foto,.
Mucho antes de que Lampedusa dijera aquello de que
«algo debe cambiar para que todo siga igual», los franceses habían
acuñado ya una frase similar y más pesimista si cabe: «Plus ça change,
plus cest la même chose», «más cambian las cosas, más iguales son».
Por supuesto se puede argumentar que no es cierta, que la humanidad ha
progresado en todos los sentidos y no solo en aspectos tecnológicos y
sociales, sino que intrínsecamente también es mejor. Dicho de otro modo,
somos mejores y más buenos que nuestros antepasados, ya no nos comemos
los unos a los otros, por ejemplo, y las leyes que nos hemos dado
sirven, si no para desterrar, al menos para embridar nuestros peores
instintos. Somos, por tanto, la mejor versión del ser humano de
todos los tiempos y, si bien existen aún injusticias, abusos y desmanes,
el hecho de que vivimos en un mundo interconectado hace que todo se
conozca y, por tanto, los sátrapas y abusadores no tienen más remedio
que tentarse la ropa.
En efecto, los medios de comunicación por su celeridad y universalidad son quizá el invento humano que más ha contribuido a moderar los malos instintos del hombre y evitar o al menos disimular que el hombre siga siendo un lobo para el hombre. Sin embargo, es fascinante (y a la vez aterrador) observar cómo aquello que sirve para una cosa sirve también para la contraria. Así, medios de comunicación que contribuyen a frenar nuestro lado oscuro sirven también para potenciarlo. Tomemos el caso de Internet. Ese inmenso universo virtual en el que todo se ve, todo se sabe y que, por tanto, contribuye a fomentar la verdad y la transparencia permite a su vez que se manifieste el lado más cruel del ser humano. Decía Schopenhauer que el hombre hace el mal por instinto de supervivencia y, cuando la tiene asegurada, hace el mal por tedio.
Según él, no hay nada tan peligroso como esto último, pero yo, viendo lo que pasa en la Red, añadiría otro elemento igualmente perturbador: la vanidad estúpida. ¿Qué, si no, hace que tipos hechos y derechos se dediquen a colgar en la Red vídeos en los que se juegan su vida y también la de otros conduciendo a 250 kilómetros por hora en una autopista o haciendo balconing? ¿Qué impele a niños sanos y educados a grabar con sus teléfonos móviles la hazaña de vejar a un compañero de colegio? ¿Qué extraño e incomprensible placer produce incitar a una menor para que se desnude y mande su vídeo a un supuesto amigo que luego traiciona su confianza divulgándolo en la Red? ¿Son psicópatas y perturbados los que actúan de este modo?
Lo más fácil es una respuesta afirmativa y, sin embargo, todos sabemos que no es así. No seré yo quien le enmiende la plana a Schopenhauer, pero me parece que se quedó corto con su definición. Es verdad que el ser humano comete todo tipo de tropelías por un malentendido instinto de supervivencia, de ahí tantos egoísmos, tantos quítate tú para que me ponga yo, etcétera. También es cierto que el aburrimiento (o la pereza, como dice el refrán) es la madre de todos los vicios. Sin embargo, me parece que el anónimo y vasto territorio sin ley que es Internet indica que a estos dos agentes de las miserias humanas habría que sumar al menos uno más. La vanidad imbécil, que hace que no solo se cometan las antes mencionadas infamias, sino que se tenga la necesidad de fanfarronear de ellas. Nada muy distinto, por cierto, de lo que hacían antaño los guerreros primitivos exhibiendo mutilados trofeos humanos o jibarizando cabezas para colgárselas del cinto: «Más cambian las cosas, más iguales siguen». No es mi intención arruinarles el día hablando de nuestro lado oscuro, pero sí me gustaría señalar que es mejor saber que no hay nada nuevo bajo el sol, solo nuevas maneras de manifestarse y que la mejor manera de protegerse y proteger a los nuestros es saber que el hombre no es ese ser mirífico que algunos bien intencionados pretenden vendernos. Somos lo que siempre hemos sido, un inestable equilibrio entre grandeza y miseria, entre ángeles y demonios o, como decía más científicamente Darwin, entre cooperación y egoísmo.
