En Fundão comen maranhos y cosechan las cerezas Mon Cheri,.foto,.
A 50 kilómetros de la frontera de Valverde del Fresno y a 60 de la de Zarza la Mayor, se abre ante el viajero un valle precioso que, por simplificar, podríamos llamar El Jerte portugués. En torno a la localidad de Fundão, se extienden vaguadas y montañas que, en el entorno de la sierra de la Garduña, constituyen un espacio singular donde se cultiva el cerezo portugués.Estas cerezas de Fundão tienen la particularidad de ser las que rellenan los bombones Mon Cheri. La empresa italiana que elabora esta golosina compra aquí las cerezas por toneladas. En El Jerte portugués no celebran ninguna fiesta del cerezo en flor y, aunque en estos días sus árboles tienen un delicado color rosa, no se ven turistas ni se llena la zona de lisboetas de excursión.
En Fundão, la fiesta de la cereza se celebra en junio, cuando comienza la recolección. Es en esas fechas cuando tienen lugar los mercadillos, las jornadas gastronómicas y las rutas turísticas.
Fundão es una ciudad de 10.000 habitantes que queda, por autovía, a 10 kilómetros de Covilha (37.000 habitantes) y a 35 de Castelo Branco (34.000). Entre los tres términos municipales, con sus 79 'fregresías', conforman un territorio poblado por 150.000 personas, dando lugar a la aglomeración urbana más importante del interior de Portugal.
Los 30.000 habitantes del municipio de Fundão se dispersan por sus 23 aldeas y parroquias. Su evolución demográfica es la misma que en el resto de la Raya: 50.000 habitantes en 1960 y 30.000 hoy. A pesar del desarrollo de la zona, ha perdido el 40% de su población.
Fundão es ciudad desde 1988, aunque su época dorada se remonta al siglo XVII, cuando la villa disfrutó de un importante desarrollo económico, que provocó la instalación de una Real Fábrica-Escuela gracias a una decisión del Marqués de Pombal. Este embrión de Escuela Politécnica simboliza la vocación industrial de Fundão.
Paseando por la ciudad, no destaca su monumentalidad, pero sí una modernidad arquitectónica que choca con las visitas a otras ciudades rayanas más al sur como Portalegre o Elvas.
Lo más atractivo de Fundão son sus aldeas. En ellas abren hasta 18 casas museo. Varias Aldeias do Xisto como Barroca o Janeiro da Cima, con su parque fluvial y sus barcas, entretienen al visitante, que puede también acercarse a aldeas históricas portuguesas como Castelo Novo con su castillo, su paseo fluvial y sus campos de cerezos.
En la capital del municipio, A Moagem centra la vida cultural. Es un edificio de moderna arquitectura, que se complementa con la vanguardista biblioteca municipal o con la reformada estación de ferrocarril (en la turística línea del Tajo de Entroncamento a Covilha) y contrasta con edificios señoriales más clásicos como la Casa dos Maias (oficina de Turismo), o el Museo Arqueológico.
Tras un paseo por Fundão y unas fotos a los cerezos, podemos hacer una excursión gastronómica hasta la 'aldeia do xisto' de Janeiro de Cima, a un cuarto de hora de Fundão por la N-238. Vamos al restaurante Fiado, comedor de diseño moderno en un edificio de arquitectura rural: mesas negras, servilletas rojas, cristalería, cubertería y vajilla magníficas. Los aperitivos llegan en bandejas con recipientes para la ensalada de pulpo, las empanadillas, los embutidos, los guisos... Ponen boles con aceite y aceitunas y dos tipos de pan: con ajo y aceite y 'normal'.
Las carnes son espectaculares, con una guarnición de soberbias patatas fritas. Las guarniciones pueden ser también legumbres revueltas o patatas cocidas. Tienen fama merecida el cabrito, los maranhos (tripa de cabra rellena de carne de cabrito, cebolla, jamón, arroz y especias, cosidos y cocidos en agua) y el bacalao con boroa. Y los postres alcanzan el sobresaliente con el pudin de cítricos o el bizcocho en mousse de chocolate. El precio, correcto, en torno a los 20 euros por persona. Sin duda, se trata de uno de los mejores restaurantes de la Raya, aunque queda un poco alejado del sur de Extremadura.
