bajón, tiramos las unas de las otras, somos compañeras y también amigas. Pero el día que salga al campo y no tenga ilusión por ganar, habrá llegado el día de mi retirada. Me gustaría tener hijos, pero ahora ni me lo planteo, es imposible, faltan ayudas y apoyos para las mujeres. ¿Una meta? Me encantaría culminar mi carrera en los Juegos Olímpicos de Río de 2016”,.

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