Desayuno - Cafe con leche tostadas de bimbo con mermelada, mantequilla, y un zumo de naranja,.
Cena - Ensalada verde con autón y huevo cocido, pan, beber agua, postre , una manzana,.
TITULO: CALLEJEROS - SILENCIO POR FAVOR - DESTINOS COMO ANDALUCIA O PORTUGAL LLENAN LAS VIAS DE SERVICIO,.
En efecto, los medios de comunicación por su celeridad y universalidad son quizá el invento humano que más ha contribuido a moderar los malos instintos del hombre y evitar o al menos disimular que el hombre siga siendo un lobo para el hombre. Sin embargo, es fascinante (y a la vez aterrador) observar cómo aquello que sirve para una cosa sirve también para la contraria. Así, medios de comunicación que contribuyen a frenar nuestro lado oscuro sirven también para potenciarlo. Tomemos el caso de Internet. Ese inmenso universo virtual en el que todo se ve, todo se sabe y que, por tanto, contribuye a fomentar la verdad y la transparencia permite a su vez que se manifieste el lado más cruel del ser humano. Decía Schopenhauer que el hombre hace el mal por instinto de supervivencia y, cuando la tiene asegurada, hace el mal por tedio.
Según él, no hay nada tan peligroso como esto último, pero yo, viendo lo que pasa en la Red, añadiría otro elemento igualmente perturbador: la vanidad estúpida. ¿Qué, si no, hace que tipos hechos y derechos se dediquen a colgar en la Red vídeos en los que se juegan su vida y también la de otros conduciendo a 250 kilómetros por hora en una autopista o haciendo balconing? ¿Qué impele a niños sanos y educados a grabar con sus teléfonos móviles la hazaña de vejar a un compañero de colegio? ¿Qué extraño e incomprensible placer produce incitar a una menor para que se desnude y mande su vídeo a un supuesto amigo que luego traiciona su confianza divulgándolo en la Red? ¿Son psicópatas y perturbados los que actúan de este modo?
Lo más fácil es una respuesta afirmativa y, sin embargo, todos sabemos que no es así. No seré yo quien le enmiende la plana a Schopenhauer, pero me parece que se quedó corto con su definición. Es verdad que el ser humano comete todo tipo de tropelías por un malentendido instinto de supervivencia, de ahí tantos egoísmos, tantos quítate tú para que me ponga yo, etcétera. También es cierto que el aburrimiento (o la pereza, como dice el refrán) es la madre de todos los vicios. Sin embargo, me parece que el anónimo y vasto territorio sin ley que es Internet indica que a estos dos agentes de las miserias humanas habría que sumar al menos uno más. La vanidad imbécil, que hace que no solo se cometan las antes mencionadas infamias, sino que se tenga la necesidad de fanfarronear de ellas. Nada muy distinto, por cierto, de lo que hacían antaño los guerreros primitivos exhibiendo mutilados trofeos humanos o jibarizando cabezas para colgárselas del cinto: «Más cambian las cosas, más iguales siguen». No es mi intención arruinarles el día hablando de nuestro lado oscuro, pero sí me gustaría señalar que es mejor saber que no hay nada nuevo bajo el sol, solo nuevas maneras de manifestarse y que la mejor manera de protegerse y proteger a los nuestros es saber que el hombre no es ese ser mirífico que algunos bien intencionados pretenden vendernos. Somos lo que siempre hemos sido, un inestable equilibrio entre grandeza y miseria, entre ángeles y demonios o, como decía más científicamente Darwin, entre cooperación y egoísmo.
Desayuno - Cafe con leche tostadas de bimbo con mermelada, mantequilla, y un zumo de naranja,.
Cena - Ensalada verde con autón y huevo cocido, pan, beber agua, postre , una manzana,.
TITULO: CALLEJEROS - SILENCIO POR FAVOR - DESTINOS COMO ANDALUCIA O PORTUGAL LLENAN LAS VIAS DE SERVICIO,.
Destinos como Andalucía o Portugal llenan las vías de servicio,.
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En Carija, Harley Davidson y Romero Mérida llevan desde el miércoles sin parar,.