TÍTULO: NOCHE LARGA, NO CREO ENLAS CASTAS TELEVISIVAS,.
NO CREO ENLAS CASTAS TELEVISIVAS,.foto,.
Hasta ‘El último mono’ ya tiene programa propio en LaSexta. Con su inconfundible acento andaluz, Manu Sánchez (Dos Hermanas, Sevilla, 1985) se une al club de los presentadores de ‘late night’ nacionales con el estreno de su nuevo ‘show’ semanal mañana a las 00.00 horas. Experiencia no le falta, durante los últimos diez años ha estado conduciendo un formato similar en la autonómica Canal Sur. «Los que venimos de una cadena autonómica parece que tenemos una sola bala cuando damos el salto a la televisión nacional».
¿Por qué son ‘El último mono’?
Somos los últimos monos en llegar a LaSexta, al panorama nacional y
vamos a ser los últimos en llegar a la actualidad los domingos por la
noche, al final de la semana. Nos parecía muy apropiado empezar
riéndonos de nosotros mismos porque somos un ‘late’ sin complejos, un
programa de mesa, taza y monólogo.
¿Cómo se enfrenta al salto?
Con muchas ganas de saber cómo va a recibir el público un programa
que hemos estado haciendo durante diez años en Andalucía. Vamos a seguir
con la fórmula de humor más información, siempre hemos defendido que el
humor es una cosa muy seria, sin que llegue a ser sinónimo de triste.
Su primer invitado, Jordi Évole.
Viene en calidad de muy amigo, le hizo más ilusión que a mí enterarse
de que ya arrancábamos porque ya me conocía desde mi etapa en
Andalucía. Él no entendía cómo no estábamos emitiendo a nivel nacional
todavía.
¿A quién le apetece entrevistar?
Queremos apuntar muy alto. No sé si sentado en el sillón de ‘El
Último Mono’ o en su residencia, pero me encantaría entrevistar al Papa
Francisco.
Sí que apunta alto, ¿qué le preguntaría?
¿Con qué se ríe? O como buen argentino, ¿cuál es su componente
favorito de Les Luthiers? Y ojalá coincida con el mío. Me parece que el
humor como gran ingrediente de la vida es una de las cosas que el Papa
Francisco ha puesto sobre la mesa, él no quiere curas con cara de
vinagre.
¿Eso es aplicable a los políticos?
En Estados Unidos es habitual que vayan los políticos a un programa
de televisión y acaben bailando claqué, como Obama. A mí se me antoja
difícil ver a Pablo Iglesias o a Rajoy haciendo eso, por eso la cadena
nos debe dar un margen de diez o veinte años a ver si sus hijos vienen
con otra actitud a la tele.
¿Va a echar de menos a sus compañeros de ‘Zapeando’?
Espero no echarles mucho de menos porque he pedido seguir
colaborando: no creo en las castas televisivas de que si eres
presentador ya no puedes ser un secundario en otro programa. La única
casta en la tele es el espectador.
¿Qué ha supuesto en su carrera?
He conocido a un equipo maravilloso, ‘Zapeando’ no acaba en el
programa, somos amigos y tenemos hasta un grupo de Whatsapp. Y luego,
los que venimos de una cadena autonómica parece que tenemos una sola
bala cuando damos el salto a la televisión nacional y eso me parece muy
injusto.
Sus referentes en el ‘late night’.
Yo recuerdo de pequeñito que me mandaban a la cama cada vez que
empezaba el programa de Pepe Navarro y eso se convirtió en un objeto de
deseo para mí. Luego llegó ‘Crónicas Marcianas’ que era más reposado y
fue un referente para mí. Luego vino Buenafuente, que trajo un estilo
americano.
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