EL LARGUERO LA SER ,.
El larguero es un programa deportivo radiofónico español, dedicado en su mayoría al fútbol, que se emite en la Cadena SER todos los días, a partir de las 23:30 horas. Su director y presentador principal es Manu Carreño.1 El programa es presentado los viernes y sábados por Yago de Vega, y excepcionalmente lo presenta Francisco José Delgado en ausencia de ambos., etc.
¿ Qué fue de 'Rambo' Petkovic? Bluf en el Madrid, mito en Brasil,.
¿ Qué fue de 'Rambo' Petkovic? Bluf en el Madrid, mito en Brasil,.
Fue el primer fichaje de Lorenzo Sanz y sólo jugaría 5 partidos en el Bernabéu, pero el serbio acabó siendo un dios del Flamengo. Llevó el 10 de Zico y sus huellas están en Maracaná., fotos.
Perfil de guerrillero balcánico, apodo cinematográfico, fichaje esperpéntico del Real Madrid, ídolo en Maracaná y cónsul honorario de su país. Todo eso y más cabe en el currículum de Dejan ‘Rambo’ Petkovic (Majdanpek, 10-9-1972) un nombre que no le sonará a los que hayan nacido más allá de los noventa y que fue una pesadilla para Lorenzo Sanz.
Para los que no lo recuerden, fue el eslabón
perdido de aquel Madrid de la Séptima y de los Mijatovic, Suker, Roberto
Carlos, Panucci y compañía. Fichó en septiembre de 1995 pero se quedó
en su país hasta diciembre. Técnicamente, fue la primera contratación de
la era Lorenzo Sanz, que lo fichó siendo aún vicepresidente. Pese al
costalazo con Prosinecki, se insistió en el mercado yugoslavo y se pagó 500 millones de pesetas (tres millones de euros) por él. Rambo, como era conocido por su físico rocoso, era un mediapunta que con 23 años ya era capitán del Estrella Roja. Acabaría jugando sólo 5 partidos de Liga en el Real Madrid…
Retrocedamos la cinta, hasta aquel verano de 1995.
Valdano y Cappa, que no habían visto jugar al muchacho, querían que se
incluyera una opción para poder desprenderse del mediapunta si no
funcionaba durante sus primeros seis meses. Firmó por cuatro años.
Aunque suene increíble contarlo casi 22 años después, el Bernabéu pitó a Fernando Hierro por no dejar que el serbio lanzase una falta en su debut.
“No pasa nada, Hierro es el especialista”, atemperó Petkovic. Tras un
mes en el Bernabéu, se fue cedido al Sevilla, un Sevilla por entonces
agobiado por el descenso a Segunda.
En Nervión no caló, regresó al Madrid y allí, Rambo se vio cara a cara con el Sargento de Hierro: Fabio Capello. Y le sentenció rápidamente. “Petkovic no tiene calidad suficiente para jugar en el Madrid y se lo he dicho”,
fue la ‘ejecución’ pública del italiano. Las broncas que le echaba en
la vieja Ciudad Deportiva eran conocidas por todos. Para colmo, en un
partido contra la Sampdoria (de Karembeu, ojo) le arreó un puñetazo a
Pesaresi en el camino a vestuarios. Al Madrid le costó colocarlo, porque
ganaba 80 millones de pesetas de la época (unos 450.000 euros actuales).
Acabó en el Racing en el mercado invernal. En el
equipo cántabro, por entonces merodeando la Copa de la UEFA, fue titular
pero decidieron no quedárselo aunque tenían una opción de compra tras
finalizar la 96-97 por 300 millones de pesetas (1,8 millones de euros).
Normal, se enemistó con Marcos Alonso por irse a Serbia a casarse el mismo día que se jugaba un Deportivo-Racing de Liga.
Un giro inesperado.
Al final la historia de Petkovic en España terminó y
empezó su vida en un país inesperado para un balcánico, Brasil. En 1997
empezó en el Vitória al lado de Bebeto, pasó brevemente por Italia en
el Venezia (otro desastre) y acabó en Flamengo. Ahí es donde arranca el Petkovic ídolo. O Pét, fue el apodo que se ganó por sus lanzamientos de falta y goles de clase. Le hicieron canciones, vistió el 10 de Zico, ganó dos Brasileiraos… Un ídolo, en suma.
Se acabaría recorriendo Brasil de punta a punta
(Vasco, Fluminense, Santos, Atlético Mineiro…), ganó una Liga en China
con el Shanghai Shenhua que le quitaron porque su equipo había comprado a árbitros
y hasta vivió el exotismo en el Al-Ittihad saudí. Pero cómo rechazar el
Pan de Azúcar. Regresó a Rio de Janeiro para sacarse el título de
entrenador y para poner sus huellas en el Paseo de la Fama de Maracaná y
convertirse, como es hoy día, en cónsul honorario de Serbia en Brasil.
Y de Maracaná, a Marakaná. Hace unos años, el Estrella Roja le
homenajeó en el estadio de Belgrado que tiene el mismo nombre que el
templo del fútbol brasileño. El cierre del círculo para el Rambo Petkovic estrellado, y para la estrella O Pét.
Ahora, Petkovic ha sido nombrado director de fútbol del Vitoria
como parte de un plan de cambio en la estructura deportiva del que fue
su primer club brasileño. El ex del Real Madrid será el máximo
responsable de la confección del equipo después de los fracasos del
cuadro brasileño en la Copa de Brasil y en la Copa del Nordeste, que han
provocado la dimisión del técnico Argel Fucks.
TITULO: LOS TOROS LA SER - FERRERA VUELVE A HACERSE ADMIRAR,.
LOS TOROS LA SER ,.