A las dos menos cuarto de la tarde, Jessica Martínez se termina su bocadillo de jamón y su Aquarius de naranja. En pie desde la siete, tomaba aire. Desde el miércoles, la estación de servicio Carija en la que trabaja es un hervidero. En menos de 24 horas la cafetera de la barra ha tirado más de seis kilo de café. Echando cuentas, sirvieron más de ochocientos. «Y si a eso le sumas los que han tomado otra consumición, te sale más de mil personas».
Es lo que tiene servir comidas durante todo el día en un punto estratégico donde confluyen la A-5 y la A-66.
Los que huyen en Semana Santa por Madrid y buscan la costa portuguesa son los clientes habituales, pero también los de la A-66, los que vienen del Norte y se dirigen a Andalucía.
A pocos metros aparca Juan Pedro su autocaravana. A la Kentucky Camp de color marfil todavía le está haciendo el rodaje y va con su mujer sin ruta fija. Pararon en Hervás por la mañana y a mediodía ni tan siquiera tenían previsto hacerlo en Mérida.
Con el GPS del móvil en la mano se plantea seguir hasta Sevilla o quedarse por Extremadura, pero antes va a visitar Mérida. Aparcó en la zona del estadio, donde había otras doce autocaravanas. Mientras decide, un vendedor de lotería les ofrece un décimo. El lotero les cuenta que acaba de vender una ristra a un autobús de jubilados de Asturias. Fue el único con el que hizo negocio de los más de diez autocares que han pasado en toda la mañana por Abades. «¿Si no los haces hoy?», responde el hombre con cierta sorna mirando el aparcamiento y la rotonda de Repsol llena de coches.
El ambiente de Carija no difería mucho del de Harley Davidson, en esta tienda y restaurante de ambiente custom no hay conexión directa a la A-5, pero es conocida por los moteros y allí colocaron su parada técnica -comer y café- Javi Martín y sus nueve amigos del Mechanics Custom Club de Sevilla la Nueva, Madrid.
Salieron también a primera hora y desde Talavera de la Reina la ruta fue un bálsamo. «Un poco de lío al principio por varios accidentes». En Harley cuentan que llevan desde el miércoles sirviendo desayunos y comidas a grupos numerosos de motoristas. En primavera se empiezan a organizar las concentraciones por la costa andaluza y algunas peñas empiezan a prepararlas con salidas más multitudinarias que de costumbre.
En el otro extremo de la ciudad, casi en el límite con Calamonte y en dirección a Sevilla, opera el Complejo Romero Mérida.
El mismo panorama a las dos de la tarde. Cafetería llena de viajeros que pedían bocadillos o pasaban al self service. En el vestíbulo, recogiendo vasos en una bandeja, una de las dependientas de la tienda en su hora libre echa una mano.
En la puerta y tomando el sol en manga corta, José Javier, David, Laura y Rosa María se terminan su café antes de seguir. Compañeros del Blablacar querían cubrir el Madrid Sevilla del tirón, pero José Javier, el conductor, necesitaba cafeína para continuar.
Los cuatro eran habituales de la Nacional 420, la conexión entre las dos capitales por Ciudad Real, pero cambiaron porque todas las aplicaciones y foros de viajes recomendaban hacerlo por la A-5 a través de Mérida.
En las vías de servicio de la ciudad también han notado que desde que se abrió la Vía de la Plata, cada vez más gente toma esa decisión. Ayer, fue un buen día para comprobarlo.
TITULO: REVISTA CAMPO - EL PROBLEMA DEL AGRICULTOR ES NO SABER CUANTO VALE SU PRODUCTO,.
El problema del agricultor es no saber cuánto vale su producto,.
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Este joven agricultor de 31 años lleva el cultivo de 15 hectáreas de frutales,.
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-foto, Vicente Arenas García Agricultor de Zurbarán,.
¿Cómo llegó a la agricultura?