Los toros es un programa radiofónico que dirige el periodista especializado Manuel Molés en la Cadena SER. Desde abril de 2015 se emite los lunes de madrugada tras ser sustituido de su horario habitual de emisión de los domingos por el programa Contigo dentro. Contó con la colaboración de Antonio Chenel Antoñete, fallecido en Madrid el 22 de octubre de 2011, siendo uno de los espacios más antiguos del panorama radiofónico nacional ya que continúa emitiéndose de manera ininterrumpida desde 1982.
Es un espacio taurino a modo de repaso informativo semanal. Consta de tertulias, entrevistas con los personajes de actualidad y crónicas de los eventos taurinos más destacados de la jornada., etc.
FERRERA VUELVE A HACERSE ADMIRAR,.
Ferrera vuelve a hacerse admirar,.
Siete días después de su épica faena al victorino más fiero de la semana, el extremeño firma con dos Moisés Fraile un soberbio toreo a cámara lenta,.
Los dos primeros toros de El Pilar se soltaron de salida, los dos blandearon en varas mínimas y los dos consumieron un sinfín de tiempos muertos en banderillas. Juan José Padilla y Antonio Ferrera intercambiaron palos en los dos turnos. El toro de Padilla tardeó; el de Ferrera, cortó por las dos manos. Los dos tercios fueron un lastre. Antes de cobrar una buena estocada, Padilla abusó de los tiempos muertos en una primera faena machacona y repleta de pausas. Ferrera se emperró en sujetar al segundo, que de partida salió de naja hacia toriles. El empeño fue notable. Los logros, también. Consentido, en tablas y en querencia, el toro acabó tomando engaño, dejó de soltarse y hasta repitió al cabo de una faena de particular paciencia y no poca ciencia. Una tanda enganchada por el hocico fue la prueba del buen gobierno. Y una estocada, muestra del oficio de Ferrera con la espada. El paseo y los dos primeros toros se comieron casi una hora de función. Esta iba a ser la más larga de la feria: tres horas, tres. Pero no se adivinaba entonces y tardó bastante en saberse que el tren traía demora.El tercero, colorado ojo de perdiz, alto de agujas, sacudido y estrecho, descolgó y planeó antes y después de varas. Dulce el son pero no empalagoso. Sobresaliente el tranco del toro. Y su fijeza. López Simón toreó despacio en el saludo a la verónica. Lances encajados, de buenos brazos. No hubo ni que catar al toro, sino estirarse en el mismo comienzo. Así fue. No convinieron los cortes entre tandas, las transiciones tan enojosas. En ellas se fue diluyendo poco a poco una faena ortodoxa y convencional, firme y fría. Frágil el toro, pero tocaba enfadarse. No pasó con la espada el torero de Barajas.
Estocada inapelable
Muy hermoso el cuarto, retinto y chorreado, el mejor rematado de los
seis, y siete contando el sobrero, que en talla y porte sacó a todos
ventaja. El toro se empleó en el caballo, hizo hilo con Padilla pero sin
aire pegajoso y consintió otro tercio de banderillas moroso. Padilla no
ahorró gastos. Tres pares. En los medios casi entero un trasteo de
desigual composición: un molinete de rodillas, dos péndulos, algún
despacioso muletazo y, en la misma boca de riego, una estocada
inapelable. Un detalle mayor.Saltó el quinto. Hechuras muy parecidas a las del buen tercero. Corretón de salida hasta tomar los vuelos del capote de Ferrera, que, luego de una revolera de saludo -rarísima suerte-, se templó en una larga gavilla de verónicas, de suavidad formidable y calma nada común. La media fue de firma. Se arrancó la banda. No le habían tocado en toda la feria la música a nadie de capa. Sin música, por lo demás, Ferrera hizo lo que acostumbra: quitar del caballo al toro, como los clásicos olvidados, y hacerlo con tafalleras y los medios faroles en bucle del Calesero, y rematar con larga perfecta. Pareció que Ferrera, sintiendo el aire del toro, dudó en tomar los palos. Los tomó. Decisión cara. Un primer par reunido de poder a poder con volatín en la cara antes de clavar, un segundo cuarteado y perseguido y un tercero fatal porque el toro se rompió la mano derecha al llegar.
Faena de arte y ensayo
La presidencia cambió el tercio, protestó mucha gente y el propio
presidente cambió de criterio. El sobrero a escena. De nombre,
‘Guajiro’, siempre fiable en la ganadería. Reata muy premiada. También
al sobrero lo paró con lances cadenciosos Ferrera y dejó banderillear a
Montoliu hijo. Aunque el toro no tenía más fuerza que la imprescindible
para sostenerse y atender a reclamo con fijeza y son, Ferrera decidió
torearlo a placer, midiendo el compasito de cada embestida, sin obligar
ni desplazar. Al ralentí. Ni de salón se puede torear tan despacio ni
tan reunido. Ni con tanta ambición. En solo siete días Ferrera pasó en
Sevilla de torear a modo el toro más fiero de la feria -el cuarto de
Victorino- a dibujar con pulso increíble una faena de arte y ensayo, de
poso irreprochable, abandonada de los músicos pero coreada por la
mayoría. Se le había roto a Ferrera como un jarrón o u juguete. Este
sobrero fue la compensación. Pero esperó a Ferrera con la cara alta en
dos ataques en la suerte contraria y casi lo hiere en la estocada última
Un varetazo en la mandíbula, otro en el cuello. Tardó el toro en
doblar, dos avisos. La ovación recogida en los medios fue clamorosa.Dieron las nueve y diez de la tarde noche. López Simón consumió los veinte minutos que faltaban para las tres horas. Un toro alto y afilado, que estuvo a punto de derrumbarse pero aguantó mal que bien una faena justificatoria. No entró la espada. Salió cansada la gente.
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