Desde niño me ha gustado siempre el campo. Mi padre es agricultor,
tenía frutales desde hace más de 20 años y prácticamente pasaba todos
los veranos y vacaciones echando una mano como el resto de mis cinco
hermanos. Somos una familia numerosa y todo el mundo aportaba su pequeño
granito de arena. Yo he sido al que siempre le ha gustado más. Me gusta
el contacto con la naturaleza y en este caso cuidar de mis frutales y
ver los frutos obtenidos. Eso en ocasiones te enorgullece. Antes de ser
agricultor, elaboraba conservas vegetales de productos silvestres y
ecológicos. Una empresa que creé con mucho sacrificio, pero en los años
de la crisis decidí venderla y coger el relevo a mi padre ya que tenía
que dejar la explotación debido a una prótesis de cadera.
¿Lleva mucha superficie?
Llevo unas 15 hectáreas de frutales, de las cuales 10 están en
producción. Tengo un poco de todo. 9 de ciruelas tempranas y tardías, 2
de paraguayos 2 hectáreas y media de nectarinas, 1 albaricoque y media
hectárea de melocotón. Las llevo yo solo principalmente, aunque siempre
está ahí mi padre para dar un buen consejo y con personal extra en
momentos clave como es la poda, entresaque y recolección.
¿Es sacrificada esta profesión?
Es satisfactoria si estás haciendo lo que te gusta. En años buenos se
da muy bien la cosa, pero son los menos. Tenemos muchos más regulares o
malos. La fruta es un negocio en lo que expones mucho durante todo el
año y sin saber lo que vas a coger. Tenemos cierta seguridad, entre
comillas, por los seguros agrarios, en caso de algún siniestro
climatológico. Y siempre está la incertidumbre de las liquidaciones.
También tienes que pelear con plagas y cambios climáticos. Pero así es
esta profesión.
¿Cómo es un día normal en su actividad en plena campaña?
Pues hay que levantarse muy tempranito, sobre las 6, preparar todo
para cuando llegue los recolectores sobre 7.30, darles las pautas de
calidad a seguir, como calibre que quiero, color, sin plaga etcétera.
Luego hay que estar revisando y cargando en el remolque la recolección y
a la 1.30 termina ésta, llevo la fruta a la central hortofrutícola y
con mucha suerte sobre las 2.30 o 3 estoy en casa para comer. Una hora
de siesta, cafetito y a regar, abonar y repartir los palot o cajas para
el día siguiente. Sueles terminar a la caída del sol sobre las nueve y
media de la noche. La verdad es que tienes poco tiempo para hacer vida
familiar en campaña. Pero no siempre es igual. Hay épocas de menos
trabajo.
¿Qué labores tocan ahora?
Ahora lo que se está haciendo en el sector de la frutas es sobre todo
tratamiento fitosanitarios, mantenimiento de riego y maquinaria, para
que esté todo a punto para cuando empiece la campaña.
¿Hay algún cultivo rentable en la actualidad?
El frutal es un cultivo rentable para tener muchos kilos y buenos de
fruta. Eso no siempre puede ser, pero se intenta. Hay años que no es
rentable y otros que sí lo son. De los demás cultivo conozco poco. Ahora
se está hablando de la gran rentabilidad del almendro, pero en mi
opinión creo que se están poniendo demasiados y eso hará que deje de ser
tan rentable.
¿Cuál cree que son los principales problemas del sector?
El principal problema para el agricultor es no saber cuánto vale su
producto.Todos nos ponen precio a nosotros y somos la única empresa que
no pone precio a nuestros productos. Con lo fácil que sería una simple
fórmula: coste más beneficios igual a precio final. Lo que no comprendo
muchas veces es lo que pagan al productor y al precio que le llega al
consumidor. Debería de estar más regulado pero en todos los sectores.
Creo que ganaríamos más todos.
¿Es un ejemplo de profesionalización el sector frutícola para el resto de sectores agrarios?
Es un sector muy profesional y muy implicado con el medio natural y
cada vez más. Además, es el sector de la zona que más puesto de trabajos
directos e indirectos da.
¿Es importante en este cultivo la renovación varietal?
En los frutales estas constantemente renovando variedades. Cada vez
tenemos más y mejores variedades, que son más productivas, más duras
para el transporte, mejor olor, sabor, color y forma.
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